3<\/sup><\/p>\nOtra ventaja de esta red era que todos los sectores pod\u00edan eludir la rendici\u00f3n de cuentas. Los funcionarios rusos pod\u00edan defender sus acciones alegando que estaban siguiendo las demandas del FMI o del Banco Mundial, mientras que los estadounidenses y otros extranjeros pod\u00edan culpar a los rusos por la corrupci\u00f3n, cuando eran descubiertos en alg\u00fan acto il\u00edcito.<\/p>\n
El flagrante desprecio completo de Yeltsin por la ley finalmente provoc\u00f3 una violenta confrontaci\u00f3n con el Congreso de los Diputados del Pueblo, la rama legislativa del gobierno ruso. En diciembre de 1992, los diputados destituyeron a Yegor Gaidar como primer ministro y ordenaron al banco central que siguiera concediendo cr\u00e9ditos a las empresas del pa\u00eds para evitar su cierre total. Aunque el privilegio de Yeltsin de gobernar por decreto expir\u00f3 a finales de 1992, el 20 de marzo de 1993 se otorg\u00f3 a s\u00ed mismo poderes ejecutivos extraordinarios y anunci\u00f3 un r\u00e9gimen especial de gobierno que permanecer\u00eda en vigor hasta la resoluci\u00f3n de la crisis pol\u00edtica. Tres d\u00edas despu\u00e9s, el Tribunal Constitucional ruso declar\u00f3 ilegales las medidas de Yeltsin y el 26 de marzo se inici\u00f3 un juicio de destituci\u00f3n contra el Presidente en una sesi\u00f3n extraordinaria del IX Congreso de los Diputados del Pueblo.<\/p>\n
Yeltsin logr\u00f3 sobrevivir al voto de impugnaci\u00f3n, por lo que continu\u00f3 gobernando por decreto y la crisis pol\u00edtica se reaviv\u00f3 despu\u00e9s de las vacaciones de verano. El 18 de septiembre, restableci\u00f3 a Yegor Gaidar como Viceprimer Ministro, pero el Parlamento rechaz\u00f3 en\u00e9rgicamente este nombramiento. El 21 de septiembre, Yeltsin respondi\u00f3 disolviendo el Parlamento y realizando, en efecto, un golpe de Estado. Sin embargo, los legisladores no estaban dispuestos a ceder y la crisis pol\u00edtica continu\u00f3 intensific\u00e1ndose. Despu\u00e9s de que el Tribunal Constitucional dictaminara que las acciones del presidente violaban la Constituci\u00f3n, el parlamento celebr\u00f3 una sesi\u00f3n de emergencia durante la cual declar\u00f3 nulo el decreto de Yeltsin. Los diputados lo despojaron de la presidencia y juraron al vicepresidente Aleksandr Rutskoy como nuevo presidente. El primer acto de Rutskoy fue despedir a Yeltsin y a sus ministros clave de sus puestos en el gabinete. En una sesi\u00f3n celebrada el 24 de septiembre, los diputados anunciaron que en marzo de 1994 se celebrar\u00edan nuevas elecciones para la presidencia y el parlamento de Rusia.<\/p>\n
La violenta reprimenda de Yeltsin<\/span><\/p>\nLas acciones de los legisladores ten\u00edan probabilidades de llevar a un cese o incluso a una revisi\u00f3n del proceso de privatizaci\u00f3n. Los nuevos amos de Rusia ten\u00edan demasiado en juego como para permitir que la democracia rusa obstruyera su agenda.4<\/sup> Boris Yeltsin respondi\u00f3 con la fuerza bruta, aislando el edificio del parlamento, cortando su electricidad, las l\u00edneas telef\u00f3nicas y el agua caliente. Esto provoc\u00f3 una rebeli\u00f3n manifiesta entre muchos moscovitas y decenas de miles de ellos salieron a las calles en apoyo del parlamento. Las manifestaciones pac\u00edficas duraron d\u00edas y el n\u00famero de manifestantes aument\u00f3 a pesar de la censura medi\u00e1tica de las protestas. El 28 de septiembre, el Ministerio del Interior finalmente se moviliz\u00f3 para reprimir las manifestaciones por la fuerza. Esto condujo a violentos enfrentamientos entre el pueblo y la polic\u00eda. Sin embargo, ni los parlamentarios ni los manifestantes retrocedieron. El 3 de octubre, los manifestantes se manifestaron en la cadena de televisi\u00f3n Ostankino, con el fin de terminar la censura medi\u00e1tica y transmitir la verdad al resto del p\u00fablico ruso. Eso podr\u00eda haber catalizado una revuelta nacional contra el r\u00e9gimen de Yeltsin y el gobierno actu\u00f3 despiadadamente para dispersar a los manifestantes. Abrieron fuego con munici\u00f3n real contra la multitud que inclu\u00eda a ancianos, mujeres y ni\u00f1os, dejando un saldo de 46 muertos y 124 heridos seg\u00fan el recuento oficial.<\/p>\nAl d\u00eda siguiente, Yeltsin orden\u00f3 que una divisi\u00f3n militar de cinco mil hombres asaltara el parlamento, flanqueada por tanques, veh\u00edculos blindados de transporte de tropas y helic\u00f3pteros. Cuando los tanques del ej\u00e9rcito abrieron fuego contra el edificio del parlamento, decenas de diputados y miembros del personal resultaron muertos y heridos. Cuando termin\u00f3 el asedio, la seguridad del Presidente ten\u00eda \u00f3rdenes de matar al presidente Aleksandr Rutskoy y al portavoz, Ruslan Khasbulatov. El guardaespaldas personal de Yeltsin, Alexander Korzhakov, testific\u00f3 que entr\u00f3 en el edificio del Parlamento con una pistola cargada y desbloqueada en su bolsillo derecho en busca de Rutskoy y Khasbulatov, pero que no pudo utilizarla porque hab\u00eda demasiados testigos5<\/sup>.<\/p>\nEl n\u00famero oficial de v\u00edctimas mortales de la violenta represi\u00f3n ejercida por Yeltsin en el levantamiento contra su gobierno fue de 187 muertos y 437 heridos6<\/sup>. Las cifras no oficiales oscilan entre 2.000 y 5.000 v\u00edctimas. En los d\u00edas y semanas posteriores al sangriento asalto al parlamento, Yeltsin emiti\u00f3 una serie de decretos para apuntalar su poder, con lo que purg\u00f3 a su oposici\u00f3n pol\u00edtica, al Tribunal Constitucional y a los medios de comunicaci\u00f3n que apoyaban al parlamento. Aprovech\u00f3 la crisis tambi\u00e9n para liberar al banco central del control de los legisladores y hacerlo independiente. El 12 de diciembre de 1993, Yeltsin forz\u00f3 la aprobaci\u00f3n de una nueva constituci\u00f3n que le otorgaba amplios poderes para gobernar por decreto y establec\u00eda una presidencia firme en el coraz\u00f3n del sistema pol\u00edtico ruso. A lo largo de toda esta crisis, Yeltsin goz\u00f3 del pleno apoyo y comprensi\u00f3n de las potencias occidentales a pesar de su toma de poder inconstitucional, la represi\u00f3n asesina de los manifestantes y parlamentarios y la represi\u00f3n violenta de la oposici\u00f3n pol\u00edtica y medi\u00e1tica.<\/p>\nEl ex presidente de los Estados Unidos Richard Nixon, quien fue un observador cercano de los acontecimientos en Rusia, testific\u00f3 que funcionarios rusos le hab\u00edan informado de que el gobierno de Estados Unidos apoyaba la violenta represi\u00f3n de Yeltsin contra el parlamento a condici\u00f3n de que su gobierno acelerara las reformas econ\u00f3micas7<\/sup>. De hecho, poco despu\u00e9s de la represi\u00f3n, el Congreso de Estados Unidos vot\u00f3 a favor de donar 2.500 millones de d\u00f3lares del dinero de los contribuyentes estadounidenses para apuntalar al gobierno de Yeltsin. A lo largo de este sangriento episodio, el p\u00fablico occidental tuvo la impresi\u00f3n de que Yeltsin estaba luchando contra una insurgencia armada de reaccionarios comunistas radicales, mientras que \u00e9l era presentado como un dem\u00f3crata comprometido, modernizador de Rusia y amigo de Occidente. Esa versi\u00f3n de los eventos fue creada a trav\u00e9s de un esfuerzo concertado de propaganda, coordinado en gran parte por el infame gigante de las relaciones p\u00fablicas Burson-Marstellar, cortes\u00eda de USAID y de los involuntarios contribuyentes estadounidenses8<\/sup>.<\/p>\nEn la parte 3 de esta serie veremos las pol\u00edticas del Fondo Monetario Internacional que pr\u00e1cticamente resultaron en el estrangulamiento de la econom\u00eda rusa. Como veremos, estas pol\u00edticas no fueron un accidente: fueron premeditadas y deliberadas, perseguidas para facilitar el saqueo al por mayor y la destrucci\u00f3n de Rusia.<\/p>\n
***<\/p>\n
La terapia de choque le dio a Rusia una de las peores y m\u00e1s largas depresiones econ\u00f3micas del siglo XX, una cat\u00e1strofe humanitaria sin precedentes durante una crisis en tiempos de paz y una privatizaci\u00f3n criminalmente injusta de los bienes p\u00fablicos. Las razones por las que las cosas sucedieron de esta manera en Rusia generalmente no se entienden bien en Occidente. Incluso entre los intelectuales mejor informados de Occidente, el fracaso de la transici\u00f3n de la terapia de choque rusa se malinterpreta en gran medida y a menudo se atribuye a alg\u00fan defecto siniestro de la sociedad rusa. Es lo que Bill Browder caracteriz\u00f3 como “la sucia deshonestidad de Rusia”<\/em>, o “los cimientos malvados de Rusia”<\/em>, que engendr\u00f3 corrupci\u00f3n y criminalidad de asombrosas proporciones. En este ambiente t\u00f3xico, los dulces frutos de la democracia occidental y el capitalismo simplemente no pudieron crecer a pesar de la generosa benevolencia de los amigos occidentales de Rusia.<\/p>\nEsta versi\u00f3n tan cr\u00e9dula de los acontecimientos no se bas\u00f3 nunca en un an\u00e1lisis coherente de lo que ocurri\u00f3 en Rusia durante los a\u00f1os noventa. M\u00e1s bien, se bas\u00f3 en la manipulaci\u00f3n intencionada de la percepci\u00f3n a trav\u00e9s de los medios de comunicaci\u00f3n occidentales<\/strong>. Ya en abril de 2015, el Washington Post<\/em> ofreci\u00f3 un buen ejemplo de esta manipulaci\u00f3n de la percepci\u00f3n. En un art\u00edculo del consejo editorial, el peri\u00f3dico inform\u00f3 a sus lectores que en la d\u00e9cada de 1990, “miles de estadounidenses fueron a Rusia con la esperanza de ayudar a su pueblo a alcanzar una vida mejor. El esfuerzo estadounidense y occidental de los \u00faltimos 25 a\u00f1os -al que Estados Unidos y Europa dedicaron miles de millones de d\u00f3lares- ten\u00eda como objetivo ayudar a Rusia a superar el horrible legado del comunismo sovi\u00e9tico, que dej\u00f3 al pa\u00eds de rodillas en 1991. … Los estadounidenses”<\/em>, escriben los editores del Washington Post<\/em>, “vinieron con muy buenas intenciones… se le extendi\u00f3 una mano generosa a la Rusia postsovi\u00e9tica, ofreciendo lo mejor de los valores y conocimientos occidentales”<\/em>.2<\/sup><\/p>\nEn efecto, el papel occidental en la transici\u00f3n rusa se representa casi invariablemente como una generosa benevolencia. Aunque muchos de los ayudantes occidentales de Rusia llegaron con intenciones sinceras y honorables, todo el proyecto, seg\u00fan lo determinado por su estructura de mando y control, fue simplemente una enorme organizaci\u00f3n criminal y descarada<\/strong>.<\/p>\nLos dictados de la pol\u00edtica del FMI<\/span><\/p>\nCuando Jeffrey Sachs redact\u00f3 sus recomendaciones sobre la terapia de choque, estim\u00f3 que para que las reformas tuvieran \u00e9xito, la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica necesitar\u00eda un apoyo financiero de unos 15.000 millones de d\u00f3lares al a\u00f1o durante muchos a\u00f1os. Este dinero era necesario para que el Estado continuara administrando los servicios sociales esenciales como las pensiones, la asistencia sanitaria y la ayuda alimentaria para la poblaci\u00f3n del pa\u00eds. Pero mientras el FMI y el gobierno de Estados Unidos insist\u00edan en que Mosc\u00fa cumpliera con las draconianas medidas de terapia de choque, se negaron obstinadamente a proporcionar la ayuda financiera necesaria. Sachs tambi\u00e9n abog\u00f3 por el alivio de la deuda de la URSS que, antes de su colapso en 1991, ya ten\u00eda un adeudo de 60.000 millones de d\u00f3lares en pagos a acreedores extranjeros.<\/p>\n
Cuando asesor\u00f3 a los gobiernos boliviano (1985-1986) y polaco (1989-1991) en la implementaci\u00f3n de sus propias terapias de choque, Sachs pudo negociar una amortizaci\u00f3n del 50% de la deuda para Polonia y del 90% para Bolivia. En contraste, Rusia no obtendr\u00eda ning\u00fan tipo de alivio de la deuda<\/strong>. Por el contrario, en la cumbre del G7 celebrada en Mosc\u00fa en noviembre de 1991, los representantes de las siete principales potencias occidentales insistieron en que la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica ten\u00eda que seguir pagando sus deudas externas a toda costa, incluso amenazando a Yegor Gaidar con que “cualquier suspensi\u00f3n de los pagos de la deuda dar\u00eda lugar a la suspensi\u00f3n inmediata de la ayuda alimentaria urgente y a que los barcos que estuvieran a punto de llegar a los puertos del Mar Negro cambiaran de rumbo”<\/em>.3<\/sup> El esfuerzo de Mosc\u00fa por cumplir con estas obligaciones de pago agot\u00f3 por completo el tesoro del gobierno en un plazo de tan s\u00f3lo tres meses<\/strong> (para febrero de 1992).<\/p>\nSachs inform\u00f3 m\u00e1s tarde que en diciembre de 1991 mantuvo conversaciones con el FMI instando a sus representantes a adelantar el apoyo financiero necesario para la transici\u00f3n de Rusia, pero ellos insistieron en que Rusia no necesitaba tal ayuda y le dijeron que hab\u00edan dado instrucciones al G7 al respecto. Para Sachs, la metodolog\u00eda en la que el FMI hab\u00eda basado su decisi\u00f3n era “incre\u00edblemente primitiva”<\/em>, lo que le llev\u00f3 a asumir que el FMI estaba simplemente “repitiendo las decisiones pol\u00edticas ya decididas por Estados Unidos”<\/em><\/strong>. Ten\u00eda raz\u00f3n, por supuesto: como ahora sabemos, la pol\u00edtica de ayuda de EE.UU. a Rusia fue determinada por dos agencias clave del gobierno de EE.UU.: el Departamento del Tesoro dirigido por Robert Rubin y Lawrence Summers a cargo de los asuntos rusos, y el Consejo de Seguridad Nacional.4<\/sup><\/p>\nEs cierto que el FMI adelant\u00f3 algunos pr\u00e9stamos a Rusia durante su per\u00edodo de transici\u00f3n, pero los montos en cuesti\u00f3n eran demasiado peque\u00f1os y llegaban demasiado tarde como para brindar un alivio econ\u00f3mico o social significativo. En total, entre 1993 y 1999 el FMI prest\u00f3 a Rusia entre 30.000 y 40.000 millones de d\u00f3lares, muy lejos de los 15.000 millones de d\u00f3lares anuales<\/em> que se consideraban necesarios para apoyar sus reformas econ\u00f3micas. Adem\u00e1s, la mayor parte de los pr\u00e9stamos del FMI se concedieron a los bancos privados de propiedad olig\u00e1rquica que los utilizaron para financiar la fuga de capitales, la especulaci\u00f3n en el mercado de bonos y las apuestas contra el rublo<\/strong>.5<\/sup><\/p>\nExistieron otros aspectos problem\u00e1ticos en los pr\u00e9stamos del FMI: en 1995, sin casi ninguna condici\u00f3n, el FMI adelant\u00f3 a Rusia un pr\u00e9stamo de 6.700 millones de d\u00f3lares a trav\u00e9s de su Mecanismo de Transformaci\u00f3n Sistem\u00e1tica. Pr\u00e1cticamente la totalidad de esa suma de 6.700 millones de d\u00f3lares se utiliz\u00f3 para financiar el ataque militar de Yeltsin contra Chechenia.6<\/sup> Esa operaci\u00f3n fue un desastre, pero a nivel nacional sirvi\u00f3 para distraer la atenci\u00f3n del p\u00fablico de los problemas econ\u00f3micos y la corrupci\u00f3n pol\u00edtica. El siguiente pr\u00e9stamo del FMI a Rusia fue una misi\u00f3n poco discreta para rescatar a Yeltsin y a su gobierno de la democracia rusa. Concretamente, la desgracia chechena le cost\u00f3 mucho a Yeltsin en las elecciones parlamentarias de diciembre de 1995 y su partido sufri\u00f3 una derrota devastadora ante los comunistas.<\/p>\nEl propio presidente se hab\u00eda vuelto extremadamente impopular. Con un \u00edndice de aprobaci\u00f3n que languidec\u00eda entre el 4% y el 6%7<\/sup>, Yeltsin realmente corr\u00eda el riesgo de perder las elecciones presidenciales de junio de 1996, lo cual, una vez m\u00e1s, amenazaba con revertir la transici\u00f3n de Rusia y anular la privatizaci\u00f3n de su econom\u00eda. Para evitar esto, el gabinete de Yeltsin contrat\u00f3 a un equipo de estrategas pol\u00edticos estadounidenses vinculados a la administraci\u00f3n Clinton para que asesoraran su campa\u00f1a electoral<\/span>. Cuando los estadounidenses empezaron a trabajar en marzo de 1996, una de las primeras cosas de las que se dieron cuenta fue que el pueblo ruso estaba furioso por la falta de pago de los salarios y pensiones estatales durante meses. Washington recibi\u00f3 el mensaje y el FMI tom\u00f3 medidas: liber\u00f3 r\u00e1pidamente un tramo de 1.000 millones de d\u00f3lares de su pr\u00f3ximo pr\u00e9stamo de 10.200 millones de d\u00f3lares para que Yeltsin pudiera pagar todos los salarios y pensiones que su gobierno deb\u00eda. El pr\u00e9stamo sirvi\u00f3 para aliviar la impopularidad de Yeltsin y hacer que las elecciones ama\u00f1adas parecieran un poco menos sospechosas.<\/p>\nEl FMI aprob\u00f3 su mayor pr\u00e9stamo de 22.600 millones de d\u00f3lares a Rusia el 20 de julio de 1998, cuando su gobierno en bancarrota se dirig\u00eda inexorablemente hacia el incumplimiento de pagos. El pr\u00e9stamo sirvi\u00f3 para dos prop\u00f3sitos clave: una gran parte del mismo fue un regalo a los oligarcas que se sirvieron de los fondos para convertir su tesoro de rublos en d\u00f3lares. En cuatro semanas compraron 6.500 millones de d\u00f3lares y transfirieron la mayor parte de ellos a bancos extranjeros.8<\/sup> La mayor parte del resto de los pr\u00e9stamos del FMI fue un rescate furtivo para instituciones financieras occidentales que contaban con unos 200.000 millones de d\u00f3lares en pr\u00e9stamos e inversiones en Rusia. Los bancos tem\u00edan la posibilidad de un incumplimiento de pagos por parte de Rusia que les dejar\u00eda con p\u00e9rdidas paralizantes. Estos riesgos se agudizaron a\u00fan m\u00e1s tras la crisis financiera de 1997 en Asia oriental que asolar\u00eda Rusia en 1998.<\/p>\nEn un testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, el veterano inversionista Jim Rogers caracteriz\u00f3 la asistencia del FMI a Rusia de la siguiente manera: “Las actividades de la organizaci\u00f3n est\u00e1n emperifolladas en una prosa santurrona sobre la ayuda a los pobres y la elevaci\u00f3n del nivel de vida en el tercer mundo. No se dejen enga\u00f1ar. Estos rescates en realidad tienen que ver con la protecci\u00f3n de los intereses de Chase Manhattan, J.P. Morgan y Fidelity Investments<\/strong>“<\/em>.9<\/sup><\/p>\nAdem\u00e1s de cargar a Rusia con una deuda improductiva, el FMI tambi\u00e9n dise\u00f1\u00f3 la hiperinflaci\u00f3n y la crisis de liquidez de Rusia. Despu\u00e9s de eliminar el control de precios, el FMI oblig\u00f3 a Rusia a mantener el rublo como moneda com\u00fan para todos los estados sucesores de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica, dando a cada uno de los 15 nuevos pa\u00edses el incentivo de emitir cr\u00e9ditos en rublo para su propio beneficio, al tiempo que alimentaba la inflaci\u00f3n para todos los dem\u00e1s. Sachs inform\u00f3 que \u00e9l hab\u00eda discutido en\u00e9rgicamente con el FMI en contra de esta medida, pero “por razones inexplicables”<\/em>, fue constantemente rechazado<\/strong>. El resultado fue que la introducci\u00f3n de las monedas nacionales de las antiguas rep\u00fablicas sovi\u00e9ticas se retras\u00f3 un a\u00f1o, empujando a Rusia a la hiperinflaci\u00f3n y prolongando innecesariamente su depresi\u00f3n econ\u00f3mica. Al mismo tiempo, el FMI dise\u00f1\u00f3 la asombrosa crisis de liquidez de Rusia que hizo casi imposible que las empresas pagaran a sus proveedores y trabajadores. Bajo el dictado del FMI, la econom\u00eda rusa se las arregl\u00f3 con menos de un sexto de la moneda necesaria para operar una econom\u00eda de su tama\u00f1o<\/strong>.<\/p>\nEl alcance del control f\u00e9rreo del FMI sobre la econom\u00eda rusa se ejemplific\u00f3 en una carta del representante del FMI, Yusuke Horaguchi, al presidente del banco central ruso, Sergei Dubinin. La carta especificaba el calendario preciso del suministro de rublos rusos junto con instrucciones “rigurosamente redactadas”<\/em> en relaci\u00f3n con los cr\u00e9ditos bancarios, el presupuesto estatal, la pol\u00edtica energ\u00e9tica, los niveles de precios, los aranceles comerciales y las pol\u00edticas agr\u00edcolas. La carta de Horaguchi incluso inclu\u00eda una advertencia de que cualquier acto del parlamento que contravenga los mandatos del FMI ser\u00eda vetado por el presidente Yeltsin.10<\/sup><\/p>\nEst\u00e1 claro que la “terapia” de choque fue poco m\u00e1s que un implacable y cruel estrangulamiento de la econom\u00eda rusa para facilitar el saqueo de su vasta riqueza industrial y de recursos<\/strong>. Sin embargo, la mayor\u00eda de los an\u00e1lisis publicados por Occidente sobre este episodio tend\u00edan a abordarlo como un fracaso de las buenas intenciones. Si bien lamentan los resultados y ciertas pr\u00e1cticas cuestionables, la mayor\u00eda de los analistas b\u00e1sicamente atribuyen el fracaso de la transici\u00f3n rusa a errores honestos, a la corrupci\u00f3n end\u00e9mica de Rusia y quiz\u00e1s a la inexperiencia de muchos de los protagonistas del drama. En New York Review of Books<\/em>, Robert Cotrell ofrece un ejemplo t\u00edpico: “No se puede culpar realmente a los j\u00f3venes movimientos democr\u00e1ticos por este fracaso. Eran inexpertos e inocentes, con un entendimiento vago, en el mejor de los casos, de lo que quer\u00edan lograr y ninguna comprensi\u00f3n de la forma concreta de lograrlo”<\/em>.11<\/sup> Goldman Marshall, de Harvard, y el Consejo de Relaciones Exteriores escribieron: “Sin duda, hubo informes inquietantes sobre negocios turbios durante las tomas de poder, pero la mayor\u00eda de los observadores los explicaron como efectos secundarios inevitables de una transformaci\u00f3n de semejante envergadura”<\/em>.<\/p>\nNaturalmente, Marshall no detalla c\u00f3mo o d\u00f3nde encuest\u00f3 a esta “mayor\u00eda de los observadores”<\/em>, pero su mensaje a los lectores es inequ\u00edvoco: sigan adelante, no hay nada que ver aqu\u00ed; menos a\u00fan presten atenci\u00f3n al hecho de que muchos de esos miles de occidentales que vinieron a Rusia “con las mejores intenciones”<\/em>, incluyendo a Bill Browder, Andrei Schleifer y Jonathan Hay<\/strong>,12<\/sup> regresaron de Rusia como multimillonarios. La reportera financiera Anne Willamson, que cubr\u00eda Rusia para el New York Times<\/em> y el Wall Street Journal<\/em>, coment\u00f3 acertadamente en su testimonio ante el Congreso que “los estadounidenses, que pensaban que su dinero estaba ayudando a una tierra asolada, han sido deshonrados; y el pueblo ruso que confi\u00f3 en nosotros ahora est\u00e1 dos veces m\u00e1s endeudado de lo que estaba en 1991 y con raz\u00f3n se siente traicionado”<\/em>.<\/p>\n***<\/p>\n
Los comentaristas occidentales suelen centrarse en el per\u00edodo de 1991 a 2000 y culpan a la administraci\u00f3n de Bill Clinton de gestionar mal su ayuda a Rusia. Sin embargo, culpar a la administraci\u00f3n Clinton es como si se leyera un libro desde el centro y no desde el principio. Para entender el papel del gobierno de Estados Unidos en la tragedia rusa, tenemos que remontarnos al menos diez a\u00f1os atr\u00e1s, a los inicios de la administraci\u00f3n del presidente Ronald Reagan. Tambi\u00e9n debemos distinguir entre el gobierno leg\u00edtimo de Estados Unidos y una estructura de poder ilegal y paralela que opera dentro de \u00e9l. Durante mucho tiempo, la sociedad educada no pudo discutir este “gobierno secreto” porque su existencia era considerada una loca teor\u00eda de la conspiraci\u00f3n.<\/p>\n
Pero todo eso cambi\u00f3 en el oto\u00f1o de 1986 cuando un avi\u00f3n de suministro estadounidense fue derribado en Nicaragua y las ventas ilegales de armas de Reagan a Ir\u00e1n quedaron al descubierto. Estos acontecimientos sacaron a la luz el asunto de “Ir\u00e1n-Contra”. Se inici\u00f3 una investigaci\u00f3n exhaustiva del Congreso y el proceso revel\u00f3 la existencia de una estructura de poder paralela que opera ilegalmente dentro de la estructura leg\u00edtima de gobierno<\/strong>. Por primera vez se hicieron patentes las acciones de esta red, tambi\u00e9n conocida como gobierno en la sombra<\/em>, el Estado profundo<\/em> o la Empresa<\/em>, y ya no se pod\u00edan descartar como mera teor\u00eda de la conspiraci\u00f3n.<\/p>\nEn su informe especial titulado ” El gobierno secreto “, el periodista Bill Moyers describi\u00f3 a la organizaci\u00f3n como “una red interconectada de funcionarios oficiales, esp\u00edas, mercenarios, ex generales, especuladores y s\u00faper patriotas que por una variedad de motivos operan al margen de las instituciones leg\u00edtimas del gobierno. Los presidentes han recurrido a ellos cuando no pod\u00edan ganar el apoyo del Congreso o del pueblo, creando ese poder sin supervisi\u00f3n tan temido por los redactores de nuestra constituci\u00f3n”<\/em>. El difunto senador Daniel Inouye lo caracteriz\u00f3 como “un gobierno en la sombra con su propia fuerza a\u00e9rea, su propia fuerza naval, sus propios mecanismos de recaudaci\u00f3n de fondos y la capacidad de perseguir sus propias ideas de inter\u00e9s nacional, exento del sistema de control y equilibrio y ajeno a la propia ley”<\/em>.1<\/sup><\/p>\nPara el prop\u00f3sito de nuestro an\u00e1lisis es importante tener en cuenta la existencia de esta red, as\u00ed como la de William Casey, el m\u00e1s alto funcionario de la administraci\u00f3n de Reagan directamente asociado con ella.<\/p>\n
Los guerreros de la Guerra Fr\u00eda de la administraci\u00f3n Reagan formulan la pol\u00edtica…<\/span><\/p>\nCuando Reagan asumi\u00f3 el cargo en 1981, nombr\u00f3 a William Casey como Director de Inteligencia Central (DIC).2<\/sup> Casey era el gerente de campa\u00f1a electoral de Reagan, pero no era un simple apparatchik<\/em> [funcionario] del partido. Ten\u00eda estrechos v\u00ednculos en los c\u00edrculos pol\u00edticos, financieros y de inteligencia y figuraba entre las personas m\u00e1s poderosas de la clase dirigente de Estados Unidos.3<\/sup> De hecho, fue Casey quien postul\u00f3 al ex director de la CIA y co-conspirador clave del asunto Ir\u00e1n-Contra, George H. W. Bush, como vicepresidente en las elecciones republicanas. Reagan nombr\u00f3 a Casey miembro de su gobierno, lo que caus\u00f3 cierta consternaci\u00f3n en Washington, ya que era la primera vez en la historia que el DIC tambi\u00e9n ser\u00eda miembro del gabinete. A Casey se le encomend\u00f3 el mandato de “fortalecer la capacidad de la C.I.A. para llevar a cabo acciones militares y pol\u00edticas fuera de Estados Unidos”<\/em>.4<\/sup> Esta misi\u00f3n fue lo suficientemente importante como para justificar un aumento anual del 17% en el presupuesto de la CIA hasta la d\u00e9cada de 1980.5<\/sup><\/p>\nCasey era un anticomunista ac\u00e9rrimo con opiniones muy hostiles sobre la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica. Este antagonismo afect\u00f3 su trabajo y a veces caus\u00f3 serias tensiones dentro del gobierno y la comunidad de inteligencia, particularmente en la Oficina de An\u00e1lisis Sovi\u00e9tico (SOVA) de la CIA. Casey exig\u00eda sistem\u00e1ticamente las interpretaciones m\u00e1s duras de los asuntos sovi\u00e9ticos en los informes de inteligencia de la CIA, incluso cuando las pruebas no apoyaban su postura<\/strong>. Los analistas que se resist\u00edan a esta presi\u00f3n eran intimidados y marginados y se les tachaba de simpatizantes comunistas. El sesgo antisovi\u00e9tico de Casey era tal que el Secretario de Estado George Schultz inform\u00f3 m\u00e1s tarde que lleg\u00f3 a desconfiar de todos los documentos de inteligencia relacionados con la URSS<\/strong>. El senador Daniel Moynihan se atrevi\u00f3 incluso a acusar a la agencia de inteligencia de mentir, “reiterada y descaradamente”<\/em>.6<\/sup><\/p>\nLa econom\u00eda sovi\u00e9tica era uno de los puntos de inter\u00e9s de la CIA. La agencia segu\u00eda de cerca la evoluci\u00f3n de la econom\u00eda sovi\u00e9tica y elaboraba un informe anual al respecto para el Comit\u00e9 Econ\u00f3mico Conjunto del Congreso de los Estados Unidos. Ya a finales de la d\u00e9cada de 1970, la CIA hab\u00eda identificado graves problemas econ\u00f3micos en la URSS. En su informe de 1977 se se\u00f1alaba que “la combinaci\u00f3n de la desaceleraci\u00f3n del crecimiento econ\u00f3mico y el aumento de los desembolsos militares plantean opciones dif\u00edciles para los dirigentes en los pr\u00f3ximos a\u00f1os”<\/em>.7<\/sup> Las condiciones continuaron empeorando a lo largo de los a\u00f1os y cuando Mija\u00edl Gorbachov lleg\u00f3 al poder en 1985, el crecimiento econ\u00f3mico hab\u00eda ca\u00eddo casi a cero. Gorbachov era muy consciente de la necesidad de una reforma dr\u00e1stica del sistema, pero se enfrentaba a un campo minado de problemas econ\u00f3micos, pol\u00edticos y sociales que se hab\u00edan agravado durante d\u00e9cadas e imped\u00edan cualquier soluci\u00f3n directa. Un informe de la Direcci\u00f3n de Inteligencia se\u00f1alaba que las reformas de Gorbachov no pod\u00edan “simult\u00e1neamente mantener un r\u00e1pido crecimiento del gasto en defensa, satisfacer la demanda de una mayor cantidad y variedad de bienes y servicios de consumo, invertir los fondos necesarios para la modernizaci\u00f3n y expansi\u00f3n econ\u00f3mica y continuar apoyando las econom\u00edas de los Estados clientes”<\/em>.8<\/sup><\/p>\nA los seis meses del mandato de Gorbachov, la nueva rama de Asuntos Sociales de la SOVA de la CIA public\u00f3 un informe exhaustivo titulado Domestic Stress on the Soviet System<\/em> (“Estr\u00e9s dom\u00e9stico en el sistema sovi\u00e9tico”), en el que se detallaban los muchos problemas que afectaban a la sociedad sovi\u00e9tica. El informe se\u00f1alaba que la URSS estaba entorpecida por una fuerza laboral ap\u00e1tica plagada de una criminalidad y un alcoholismo crecientes, y que su sistema pol\u00edtico, su burocracia parasitaria y su liderazgo moribundo obstru\u00edan el crecimiento econ\u00f3mico y las reformas. Enfatiz\u00f3 las crecientes presiones de las aspiraciones del pueblo sovi\u00e9tico y la incapacidad del sistema para proporcionarles oportunidades verdaderas para cumplirlas.<\/p>\nLa CIA entendi\u00f3 que estas tensiones eran una amenaza potencial para la estabilidad del propio r\u00e9gimen: “Estas tensiones podr\u00edan eventualmente confrontar al r\u00e9gimen con desaf\u00edos que no podr\u00eda manejar efectivamente sin un cambio en el sistema y los riesgos de control que acompa\u00f1ar\u00edan a dicho cambio”<\/em>.9<\/sup> Este informe era tan importante para la pol\u00edtica sovi\u00e9tica de la administraci\u00f3n Reagan que su autor principal, Kay Oliver, inform\u00f3 personalmente al Presidente sobre sus hallazgos e implicaciones: que el sistema sovi\u00e9tico era insostenible, que necesitaba reformas sociales y econ\u00f3micas dr\u00e1sticas, y que tales reformas podr\u00edan desestabilizar al r\u00e9gimen y hacer que el partido comunista perdiera el control pol\u00edtico sobre el pa\u00eds.<\/p>\nLos observadores occidentales estaban conscientes de que si Gorbachov realmente emprendiera las reformas necesarias, pondr\u00eda en peligro el control del pa\u00eds por el partido comunista y arriesgar\u00eda su propio suicidio pol\u00edtico. En consecuencia, parte del establishment<\/em> de la pol\u00edtica exterior pensaba que Gorbachov estaba simplemente posicion\u00e1ndose para ganar tiempo y obtener concesiones y ayuda de Occidente. En 1987, el teniente general de la NSA, William Odom, se\u00f1al\u00f3: “Parece cada vez m\u00e1s claro que el propio Gorbachov no pretende un cambio sist\u00e9mico. … Si lo que se entiende por reforma es una mejora significativa en el nivel de vida de los ciudadanos sovi\u00e9ticos y una mayor protecci\u00f3n de sus derechos individuales bajo la ley, ese tipo de reforma no puede ir muy lejos sin producir un cambio sist\u00e9mico; el tipo de cambio que Gorbachov no podr\u00eda desear”<\/em>.<\/p>\nPero los esc\u00e9pticos pronto tendr\u00edan que reconsiderar su desconfianza en el Secretario General. En el oto\u00f1o de 1988, Gorbachov, que se encontraba entonces bajo una presi\u00f3n creciente por parte de los comunistas de la vieja guardia, llam\u00f3 a elecciones multipartidistas y se movi\u00f3 para flanquear a los de la l\u00ednea dura buscando su propio nombramiento como presidente. Qued\u00f3 claro que sus reformas eran reales y que iba en serio. Sin embargo, Gorbachov ya estaba chocando con tantos intereses particulares que se estaba gestando un gran conflicto dentro de la direcci\u00f3n del partido comunista. Las circunstancias lo obligaron a acelerar las reformas, y sus medidas se volvieron visiblemente m\u00e1s precipitadas y err\u00e1ticas, lo que gener\u00f3 un nivel de incertidumbre desagradable que tendr\u00eda un efecto adverso sobre la econom\u00eda. Como resultado, en 1988 la econom\u00eda volvi\u00f3 a empeorar.<\/p>\n
La creciente vulnerabilidad de la URSS presentaba una oportunidad de oro para que los guerreros de la Guerra Fr\u00eda estadounidenses derrotaran a su gran rival geopol\u00edtico. Para los fan\u00e1ticos anticomunistas y sus jefes financieros, \u00e9sta era una oportunidad demasiado grande como para ignorarla y decidieron asumir un papel activo en la gesti\u00f3n de las consecuencias que se avecinaban<\/strong>. Como dijo el Asistente Especial del Consejo de Seguridad Nacional de Reagan, Jack Matlock, “Lo que uno ten\u00eda que hacer era encontrar una pol\u00edtica que lo protegiera si [la verdadera reforma] no suced\u00eda, pero que se aprovechara de ello si suced\u00eda. Y eso es lo que ideamos. Era una pol\u00edtica sin desventajas”<\/em>.10<\/sup><\/p>\nDesde entonces, algunos elementos de esa pol\u00edtica se han filtrado al p\u00fablico. Fuentes rusas revelaron un supuesto documento de la CIA de 1986 titulado “Cambiar el sistema constitucional y pol\u00edtico en Europa del Este y la URSS”<\/em>. El documento detallaba las medidas clave de la pol\u00edtica de Estados Unidos. \u00c9stas inclu\u00edan la contrataci\u00f3n de colaboradores entre representantes influyentes del aparato estatal, la integraci\u00f3n de las instituciones p\u00fablicas y financieras en el sistema pol\u00edtico y econ\u00f3mico del Estado, y “el establecimiento del control sobre los flujos financieros y la eliminaci\u00f3n de activos de las econom\u00edas de los pa\u00edses desarrollados”<\/em><\/strong>.11<\/sup> La evoluci\u00f3n de los acontecimientos corrobor\u00f3 en gran medida la autenticidad de estos documentos filtrados. Tambi\u00e9n lo hicieron varias otras fuentes oficiales estadounidenses.<\/p>\nPreparando el terreno en la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica<\/span><\/p>\nLa ca\u00edda de la URSS desat\u00f3 una ola de j\u00fabilo entre los dirigentes, funcionarios p\u00fablicos y l\u00edderes de opini\u00f3n estadounidenses. En su prisa triunfalista por atribuirse el m\u00e9rito de derrotar el azote del comunismo, muchos de ellos hablaron abiertamente, incluso jactanciosamente, de sus acciones, revelando bastante acerca de lo que realmente hab\u00eda sucedido. Uno de esos fan\u00e1ticos era David Ignatius, del Washington Post<\/em>. Como periodista, estaba lo m\u00e1s cerca posible de las entra\u00f1as de la bestia para un periodista. Graduado de Harvard y Cambridge, su reportaje en Washington cubr\u00eda el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el Senado y la CIA. Sus escritos sobre las actividades de la CIA se convirtieron en objeto de burla por su tono cr\u00e9dulo y su sesgo propagand\u00edstico. El veterano operativo de la CIA, Melvin Goodman, lo llam\u00f3 “el antiguo apologista principal de la CIA en el Washington Post… “<\/em>12<\/sup> Este detalle sobre Ignatius es relevante para nuestro an\u00e1lisis porque revela sus lealtades y sus estrechas conexiones con la comunidad de inteligencia.<\/p>\nPoco despu\u00e9s del golpe anticomunista de agosto de 1991 en Rusia,13<\/sup> Ignatius escribi\u00f3 un art\u00edculo en el Washington Post<\/em> exaltando el papel de los operativos occidentales “pro-democracia”<\/em> en la ca\u00edda del r\u00e9gimen sovi\u00e9tico<\/strong>. Al hablar de “la gran revoluci\u00f3n democr\u00e1tica que ha conquistado el mundo”<\/em>, Ignatius hace una sorprendente revelaci\u00f3n acerca de c\u00f3mo se forj\u00f3 esta revoluci\u00f3n: “La preparaci\u00f3n del terreno para el triunfo de la acci\u00f3n abierta el mes pasado<\/em>14<\/sup> ha consistido en una red de operadores manifiestos que durante los \u00faltimos 10 a\u00f1os han estado cambiando silenciosamente las reglas de la pol\u00edtica internacional. Han estado haciendo en p\u00fablico lo que la CIA sol\u00eda hacer en privado<\/strong>: proporcionar dinero y apoyo moral a los grupos prodemocr\u00e1ticos, entrenar a los combatientes de la resistencia, trabajar para subvertir el r\u00e9gimen comunista<\/em>“.15<\/sup><\/p>\nIgnatius podr\u00eda estar siendo un poco deshonesto al insistir en que estas actividades eran abiertas<\/em> y no encubiertas<\/em>. Cosas como entrenar a los combatientes de la resistencia y trabajar para subvertir el r\u00e9gimen comunista no se podr\u00edan haber hecho abiertamente. A lo mejor s\u00f3lo para dar una impresi\u00f3n, Ignacio simplemente escribi\u00f3 mal la palabra encubierta [“covert” en ingl\u00e9s – NdT] omitiendo la “c” [lo que quedar\u00eda como “overt”, abierto o expl\u00edcito, p\u00fablico, etc. – NdT]; ser\u00eda como si yo caracterizara sus afirmaciones como rap<\/em> [“crap” si se a\u00f1ade una “c”, es decir mierda.- NdT].<\/p>\nIgnatius destaca el trabajo del activista prodemocr\u00e1tico Allen Weinstein, quien comenz\u00f3 a organizar a los disidentes sovi\u00e9ticos ya en 1980. Weinstein “r\u00e1pidamente se conect\u00f3 con la red de activistas a favor de la democracia… En poco tiempo, estaba patrocinando conferencias para los disidentes, organizando visitas a los Estados Unidos para ellos y, por lo dem\u00e1s, causando problemas”<\/em>.16<\/sup> Desde el principio, Boris Yeltsin y sus ayudantes se vieron atra\u00eddos por la “hospitalidad transatl\u00e1ntica”<\/em> de Weinstein. Weinstein permaneci\u00f3 en estrecha comunicaci\u00f3n con el c\u00edrculo de Yeltsin, particularmente durante los acontecimientos cr\u00edticos de agosto de 1991. “Cuando los ayudantes de Boris Yeltsin intentaban conseguir apoyo para su resistencia en Mosc\u00fa el 19 de agosto”<\/em>, escribe Ignatius, “necesitaban transmitir su mensaje desafiante a Rusia y al mundo”<\/em>. Uno de ellos envi\u00f3 un fax a Weinstein en Washington, solicitando que el presidente estadounidense emitiera una declaraci\u00f3n p\u00fablica de apoyo a Yeltsin. Inmediatamente, George Bush llam\u00f3 a Yeltsin para expresarle su apoyo y luego sali\u00f3 en televisi\u00f3n para describir su conversaci\u00f3n telef\u00f3nica. La capacidad de Weinstein para involucrar al Presidente de Estados Unidos con tan poco tiempo de anticipaci\u00f3n fue, de hecho, una haza\u00f1a incre\u00edble de trabajo en la red de poder para un humilde activista a favor de la democracia.<\/p>\nPor supuesto, Weinstein no fue el \u00fanico operador que “caus\u00f3 problemas” contra la URSS. Ignatius tambi\u00e9n da cr\u00e9dito a William Miller del Comit\u00e9 Estadounidense de Relaciones Sovi\u00e9ticas, George Soros de la Open Society Foundation, John Mroz del Centro de Estudios de Seguridad Este-Oeste, John Baker del Consejo Atl\u00e1ntico y Harriett Crosby del Instituto de Relaciones Sovi\u00e9ticas Estadounidenses<\/strong>. El Fondo Nacional para la Democracia (NED), encabezado por Zbigniew Brzezinski, era el “papito de las operaciones abiertas”17<\/sup>. Hab\u00eda estado activo dentro de la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica durante a\u00f1os (abiertamente<\/em>, por supuesto), financiando a varios sindicatos sovi\u00e9ticos y al “Grupo Interregional” liberal en el Congreso de los Diputados del Pueblo. El Grupo Interregional fue el primer grupo de oposici\u00f3n legalmente organizado en la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica y posteriormente fue identificado como el principal catalizador de las “reformas democr\u00e1ticas” en Rusia.<\/p>\nAhora podemos discernir vagamente c\u00f3mo Boris Yeltsin, un apparatchik<\/em> del partido comunista de Sverdlovsk en Siberia, tropez\u00f3 con todo el plan de derrocar al r\u00e9gimen comunista sovi\u00e9tico y privatizar la riqueza de Rusia<\/strong>. El l\u00edder populista era bien conocido por ser un ambicioso profesional dispuesto a “pisotear a cualquiera para llegar a su objetivo<\/em>“18<\/sup> y hab\u00eda acumulado un historial impresionante de crear problemas para el partido comunista. Entre otras cosas, Yeltsin predic\u00f3 sobre la democracia multipartidista al Komsomol, la Liga Comunista Juvenil, donde los futuros oligarcas rusos fueron reclutados y preparados para participar en la privatizaci\u00f3n de Rusia en nombre de sus patrocinadores occidentales.<\/p>\nEn 1987, los alborotos de Yeltsin llevaron a un choque con las autoridades comunistas de Mosc\u00fa despu\u00e9s de que criticara p\u00fablicamente a la direcci\u00f3n del partido por demorarse en las reformas. La cr\u00edtica p\u00fablica a los dignatarios del partido fue una grave afrenta en la URSS. Fue fuertemente amonestado, excluido de la pol\u00edtica y forzado a regresar a Sverdlovsk a una simple funci\u00f3n de gesti\u00f3n de negocios. Durante su \u00e9xodo, pero posiblemente incluso antes, Boris Yeltsin se asoci\u00f3 estrechamente con un c\u00edrculo de disidentes y acad\u00e9micos liberales dirigidos por Gennady Burbulis. Burbulis fue el l\u00edder y uno de los fundadores del mencionado “Grupo Interregional”, financiado por el Fondo Nacional para la Democracia de Estados Unidos<\/strong>. Burbulis se convirti\u00f3 en uno de los asociados m\u00e1s cercanos de Yeltsin y le ayud\u00f3 a resucitar su carrera pol\u00edtica. En 1991, dirigi\u00f3 la exitosa elecci\u00f3n de Yeltsin para la presidencia rusa (junio de 1991) y se convirti\u00f3 en el primer Secretario de Estado en el gabinete de Yeltsin.<\/p>\nCasi tan pronto como Yeltsin lleg\u00f3 a la presidencia en 1991, la vanguardia de Harvard y otros occidentales comenzaron a llegar a Mosc\u00fa. Pasaron un tiempo en una dacha fuera de la ciudad para reclutar a sus colaboradores rusos y trazar el curso de los acontecimientos que determinar\u00edan el tr\u00e1gico destino de Rusia durante el resto de la d\u00e9cada.<\/p>\n
No debemos asumir que todos los involucrados trabajaron para la CIA o intentaron da\u00f1ar a Rusia deliberadamente. Lo m\u00e1s probable es que la mayor\u00eda de los reformadores rusos hayan sido personas serias que anhelaban cambiar un sistema insostenible e insatisfactorio que se estaba derrumbando sobre s\u00ed mismo. Sin duda, muchos de ellos fueron seducidos por la promesa de una democracia al estilo occidental y un capitalismo que parec\u00eda mucho mejor para satisfacer las necesidades y aspiraciones de la gente. Cuando el mismo Boris Yeltsin viaj\u00f3 por Estados Unidos en septiembre de 1989, qued\u00f3 fascinado con el brillo y la abundancia que vio en Houston y Miami. Cuando sus anfitriones lo llevaron a \u00e9l y a su s\u00e9quito a un supermercado en Clear Lake en Texas, Yeltsin observ\u00f3 con asombro que en Rusia, ni siquiera los miembros del politbur\u00f3 pod\u00edan so\u00f1ar con la abundancia y variedad de bienes que estaban disponibles para cualquier estadounidense de clase media.<\/p>\n