{"id":6389,"date":"2018-11-23T00:42:39","date_gmt":"2018-11-23T00:42:39","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=6389"},"modified":"2019-01-01T20:01:12","modified_gmt":"2019-01-01T20:01:12","slug":"temer-a-las-redes-sociales-por-javier-benegas","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/11\/23\/temer-a-las-redes-sociales-por-javier-benegas\/","title":{"rendered":"Temer a las redes sociales? – por Javier Benegas"},"content":{"rendered":"
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Hasta hace poco, las redes sociales eran consideradas como el s\u00edmbolo de la expansi\u00f3n de la democracia a trav\u00e9s de la tecnolog\u00eda<\/strong>. Su capacidad de propagar las ideas incluso en lugares donde imperaba una fuerte censura, ayud\u00f3 a que fueran percibidas como los nuevos grandes campeones de la libertad.<\/ins><\/p>\n All\u00ed donde la opresi\u00f3n y las dictaduras hab\u00edan mantenido un f\u00e9rreo control sobre la informaci\u00f3n, estas nuevas herramientas de \u201cmicroblogging<\/strong>\u201d burlaban todas las restricciones. Incluso, cuando los gobiernos totalitarios cerraban el acceso a la Red, los activistas cruzaban las fronteras con ellas, usando servidores y redes de comunicaciones de los pa\u00edses lim\u00edtrofes que penetraban, invisibles, en territorio \u201cenemigo\u201d.<\/p>\n La viral campa\u00f1a presidencial de Barack Obama<\/strong>, con el famoso \u201cYes We Can\u201d, las llamadas \u201cprimaveras \u00e1rabes<\/strong>\u201d, la crisis de Ucrania<\/strong>\u2026 infinidad de acontecimientos pudieron ser monitorizados, compartidos y animados de forma global y en tiempo real mediante las redes sociales. Entonces, eran la democracia hecha carne de bits viajando a la velocidad de la luz, el todopoderoso ariete tecnol\u00f3gico ante cuyo apabullante y benefactor empuje nada pod\u00edan hacer los malvados.<\/p>\n Pero, de pronto, esta triunfante percepci\u00f3n se desmoron\u00f3. En su lugar empez\u00f3 a imponerse la idea de que las redes sociales eran, en realidad, el peor enemigo de la democracia. Poco a poco, se estableci\u00f3 una aparente simetr\u00eda entre la estupidizaci\u00f3n de las sociedades occidentales<\/strong> y el creciente uso de las redes sociales. Los pol\u00edticos, polit\u00f3logos y expertos lanzaron la voz de alarma: Twitter<\/strong> y Facebook<\/strong> no estaban facilitando el acceso al debate, a la informaci\u00f3n y al conocimiento sino al contrario: propagaban al odio, promov\u00edan el sectarismo y exacerbaban la ignorancia. En definitiva, estaban poniendo en grave peligro la estabilidad pol\u00edtica y psicol\u00f3gica de las sociedades occidentales.<\/p>\n \u00bfC\u00f3mo si no explicar que un personaje estrafalario y tan poco presentable como Donald Trump<\/strong> terminara siendo el 45.\u00b0 presidente de los Estados Unidos con pr\u00e1cticamente toda la gran prensa en contra, incluida la Fox, que s\u00f3lo apoy\u00f3 a Trump cuando no qued\u00f3 en pie otro candidato republicano? \u00bfC\u00f3mo si no explicar que los brit\u00e1nicos decidieran precipitarse en el abismo del Brexit<\/strong> pese a las incesantes llamadas a la prudencia de los grandes medios? \u00bfO c\u00f3mo si no explicar la emergencia del populismo de extrema derecha<\/strong>, no s\u00f3lo en la antigua Europa del este sino en pa\u00edses como Austria, Suecia e incluso Alemania, pese a que los mass media<\/em> clamaran al cielo?<\/p>\n Las redes sociales tienen la culpa, deben tenerla\u2026 Y deben tenerla porque de lo contrario habr\u00eda que reconocer la existencia de una crisis mucho m\u00e1s profunda e inquietante, tal vez la emergencia de un Leviat\u00e1n de cuya existencia ning\u00fan analista, experto o pol\u00edtico hab\u00eda siquiera tenido noticia hasta ahora.<\/p>\n As\u00ed, culpar a las redes sociales de nuestros males ser\u00eda el viejo subterfugio del enemigo exterior al que tan dados son los gobiernos y las \u00e9lites cuando les alcanza la alargada sombra de los errores cometidos a lo largo del tiempo.<\/p>\n Podr\u00e1n gustarnos m\u00e1s o menos, pero las redes sociales no son la causa de la aparente enajenaci\u00f3n que invade a Occidente. Son si acaso el espejo o, por ser m\u00e1s tecnol\u00f3gicos, el sensor de temperatura que nos advierte de que el motor puede gripar. Sin embargo, insistir en que son el Armaged\u00f3n, apoy\u00e1ndonos en nuestra percepci\u00f3n personal, lo \u00fanico que pone en evidencia son nuestras propias preferencias cuando las utilizamos. Porque las redes te muestran aquello que quieres ver. Esa es la esencia de su naturaleza\u2026 y su algoritmo.<\/p>\n La red propone contenidos en funci\u00f3n del historial de elecciones del usuario. Es la din\u00e1mica de nicho de Internet, pero perfeccionada. Si a un usuario le molestan determinados contendidos puede ignorarlos y \u201cforzar\u201d a la red social, mediante sus h\u00e1bitos de navegaci\u00f3n, a proporcionarle contenidos diferentes. Yo, por ejemplo, tomo de Twitter aquello que quiero, especialmente enlaces a lecturas que me resultan interesantes. Para ello, sigo a las personas indicadas. Pero tambi\u00e9n puedo meterme de hoz y coz en un debate o, incluso, en una discusi\u00f3n\u2026 pero porque yo quiero.<\/p>\n Las redes sociales no nos embrutecen. Nos embrutecemos nosotros porque as\u00ed lo decidimos. Y si nos embrutecemos voluntariamente en las redes es porque tambi\u00e9n nos embrutecemos voluntariamente fuera de ellas<\/strong>. \u00bfO qu\u00e9 esper\u00e1bamos? \u00bfQue quien no ha le\u00eddo un libro en su vida, se aficione a la lectura gracias a los infinitos enlaces de contenidos interesantes que Twitter propaga? \u00bfQu\u00e9 el maleducado, el grosero, el pat\u00e1n se transforme en un gentleman<\/em> gracias a las lecciones de diplomacia y educaci\u00f3n que muchos usuarios imparten todos los d\u00edas mediante su ejemplaridad? \u00bfO que el ciudadano medio se erija por la gracias de Twitter o Facebook en Pericles?<\/p>\n Tras la cr\u00edtica a las redes sociales se esconde una visi\u00f3n hegeliana o, en su defecto, la pretendida alienaci\u00f3n del individuo. No en vano, es la izquierda \u201cilustrada\u201d, la que antes ensalzaba a las redes sociales, la que m\u00e1s sue\u00f1a ahora con imponer un control administrativo o la corregulaci\u00f3n<\/strong> (ese concepto envenenado) para eliminar cualquier arista que pueda pinchar la burbuja del mundo feliz en la que pretenden envolvernos.<\/p>\n Es la progres\u00eda transnacional, donde hoy confluyen desde conservadores, pasando por liberales, hasta izquierdistas, la que lleva tiempo forzando a los gestores de las redes sociales a imponer sesgos moralizantes<\/strong> que convierten sus algoritmos en r\u00e9plicas de HAL9000<\/strong>, el desquiciado ordenador de 2001: Odisea en el espacio<\/em>, atrapado entre la cartesiana moral humanista de su creador y las instrucciones sobrevenidas que anteponen el \u00e9xito de la misi\u00f3n a cualquier otra consideraci\u00f3n.<\/p>\n Con todo, lo peor es que muchos que no comparten este moralismo parecen estar de acuerdo en que a las redes hay que regularlas de manera espec\u00edfica, como si las leyes que ya existen no constituyeran un arsenal suficiente para castigar los mismos delitos de siempre. Resulta parad\u00f3jico que quienes nos previenen del gregarismo e ignorancia de las redes act\u00faen a su vez de manera tan gregaria y palurda.<\/p>\n Que algo m\u00e1s all\u00e1 de las redes sociales no va bien nos lo dicen las propias referencias temporales. Facebook fue creada en 2004, por Mark Zuckerberg, y Twitter en 2006, por Jack Dorsey. Desde la perspectiva del historiador, ni siquiera fueron inventadas ayer, sino que se estar\u00edan creando ahora. 14 y 12 a\u00f1os no es margen para que el mundo se vuelva del rev\u00e9s<\/strong>. Una transformaci\u00f3n de esta magnitud y celeridad s\u00f3lo podr\u00eda ser producto de una guerra casi apocal\u00edptica o, cuando menos, de una dimensi\u00f3n similar a las dos guerras mundiales. Y, aun as\u00ed, para que la transformaci\u00f3n sociol\u00f3gica se constatara, ser\u00eda necesario que trascurrieran a\u00f1os de posguerra. Por lo tanto, la crisis en la que parecen sumirse muchas democracias tiene razones m\u00e1s profundas, complejas y, por supuesto, lejanas en el tiempo<\/strong>.<\/p>\n Sea como fuere, las redes sociales est\u00e1n provocando una alarma parecida a la que en su d\u00eda provocaron la invenci\u00f3n de la imprenta, los diarios, la radio y la televisi\u00f3n. Todos estos ingenios tambi\u00e9n significaron en su momento una amenaza para el orden social. Pero, en el caso de las redes sociales, hay una peculiaridad muy molesta: cualquiera puede replicar al poder y llegar a todas partes.<\/p>\n Sin embargo, que la gente corriente desaf\u00ede el orden establecido mediante las redes sociales no deber\u00eda preocupar a las \u00e9lites, porque sus grandes medios de comunicaci\u00f3n y sus grandes gobiernos son ya, con diferencia, los agentes m\u00e1s activos y potentes de todos cuantos propagan enlaces y consignas. Ellos son, a fecha de hoy, los principales nodos de la crispaci\u00f3n y el sectarismo<\/strong>, los propagadores de la visi\u00f3n de un mundo dividido entre buenos y malos que nos vuelve irreconciliables.<\/p>\nDe h\u00e9roes a villanos<\/h2>\n
Eres lo que eres<\/h2>\n
Los cr\u00edticos gregarios<\/h2>\n
Algo no van bien<\/h2>\n