{"id":4367,"date":"2018-08-01T19:26:23","date_gmt":"2018-08-01T19:26:23","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=4367"},"modified":"2018-08-01T19:26:23","modified_gmt":"2018-08-01T19:26:23","slug":"grandes-potencias-entre-guerras-comerciales-y-guerras-militares","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/08\/01\/grandes-potencias-entre-guerras-comerciales-y-guerras-militares\/","title":{"rendered":"Grandes potencias: entre guerras comerciales y guerras militares"},"content":{"rendered":"
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En los a\u00f1os recientes Estados Unidos se encuentra en una fase en la que se ha quedado debilitado su anteriormente indiscutible rol hegem\u00f3nico en el mundo.<\/strong><\/p>\n Estados Unidos se encuentra atravesando por una fase en la que su capacidad para determinar la manera en que se estructura y funciona la econom\u00eda global \u2014junto con su respectivo sistema interestatal\u2014 es, en t\u00e9rminos absolutos, mucho menor que aquella que lleg\u00f3 a gozar durante el cuarto de siglo en el que era indiscutible su rol hegem\u00f3nico. En general, este proceso en cuesti\u00f3n no es propio de la historia estadounidense, ni mucho menos. A lo largo de los \u00faltimos cinco siglos, de manera regular en lapsos de tiempo que van desde los cien hasta los doscientos a\u00f1os, en promedio, el sistema internacional y sus estructuras de poder, de producci\u00f3n y de consumo se han encontrado bajo el amparo de una potencia hegem\u00f3nica determinada.<\/p>\n El lento y tortuoso camino de decadencia que recorre Estados Unidos, en este sentido, no es, por ning\u00fan motivo, el resultado evidente de la llegada a la presidencia de un individuo como Donald J. Trump, y mucho menos es el s\u00edntoma de una serie de decisiones y pol\u00edticas p\u00fablicas mal planeadas o implementadas, contrarias, en todo caso, a las tendencias que dictan las din\u00e1micas pol\u00edticas, militares, financieras, comerciales, etc., contempor\u00e1neas. Partir de este supuesto, es decir, de la premisa de que Estados Unidos se encuentra en declive o minando su propia posici\u00f3n dominante en el sistema mundial a partir de las decisiones de una administraci\u00f3n p\u00fablica federal que se percibe como hostil al avance natural del progreso de la sociedad, invisibiliza por completo toda una historia de ciclos seculares y din\u00e1micas globales como los hasta aqu\u00ed referidos.<\/p>\n Antes bien, si Estados Unidos se encuentra en ca\u00edda libre se debe, en primer lugar, a que las condiciones que posibilitaron, en su origen, su propia emergencia como potencia hegem\u00f3nica son, al mismo tiempo, las causas de que no sea capaz de mantenerse en el ejercicio de tal rol. Y es que, en efecto, fungir en la estructura global como el actor hegem\u00f3nico de la misma implica que \u00e9ste tenga la potencia para sostener un material monopolio del poder geopol\u00edtico, y con ello, poner a trabajar para s\u00ed una serie de din\u00e1micas pol\u00edticas, culturales, militares y econ\u00f3micas que, al mismo tiempo que lo privilegian, socaven la capacidad de sus aliados y de sus contrincantes de fortalecerse lo suficiente como minar su hegemon\u00eda o disput\u00e1rsela en lo inmediato.<\/p>\n Estados Unidos, en esta l\u00ednea de ideas, al igual que sus hom\u00f3logos en siglos pasados, al poner en marcha una serie de directrices para mantener en funcionamiento las ventajas econ\u00f3micas que le permiten subordinar a otras econom\u00edas alrededor del mundo, procura restringir el fortalecimiento de sus propios aliados con la finalidad de mantenerse por encima de ellos. Sin embargo, debido a que el funcionamiento de esas ventajas depende del acceso a mercados<\/a>, es necesario contar con aliados lo suficientemente grandes y robustos como para sacar provecho de ellos \u2014y al mismo tiempo, para mantener a raya a sus adversarios. La cuesti\u00f3n es, no obstante, que ese equilibrio entre fortalecer y minar el crecimiento de aliados y enemigos no es f\u00e1cil de mantener durante lapsos de tiempo muy prolongados, y a la larga, la necesidad de proteger las ventajas sobre las cuales se cimienta la hegemon\u00eda termina por debilitarlas. Y lo mismo ocurre con los otros rubros, tanto el del despliegue de las potencialidades pol\u00edticas (convencimiento y represi\u00f3n) como de las militares.<\/p>\n Es en este marco de ideas que se vuelve preciso observar la actual disputa que sostiene Estados Unidos con China, por un lado; y las directrices que a nivel interno se est\u00e1n tomando por parte de la administraci\u00f3n del presidente Donald Trump. De entrada, partiendo del reconocimiento de que ese supuesto proteccionismo econ\u00f3mico, del cual se le acusa con tanta facilidad desde los mainstreammedia,<\/em> lejos de ejercerse como una pol\u00edtica de autodebilitamiento de la econom\u00eda estadounidense, se enmarca en la necesidad de debilitar a las capacidades de producci\u00f3n y las necesidades de consumo chinas, por un lado; y europeas, por el otro. Y es que, aunque China es el actor que m\u00e1s claro se ve que le est\u00e1 disputando su posici\u00f3n hegem\u00f3nica a Estados Unidos, China est\u00e1 compitiendo, tambi\u00e9n, con la Uni\u00f3n Europea por el derecho a la sucesi\u00f3n. De tal suerte que, para Estados Unidos, la posibilidad de frenar a China no depende \u00fanicamente de su afrenta directa con el gigante de As\u00eda, sino, tambi\u00e9n, de contener a Europa, el mercado que hoy por hoy est\u00e1 siendo colonizado por la actividad comercial y financiera china a mayor velocidad y profundidad que en otras regiones del mundo.<\/p>\n La cuesti\u00f3n es, no obstante, que el proteccionismo, las guerras comerciales y las pol\u00edticas econ\u00f3micas (tan a menudo denominadas hoy en d\u00eda como populismo, de derecha y\/o de izquierda), no son los \u00fanicos caminos que una potencia hegem\u00f3nica en decadencia tiene para hacer frente a su propio declive. Uno de los recursos m\u00e1s socorridos, hist\u00f3ricamente, siempre ha sido el del fortalecimiento militar: no es gratuito ni azaroso que la fase de la sucesi\u00f3n en el ciclo de vida del hegem\u00f3n siempre se d\u00e9 por intermediaci\u00f3n y s\u00f3lo despu\u00e9s de librarse un conflicto b\u00e9lico mayor (la Guerra de Reforma, las Guerras Napole\u00f3nicas, la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial). Si ello ocurre as\u00ed es porque las tensiones que se desarrollan en el plano de los despliegues militares de una y otra parte ya son tan profundas y extendidas como insostenibles, y ellas mismas se rompen.<\/p>\n Estados Unidos bajo la administraci\u00f3n Trump, por supuesto \u2014y muy a pesar de que sus cr\u00edticos y detractores no dejan de acusar que sus decisiones en la materia son contrar\u00edas a las doctrinas, los valores y las directrices m\u00e1s sagradas de la pol\u00edtica exterior y la pol\u00edtica militar estadounidense de los \u00faltimos cuarenta a\u00f1os\u2014, no son una excepci\u00f3n a esta regla. Y lo cierto es, antes bien, que de hecho las acciones que en el plano militar se est\u00e1n llevando a cabo van desde un endurecimiento, fortalecimiento y profundizaci\u00f3n de las implementadas bajo la presidencia de Barack Obama<\/a>, hasta una amplia correcci\u00f3n de aquellas que en los dos cuatrienios pasados s\u00ed implicaban un debilitamiento de la posici\u00f3n estadounidense en el mundo.<\/p>\n En particular, aqu\u00ed no debe dejar de observarse que el teatro de operaciones es, hoy m\u00e1s que nunca, Oriente Medio. Y la realidad es que no es para menos: es aqu\u00ed en donde China se encuentra apostando sus m\u00e1s grandes proyectos de crecimiento en el mediano y en el largo plazo; en particular, en lo que respecta a la obtenci\u00f3n de recursos energ\u00e9ticos y minerales estrat\u00e9gicos tanto de Oriente Medio como de \u00c1frica y el Asia Central, por un lado; y su acceso y colonizaci\u00f3n de los mercados europeos, por el otro. Adem\u00e1s, no debe perderse de vista que algunos de los aliados m\u00e1s importantes para el sostenimiento de esta din\u00e1mica los encuentra China en Estados como Rusia e Ir\u00e1n, dos actores que, desde la d\u00e9cada de los a\u00f1os setenta, el Consejero de Seguridad Nacional del presidente estadounidense James Carter, Zbigniew Kazimierz Brzezinski<\/a>, ya consideraba la mayor amenaza global \u2014en alianza con China e India\u2014 a la hegemon\u00eda de Estados Unidos en el siglo XXI.<\/p>\n \u200b\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Irak, Afganist\u00e1n, Yemen y Siria son, por supuesto, los principales escenarios de la confrontaci\u00f3n \u2014m\u00e1s el \u00faltimo que los otros tres. Sin embargo, no son los \u00fanicos, y el ejemplo m\u00e1s claro de ello lo ofrecen, desde poco antes de 2010,el Sahara Occidental, T\u00fanez, Egipto, Libia, Argelia, Om\u00e1n, Bahr\u00e9in y Jordania. Cada conflicto en cada una de estas sociedades, por supuesto, responde a causas espec\u00edficas y tiene determinaciones propias. No obstante, algunas constantes compartidas son los recursos naturales, energ\u00e9ticos y minerales <\/a>estrat\u00e9gicos<\/a>\u00a0con los que cuentan \u2014necesarios para el dominio de las industrias cient\u00edficas-tecnol\u00f3gicas que guiar\u00e1n el desarrollo del capitalismo en los a\u00f1os venideros\u2014; el posicionamiento de China en sus econom\u00edas (junto con el acaparamiento de esos recursos), el impacto que los conflictos en ambas regiones (Norte de \u00c1frica y Oriente Medio) tienen en el desarrollo de la Uni\u00f3n Europea, y, la correlaci\u00f3n de fuerzas que cada actor sostiene en el establecimiento de un determinado equilibrio de poder contencioso de los principales enemigos de Estados Unidos en la zona.<\/p>\n Sobre este \u00faltimo aspecto, por ejemplo, es un dato revelador la poca cobertura que se le ha brindado a las acciones de la administraci\u00f3n Trump en la regi\u00f3n. Es decir, es evidente que durante alg\u00fan tiempo los reflectores fueron acaparados por la estrategia de su presidencia concerniente a Afganist\u00e1n y Asia del Sur<\/a>. Sin embargo, m\u00e1s all\u00e1 de eso, la atenci\u00f3n ha sido m\u00ednima. Sobre dicha estrategia, presentada en agosto de 2017, algunos aspectos por subrayar son:<\/p>\n \nFuera de estos cinco puntos, que en alguna medida refuerzan lo que ya se ven\u00eda haciendo desde los primeros a\u00f1os de gobierno de Barack Obama, en lo concerniente a esta zona de la regi\u00f3n pocas son las directrices que representen alg\u00fan cambio may\u00fasculo y que supongan la necesidad de un an\u00e1lisis aparte, con otro enfoque.<\/p>\n En donde s\u00ed hay aspectos notables que destacar porque representan alg\u00fan grado de novedad o cambio respecto de lo que fue la l\u00ednea dura de Obama durante su mandato, no obstante, es en la pol\u00edtica de contenci\u00f3n de Ir\u00e1n. No s\u00f3lo est\u00e1 la cuesti\u00f3n de retirarse del Plan de Acci\u00f3n Integral Conjunto, algo que se ve\u00eda venir desde el comienzo de su campa\u00f1a presidencial debido al grupo de asesores del que se rode\u00f3 para tratar la materia. Sino, m\u00e1s bien, el empuje de la administraci\u00f3n actual por militarizar a la Organizaci\u00f3n para la Cooperaci\u00f3n Isl\u00e1mica (OCI), la Liga de Estados \u00c1rabes (LEA) y la Organizaci\u00f3n de los Pa\u00edses Exportadores de Petr\u00f3leo (OPEP) por medio de la Alianza Militar Isl\u00e1mica para el Combate al Terrorismo<\/a> (AMICT).<\/p>\n Dicha alianza, que en realidad data de la administraci\u00f3n Obama, fund\u00e1ndose en 2015 bajo el liderazgo de Estados Unidos y Arabia Saud\u00ed<\/a>, cuenta con cuarenta y un miembros del total de cincuenta y siete que pertenecen a la OCI: diecinueve de ellos son miembros de la LEA y seis pertenecen a la regi\u00f3n de As\u00eda. Ir\u00e1n, Irak y Siria, por supuesto, no forman parte de la misma.<\/p>\n Un dato representativo de la magnitud de la AMICT es que el gasto militar que ejercen en conjunto es de alrededor de 222 mil millones de d\u00f3lares<\/a>, cerca de veinte mil millones de d\u00f3lares m\u00e1s que el gasto militar de los pa\u00edses miembros de la Uni\u00f3n Europea (sin el Reino Unido); y gran parte del cual se destina a la adquisici\u00f3n de los principales avances tecnol\u00f3gicos desarrollados por Occidente en materia armament\u00edstica. Y la cuesti\u00f3n aqu\u00ed es que aunque en el discurso oficial la AMICT fue construida para hacer frente a la profusi\u00f3n de violencia por parte de grupos terroristas y guerrillas locales de car\u00e1cter sectario (muchas de las cuales son financiadas y armadas por Occidente para balcanizar a la regi\u00f3n, y otras tantas formadas, entrenadas y apoyadas por los propios miembros de la AMICT para contrarrestar la influencia de otros miembros de la misma), lo cierto es que su naturaleza ha ido avanzando cada vez m\u00e1s hacia la adopci\u00f3n de un modelo bastante parecido al de la Organizaci\u00f3n del Tratado del Atl\u00e1ntico Norte.<\/p>\n No es azaroso, en este sentido, que la AMICT haya comenzado oficialmente sus operaciones por medio de la intervenci\u00f3n armada en Yemen en vez de comenzar por el embate directo a, por ejemplo, el Estado Isl\u00e1mico. Y as\u00ed tampoco lo es que lo que en a\u00f1os anteriores ocurr\u00eda a trav\u00e9s del involucramiento individual de algunos Estados de la regi\u00f3n en los conflictos que la azotan, hoy se perfile a construir bastiones de combate de esta suerte de OTAN panarabista. Casos concretos son las intervenciones de sus miembros en Sierra Leona, Afganist\u00e1n, Siria, Yemen, Libia, el Sahara Occidental, Sudan, Somalia y Etiopia.<\/p>\n La apuesta del presidente Trump, hecha expl\u00edcita en su discurso del 21 de mayo de 2017, durante una visita a Arabia Saud\u00ed<\/a>, en este sentido, es, en primer t\u00e9rmino, el cercamiento y la contenci\u00f3n de Ir\u00e1n y de sus principales aliados regionales. Sin embargo, de fondo tambi\u00e9n se encuentra la intenci\u00f3n de bloquear los contactos de China con la regi\u00f3n:contactos comerciales, sin duda, debido a los recursos energ\u00e9ticos con los que cuentan los pa\u00edses de Oriente Medio<\/a>; pero principalmente de car\u00e1cter militar. Despu\u00e9s de todo, no debe pasarse por alto que, en la \u00faltima d\u00e9cada, China se ha dedicado a construir, por un lado, un doble corredor militar: mar\u00edtimo, por toda la costa oriental de \u00c1frica, el Sur de Oriente Medio y las islas del Sudeste asi\u00e1tico; y terrestre, a lo largo del trazo de la Belt\u00a0& Road Initiative<\/em>; y por el otro, a establecer enclaves militares en espacios que con anterioridad eran de potestad absoluta de Estados Unidos.<\/p>\n El posicionamiento de bases militares chinas en la Rep\u00fablica de Yibuti<\/a>, a un costado de Somalia, el basti\u00f3n militar estadounidense por antonomasia en el Cuerno de \u00c1frica, por una parte; y los compromisos ofertados por el\u00a0nuevo Ministro\u00a0de\u00a0Defensa\u00a0chino, Wei\u00a0Feng,\u00a0en el marco de los trabajos de\u00a0la\u00a0S\u00e9ptima\u00a0Conferencia\u00a0de\u00a0Mosc\u00fa\u00a0sobre\u00a0Seguridad\u00a0Internacional<\/a>, respecto de una participaci\u00f3n militar m\u00e1s directa de China en los conflictos b\u00e9licos de la regi\u00f3n \u2014en particular el conflicto Sirio y los casos de intervenci\u00f3n estadounidense en la zona\u2014 deben leerse en tal l\u00ednea de reflexi\u00f3n, y comprenderse que el endurecimiento de la pol\u00edtica estadounidense en la regi\u00f3n van encaminadas a contener esa expansi\u00f3n.<\/p>\n Y aunque es verdad que el involucramiento militar de China en Oriente Medio no es tan amplio ni tan profundo como el de Rusia, tambi\u00e9n lo es que la proyecci\u00f3n de la actual pol\u00edtica estadounidense para Oriente Medio y el Asia Central no se mide en el corto ni en el mediano plazo. Lo que queda claro es, no obstante, que el \u00e9nfasis de la administraci\u00f3n Trump en el plano militar no es para nada un contrasentido ni una ocurrencia que se salga de los par\u00e1metros de operaci\u00f3n del establishment<\/em> castrense de Estados Unidos. Para ponerlo de otra forma, tan s\u00f3lo en su primer a\u00f1o de gesti\u00f3n, el presidente Trump consigui\u00f3 ochenta y dos mil millones de d\u00f3lares en contratos militares y armament\u00edsticos<\/a>, casi siete mil millones m\u00e1s que el monto de los contratos firmados en el \u00faltimo a\u00f1o de gobierno de Barack Obama.<\/p>\n El monto de los contratos es, por s\u00ed mismo, y sin lugar a dudas, demostrativo del rol central que el plano militar juega en la correlaci\u00f3n de fuerzas desplegada por la geopol\u00edtica estadounidense. Sin embargo, incluso m\u00e1s reveladores de la orientaci\u00f3n que est\u00e1 tomando su administraci\u00f3n en la materia son los destinatarios de todo ese armamento y el tipo de armas que se est\u00e1n vendiendo. Sobre el tipo de armamento, por ejemplo, el \u00faltimo a\u00f1o de la administraci\u00f3n Obama se dedic\u00f3 a la venta de aeronaves y recursos afines, contabilizando m\u00e1s de 60 mil millones en ventas, comparado con los poco menos de 30 mil millones vendidos en esta categor\u00eda por la presidencia de Trump.<\/p>\n Hoy, la prioridad del gobierno estadounidense no se encuentra en la construcci\u00f3n de flotillas a\u00e9reas en los pa\u00edses de Oriente Medio, sino en el despliegue de sistemas de defensa antia\u00e9reos y mayores capacidades de fuego por medio de complejos bal\u00edsticos. De ah\u00ed que mientras Obama logr\u00f3 contratos por 10 mil millones de d\u00f3lares por la venta de misiles y bombas, en su primer a\u00f1o, Trump logr\u00f3 superar los 45 mil millones en el mismo rubro.<\/p>\n Respecto de los destinatarios, por otra parte, en el \u00faltimo a\u00f1o de Obama las prioridades fueron, en orden decreciente: Qatar, con contratos por 22,285 millones de d\u00f3lares; Kuwait, con contratos por 12,451 millones; Jap\u00f3n, con contratos por 7,057 millones; Emiratos \u00c1rabes Unidos, con contratos por 5,355 millones y, Arabia Saud\u00ed, con contratos por 5,075 millones.<\/p>\n Con Donald Trump, por otro lado, las prioridades de su primer a\u00f1o de mandato fueron: Arabia Saud\u00ed, con contratos por 17,857 millones de d\u00f3lares; Polonia, con contratos por 11,314 millones; Jap\u00f3n, con contratos por 10,699 millones; Canad\u00e1, con contratos por 5,308 millones y Rumania, con contratos por 5,150 millones.<\/p>\n Y si bien es cierto que ello significa que en t\u00e9rminos reales Oriente Medio pas\u00f3 de recibir con Obama el 66.69% del total de contratos, a recibir con Trump el 36.26%<\/a>, esta tendencia no se traduce en un abandono de la regi\u00f3n, sino, antes bien, la articulaci\u00f3n de las alianzas de Oriente Medio con las de Europa del Este (particularmente en los bordes con Rusia) y con las del Sudeste Asi\u00e1tico, delineando un cerco en forma de media luna que recorre los principales puntos de conexi\u00f3n de China con Occidente, por un lado; y de la influencia rusa hacia el Sur, por el otro.<\/p>\n Cuando Estados Unidos era el actor hegem\u00f3nico a nivel global, \u00e9ste no necesitaba reafirmar su poder\u00edo militar \u2014a pesar de la carrera armamentista con la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica\u2014 simplemente porque su potencial de fuego y su cobertura militar del mundo eran lo suficientemente amplias y robustas como para ser cuestionadas por otros actores en escalas importantes. Sin embargo, hoy que dicho Estado se encuentra en declive la necesidad de reafirmar su supremac\u00eda militar se vuelve exigencia insorteable para contener las aspiraciones de los Estados que aspiran a tomar su posici\u00f3n dominante.<\/p>\n El problema va a estar, no obstante, que en el impulso militar, m\u00e1s all\u00e1 de los recursos generados por las ventas del complejo militar estadounidense, la administraci\u00f3n Trump tendr\u00e1 que seguir desviando recursos de sectores importantes para fortalecer su propio mercado interno y sus intercambios comerciales con el exterior, con el \u00fanico objetivo de hacer m\u00e1s grande y m\u00e1s potente su cuestionada autoridad b\u00e9lica en el mundo.<\/p>\n Y la cuesti\u00f3n es que mantener ese equilibrio entre capacidades de producci\u00f3n\/necesidades de consumo, por un lado; y despliegue militar, por el otro; no es un una ecuaci\u00f3n sencilla de resolver, y a menudo lleva a las grandes potencias a enfrascarse en conflictos b\u00e9licos de proporciones may\u00fasculas. Por lo pronto, la apuesta est\u00e1 sobre la mesa y el resultado que se espera, como en el plano econ\u00f3mico, es que Estados Unidos sea capaz de contener a China (y en menor medida a Rusia) antes de que aquella se vuelva demasiado grande y poderosa como para poder lidiar con ella; y viceversa, antes de que Estados Unidos sea demasiado d\u00e9bil<\/a> como para poder hacer algo al respecto.<\/p>\n Ricardo Orozco, 1 agosto 2018<\/p>\n\n