En estos tiempos de arrolladora correcci\u00f3n pol\u00edtica, cuando bravucones atacan a quienes cuestionan la santa trinidad liberal de la diversidad, la inclusividad y la igualdad, y en los que los medios de comunicaci\u00f3n acatan la l\u00ednea del partido al tiempo que difaman a los disidentes, es f\u00e1cil ver por qu\u00e9 cada vez m\u00e1s gente llama “fascista” al actual pensamiento grupal progresista. Pero si uno mira la historia, como lo hizo Jonah Goldberg en su libro, Liberal Fascism<\/em> (“El fascismo liberal”), uno se da cuenta de que esto pasa por alto lo importante: la izquierda de hoy no est\u00e1 simplemente usando t\u00e1cticas fascistas. No, el fascismo es, y siempre ha sido, un proyecto progresista de izquierda. Lo que hoy llamamos conservadurismo tiene poco que ver con el mismo; de hecho, se trata casi exactamente de lo contrario<\/strong>.<\/p>\n Para comprender esto, primero debemos darnos cuenta de que el fascismo es un movimiento revolucionario, dentro de la tradici\u00f3n de la Revoluci\u00f3n Francesa. Como lo expresa Goldberg:<\/p>\n<\/div>\n …la Revoluci\u00f3n Francesa fue la primera revoluci\u00f3n totalitaria, la madre del totalitarismo moderno, y el modelo espiritual para las revoluciones fascista italiana, nazi alemana y comunista rusa. Fue un levantamiento nacionalista-populista, dirigido y manipulado por una vanguardia intelectual decidida a reemplazar el cristianismo por una religi\u00f3n pol\u00edtica que glorificara “al pueblo”, consagrara la vanguardia revolucionaria como sus sacerdotes y coartara los derechos de los individuos<\/strong>.<\/p><\/blockquote>\n La revoluci\u00f3n no es exactamente un tema de conversaci\u00f3n conservador, \u00bfverdad? O considere un programa prematuro de Mussolini, “el padre del fascismo”: algunas de las cosas que estos primeros fascistas quer\u00edan inclu\u00edan rebajar la edad m\u00ednima para votar, poner fin al servicio militar, revocar los t\u00edtulos de nobleza, fijar un salario m\u00ednimo, construir escuelas “r\u00edgidamente seculares” para el proletariado, un gran sistema tributario progresista… en otras palabras, una plataforma cl\u00e1sicamente izquierdista. El fascismo fue, en cierto sentido, una revoluci\u00f3n bolchevique sin el internacionalismo<\/strong>. Consecuentemente, muchos progresistas estadounidenses de la \u00e9poca se mostraron muy favorables<\/a> a Mussolini. Hitler era igualmente anticapitalista y anticonservador. Goldberg escribe:<\/p>\n<\/div>\n Los nazis llegaron al poder aprovech\u00e1ndose de la ret\u00f3rica anticapitalista en la que cre\u00edan indiscutiblemente. Incluso si Hitler era un criptonihilista como lo retratan muchos, es imposible negar la sinceridad de las masas nazis que se ve\u00edan a s\u00ed mismas como organizadoras de un ataque revolucionario contra las fuerzas del capitalismo. Adem\u00e1s, el nazismo tambi\u00e9n enfatiz\u00f3 muchos de los asuntos planteados posteriormente por las Nuevas Izquierdas en otros lugares y tiempos: la primac\u00eda de la raza, el rechazo al racionalismo, el \u00e9nfasis en lo org\u00e1nico y hol\u00edstico (incluyendo el ambientalismo, la alimentaci\u00f3n saludable y el ejercicio) y, sobre todo, la necesidad de “trascender” las nociones de clase<\/strong>.<\/p><\/blockquote>\n Goldberg deja claro que el fascismo (tanto el fascismo cl\u00e1sico de Mussolini como el nazismo de Hitler; pero tambi\u00e9n el comunismo como el gemelo igualmente malvado del fascismo) es en esencia colectivista, anticapitalista, antirreligioso (aunque a veces puede usar la religi\u00f3n para promover sus objetivos), quiere controlarlo todo en nombre del bienestar, el progreso y el “bien del pueblo”, utiliza la ciencia como una especie de clase sacerdotal para justificar a los l\u00edderes del “movimiento”, odia al individuo y siempre busca el avance del colectivo… sip<\/em>, exactamente la pesadilla Orwelliana que vemos hoy, mayormente en la izquierda.<\/p>\n<\/div>\n