{"id":3739,"date":"2018-06-20T23:10:01","date_gmt":"2018-06-20T23:10:01","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=3739"},"modified":"2019-01-01T20:02:40","modified_gmt":"2019-01-01T20:02:40","slug":"puede-salvarse-la-izquierda-de-la-correccion-politica","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/06\/20\/puede-salvarse-la-izquierda-de-la-correccion-politica\/","title":{"rendered":"Puede salvarse la izquierda de la ‘Correcci\u00f3n Pol\u00edtica’? – por Javier Benegas"},"content":{"rendered":"

\"256348659789367356.jpg\"<\/p>\n

Que la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica<\/strong> se ha convertido en la mayor amenaza para la libertad, desde la epoca de las ideolog\u00edas totalitarias en el pasado siglo, es algo que cada vez resulta m\u00e1s evidente.<\/p>\n

Sin embargo, se tiende a reducir esta grave amenaza a una convencional confrontaci\u00f3n ideol\u00f3gica, donde la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica ser\u00eda lo que se ha dado en llamar marxismo cultural<\/strong>, estableci\u00e9ndose as\u00ed una forzada divisi\u00f3n que impide la reacci\u00f3n clara y contundente de la sociedad en su conjunto.<\/p>\n

Lo cierto es que el embri\u00f3n de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica no surge de una ideolog\u00eda sino de un trauma, la Primera Guerra Mundial<\/strong>. Se trata de una reacci\u00f3n contracultural espont\u00e1nea, en la que desde el primer momento la transgresi\u00f3n sexual es uno de sus principales signos distintivos.<\/p>\n

Basta leer a\u00a0Stefan Zweig en \u201cEl Mundo de Ayer\u201d<\/em> (1942) para comprobar el ambiente transgresor en que se hallaba sumida la juventud de la posguerra<\/p><\/blockquote>\n

Basta leer a\u00a0Stefan Zweig<\/strong> en El Mundo de Ayer<\/em> (1942) para comprobar el ambiente transgresor en que se hallaba sumida la juventud vienesa de la posguerra, durante la d\u00e9cada de 1920. Un ambiente que se reproduc\u00eda de manera similar en otras ciudades de Europa<\/p>\n

\u201c\u2026 Por el simple gusto de rebelarse se rebelaban contra toda norma vigente, incluso contra los designios de la naturaleza, como la eterna polaridad de los sexos. Las muchachas se hac\u00edan cortar el pelo hasta el punto de que, con sus peinados a lo gar\u00e7on, no se distingu\u00edan de los chicos; y los chicos, a su vez, se afeitaban la barba para parecer m\u00e1s femeninos; la homosexualidad y el lesbianismo se convirtieron en una gran moda no por instinto natural, sino como protesta contra las formas tradicionales de amor, legales y normales. Todas las formas de expresi\u00f3n de la existencia pugnaban por farolear de radicales y revolucionarias\u2026\u201d\u00a0\u00a0 \u00a0\u00a0<\/em><\/p>\n

Esta reacci\u00f3n de rechazo a todo lo tradicional carece de ra\u00edces marxistas. Su raz\u00f3n es mucho m\u00e1s prosaica: el traslado por parte de los j\u00f3venes de toda la responsabilidad de la Gran Guerra a sus ancianos gobernantes. Un decisi\u00f3n controvertida, habida cuenta que uno de los desencadenantes de la guerra fue\u00a0el exceso de confianza <\/strong>de una juventud que, deseosa de demostrar su val\u00eda, amenazo con amotinarse si sus gobiernos se comportaban de forma pusil\u00e1nime.<\/p>\n

La primera gran huida de la responsabilidad<\/h2>\n

La juventud de la d\u00e9cada de 1910\u00a0era beneficiaria de un largo periodo de paz. S\u00f3lo conoc\u00eda la guerra por referencias literarias<\/strong> o por noticias de escaramuzas coloniales, donde el poder de los ej\u00e9rcitos europeos resultaba incontestable. Los viejos conflictos continentales sobre los que ten\u00edan alg\u00fan conocimiento hab\u00edan sido enfrentamientos que no llegaron a prolongarse m\u00e1s de un a\u00f1o, como la Guerra franco-prusiana<\/strong>, que se libr\u00f3 del 19 de julio de 1870 al 10 de mayo de 1871, y que careci\u00f3 de los medios para la aniquilaci\u00f3n a gran escala que la Revoluci\u00f3n Industrial<\/strong> iba a proporcionar a los ej\u00e9rcitos del siglo XX.<\/p>\n

As\u00ed, los j\u00f3venes pertenecientes a la emergente clase acomodada y urbana ten\u00edan una visi\u00f3n rom\u00e1ntica y casi festiva de la guerra. Y daban por supuesto que la Gran Guerra<\/strong> consistir\u00eda en un vistoso desfile militar, una oportunidad para demostrar su hero\u00edsmo y realizar haza\u00f1as dignas de ser noveladas. Pero, sobre todo, estaban convencidos de que el conflicto no se prolongar\u00eda m\u00e1s all\u00e1 de unos meses<\/strong>.<\/p>\n

Desgraciadamente, no hubo ning\u00fan paseo militar. El m\u00fasculo desarrollado por las potencias europeas durante el largo periodo de paz y prosperidad que precedi\u00f3 al conflicto, los avances tecnol\u00f3gicos y la capacidad industrial convirtieron la contienda en una prolongada y colosal matanza<\/strong>. Y cuando por fin concluy\u00f3, los anta\u00f1o euf\u00f3ricos j\u00f3venes fueron incapaces de sobreponerse al shock. Concluyeron que hab\u00edan sido enga\u00f1ados\u00a0y llevados al matadero por un \u201cmundo viejo\u201d gobernado por \u201cancianos\u201d .<\/p>\n

La reacci\u00f3n contracultural, embri\u00f3n de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica, que sigui\u00f3 al final de la guerra, fue fruto de la incapacidad de las nuevas generaciones para asimilar lo sucedido y asumir su propia responsabilidad<\/p><\/blockquote>\n

As\u00ed pues, la reacci\u00f3n contracultural<\/strong>, embri\u00f3n de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica, que sigui\u00f3 al final de la guerra fue en buena medida fruto de la incapacidad de las nuevas generaciones para asimilar lo sucedido y, sobre todo, para asumir su responsabilidad en el desastre<\/strong>. Esta renuncia a la propia responsabilidad constituye el primer signo de un proceso de infantilizaci\u00f3n<\/strong><\/a> que es consustancial a la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica, y que alcanzar\u00e1 niveles cr\u00edticos a finales de los a\u00f1os 60<\/strong>, cuando la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica haya viajado de Europa a los Estados Unidos, de donde regresar\u00e1 corregida y aumentada.<\/p>\n

El mito de Gramsci<\/h2>\n

Uno de los mitos que contribuye a ocultar el origen real de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica es el mito de Antonio Gramsci<\/strong>. Un personaje al que tanto los marxistas, siempre dispuestos a exagerar los mitos propios, como algunos conservadores han otorgado una relevancia exagerada.<\/p>\n

En general, la memoria colectiva tiende a simplificar los hechos, adjudicando todo el m\u00e9rito a nombres propios. As\u00ed, muchos generales han pasado a ser recordados como grandes estrategas, atribuyendo s\u00f3lo a sus brillantes planes las m\u00e1s espectaculares victorias. Sin embargo, hasta los m\u00e1s deslumbrantes \u00e9xitos tienen un fuerte componente de azar y de oportunismo.<\/p>\n

Al igual que sucede con los mitol\u00f3gicos generales, unos y otros atribuyen a\u00a0Antonio Gramsci<\/strong>\u00a0el m\u00e9rito del surgimiento de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica (entendida, claro est\u00e1, como marxismo cultural). Y argumentan para ello que sus ideas penetraron en las universidades durante la d\u00e9cada de los 70. Y que fue un referente del Eurocomunismo<\/strong> de 1970.<\/p>\n

Gramsci siempre estuvo muy lejos de descubrir la verdadera contribuci\u00f3n de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica a la izquierda: la sustituci\u00f3n de la conciencia de clase por la de la identidad<\/p><\/blockquote>\n

Pese a todo, el \u00fanico hallazgo relevante de Gramsci, colocar a las instituciones culturales en la diana de la agenda revolucionaria, es consecuencia y no causa<\/strong> de ese embri\u00f3n de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica que hunde sus ra\u00edces en el shock de la Primera Guerra Mundial.<\/p>\n

En realidad, Gramsci siempre estuvo muy lejos de descubrir la verdadera contribuci\u00f3n de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica a la izquierda: la sustituci\u00f3n de la conciencia de clase por la de la identidad<\/strong>. Lo que s\u00ed puso en evidencia el pol\u00edtico italiano es\u00a0el oportunismo marxista<\/strong>. As\u00ed, cuando Gramsci propone la creaci\u00f3n de una \u00e9lite de intelectuales <\/strong>que a\u00fanen teor\u00eda y pr\u00e1ctica, lo que sugiere, aun sin saberlo, es la constituci\u00f3n de un n\u00facleo de pensadores, cuya misi\u00f3n ser\u00e1 convertir las contingencias y azares en oportunidades para ganar la batalla del Poder. Una visi\u00f3n oportunista que ser\u00e1 asumida por el Eurocomunismo, que renunciar\u00e1 a viejos dogmas marxistas e ir\u00e1 incorporando otros nuevos.<\/p>\n

La Escuela de Fr\u00e1ncfort<\/h2>\n

Despu\u00e9s de Gramsci y en orden cronol\u00f3gico, otro de los mitos que sirven para reducir la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica a marxismo cultural es el de la Escuela de Fr\u00e1ncfort<\/strong>. Un t\u00edtulo que equivocadamente se ha asociado a una l\u00ednea de pensamiento monol\u00edtica. Es cierto que esta instituci\u00f3n fue\u00a0la primera instituci\u00f3n acad\u00e9mica de\u00a0Alemania\u00a0que abraz\u00f3 sin tapujos las ideas marxistas, pero no menos cierto es que sus miembros proven\u00edan de\u00a0\u00e1mbitos y tendencias muy distintas, incluso del psicoan\u00e1lisis. Y que las discrepancias entre ellos era una constante.<\/p>\n

El origen de la reacci\u00f3n contracultural norteamericana, al igual que la europea, tiene su origen en otro trauma b\u00e9lico: la Guerra de Vietnam<\/p><\/blockquote>\n

A la leyenda de la Escuela de Fr\u00e1ncfort contribuye el hecho de que\u00a0la mayor\u00eda de sus miembros tuviera que trasladarse de Alemania a los Estados Unidos durante el r\u00e9gimen\u00a0nazi. Una circunstancia que ha servido para establecer la idea de que el llamado marxismo cultural europeo fue exportado a los Estados Unidos por sus miembros.\u00a0Sin embargo, la reacci\u00f3n contracultural norteamericana, al igual que la europea, tiene su origen en otro trauma b\u00e9lico: la Guerra de Vietnam<\/strong>. Un desastre que como la Gran Guerra anim\u00f3 toda clase de oportunismos y excesos ideol\u00f3gicos.<\/p>\n

En la d\u00e9cada cr\u00edtica de los a\u00f1os 60, cuando la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica tal y como la conocemos se manifiesta, de los exponentes de la Escuela de Fr\u00e1ncfort<\/strong>, fueron Herbert Marcuse<\/strong> y Erich Fromm<\/strong> quienes asumieron con entusiasmo las proclamas del 68. Tanto El hombre unidimensional<\/em> de Marcuse (1964) como Del tener al ser<\/em> de Fromm (1976) eran, en efecto, textos en total afinidad con el movimiento rebelde estudiantil, pero en modo alguno fueron sus gu\u00edas; se trataba de enrevesadas teor\u00edas ad hoc<\/em>, escritas de un modo deliberadamente farragoso<\/strong>, cuya \u201coscuridad\u201d ten\u00eda como fin ocultar el burdo oportunismo con el que pretend\u00edan convertir las contingencias y azares del momento en oportunidades ideol\u00f3gicas\u2026 y, sobre todo, en oportunidades personales.<\/p>\n

Otros integrantes de la Escuela de Fr\u00e1ncfort, como\u00a0Theodor W. Adorno<\/strong> y Max Horkheimer<\/strong> se mantuvieron alejados de las reivindicaciones juveniles de la \u00e9poca. Para Adorno, el modo violento en que el movimiento estudiantil se enfrentaba a las instituciones universitarias, junto con el car\u00e1cter frecuentemente liberal y burgu\u00e9s de sus reivindicaciones, era inaceptable. En su opini\u00f3n, las consignas de los estudiantes remit\u00edan a una cultura libertaria, originariamente enraizada en el liberalismo, pero escindida en los 40, que invocaba la libertad de expresi\u00f3n y persegu\u00eda la destrucci\u00f3n de las instituciones. Que Adorno fuera marxista no significaba que fuera est\u00fapido: advirti\u00f3 que desmantelar la tradici\u00f3n sin sustituirla por algo mejor, sin crear un c\u00edrculo virtuoso de la cultura, conducir\u00eda al caos<\/strong>.<\/p>\n

La Correcci\u00f3n Pol\u00edtica nunca fue una criatura de Adorno, como tampoco lo fue de Gramsci, Marcuse, Fromm o Horkheimer. Ninguno de ellos fue su padre<\/p><\/blockquote>\n

Para algunos analistas, el acoso al que sometieron a Adorno las feministas, con acciones como desnudarse de cintura para arriba y mostrar sus senos durante sus clases (Busenaktion<\/em>), fue una suerte de justicia po\u00e9tica: la met\u00e1fora del creador devorado por su propia criatura. Pero es una interpretaci\u00f3n equivocada. La Correcci\u00f3n Pol\u00edtica nunca fue una criatura de Adorno<\/strong>, como tampoco lo fue de Gramsci, Marcuse, Fromm o Horkheimer. Ninguno de ellos fue su padre. En el mejor de los casos, algunos\u00a0actuaron como oportunistas, a remolque de los acontecimientos<\/strong>.<\/p>\n

La CP es ya la ideolog\u00eda dominante del siglo XXI\u2026 y tiene vida propia<\/h2>\n

Adem\u00e1s de quienes tienden a reducir este complejo fen\u00f3meno a marxismo cultural, existen tambi\u00e9n los que relativizan su importancia, afirmando que la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica siempre ha existido<\/strong>. Para ello, aluden al puritanismo y los tab\u00faes del pasado, estableciendo una falsa continuidad hist\u00f3rica con un fen\u00f3meno que en realidad es relativamente nuevo y que poco tiene que ver con la forma en que las sociedades occidentales hab\u00edan venido evolucionando.<\/p>\n

En efecto, en el pesado los tab\u00faes y convenciones se constru\u00edan con el tiempo, de manera lenta y laboriosa. Seg\u00fan las sociedades avanzaban y cambiaban, las reglas desaparec\u00edan de forma gradual, dando paso a nuevas convenciones que, previamente, deb\u00edan demostrar una cierta utilidad. Estas reglas, mejores o peores, resultaban claras, previsibles y estables<\/strong>. No cambiaban bruscamente ni se desechaban alegremente, tampoco se desdoblaban en nuevas reglas incompatibles unas con otras.<\/p>\n

Por el contrario, la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica genera constantemente nuevas reglas contradictorias entre s\u00ed y cuya utilidad es cuestionable, cuando no inexistente. Reglas que, lejos de desaparecer gradualmente, se dividen y multiplican en un proceso de mutaci\u00f3n sobre el que la sociedad no tiene ning\u00fan control<\/strong>; tampoco las \u00e9lites, que se limitan a ir a favor de la corriente para obtener alg\u00fan beneficio o, en su defecto, sobrevivir a cambios vetiginosos.<\/p>\n

La Correcci\u00f3n Pol\u00edtica es mutante, genera constantemente nuevas reglas, contradictorias entre s\u00ed y cuya utilidad es cuestionable, cuando no inexistente<\/p><\/blockquote>\n

Esta capacidad de mutaci\u00f3n de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica se puede apreciar con nitidez en la \u201crevoluci\u00f3n feminista\u201d, un proceso que r\u00e1pidamente escap\u00f3 al control de los ide\u00f3logos. Ya en los a\u00f1os 70 se produjo la primera mutaci\u00f3n. El feminismo se dividi\u00f3 en dos grupos antag\u00f3nicos: el feminismo radical<\/strong> (Radfem) y el feminismo liberal<\/strong> (Libfem), esto es, el feminismo de la igualdad y el de la diferencia.<\/p>\n

M\u00e1s tarde surgi\u00f3 el\u00a0transfeminismo<\/strong>\u00a0(Transfem), que entiende el g\u00e9nero como un sistema de poder que produce, controla y limita los cuerpos. A su vez, este transfeminismo dio lugar a la aparici\u00f3n del\u00a0feminismo radical y transexclusivista<\/strong>\u00a0(Terf, en sus siglas en ingl\u00e9s) que es su antagonista. As\u00ed, adem\u00e1s de la misoginia, aparece tambi\u00e9n la\u00a0transmisoginia<\/strong>, es decir, feministas transf\u00f3bas que rechazan a las mujeres transg\u00e9nero.<\/p>\n

De esta forma, paso a paso, mutaci\u00f3n a mutaci\u00f3n, la \u201crevoluci\u00f3n feminista\u201d ha derivado en un caos, donde las sucesivas identidades se desdoblan a su vez en otras nuevas que resultan antag\u00f3nicas.<\/p>\n

La izquierda como reh\u00e9n<\/h2>\n

Al identificar la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica como una criatura creada y dominada por la izquierda lo que se consigue es que los cada vez m\u00e1s numerosos grupos que la promueven puedan asociar su rechazo a la traici\u00f3n ideol\u00f3gica<\/strong>. De esta forma, convierten a la izquierda en\u00a0 reh\u00e9n. Quienes critiquen cualquiera de los dogmas pol\u00edticamente correctos pueden ser acusados de no ser verdaderos progresistas y, en consecuencia, estigmatizados. Lo que neutraliza cualquier reacci\u00f3n desde la izquierda.<\/p>\n

Es cierto que le fen\u00f3meno de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica es extremadamente complejo. Y cada cual puede tener su propia teor\u00eda sobre su origen. Sin embargo, de lo que no hay duda es que calificar hoy de marxismo cultural a este\u00a0medio de control social<\/strong>, del que se aprovecha indistintamente el poder econ\u00f3mico<\/a> y el poder pol\u00edtico, capitalistas y colectivistas, partidos progresistas y conservadores, no parece tener demasiado sentido.<\/p>\n

Sea como fuere, nos enfrentamos a un nuevo y temible totalitarismo que ha trascendido las tradicionales fronteras ideol\u00f3gicas. Un monstruo con vida propia que apela a las emociones y no a la raz\u00f3n<\/strong>, a los delirios y no a la sensatez, que promete proporcionar aquello que cada uno desee, aunque sea una identidad imposible. Y que para colmo, incrustado como est\u00e1 dentro del propio Poder, puede proporcionar prebendas a quienes sean sus c\u00f3mplices\u2026 y la muerte civil a quienes lo desaf\u00eden.<\/p>\n

Javier Benegas, 19 junio 2018<\/p>\n

Fuente<\/a><\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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