{"id":5908,"date":"2018-09-27T00:30:52","date_gmt":"2018-09-27T00:30:52","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=5908"},"modified":"2018-09-27T00:30:52","modified_gmt":"2018-09-27T00:30:52","slug":"quien-no-es-putin","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/09\/27\/quien-no-es-putin\/","title":{"rendered":"Quien no es Putin?"},"content":{"rendered":"
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El fantasma de un maligno Vladimir Putin se ha extendido y ha socavado el pensamiento estadounidense sobre Rusia durante al menos una d\u00e9cada. Henry Kissinger merece reconocimiento por haber advertido<\/a> contra esta imagen tan distorsionada del l\u00edder ruso desde el a\u00f1o 2000, aunque quiz\u00e1s s\u00f3lo haya sido entre pol\u00edticos prominentes estadounidenses: “La demonizaci\u00f3n de Vladimir Putin no es una pol\u00edtica. Es una excusa para no tener una”<\/strong>.<\/p>\n Pero Kissinger tambi\u00e9n estaba equivocado. Washington ha elaborado muchas pol\u00edticas fuertemente influenciadas por la demonizaci\u00f3n de Putin<\/em><\/strong>;<\/em> un vilipendio personal que supera con creces cualquier otro que se haya aplicado a los l\u00edderes comunistas durante los \u00faltimos d\u00edas de la Rusia sovi\u00e9tica. Esas pol\u00edticas se extendieron desde las crecientes quejas a principios de la d\u00e9cada del 2000 hasta guerras indirectas entre EE.UU. y Rusia en Georgia, Ucrania, Siria y, finalmente, incluso en el interior del pa\u00eds, con las acusaciones del Russiagate<\/em><\/strong>. De hecho, los responsables pol\u00edticos adoptaron un planteamiento anterior del difunto senador John McCain<\/a> como parte integrante de una nueva y m\u00e1s peligrosa Guerra Fr\u00eda:<\/p>\n “Putin [es] un imperialista ruso no reconstruido y un apparatchik<\/em> de la KGB… Su mundo es un lugar brutal y c\u00ednico… Debemos evitar que la oscuridad del mundo del Sr. Putin se extienda sobre la humanidad”.<\/p><\/blockquote>\n Los principales medios de comunicaci\u00f3n han desempe\u00f1ado un papel importante en esta demonizaci\u00f3n. De manera nada at\u00edpica, el editor de la p\u00e1gina editorial del<\/a> Washington Post<\/a><\/em> escribi\u00f3<\/a>:<\/p>\n “A Putin le gusta hacer que los cuerpos brinquen… Gobernar a trav\u00e9s del miedo es algo sovi\u00e9tico, pero en este caso no hay ideolog\u00eda, s\u00f3lo una mezcla nociva de engrandecimiento personal, xenofobia, homofobia y antiamericanismo primitivo”.<\/p><\/blockquote>\n En la actualidad, publicaciones y escritores de renombre se degradan rutinariamente<\/em> al competir para denigrar “la flacidez musculosa” del “peque\u00f1o demonio gris llamado Vladimir Putin<\/a>“. Hay cientos de estos ejemplos, si no m\u00e1s, a lo largo de muchos a\u00f1os. Vilipendiar al l\u00edder de Rusia se ha convertido en un canon en la narrativa ortodoxa estadounidense de la nueva Guerra Fr\u00eda.<\/p>\n Como con todas las instituciones, la demonizaci\u00f3n de Putin tiene su propia historia. Cuando apareci\u00f3 por primera vez en la escena mundial como sucesor designado por Boris Yeltsin, en 1999-2000, Putin fue recibido por destacados representantes del establishment<\/em> pol\u00edtico-medi\u00e1tico estadounidense. El corresponsal en jefe del<\/a> New York Times<\/a><\/em> en Mosc\u00fa<\/a> y otros verificadores informaron que el nuevo l\u00edder de Rusia ten\u00eda un “compromiso emocional para construir una democracia fuerte”. Dos a\u00f1os despu\u00e9s, el presidente George W. Bush alab\u00f3 su cumbre con Putin<\/a> y “el comienzo de una relaci\u00f3n muy constructiva”.<\/p>\n Pero la narrativa amigable hacia Putin pronto se convirti\u00f3 en un implacable ataque contra \u00e9l. En 2004<\/strong>, el columnista del Times<\/em> Nicholas Kristof explic\u00f3 inadvertidamente el porqu\u00e9, al menos parcialmente. Kristof se quej\u00f3 amargamente<\/a> de haber sido “enga\u00f1ado por el Sr. Putin. \u00c9l no es una versi\u00f3n sobria de Boris Yeltsin”. En 2006, un editor del Wall Street Journal<\/em> que expresaba la opini\u00f3n reformada del establishment<\/em>, declar\u00f3<\/a> que “es hora de que empecemos a pensar en la Rusia de Vladimir Putin como un enemigo de los Estados Unidos”<\/strong>. El resto, como dicen, es historia.<\/p>\n \u00bfQui\u00e9n ha sido realmente Putin durante sus muchos a\u00f1os en el poder? Es posible que tengamos que dejar esta gran y compleja cuesti\u00f3n a los futuros historiadores, cuando dispongamos de materiales para un estudio biogr\u00e1fico completo, es decir, memorias, documentos de archivo, y otros. Aun as\u00ed, a los lectores les sorprender\u00eda saber que los propios historiadores, intelectuales pol\u00edticos y periodistas de Rusia ya discuten p\u00fablicamente y difieren considerablemente en cuanto a las “ventajas y desventajas” del liderazgo de Putin. (Mi propia evaluaci\u00f3n est\u00e1 m\u00e1s o menos en el t\u00e9rmino medio.)<\/p>\n En Estados Unidos y en otras partes de Occidente, sin embargo, s\u00f3lo se contabilizan supuestos “pormenores” en el vilipendio extremo, o el anticulto, contra Putin. Se ha desinformado sustancialmente<\/em> sobre muchos \u00e9stos y est\u00e1n basados en fuentes altamente selectivas o no verificadas, as\u00ed como motivados por agravios pol\u00edticos<\/em>, incluyendo los de varios oligarcas de la era Yeltsin y sus agentes en Occidente.<\/p>\n Si identificamos y examinamos, aunque sea brevemente, los “pormenores” principales que sustentan la demonizaci\u00f3n de Putin, podemos entender al menos qui\u00e9n no es<\/em> \u00e9l<\/em><\/strong>:<\/p>\n Putin no es el hombre que, tras llegar al poder en 2000, “desdemocratiz\u00f3” la democracia rusa<\/strong> establecida por el presidente Boris Yeltsin en los a\u00f1os 90 y restaur\u00f3 un sistema similar al ” totalitarismo ” sovi\u00e9tico. La democratizaci\u00f3n comenz\u00f3 y se desarroll\u00f3 en la Rusia sovi\u00e9tica bajo el \u00faltimo l\u00edder sovi\u00e9tico, Mijail Gorbachov<\/strong>, en los a\u00f1os 1987 a 1991.<\/p>\n En repetidas ocasiones, Yeltsin infligi\u00f3 golpes graves, posiblemente mortales, a ese hist\u00f3rico experimento ruso. Entre otras cosas, al utilizar tanques, en octubre de 1993, para destruir el parlamento libremente elegido de Rusia y con \u00e9l todo el orden constitucional que hab\u00eda hecho presidente a Yeltsin: al librar dos guerras sangrientas contra la peque\u00f1a provincia separatista de Chechenia. Al permitir que un peque\u00f1o grupo de oligarcas conectados con el Kremlin saqueara los bienes m\u00e1s ricos de Rusia y contribuyera a hundir a dos tercios de su pueblo en la pobreza y la miseria, incluidas las otrora grandes y profesionalizadas clases medias sovi\u00e9ticas. Al ama\u00f1ar su propia reelecci\u00f3n en 1996. Y al promulgar una constituci\u00f3n “superpresidencial”, a expensas del poder legislativo y judicial, pero en beneficio de su sucesor. Puede que Putin haya promovido esta desdemocratizaci\u00f3n de los a\u00f1os 90 de Yeltsin, pero no la inici\u00f3.<\/p>\n – Putin tampoco se convirti\u00f3 entonces en un zar o en un “aut\u00f3crata” al estilo sovi\u00e9tico<\/strong>, lo que significa un d\u00e9spota con poder absoluto para convertir su voluntad en pol\u00edtica. El \u00faltimo l\u00edder del Kremlin con ese tipo de poder fue Stalin<\/strong>, que muri\u00f3 en 1953, y con \u00e9l su terror generalizado de 20 a\u00f1os de duraci\u00f3n. Debido a una creciente rutina burocr\u00e1tica del sistema pol\u00edtico-administrativo, cada l\u00edder sovi\u00e9tico sucesivo ten\u00eda menos poder personal que su predecesor<\/em>. Puede que Putin tenga m\u00e1s, pero si realmente fuera un aut\u00f3crata de “sangre fr\u00eda y despiadado”, “el peor dictador del planeta”, no habr\u00edan aparecido decenas de miles de manifestantes en repetidas ocasiones en las calles de Mosc\u00fa, a veces con autorizaci\u00f3n oficial. Ni se emitir\u00edan sus protestas (y arrestos selectivos) en la televisi\u00f3n estatal.<\/p>\n Los polit\u00f3logos coinciden en gran medida en que Putin ha sido un l\u00edder “autoritario suave” que gobierna un sistema que tiene componentes autoritarios y democr\u00e1ticos heredados del pasado<\/strong>. No est\u00e1n de acuerdo en c\u00f3mo especificar, definir y equilibrar estos elementos, pero la mayor\u00eda tambi\u00e9n estar\u00eda de acuerdo en gran medida con una breve publicaci\u00f3n en Facebook, el 7 de septiembre de 2018, del eminente diplom\u00e1tico-especialista Jack Matlock:<\/p>\n “Putin… no es el dictador absoluto que algunos han imaginado. Su poder parece estar basado en equilibrar varias redes de patrocinio, algunas de las cuales siguen siendo criminales. Por lo tanto, no puede admitir p\u00fablicamente que [los actos criminales] ocurrieron sin su aprobaci\u00f3n, ya que esto indicar\u00eda que no est\u00e1 completamente a cargo”.<\/p><\/blockquote>\n – Putin no es un l\u00edder del Kremlin que “venera a Stalin<\/a>” y cuya “Rusia es una sombra vand\u00e1lica de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica de Stalin<\/a>“<\/strong>. Estas afirmaciones son tan descabelladas e ignorantes respecto al r\u00e9gimen de terror de Stalin, a Putin y a Rusia en la actualidad, que apenas merecen ser comentadas. La Rusia de Stalin estaba a menudo tan cerca de la falta de libertad como se podr\u00eda imaginar<\/strong>. En la Rusia de hoy, aparte de las diferentes libertades pol\u00edticas, la mayor\u00eda de los ciudadanos son m\u00e1s libres que nunca para vivir, estudiar, trabajar, escribir, hablar y viajar<\/em>. (Cuando los demonizadores vocacionales como David Kramer<\/a> alegan una “espantosa situaci\u00f3n en materia de derechos humanos en la Rusia de Putin”, se les deber\u00eda preguntar: \u00bfEn comparaci\u00f3n a qu\u00e9 \u00e9poca de la historia rusa, o a qu\u00e9 otro lugar del mundo de hoy en d\u00eda?<\/em>)<\/p>\n Putin entiende claramente que millones de rusos tienen y a menudo expresan sentimientos proestalinistas. Sin embargo, su papel<\/strong> en estas controversias que a\u00fan persisten sobre la reputaci\u00f3n hist\u00f3rica del d\u00e9spota ha sido, de una manera sin precedentes, el de un l\u00edder antiestalinista<\/strong>. Como una breve ilustraci\u00f3n, si Putin venerara la memoria de Stalin, \u00bfpor qu\u00e9 su apoyo personal hizo posible que finalmente se erigieran dos monumentos (el excelente Museo Estatal de Historia del Gulag y el muy evocador “Muro de la Aflicci\u00f3n”) que conmemoran a las millones de v\u00edctimas de este tirano, ambos en el centro de Mosc\u00fa? Este \u00faltimo monumento conmemorativo fue propuesto por primera vez por el entonces l\u00edder del Kremlin Nikita Jruschov, en 1961. No se construy\u00f3 bajo ninguno de sus sucesores -hasta Putin, en 2017.<\/p>\n – Putin tampoco cre\u00f3 el “sistema econ\u00f3mico cleptocr\u00e1tico” de la Rusia postsovi\u00e9tica, con su corrupci\u00f3n olig\u00e1rquica y dem\u00e1s corrupci\u00f3n generalizada<\/strong>. Esto tambi\u00e9n tom\u00f3 forma bajo Yeltsin durante los esquemas de “privatizaci\u00f3n” de la terapia de choque del Kremlin de los a\u00f1os 90, cuando surgieron realmente los “estafadores y ladrones” que siguen siendo denunciados por la oposici\u00f3n de hoy en d\u00eda.<\/p>\n Putin ha adoptado una serie de pol\u00edticas “anticorrupci\u00f3n” a lo largo de los a\u00f1os<\/strong>. El \u00e9xito que han tenido es objeto de un debate leg\u00edtimo. Al igual que el poder que ha tenido para frenar completamente a los oligarcas de Yeltsin y a los suyos, y lo sincero que ha sido. Pero marcar a Putin como “cleptocr\u00e1tico<\/a>” tampoco tiene contexto y es poco m\u00e1s que una demonizaci\u00f3n apenas informada.<\/p>\n Un libro acad\u00e9mico reciente<\/a> encuentra, por ejemplo, que si bien pueden ser “corruptos”, Putin “y el equipo econ\u00f3mico tecnocr\u00e1tico liberal del que depende tambi\u00e9n han administrado h\u00e1bilmente la fortuna econ\u00f3mica de Rusia<\/em>“. Un ex director del FMI<\/a> ha ido m\u00e1s lejos, al concluir que el actual equipo econ\u00f3mico de Putin no “tolera la corrupci\u00f3n” y que “Rusia ocupa ahora el puesto 35 de 190 en la clasificaci\u00f3n “Doing Business” del Banco Mundial<\/strong>. Ocupaba el puesto 124 en 2010″.<\/p>\n Visto en t\u00e9rminos humanos, cuando Putin lleg\u00f3 al poder en el 2000, alrededor del 75 por ciento de los rusos viv\u00edan en la pobreza<\/em>. La mayor\u00eda hab\u00eda perdido incluso los legados m\u00e1s modestos de la era sovi\u00e9tica: sus ahorros de toda la vida, sus prestaciones m\u00e9dicas y otras prestaciones sociales, sus salarios reales, sus pensiones, sus ocupaciones y, en el caso de los hombres, su esperanza de vida, que hab\u00eda ca\u00eddo muy por debajo de los 60 a\u00f1os de edad. En s\u00f3lo unos pocos a\u00f1os, el “clept\u00f3crata” Putin hab\u00eda movilizado suficiente riqueza para deshacer y revertir esas cat\u00e1strofes humanas y poner miles de millones de d\u00f3lares en fondos de emergencia<\/strong> que protegieron a la naci\u00f3n en los diferentes tiempos dif\u00edciles que se avecinaban. Nosotros podemos juzgar este logro hist\u00f3rico como queramos, pero es por eso que muchos rusos todav\u00eda llaman a Putin “Vladimir el Salvador”.<\/p>\n – Lo que nos lleva a la acusaci\u00f3n m\u00e1s siniestra contra \u00e9l: Putin, entrenado como “un mat\u00f3n de la KGB”, ordena regularmente el asesinato de periodistas inc\u00f3modos y enemigos personales, como un “jefe de Estado de la mafia”.<\/strong> Este deber\u00eda ser el axioma demonizador m\u00e1s f\u00e1cil de descartar, porque no hay evidencia real, o apenas l\u00f3gica, que lo apoye.<\/em> Y sin embargo, es omnipresente. Los redactores y columnistas del Times<\/em> (y no s\u00f3lo ellos) caracterizan a Putin como un “mat\u00f3n” y a sus pol\u00edticas como “de mat\u00f3n” tan a menudo -a veces subiendo el tono a “mat\u00f3n autocr\u00e1tico<\/a>“- que la pr\u00e1ctica puede ser especificada en alg\u00fan manual interno. No es de extra\u00f1ar que tantos pol\u00edticos tambi\u00e9n la practiquen de manera rutinaria, como lo hizo recientemente el senador Ben Sasse<\/a>:<\/p>\n “Deber\u00edamos decirle al pueblo estadounidense y al mundo que sabemos que Vladimir Putin es un mat\u00f3n. Es un ex agente de la KGB que es un asesino”.<\/p><\/blockquote>\n Pocos l\u00edderes del mundo moderno han sido tan malinterpretados, o de forma tan regular. Sasse no “sabe” realmente nada de esto. \u00c9l y los dem\u00e1s lo beben de resmas de influyentes relatos de los medios de comunicaci\u00f3n que acusan plenamente a Putin mientras entierran un “pero” anulador con respecto a las pruebas reales. As\u00ed hace otro columnista del Times<\/em><\/a>: “Me doy cuenta de que esta evidencia es s\u00f3lo circunstancial y carece de pruebas. Pero es uno de los muchos patrones sospechosos”.<\/strong> Esto tambi\u00e9n es un “patr\u00f3n” period\u00edstico cuando es Putin el involucrado.<\/p>\n Dejando de lado a otros l\u00edderes mundiales con carreras previas menores o mayores en los servicios de inteligencia, los a\u00f1os de Putin como oficial de inteligencia de la KGB en la entonces Alemania Oriental fueron claramente formativos. Muchos a\u00f1os despu\u00e9s, a la edad de 65 a\u00f1os, todav\u00eda habla de ellos con orgullo. Independientemente de lo que contribuyera esa experiencia, hizo de Putin un ruso europeizado, un parlante fluido del alem\u00e1n y un l\u00edder pol\u00edtico con una notable y demostrada capacidad para retener y analizar con frialdad una amplia gama de informaci\u00f3n.<\/strong> (Lea o vea algunas de sus largas entrevistas.) No es un mal rasgo de liderazgo en tiempos muy dif\u00edciles.<\/p>\n Adem\u00e1s, ning\u00fan bi\u00f3grafo serio tratar\u00eda s\u00f3lo un periodo de la larga carrera p\u00fablica de un sujeto como definitivo,<\/strong> como lo hacen los demonizadores de Putin. \u00bfPor qu\u00e9 no en el per\u00edodo posterior a su salida de la KGB en 1991, cuando se desempe\u00f1\u00f3 como diputado del alcalde de San Petersburgo, entonces considerado uno de los dos o tres l\u00edderes m\u00e1s democr\u00e1ticos de Rusia? \u00bfO los a\u00f1os inmediatamente posteriores en Mosc\u00fa, donde vio de primera mano el alcance total de la corrupci\u00f3n de la era Yeltsin? \u00bfO sus a\u00f1os posteriores, cuando a\u00fan era relativamente joven, como presidente?<\/p>\n En cuanto a ser un “asesino” de periodistas y otros “enemigos”, la lista ha crecido hasta llegar a decenas de rusos que murieron, en su pa\u00eds o en el extranjero, por causas infames o naturales, todas ellas atribuidas reflexivamente a Putin<\/em>. Nuestra sagrada tradici\u00f3n es que la carga de la prueba recae en los acusadores. Los acusadores de Putin no han provisto ninguna;<\/strong> s\u00f3lo suposiciones, insinuaciones y declaraciones mal traducidas por Putin sobre el destino de los “traidores”. Los dos casos que establecieron firmemente esta pr\u00e1ctica difamatoria fueron los de la periodista de investigaci\u00f3n Anna Politkovskaya,<\/strong> que fue asesinada a tiros en Mosc\u00fa en 2006, y Alexander Litvinenko, un oscuro y antiguo desertor de la KGB<\/strong> vinculado a los oligarcas de la era Yeltsin, que muri\u00f3 en Londres en 2006 por envenenamiento por radiaci\u00f3n.<\/p>\n Ni una pizca de pruebas reales apunta a Putin en ninguno de los dos casos.<\/strong> El editor del peri\u00f3dico de Politkovskaya, la devota independiente Novaya Gazeta<\/em>, sigue creyendo que su asesinato fue ordenado por funcionarios chechenos, cuyos abusos de derechos humanos estaba investigando. En cuanto a Litvinenko, a pesar de las fren\u00e9ticas afirmaciones de los medios de comunicaci\u00f3n y de una “audiencia” similar a una farsa que suger\u00eda que Putin era “probablemente” responsable, todav\u00eda no hay pruebas concluyentes sobre si el envenenamiento de Litvinenko fue intencional o accidental. La misma escasez de pruebas se aplica a muchos casos posteriores, en particular el del asesinato del pol\u00edtico de la oposici\u00f3n Boris Nemtsov,<\/strong> “[lejos] de la vista del Kremlin”, en 2015.<\/p>\n En cuanto a los periodistas rusos, hay, sin embargo, una estad\u00edstica significativa y pasada por alto. Seg\u00fan el Comit\u00e9 Estadounidense para la Protecci\u00f3n de Periodistas, hasta 2012, 77 hab\u00edan sido asesinados; 41 durante los a\u00f1os de Yeltsin, 36 bajo Putin. En 2018, el total era de 82; 41 bajo Yeltsin, el mismo bajo Putin. Esto sugiere fuertemente que el a\u00fan parcialmente corrupto sistema econ\u00f3mico postsovi\u00e9tico, no Yeltsin ni Putin personalmente, condujo al asesinato de tantos periodistas despu\u00e9s de 1991, la mayor\u00eda de ellos reporteros de investigaci\u00f3n.<\/strong> La ex esposa de un periodista que se cree que fue envenenado concluye lo mismo<\/a>:<\/p>\n “Muchos analistas occidentales atribuyen la responsabilidad de estos cr\u00edmenes a Putin. Pero la causa es m\u00e1s probable que sea el sistema de responsabilidad mutua y la cultura de impunidad que comenz\u00f3 a formarse antes de Putin, a finales de la d\u00e9cada de 1990”.<\/p><\/blockquote>\n – M\u00e1s recientemente, hay otra alegaci\u00f3n m\u00e1s: Putin es un fascista y supremacista blanco.<\/strong> Al parecer, la acusaci\u00f3n la hacen principalmente personas que desean desviar la atenci\u00f3n del papel que desempe\u00f1an los neonazis en la Ucrania respaldada por los Estados Unidos. No cabe duda de que Putin la considera como una difamaci\u00f3n maliciosa; y de hecho en la superficie es, para decirlo de modo excesivamente cort\u00e9s, totalmente desinformada<\/em>. \u00bfDe qu\u00e9 otra manera explicar las solemnes advertencias del senador Ron Wyden<\/a>, en una audiencia del 1 de noviembre de 2017, sobre “la actual direcci\u00f3n fascista de Rusia”? Un joven erudito desmantel\u00f3 recientemente<\/a> la casi inexplicable propuesta de esta tesis de un profesor de la Universidad de Yale. Mi propio enfoque es compatible, aunque diferente.<\/p>\n Sean cuales sean los defectos de Putin, la acusaci\u00f3n “fascista” es absurda.<\/em><\/strong> Nada en sus declaraciones durante casi 20 a\u00f1os en el poder se asemeja al fascismo, cuya creencia central es un culto a la sangre basado en la afirmaci\u00f3n de la superioridad de una etnia sobre todas las dem\u00e1s. Como jefe de un vasto estado multi\u00e9tnico, que abarca decenas de grupos diversos con una amplia gama de colores de piel, tales declaraciones o actos relacionados de Putin ser\u00edan inconcebibles, si no es que suicidios pol\u00edticos.<\/strong> Es por eso que hace un llamamiento interminable a la armon\u00eda en “toda nuestra naci\u00f3n multi\u00e9tnica<\/a>” con su “cultura multi\u00e9tnica”, como lo hizo una vez m\u00e1s en su discurso de reinauguraci\u00f3n en 2018.<\/p>\n Rusia tiene, por supuesto, pensadores y activistas de la supremac\u00eda blanca y fascista, aunque muchos han sido encarcelados. Pero un movimiento fascista de masas es poco factible en un pa\u00eds donde tantos millones de personas murieron en la guerra contra la Alemania nazi<\/em>, una guerra que afect\u00f3 directamente a Putin y que claramente dej\u00f3 una marca formativa en \u00e9l. Aunque naci\u00f3 despu\u00e9s de la guerra, su madre y su padre apenas sobrevivieron a las heridas y enfermedades casi mortales, su hermano mayor muri\u00f3 en el largo asedio alem\u00e1n de Leningrado, y varios de sus t\u00edos perecieron. S\u00f3lo las personas que nunca han sufrido una experiencia as\u00ed, o que son incapaces de imaginarla, pueden conjurar a un Putin fascista.<\/p>\n Hay otro hecho indicativo, f\u00e1cilmente comprensible. Ning\u00fan rastro de antisemitismo es evidente en Putin.<\/strong> Poco notado aqu\u00ed, pero ampliamente reportado tanto en Rusia como en Israel, la vida de los jud\u00edos rusos es<\/strong> mejor bajo Putin<\/strong> que nunca en la larga historia de ese pa\u00eds<\/a>.<\/p>\n – Finalmente, al menos por ahora, est\u00e1 la acusaci\u00f3n de demonizaci\u00f3n ramificada de que, como l\u00edder de la pol\u00edtica exterior, Putin ha sido excesivamente “agresivo” en el extranjero. En el mejor de los casos, se trata de una afirmaci\u00f3n que depende “del cristal con que se mira”<\/em>,<\/strong> y medio ciega. En el peor de los casos, justifica lo que incluso un ministro de Asuntos Exteriores alem\u00e1n calific\u00f3 de “belicismo” de Occidente contra Rusia<\/a>.<\/p>\n En los tres casos ampliamente citados como ejemplos de la “agresi\u00f3n” de Putin, las pruebas, citadas durante mucho tiempo por m\u00ed y por muchos otros, apuntan a instigaciones dirigidas por Estados Unidos, principalmente en el proceso de expansi\u00f3n de la alianza militar de la OTAN desde finales de la d\u00e9cada de 1990, desde Alemania hasta las fronteras de Rusia en la actualidad. La guerra ruso-estadounidense en Georgia en 2008 fue iniciada por el presidente de ese pa\u00eds, respaldado por Estados Unidos, a quien se hab\u00eda alentado a aspirar a ingresar en la OTAN. La crisis de 2014 y la subsiguiente guerra por delegaci\u00f3n en Ucrania fueron el resultado de un esfuerzo de larga data para incorporar a ese pa\u00eds a la OTAN, a pesar de la civilizaci\u00f3n compartida de las grandes regiones con Rusia. Y la intervenci\u00f3n militar de Putin en Siria en 2015 se realiz\u00f3 en base a una premisa v\u00e1lida: o bien quedar\u00eda el presidente sirio Assad en Damasco o el terrorista Estado isl\u00e1mico; y en base a la negativa del presidente Barack Obama de unirse a Rusia en una alianza anti-ISIS. Como resultado de esta historia, Putin es visto a menudo en Rusia como un l\u00edder tard\u00edamente reactivo en el extranjero, y no como un l\u00edder suficientemente “agresivo”.<\/strong><\/p>\n Impl\u00edcitos en el axioma “Putin es agresivo” hay otros dos.<\/strong> Uno es que Putin es un l\u00edder neosovi\u00e9tico que busca restaurar la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica a expensas de los vecinos de Rusia.<\/em><\/strong> Obsesivamente se le cita de modo equivocado como si hubiera dicho en 2005: “El colapso de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica fue la mayor cat\u00e1strofe geopol\u00edtica del siglo XX”, aparentemente por encima de dos guerras mundiales. Lo que en realidad dijo fue “una gran cat\u00e1strofe geopol\u00edtica del siglo XX”, como lo fue para la mayor\u00eda de los rusos.<\/p>\n Aunque a menudo critica al sistema sovi\u00e9tico y a sus dos l\u00edderes formativos, Lenin y Stalin, Putin, como la mayor\u00eda de su generaci\u00f3n, naturalmente sigue siendo en parte una persona sovi\u00e9tica. Pero lo que dijo en 2010<\/a> refleja su perspectiva real y la de muchos otros rusos: “Aquellos que no lamentan el colapso de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica no tienen coraz\u00f3n, y aquellos que s\u00ed lo lamentan no tienen cerebro.”<\/strong><\/em><\/p>\n El otro subaxioma falaz es que Putin siempre ha sido “antioccidental”, espec\u00edficamente “antiestadounidense”, ha “siempre visto a Estados Unidos” con “<\/strong>sospechas ardientes<\/strong><\/a>“.<\/strong> Una simple lectura de sus a\u00f1os en el poder nos dice lo contrario.<\/em> Putin, un ruso occidentalizado, lleg\u00f3 a la presidencia en el a\u00f1o 2000 en la tradici\u00f3n a\u00fan vigente de Gorbachov y Yeltsin, con la esperanza de una “amistad y asociaci\u00f3n estrat\u00e9gicas” con Estados Unidos. De ah\u00ed su abundante ayuda, despu\u00e9s del 11 de septiembre, a la guerra de Estados Unidos en Afganist\u00e1n.<\/strong> Eso explica su plena asociaci\u00f3n en los clubes de los principales l\u00edderes de EE.UU. y Europa, hasta que crey\u00f3 que Rusia no ser\u00eda tratada como un igual y que la OTAN se hab\u00eda acercado demasiado a sus fronteras.<\/p>\n Teniendo en cuenta todo lo que ha sucedido durante las \u00faltimas dos d\u00e9cadas -especialmente lo que Putin y otros l\u00edderes rusos perciben que ha sucedido- ser\u00eda notable que sus puntos de vista sobre Occidente, especialmente sobre Estados Unidos, no hubieran cambiado. Como dijo en 2018: “Todos cambiamos<\/a>“. Algunos a\u00f1os antes, Putin admiti\u00f3 de manera notable que inicialmente ten\u00eda “ilusiones” sobre la pol\u00edtica exterior, sin especificar cu\u00e1les. Quiz\u00e1s se refer\u00eda a esto<\/a>, pronunciado a finales de 2017:<\/p>\n “Nuestro error m\u00e1s grave en las relaciones con Occidente es que confiamos demasiado en ustedes. Y su error es que tomaron esa confianza como debilidad y abusaron de ella”.<\/strong><\/p><\/blockquote>\n Si mi refutaci\u00f3n de los axiomas de la demonizaci\u00f3n de Putin es v\u00e1lida, \u00bfd\u00f3nde nos deja eso? Ciertamente, no con una apolog\u00eda de Putin, sino con la pregunta: “\u00bfQui\u00e9n es Putin?”<\/strong> A los rusos les gusta decir: “Que la historia le juzgue”, pero dados los peligros de la nueva Guerra Fr\u00eda, no podemos esperar.<\/em><\/p>\n Al menos podemos empezar con algunas verdades hist\u00f3ricas.<\/strong> En el a\u00f1o 2000, un hombre joven y poco experimentado se convirti\u00f3 en el l\u00edder de un vasto Estado que se hab\u00eda desintegrado precipitadamente, o “colapsado”, dos veces en el siglo XX -en 1917 y de nuevo en 1991- con consecuencias desastrosas para su pueblo. Y en ambos casos, hab\u00eda perdido su “soberan\u00eda” y, por lo tanto, su seguridad de manera fundamental.<\/p>\n Estos han sido temas recurrentes en las palabras y acciones de Putin. Son el punto de partida para su comprensi\u00f3n. Nadie puede dudar de que ya es el “estadista” m\u00e1s significativo del siglo XXI, aunque esa palabra rara vez, o nunca, se le aplica en Estados Unidos.<\/strong> \u00bfY qu\u00e9 significa “significativo”? Incluso sin los pseudopuntos en contra antes mencionados, una evaluaci\u00f3n equilibrada incluir\u00e1 los puntos v\u00e1lidos.<\/p>\n Por ejemplo, en casa, \u00bfera necesario fortalecer y expandir la “vertical” del Kremlin por todo el resto del pa\u00eds para volver a unir a Rusia? \u00bfNo deber\u00eda haberse dado la misma prioridad al experimento hist\u00f3rico con la democracia? En el extranjero, \u00bfno hab\u00eda alternativas a la anexi\u00f3n de Crimea, incluso teniendo en cuenta las amenazas percibidas? \u00bfY el liderazgo de Putin no hizo realmente nada para despertar los temores en los peque\u00f1os pa\u00edses de Europa del Este que han sido v\u00edctimas durante siglos de Rusia? Estas son s\u00f3lo algunas de las preguntas que podr\u00edan dar resultados negativos junto con las ventajas merecidas de Putin.<\/em><\/p>\n