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Hace dos meses Donald Trump<\/strong> propuso para presidir el Tribunal Supremo a Brett Kavanaugh<\/strong>, un juez de 53 a\u00f1os que actualmente ejerce en el Tribunal de Apelaci\u00f3n del Distrito de Columbia. Hasta aqu\u00ed todo correcto. Kavanaugh re\u00fane los requisitos para el cargo: es juez en ejercicio, tiene suficiente experiencia y una hoja de servicios sin tacha.<\/ins><\/p>\n En estas estaban cuando, a principios de septiembre, la revista New Yorker avanz\u00f3 una exclusiva en la que una mujer, Christine Blasey Ford<\/strong>, acusaba a Kavanaugh de haber abusado de ella cuando ambos eran estudiantes en un instituto de Georgetown, es decir, hace casi 40 a\u00f1os<\/strong>, 36 para ser exactos. No hay m\u00e1s pruebas que la declaraci\u00f3n de esta mujer, pero el caso ha desatado una tormenta en Washington que ha ido recrudeci\u00e9ndose conforme pasaban los d\u00edas.<\/p>\n El jueves pasado una comisi\u00f3n del Senado llam\u00f3 a la parte acusadora a testificar y explicar su caso en sede parlamentaria. Kavanaugh tambi\u00e9n lo hizo por petici\u00f3n propia. La comparecencia, que no ten\u00eda valor de juicio porque el Senado carece de la capacidad de juzgar<\/strong>, termin\u00f3 en una chaparr\u00f3n de acusaciones mutuas. Kavanaugh defendi\u00f3 en vano su inocencia. El caso ya estaba juzgado y la condena era firme.<\/p>\n Pero no adelantemos acontecimientos, en este caso hay mucha m\u00e1s tela que cortar. La historia de Brett Kavanaugh es de estas de ver y no creer. Por dos razones. La primera es que hay muchos motivos para atacar a un candidato a presidir el Supremo, pero todos tienen que estar justificados. Si Kavanaugh hubiese cometido un delito se le puede acusar, pero siempre poniendo las pertinente pruebas sobre la mesa y que un juez dirima.<\/p>\n La segunda es que roza lo psicotr\u00f3pico que un asunto privado entre dos adolescentes que ocurri\u00f3 en 1982, se haya adue\u00f1ado de la agenda informativa del pa\u00eds m\u00e1s importante del mundo. Porque todo lo que est\u00e1 ocurriendo es por algo que sucedi\u00f3 hace 36 a\u00f1os, y por ahora todo lo que tenemos es una acusaci\u00f3n de parte sin una sola prueba de por medio<\/strong>.<\/p>\n Tampoco es que sepamos mucho del asunto en s\u00ed. hasta ahora todo lo que sabemos es que en 1982, durante una fiesta juvenil con alumnos de la Georgetown Preparatory School, Brett Kavanaugh, que ten\u00eda entonces 17 a\u00f1os, arrincon\u00f3 a Christine Blasey Ford en un cuarto, la tir\u00f3 sobre una cama, la intent\u00f3 desnudar y ella se zaf\u00f3 y consigui\u00f3 escapar de la habitaci\u00f3n. Eso es todo. De ser cierto no pasar\u00eda de constituir una falta, una travesura de adolescentes. Censurable, sin duda, pero comprensible dentro de aquel contexto: estudiantes de secundaria hasta arriba de alcohol durante una fiesta.<\/p>\n De haber denunciado entonces, el hoy juez Kavanaugh se habr\u00eda visto en un serio problema. Probablemente le habr\u00edan expulsado de la escuela o quiz\u00e1 algo peor dependiendo de lo estricto que sea ese instituto con estas cosas.<\/p>\n Pero Ford no denunci\u00f3 cuando ten\u00eda que hacerlo<\/strong>. Simplemente dej\u00f3 pasar el abuso. Porque, si sucedi\u00f3, aquello fue eso mismo, un abuso, no una violaci\u00f3n. Insisto en esto porque si denominamos violaci\u00f3n a todo, \u00bfc\u00f3mo llamaremos entonces a las verdaderas violaciones en las que existe violencia, penetraci\u00f3n, ultraje y da\u00f1os psicol\u00f3gicos muchas veces irreparables? Creo que se est\u00e1 banalizando un t\u00e9rmino que, por lo dem\u00e1s, delimita un delito muy grave<\/strong> que debe ser castigado con dureza por las leyes.<\/p>\n Ya sea un abuso o una violaci\u00f3n, para que una acusaci\u00f3n de esta naturaleza se substancie en una condena el acusador debe probarlo antes ante un tribunal. Eso hasta el momento no ha sucedido. Entonces, \u00bfpor qu\u00e9 el Partido Dem\u00f3crata se ha metido en este berenjenal tan absurdo, tan en algunos puntos surrealista?<\/p>\n Me parece correcto que se opongan al candidato de Trump para presidir el Supremo. Entra dentro de la l\u00f3gica pol\u00edtica. Pero hay otras maneras de hacerlo. Pueden decir, por ejemplo, que no est\u00e1n de acuerdo con la filosof\u00eda jur\u00eddica de este hombre. Si quieren ir un poco m\u00e1s lejos pueden tambi\u00e9n someter su historial a un escrutinio exhaustivo y si encuentran algo anormal sacarlo a la luz.<\/p>\n Kavanaugh ha hecho una carrera muy exitosa. Aparte de juez en el Tribunal de Apelaciones fue secretario de la oficina de Staff de la Casa Blanca durante tres a\u00f1os en tiempos de George W Bush<\/strong>. Como juez ha llevado casos importantes, algunos muy medi\u00e1ticos. Podr\u00edan meter el dedo ah\u00ed y hurgar, es posible que si son h\u00e1biles saquen algo. Si no lo sacan qu\u00e9 le vamos a hacer, no hay caso, a veces se gana y otras se pierde.<\/p>\n Lo que no es de recibo es empezar una campa\u00f1a de puro asesinato civil<\/strong> por una cuesti\u00f3n pol\u00edtica. En las dos \u00faltimas semanas, y a ra\u00edz de la acusaci\u00f3n de Christine Blasey Ford, le han llamado de todo. Han dicho, por ejemplo, que durante una vista Kavanaugh mostr\u00f3 una insignia del White Power. Sin aportar prueba alguna, claro.<\/p>\n Han dicho tambi\u00e9n que se neg\u00f3 a estrechar la mano de un hombre de raza negra, padre de uno de los estudiantes asesinados en Parkland. No fue exactamente as\u00ed si se mira el v\u00eddeo del acto. Los escoltas del juez le apartaron al ver que aquel hombre se acercaba repentinamente<\/strong>. Se trataba de una persona desconocida que bien podr\u00eda ir armado y la seguridad aplic\u00f3 el protocolo.<\/p>\n Le han acusado de perjurio aportando un interrogatorio de 2004 que fue debidamente recortado para sustentar la acusaci\u00f3n. A modo de guinda le est\u00e1n acusando de otros abusos sexuales. Uno de una tal Deborah Ram\u00edrez<\/strong> con la que coincidi\u00f3 en Yale y a quien, al parecer, le mostr\u00f3 el miembro viril durante una fiesta\u2026 en el curso 1983-1984. Otro de una mujer llamada Julie Swetnick<\/strong>, que le acusa de practicar violaciones en grupo en sus a\u00f1os de estudiante. Ninguna de las dos ha aportado pruebas.<\/p>\n Como vemos, lo que le han montado a Kavanaugh es propiamente un circo por no decir un aquelarre que no sabemos muy bien como va a terminar. En la audiencia del viernes ante la comisi\u00f3n del Senado poco se avanz\u00f3 porque una comisi\u00f3n no es un tribunal. A pesar de eso, fue seguida por medio mundo en directo, pero lo de menos era la comisi\u00f3n en s\u00ed. Los medios lo calificaron de \u201ctormenta\u201d. Daba igual, el veredicto ya hab\u00eda sido emitido<\/strong>: el juez es culpable sin posibilidad de apelaci\u00f3n.<\/p>\n Esto es lo m\u00e1s triste de todo. La carga de la prueba<\/strong> ha quedado definitivamente invertida en todo lo relativo a abusos sexuales. Se ha consagrado el principio de que las mujeres no pueden mentir. Pero ese principio es falaz. Las mujeres mienten como todos los seres humanos sin importar su sexo, raza o condici\u00f3n social. La mentira forma parte de nuestra naturaleza.<\/p>\n Hace un a\u00f1o el movimiento #MeToo ped\u00eda justicia. Est\u00e1 bien que la demandase pero lo m\u00e1s caprichoso de todo es que, a causa de sus excesos, est\u00e1n consiguiendo lo contrario. Esto de dar por buena cualquier acusaci\u00f3n, lejos de apoyar a las mujeres est\u00e1 perjudicando a las que de verdad han sido v\u00edctimas de un asalto y, naturalmente, a los hombres acusados falsamente<\/strong> que tienen madres, parejas, hermanas e hijas.<\/p>\n No ser\u00eda extra\u00f1o que al final nadie terminase creyendo nada y esto acabase como el cuento del lobo<\/strong>. M\u00e1s a\u00fan cuando vemos como una buena causa como es denunciar los abusos sexuales se emplea de modo torticero para que un partido lo emplee pol\u00edticamente. Esta es la verdadera tormenta Kavanaugh y no lo que ocurri\u00f3 en el Senado.<\/p>\n