{"id":5700,"date":"2018-09-16T23:47:44","date_gmt":"2018-09-16T23:47:44","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=5700"},"modified":"2018-09-16T23:47:44","modified_gmt":"2018-09-16T23:47:44","slug":"brexit-caos-e-improvisacion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/09\/16\/brexit-caos-e-improvisacion\/","title":{"rendered":"Brexit: Caos e improvisaci\u00f3n"},"content":{"rendered":"

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El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney<\/strong>, advirti\u00f3 a Theresa May<\/strong> la semana pasada que si la salida de la Uni\u00f3n Europea se produce sin acuerdo la econom\u00eda brit\u00e1nica lo pagar\u00e1 muy caro. El desempleo se pondr\u00eda en los dos d\u00edgitos, la Bolsa caer\u00eda plomo y todo el tejido econ\u00f3mico brit\u00e1nico se ver\u00eda afectado. Una suerte de colapso como el de 2008 pero centrado en el Reino Unido, que es quien correr\u00e1 con el grueso de la factura de divorcio.<\/p>\n

<\/ins>Que Carney se haya visto obligado a bajar del Olimpo para recordar a May lo extremo de la situaci\u00f3n permite hacernos una idea de hasta qu\u00e9 punto reina en el 10 de Downing street la incertidumbre y el caos. A nueve meses de la salida formal, que se producir\u00e1 a finales de marzo, la negociaci\u00f3n contin\u00faa, pero sin avances visibles<\/strong>.<\/p>\n

Es previsible que antes del salto al vac\u00edo May se termine plegando a las condiciones que Michel Barnier<\/strong>, el negociador comunitario, le puso sobre la mesa hace ya un a\u00f1o y que, en la pr\u00e1ctica, supondr\u00edan un Brexit blando<\/strong>. Este extremo complace a muchos en Westminster, pero a otros les enerva. No invocaron este pandemonio para terminar casi como empezaron o incluso un poco peor.<\/p>\n

Cabe la posibilidad de repetir el refer\u00e9ndum, pero conforme pasan los meses se hace m\u00e1s remota<\/strong>. Por ahora no les queda otra que seguir negociando de buena fe. Si el Reino Unido se va por las buenas es posible que dentro de unos a\u00f1os, cuando hayan amainado las pasiones que condujeron al refer\u00e9ndum de 2016, vuelva por donde se fue.<\/p>\n

La cuesti\u00f3n esencial es que, aunque han pasado ya m\u00e1s de dos a\u00f1os de aquello, el propio partido conservador no tiene muy claro en qu\u00e9 consiste el Brexit y, mucho menos, c\u00f3mo implementarlo. El gabinete May simplemente no sabe negociar. Han tenido que cambiar al negociador jefe sobre la marcha y su desconocimiento de las infinitas singularidades de la pol\u00edtica comercial es asombroso, impropio de los gobernantes de una de las principales econom\u00edas del globo.<\/p>\n

Del Gobierno para abajo entre los partidarios del Brexit reina la complacencia a pesar de que la econom\u00eda ya empieza a acusar el golpe en t\u00e9rminos de empresas que abandonan el pa\u00eds y, sobre todo, de nuevas inversiones. Los contrarios a la salida, que a\u00fan siguen en estado de shock, no han sabido hasta la fecha c\u00f3mo articular su mensaje ni a trav\u00e9s de qu\u00e9 partido canalizarlo. Porque el Brexit, a diferencia de otros asuntos, es algo transversal, hay partidarios y detractores en todas las fuerzas pol\u00edticas.<\/p>\n

Para desatascar la situaci\u00f3n May anunci\u00f3 en julio el llamado Libro Blanco, un plan de desconexi\u00f3n ordenada con el Mercado \u00danico<\/strong> y las instituciones comunitarias. La propuesta incluye un \u00e1rea de libre comercio para bienes y mantenerse en algunas agencias reguladoras. Junto a ello May contemplaba que el Reino Unido disponga de soberan\u00eda para fijar sus propios aranceles externos.<\/p>\n

El Libro Blanco puede sonar bien en Londres, no as\u00ed en Bruselas. Barnier ha recordado por activa y por pasiva que las cuatro libertades del Mercado \u00danico (libre circulaci\u00f3n de bienes, personas, servicios y capitales) no se pueden separar. O se toman todas o se rechazan todas<\/strong>. No hay t\u00e9rminos intermedios. O se est\u00e1 fuera o se est\u00e1 dentro. Noruega, por ejemplo, que no pertenece a la UE, no s\u00f3lo est\u00e1 en el Mercado \u00danico, sino que tambi\u00e9n forma parte del \u00e1rea Schengen<\/strong>, cosa que el Reino Unido no.<\/p>\n

Algo tan elemental no lo hab\u00edan previsto. No se puede escoger a la carta porque si se pudiese muchos har\u00edan lo mismo y el edificio se vendr\u00eda abajo, m\u00e1s a\u00fan en estos tiempos de euroescepticismo<\/strong> y crisis del proyecto europeo, al menos tal y como fue concebido hace cuatro d\u00e9cadas.<\/p>\n

El principal socio comercial del Reino Unido es de lejos la Uni\u00f3n Europea. Con que se endureciesen levemente los procedimientos aduaneros la econom\u00eda brit\u00e1nica encajar\u00eda un golpe tremendo. Eso por no entrar en el problema interno que les causar\u00eda en Escocia y, especialmente, en Irlanda. En esta \u00faltima tendr\u00edan que cerrar la frontera entre el Ulster y el sur incumpliendo de este modo el acuerdo de Viernes Santo<\/strong>, suscrito hace ya 20 a\u00f1os y que liquidaba las fronteras entre las dos Irlandas.<\/p>\n

Son tantos los escollos que tiene que sortear el Ejecutivo de May que de una manera u otra tendr\u00e1 que ceder<\/strong>, mal que le pese a buena parte de su partido y a ciertos medios, que siguen bombardeando con la idea de que la separaci\u00f3n debe ser total e inapelable. Arguyen que ese fue el mandato popular en el refer\u00e9ndum. Lo cierto es que fue un simple plebiscito consultivo que Cameron primero y May despu\u00e9s convirtieron en vinculante<\/strong> sin plantearse que el resultado era ajustad\u00edsimo.<\/p>\n

Era un salto sin red y todos lo sab\u00edan<\/strong>. No hab\u00eda manera sencilla de hincarle el diente porque nunca se hab\u00eda hecho nada igual, y porque las relaciones de la UE con sus Estados miembros son m\u00e1s profundas de lo que a primeras se nos antoja. Tras sesenta a\u00f1os de integraci\u00f3n la econom\u00eda y la legislaci\u00f3n de los pa\u00edses que forman parte de la UE est\u00e1n tan imbricadas como las escamas de un pez.<\/p>\n

A\u00fan en el mejor de los casos, en el improbable de que la UE aceptase el Libro Blanco de May, la relaci\u00f3n entre el Reino Unido y sus ex socios comunitarios ser\u00eda similar a la que \u00e9stos tienen con Turqu\u00eda. Habr\u00eda m\u00e1s o menos libre comercio de bienes, pero no de servicios y personas<\/strong>. Los brit\u00e1nicos no podr\u00edan decir ni p\u00edo en la regulaci\u00f3n. Se la dar\u00edan hecha y tendr\u00edan que cumplirla sin rechistar como hacen los turcos.<\/p>\n

Esto tendr\u00eda un impacto extra en la econom\u00eda brit\u00e1nica en tanto que demanda mucha mano de obra europea de la que ya no se podr\u00eda servir tan f\u00e1cilmente. \u00cddem con el mercado financiero. Londres, hoy la primera plaza burs\u00e1til europea, podr\u00eda incluso dejar de serlo<\/strong> si la incertidumbre legal y regulatoria se extiende durante muchos a\u00f1os.<\/p>\n

Seg\u00fan el Department for Exiting the European Union (Departamento para la salida de la UE) y el National Statistics Office (Oficina Nacional de Estad\u00edstica) una salida desordenada terminar\u00e1 costando 8 puntos de PIB y m\u00e1s de dos millones de empleos<\/strong>. No estamos hablando de consultoras externas con agenda propia, sino de cifras del propio Gobierno.<\/p>\n

A la UE, adem\u00e1s, le interesa un Brexit duro y doloroso. Los Gobiernos de Francia y Alemania quieren escarmentar a los esc\u00e9pticos en la cabeza de todos los brit\u00e1nicos, hacer del Brexit algo ejemplarizante<\/strong> que mate dos p\u00e1jaros de un tiro. Por un lado que ciegue esa v\u00eda para quien pensase ensayarla en el futuro y, por otro, que acabe con el creciente descr\u00e9dito de las instituciones europeas a causa de su asfixiante burocracia y su falta de representatividad.<\/p>\n

Es pol\u00edtica no lo olvidemos y en pol\u00edtica, como en la matanza del cerdo, todo se aprovecha.<\/p>\n

Fernando D\u00edaz Villanueva,