{"id":3356,"date":"2018-06-13T00:39:05","date_gmt":"2018-06-13T00:39:05","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=3356"},"modified":"2019-01-01T20:02:54","modified_gmt":"2019-01-01T20:02:54","slug":"el-feminismo-corporativo-guerra-de-sexo-a-su-maxima-expresion","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/06\/13\/el-feminismo-corporativo-guerra-de-sexo-a-su-maxima-expresion\/","title":{"rendered":"El ‘Feminismo Corporativo’: guerra de sexo en su m\u00e1xima expresi\u00f3n – por Javier Benegas"},"content":{"rendered":"
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En apenas unos a\u00f1os, hemos pasado de disfrutar de una cierta\u00a0libertad<\/strong>\u00a0a tener que medir cada una de nuestras palabras, expresiones y actos. Las coacciones que atentan contra nuestra libertad de expresi\u00f3n y de acci\u00f3n, se han multiplicado. Y son las que emanan del bullicioso\u00a0Feminismo Corporativo<\/strong>\u00a0(en adelante FC) las que se han vuelto m\u00e1s expeditivas y peligrosas. De hecho, no resulta exagerado afirmar que este nuevo feminismo se ha convertido en la peor y m\u00e1s corrosiva de todas manifestaciones de la Correcci\u00f3n Pol\u00edtica<\/strong>.<\/p>\n El FC censura por definici\u00f3n cualquier alusi\u00f3n al aspecto f\u00edsico<\/strong> de la mujer, muy especialmente si \u00e9sta se produce en un medio de comunicaci\u00f3n. Referirse a la belleza o la fealdad de una f\u00e9mina \u2014no as\u00ed de un hombre\u2014, o simplemente aludir a su forma de vestir en un reportaje o noticia, es un acto castigado con el escarnio del profesional que firme la nota, aunque se trate de una s\u00e1tira o una simple cr\u00f3nica rosa.<\/p>\n Si el protagonista del reportaje es una mujer relevante, estos es, seg\u00fan el lenguaje FC, un \u201creferente\u201d, entonces directamente se califica de atentado<\/strong>. Y el autor (muchas veces autora) es arrojado a la hoguera por hereje.<\/p>\n En Francia piropear o sencillamente silbar a una mujer por la calle supone una multa de 750 euros<\/p><\/blockquote>\n El FC tambi\u00e9n ha elevado el vulgar piropo a la categor\u00eda de agresi\u00f3n sexual<\/strong>. As\u00ed, en Francia piropear o sencillamente silbar a una mujer por la calle supone una multa de 750 euros. Y si esto sucede en el transporte p\u00fablico el importe de la sanci\u00f3n se duplica<\/strong>; es decir, 1.500 euros<\/strong>. Una medida que pronto podr\u00eda ser imitada por otros pa\u00edses europeos.<\/p>\n Por si esto no fuera bastante se pretende que este tipo de sanciones se apliquen, adem\u00e1s de en la calle, en otros \u00e1mbitos, como la prensa<\/strong>. Y que se tipifique como delito en un medio de informaci\u00f3n cualquier referencia remotamente sexual sobre una mujer.<\/p>\n A pesar de que las violaciones son delitos cometidos por una diminuta minor\u00eda de varones<\/strong>, en comparaci\u00f3n con la poblaci\u00f3n total, el FC pretende imponer la idea de que en nuestras sociedades existe una \u201ccultura de la violaci\u00f3n<\/strong>\u201c. Y para que ninguna interacci\u00f3n entre hombres y mujeres escape a su control, toda acci\u00f3n debe ser fiscalizada y calificada como alg\u00fan tipo de agresi\u00f3n sexual, desde una simple palabra, pasando por una insinuaci\u00f3n, hasta la franca proposici\u00f3n sexual.<\/p>\n El FC pretende adem\u00e1s que el supuesto delito sexual deje de depender de los hechos objetivos y pase a estar sujeto a la apreciaci\u00f3n subjetiva de una de las partes, es decir, de la mujer. Y que ni siquiera se necesaria una m\u00ednima coherencia temporal. As\u00ed, la mujer tendr\u00e1 derecho a arrepentirse al d\u00eda siguiente de la relaci\u00f3n sexual que mantuvo voluntariamente la noche anterior. Y su cambio de parecer podr\u00e1 ser\u00a0base suficiente para procesar al var\u00f3n<\/strong>.<\/p>\n En numerosas universidades norteamericanas el FC ha logrado que se pueda denunciar a un estudiante por el hecho de \u201cmirar raro\u201d, algo por otra parte que es imposible de demostrar salvo que la palabra de la mujer se convierta en ley<\/strong>. As\u00ed, en los campus norteamericanos proliferan los comit\u00e9s que act\u00faan como tribunales paralelos<\/strong>, suplantando las competencias de los tribunales ordinarios.<\/p>\n En numerosas universidades norteamericanas el Feminismo Corporativo ha logrado que se pueda denunciar a un estudiante por el hecho de \u201cmirar raro\u201d<\/p><\/blockquote>\n Cualquier joven puede ver su reputaci\u00f3n arruinada irremediablemente por obra y gracia de un malentendido, un despecho o una desavenencia con una compa\u00f1era. Los comit\u00e9s que le juzgar\u00e1n, adem\u00e1s de estar presionados por la corriente feminista, carecen de la preparaci\u00f3n y los medios necesarios para realizar pesquisas\u00a0m\u00ednimamente garantistas<\/strong>. Para colmo de males, est\u00e1n saturados, puesto que todo es susceptible de ser considerado agresi\u00f3n sexual<\/strong>.<\/p>\n Como es l\u00f3gico, los dict\u00e1menes de estos comit\u00e9s suelen acabar en los tribunales ordinarios, donde verdaderos jueces terminan finalmente exonerando al estudiante\u2026 pero cuando el da\u00f1o reputacional<\/strong> es ya irreparable. En la era de Internet, las viejas noticias permanecen en la Red durante largo tiempo y, en muchos casos, tambi\u00e9n las fotograf\u00edas de los \u201cajusticiados\u201d. A estos contenidos se puede acceder desde cualquier parte del planeta. Por lo que la v\u00edctima no tiene siquiera la posibilidad de rehacer su vida en otra parte.<\/p>\n El FC ha convertido el D\u00eda Internacional de la Mujer<\/strong> en un acto de desagravio en el que se denuncia, entre otras cosas, la falsa \u201ccultura de la violaci\u00f3n\u201d. As\u00ed, lo que hasta hace tan solo unos a\u00f1os era una jornada de celebraci\u00f3n y de est\u00edmulo, ha derivado en un ajuste de cuentas generalizado<\/strong>, una interesada guerra de sexos con la que se presiona a los legisladores para que redacten leyes particulares. Y la ley deje de ser igual para todos y se convierta en privilegio<\/strong>.<\/p>\n Como ejemplo inquietante de c\u00f3mo el FC ha penetrado en unas instituciones que se supone neutrales, basta pasear por delante del Ministerio de Igualdad<\/strong> y contemplar la enorme pancarta con un lazo morado que pende de su fachada. Una imagen que tiene ciertas reminiscencias de la Alemania nazi, en cuyos edificios oficiales pend\u00edan grandes estandartes con la esv\u00e1stica.<\/p>\n Lamentablemente, cuanto m\u00e1s ceden los pol\u00edticos a la presi\u00f3n, m\u00e1s lobbies feministas florecen en aquellos sectores m\u00e1s prometedores. Para las activistas, todo sector relevante, con posibilidades de promoci\u00f3n, se convierte en un objetivo estrat\u00e9gico<\/strong>. Una caracter\u00edstica que revela la existencia de intereses que no son ni mucho menos extensibles a todas las mujeres.<\/p>\n No existe ning\u00fan movimiento feminista relevante en los oficios m\u00e1s sufridos, donde la posibilidad de ascender y obtener privilegios es pr\u00e1cticamente inexistente<\/p><\/blockquote>\n En efecto, resulta bastante sospechoso que se ponga el foco en determinados sectores profesionales, casualmente aquellos que resultan m\u00e1s cercanos y atractivos a las activistas y, en especial, a sus n\u00facleos duros. Raro es ver movilizaciones similares en actividades que resultan de escaso inter\u00e9s para las activistas<\/strong>. No existe, por ejemplo, ning\u00fan movimiento feminista relevante en los oficios m\u00e1s sufridos, donde la posibilidad de ascender y obtener privilegios es pr\u00e1cticamente inexistente.<\/p>\n En cambio, en el mundo de la direcci\u00f3n de empresas, las finanzas, las ciencias sociales, la pol\u00edtica o el periodismo la guerra es total. La raz\u00f3n es sencilla, el FC es por definici\u00f3n un movimiento elitista, integrado por mujeres de clase media que aspiran a mejorar su posici\u00f3n por encima de sus m\u00e9ritos. Son personas que buscan en el activismo su ascensor social<\/strong>.<\/p>\n El FC se asemeja bastante a los nacionalismos supremacistas. Al igual que estos, crea un enemigo exterior<\/strong>: el hombre o, en su defecto, el patriarcado; construye una causa general<\/strong> con la que promete grandes beneficios a todos los que la apoyen, pero luego las ventajas y prebendas recaen en una minor\u00eda; establece barreras de entrada<\/strong> similares a la imposici\u00f3n ling\u00fc\u00edstica, en su caso se trata de una serie de preceptos, reglas, c\u00f3digos de conducta y dogmas cuya definici\u00f3n y certificaci\u00f3n queda a discreci\u00f3n de una selecta c\u00fapula; no significa m\u00e1s y mejores oportunidades, sino\u00a0selecci\u00f3n adversa<\/strong>, un proceso donde no ascienden las m\u00e1s capaces sino las m\u00e1s dogm\u00e1ticas; y, por \u00faltimo, es intr\u00ednsecamente elitista: no hay nada que desagrade m\u00e1s a las nuevas feministas que las mujeres esforzadas, esas que, motu proprio, trabajan duro y velan por las personas a las que quieren, en vez de sumarse a su causa.<\/p>\n En definitiva, el Feminismo Corporativo se ha convertido en un grave problema para la convivencia y la sociedad abierta. No representa a todas las mujeres, sino a una clase muy concreta de mujeres<\/strong> que busca la manera de situarse por encima de todos los dem\u00e1s.<\/p>\n Javier Benegas,12 junio 2018<\/p>\nCensura, censura y m\u00e1s censura<\/h2>\n
La falsa cultura de la violaci\u00f3n<\/h2>\n
Universidades y tribunales paralelos<\/h2>\n
Feminismo Corporativo e intereses<\/h2>\n
No es feminismo, es elitismo<\/h2>\n