{"id":3986,"date":"2018-07-17T00:26:03","date_gmt":"2018-07-17T00:26:03","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/07\/17\/la-actual-superioridad-moral-del-victimismo\/"},"modified":"2018-07-17T00:26:03","modified_gmt":"2018-07-17T00:26:03","slug":"la-actual-superioridad-moral-del-victimismo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/07\/17\/la-actual-superioridad-moral-del-victimismo\/","title":{"rendered":"La actual superioridad moral del victimismo"},"content":{"rendered":"

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En el pasado, casi desde la formaci\u00f3n de los primeros Estados Nacionales, la b\u00fasqueda del \u00e9xito<\/strong> era el motor indiscutible y casi obvio de las decisiones pol\u00edticas<\/strong>. Un \u00e9xito que se med\u00eda por la unificaci\u00f3n interna primero y por la expansi\u00f3n inmediatamente despu\u00e9s, como ocurri\u00f3, por ejemplo, en el caso espa\u00f1ol.<\/ins><\/p>\n

La rivalidad<\/strong> con otras grandes potencias era el resultado inevitable de esa pugna tenaz por la hegemon\u00eda<\/strong>. Desde el punto de vista econ\u00f3mico, la mentalidad capitalista, como se\u00f1alaron incontables te\u00f3ricos desde Max Weber<\/strong>, adopt\u00f3 una \u00e9tica de trabajo<\/strong> y esfuerzo que no perd\u00eda de vista la consecuci\u00f3n del \u00e9xito en este mundo como preludio de la recompensa suprema en el otro.<\/p>\n

Cuando se intensifica la conquista colonialista<\/strong> del globo, el poder y el prestigio de las potencias<\/strong>, tanto a nivel interior como en el plano internacional, se asientan sobre su capacidad de vencer obst\u00e1culos y derrotar competidores. Las conquistas y explotaciones de otros territorios y las contiendas b\u00e9licas por la primac\u00eda eran el resultado inevitable de ese proceso pero recordemos que las guerras<\/strong> eran un mal inevitable<\/strong> y, m\u00e1s a menudo, una aceptada y aceptable manifestaci\u00f3n de energ\u00eda. Aunque ahora resulte incre\u00edble, la mayor\u00eda de los j\u00f3venes europeos se enrolaban en filas con entusiasmo, como sucedi\u00f3 incluso en la I Guerra Mundial (l\u00e9ase a Ernst J\u00fcnger<\/strong>).<\/p>\n

La llamada Gran Guerra (1914) marca un punto de inflexi\u00f3n<\/strong>, que luego ser\u00e1 refrendado por la superior cat\u00e1strofe de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Hay una obra excepcional de George L. Mosse<\/strong> cuya traducci\u00f3n al castellano casi lo dice todo: Soldados ca\u00eddos. La transformaci\u00f3n de la memoria de las guerras mundiales<\/em>. La hecatombe<\/strong> de esos a\u00f1os con decenas de millones de muertos provoca un cambio sustancial<\/strong> en la sensibilidad europea<\/strong>.<\/p>\n

La Shoah<\/em>\u00a0(holocausto jud\u00edo) alcanza en ese contexto categor\u00eda de s\u00edmbolo supremo. Las v\u00edctimas<\/strong>, anta\u00f1o preteridas, concitan ahora toda la atenci\u00f3n, pero tambi\u00e9n nos interpelan a fondo y cuestionan nuestra inocencia: \u00bfno nos alcanza a todos alg\u00fan grado de responsabilidad<\/strong> en los sucesos?<\/p>\n

La mentalidad revolucionaria por su parte enfatizar\u00e1 la situaci\u00f3n del oprimido<\/strong> como palanca de transformaci\u00f3n pol\u00edtica y social: miseria, represi\u00f3n y alienaci\u00f3n<\/strong> son la triada cl\u00e1sica de la ortodoxia marxista<\/em>, pero no solo de esta, sino de cualquier protesta colectiva: \u00a1hasta los ni\u00f1os de pap\u00e1 del Quartier Latin<\/em>\u00a0de Par\u00eds se consideraban en el 68 v\u00edctimas de la autoritaria sociedad capitalista!<\/p>\n

Ni la expansi\u00f3n de las libertades, ni la mejora econ\u00f3mica han propiciado el reflujo de la mentalidad victimista; todo lo contrario, no hay progresismo sin victimismo<\/p><\/blockquote>\n

Desde entonces, el campo de las libertades<\/strong> individuales y colectivas se ha ensanchado y profundizado hasta niveles inconcebibles. Pero ni esto ni la aut\u00e9ntica revoluci\u00f3n (\u00a1esta s\u00ed!) en las condiciones materiale<\/strong>s de vida, han propiciado un reflujo de la mentalidad victimista sino, por parad\u00f3jico que resulte, todo lo contrario. No hay progresismo<\/strong> sin victimismo<\/strong>.<\/p>\n

Cuanto m\u00e1s tiene\u2026 m\u00e1s se queja<\/h2>\n

La paradoja consiste en que nuestro comportamiento ciudadano se asemeja al ni\u00f1o mimado<\/strong> y consentido que m\u00e1s se queja cuanto m\u00e1s obtiene: todo le parece poco y hace de la exigencia permanente su pauta de comportamiento. Determinados grupos de presi\u00f3n saben que la queja<\/strong>, en nombre de determinados colectivos, puede ser un eficaz instrumento de movilizaci\u00f3n para alcanzar sus propios objetivos de poder.<\/p>\n

Determinados grupos de presi\u00f3n saben que la queja\u00a0puede ser un eficaz instrumento de movilizaci\u00f3n para alcanzar sus propios objetivos de poder<\/p><\/blockquote>\n

Como los bolcheviques<\/strong> con el proletariado ruso: ya que este no ten\u00eda entidad suficiente para hablar, Lenin lo har\u00eda en su nombre, con las consecuencias que todos sabemos. Hoy, en nombre de la opresi\u00f3n de minor\u00edas<\/strong> \u00e9tnicas, sexuales o culturales no se quejan tanto estas como las organizaciones que dicen representarlas, enarbolando etiquetas de indigenistas, afroamericanos, feministas, transexuales o abor\u00edgenes.<\/p>\n

Nuestra cultura est\u00e1 impregnada de esas premisas, que aceptamos como naturales<\/em>, pero la educaci\u00f3n para ello empieza en la escuela primaria y luego contin\u00faa hasta la Universidad. Me eduqu\u00e9 en una escuela con ex\u00e1menes semanales,<\/strong> bolet\u00edn de notas cada quince d\u00edas, cuadros de honor y disposici\u00f3n de los alumnos en clase seg\u00fan rendimiento. Se premiaba la excelencia y el esfuerzo<\/strong>. Tambi\u00e9n la competitividad<\/strong>, \u00bfpor qu\u00e9 no decirlo? Hoy, salvo en el deporte, \u00e1mbito en el que nadie discute ese modelo, la mera justificaci\u00f3n de esas pautas \u2013aun adapt\u00e1ndolas a la realidad actual- lleva seguro a la expulsi\u00f3n del sistema educativo.<\/p>\n

En la cultura pol\u00edtica dominante el triunfador\u00a0es sospechoso pues se presupone ha trepado sobre los \u2018ca\u00eddos\u2019 que ha ido dejando a su paso<\/p><\/blockquote>\n

No es de extra\u00f1ar por tanto que en la cultura pol\u00edtica dominante, cada vez m\u00e1s asfixiada por el dogal de la correcci\u00f3n<\/em>, el sobresaliente y el triunfador<\/strong> sean como m\u00ednimo sospechosos. Se presupone que todo el que destaca lo hace porque se ha aupado sobre los ca\u00eddos<\/em> que ha ido dejando a su paso.<\/p>\n

Si ya en la escuela el pedagogo de turno<\/strong> entiende que solo se debe ocupar del inadaptado<\/strong>, en la vida comunitaria las m\u00e1s diversas iniciativas pol\u00edticas coinciden en que pap\u00e1 Estado<\/strong> debe satisfacer las m\u00e1s dispares necesidades de los ciudadanos. La clave esencial de la insostenibilidad del Estado de bienestar reside precisamente en la imposibilidad de satisfacer \u2013con recursos por definici\u00f3n siempre limitados- esta demanda infinita<\/strong>.<\/p>\n

En estas coordenadas, el empresario<\/strong> y el mero emprendedor, si tiene \u00e9xito, son roles que suscitan franco rechazo<\/strong>. Como dicen algunas firmas comerciales del cliente, el trabajador siempre lleva la raz\u00f3n. Se trata de un enfoque dicot\u00f3mico que ofende la inteligencia pero al que no se le puede regatear su eficacia.<\/p>\n

La atribuci\u00f3n del papel de v\u00edctima es un salvoconducto que permite carta blanca<\/p><\/blockquote>\n

La proyecci\u00f3n de estos prejuicios<\/strong> a la esfera global<\/strong> lleva a considerar a EEUU como el ep\u00edtome del mal y a disculpar a las pobres naciones oprimidas por el imperialismo, como Cuba y Venezuela, haciendo abstracci\u00f3n de las abismales diferencias de libertad y prosperidad de los ciudadanos en estos dos pa\u00edses respecto al primero. El mismo esquema se aplica a israel\u00edes y palestinos<\/strong>. En todos estos casos la atribuci\u00f3n del papel de v\u00edctima es un salvoconducto que permite carta blanca.<\/p>\n

La v\u00edctima es siempre individual, no colectiva<\/h2>\n

Ahora bien, he dicho atribuir el papel de v\u00edctima<\/em><\/strong> porque, contra lo que puede parecer, eso es muy distinto a ser v\u00edctima real<\/strong>. Como pasa con la memoria, la v\u00edctima siempre es individual<\/strong>: el ser de carne y hueso, tan caro a Miguel de Unamuno<\/strong>, que sufre la iniquidad de otros. Evidentemente, en un genocidio las v\u00edctimas se multiplican pero solo como resultado de una licencia expresiva podemos hablar de un pueblo entero como v\u00edctima. Ni siquiera en el Holocausto la v\u00edctima fue el pueblo jud\u00edo<\/em> sino los cinco millones que fueron asesinados. Otros muchos jud\u00edos permanecieron al margen y hasta algunos colaboraron decisivamente en el exterminio de sus hermanos.<\/p>\n

El victimismo es una ideolog\u00eda pol\u00edtica que trata de sacar r\u00e9ditos de unas situaciones de injusticia reales o simuladas; pero las v\u00edctimas aut\u00e9nticas no hacen victimismo<\/p><\/blockquote>\n

El victimismo no solo hace caso omiso de esta distinci\u00f3n sino que pretende exactamente lo contrario, busca deliberadamente la confusi\u00f3n<\/strong>. Pero las v\u00edctimas aut\u00e9nticas no hacen victimismo. El victimismo es una ideolog\u00eda pol\u00edtica que trata de sacar r\u00e9ditos de unas situaciones de injusticia reales o simuladas. El victimismo sabe que en la sociedad actual, por las razones sucintamente apuntadas, el sentimiento de fracaso<\/strong>, aun impostado, cohesiona m\u00e1s que el \u00e9xito<\/strong>.\u00a0Hoy en d\u00eda no averg\u00fcenzan como anta\u00f1o la derrota o la vejaci\u00f3n. Antes al contrario, el victimismo exacerba la vivencia de estas o incluso crea una postergaci\u00f3n ficticia como instrumento de movilizaci\u00f3n.<\/p>\n

En la sociedad actual, el sentimiento de fracaso, aun impostado, cohesiona m\u00e1s que el \u00e9xito<\/p><\/blockquote>\n

Miren los dos sectores que, en Espa\u00f1a, enarbolan m\u00e1s aparatosamente la bandera victimista: el feminismo y el nacionalismo independentista (catal\u00e1n y vasco). Nunca hasta ahora la presencia femenina<\/strong> hab\u00eda alcanzado mayor cota de presencia y participaci\u00f3n en todos los \u00e1mbitos. Es verdad que es el resultado de una lucha larga y dolorosa, pero \u00bfes serio admitir que las mujeres siguen siendo hoy v\u00edctimas del heteropatriarcado capitalista? Por otra parte, considerar que los nacionalistas perif\u00e9ricos, gobernando a su antojo<\/strong> los territorios m\u00e1s ricos de Espa\u00f1a, son v\u00edctimas de algo, m\u00e1s que un mal chiste, es una ofensa para cualquier v\u00edctima aut\u00e9ntica<\/strong> de no importa qu\u00e9 conflicto.<\/p>\n

La elite que enarbola el victimismo lo sabe, obviamente. Pero sabe tambi\u00e9n que su potencial de movilizaci\u00f3n depende de ahondar la conciencia de sufrimiento y humillaci\u00f3n<\/strong> del colectivo que lideran. Ello le otorga su pretendida superioridad moral. Durante varias d\u00e9cadas contemplamos con asombro y repugnancia c\u00f3mo los gudaris<\/em> vascos<\/strong> del tiro en la nuca y la bomba-lapa se presentaban, y as\u00ed eran aceptados en su entorno social, como v\u00edctimas del conflicto<\/strong>. Aun hoy es el relato que pugna por prevalecer en este espacio nacionalista.<\/p>\n

El victimismo no debe ser subestimado: pol\u00edticamente es un arma cargada de futuro<\/p><\/blockquote>\n

Los independentistas catalanes, por su parte, no hacen m\u00e1s que conmemorar derrotas<\/strong>, desde el Corpus de Sangre<\/em> al Once de Septiembre<\/em>. Aunque \u00e9ticamente mezquino y racionalmente deleznable, el victimismo no debe ser subestimado: pol\u00edticamente es, como dir\u00eda Gabriel Celaya, un arma cargada de futuro.<\/p>\n