{"id":3244,"date":"2018-06-10T18:26:17","date_gmt":"2018-06-10T18:26:17","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=3244"},"modified":"2018-06-10T18:27:46","modified_gmt":"2018-06-10T18:27:46","slug":"dostoievski-y-la-tercera-guerra-mundial-los-hombres-se-estrangulaban-y-devoraban-unos-a-otros","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/06\/10\/dostoievski-y-la-tercera-guerra-mundial-los-hombres-se-estrangulaban-y-devoraban-unos-a-otros\/","title":{"rendered":"Dostoievski y la tercera guerra mundial: Los hombres se estrangulaban y devoraban unos a otros"},"content":{"rendered":"
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Estamos al final de Crimen y Castigo<\/em> y Raskolnikof (el ‘h\u00e9roe’) tiene une pesadilla extra\u00f1a y prof\u00e9tica que parece mucho a nuestra cultura degenerada de canibalismo, de zombis y de walking dead! Esa p\u00e1gina tambi\u00e9n contiene algo de la primera guerra mundial. Son muchas y numerosas las p\u00e1ginas de Dostoievski que pronostican los horrores del siglo veinte y tal vez del siglo veintiuno.<\/p>\n Dostoievski:<\/p>\n \u201cRaskolnikof pas\u00f3 en el hospital el final de la cuaresma y la primera semana de pascua.<\/strong><\/p>\n Al recobrar la salud se acord\u00f3 de las visiones que hab\u00eda tenido durante el delirio de la fiebre:<\/strong><\/p>\n Crey\u00f3 ver el mundo entero asolado por una epidemia espantosa y sin precedentes, que se hab\u00eda declarado en el fondo de Asia y se hab\u00eda abatido sobre Europa. Todos hab\u00edan de perecer, excepto algunos elegidos. Triquinas microsc\u00f3picas de una especie desconocida se introduc\u00edan en el organismo humano. Pero estos corp\u00fasculos eran esp\u00edritus dotados de inteligencia y de voluntad. Las personas afectadas perd\u00edan la raz\u00f3n al punto. Sin embargo \u2013cosa extra\u00f1a-, jam\u00e1s los hombres se hab\u00edan cre\u00eddo tan inteligentes, tan seguros de estar en posesi\u00f3n de la verdad; nunca hab\u00edan demostrado tal confianza en la infalibilidad de sus juicios, de sus teor\u00edas cient\u00edficas, de sus principios morales.<\/strong><\/em><\/p>\n Aldeas, ciudades, naciones enteras se contaminaban y perd\u00edan el juicio. De todos se apoderaba una mortal desaz\u00f3n y todos se sent\u00edan incapaces de comprenderse unos a otros. Cada uno cre\u00eda ser el \u00fanico poseedor de la verdad y miraban con piadoso desd\u00e9n a sus semejantes.<\/strong><\/em><\/p>\n Todos, al contemplar a sus semejantes, se golpeaban el pecho, se retorc\u00edan las manos, lloraban… No se pon\u00edan de acuerdo sobre las sanciones que hab\u00eda que imponer, sobre el bien y el mal, sobre a qui\u00e9n hab\u00eda que condenar y a qui\u00e9n absolver. Se reun\u00edan y formaban enormes ej\u00e9rcitos para lanzarse unos contra otros, pero, apenas llegaban al campo de batalla, las tropas se divid\u00edan, se romp\u00edan las formaciones y los hombres se estrangulaban y devoraban unos a otros.<\/strong><\/em><\/p>\n En las ciudades, las trompetas resonaban durante todo el d\u00eda. Todos los hombres eran llamados a las armas, pero \u00bfpor qui\u00e9n y para qu\u00e9? Nadie pod\u00eda decirlo y el p\u00e1nico se extend\u00eda por todas partes. Se abandonaban los oficios m\u00e1s sencillos, pues cada trabajador propon\u00eda sus ideas, sus reformas, y no era posible entenderse. Nadie trabajaba la tierra. Aqu\u00ed y all\u00e1, los hombres formaban grupos y se compromet\u00edan a no disolverse, pero poco despu\u00e9s olvidaban su compromiso y empezaban a acusarse entre s\u00ed, a contender, a matarse. Los incendios y el hambre se extend\u00edan por toda la tierra. Los hombres y las cosas desaparec\u00edan. La epidemia segu\u00eda extendi\u00e9ndose, devastando.<\/strong><\/em><\/p>\n En todo el mundo s\u00f3lo ten\u00edan que salvarse algunos elegidos, unos cuantos hombres puros, destinados a formar una nueva raza humana, a renovar y purificar la vida humana. Pero nadie hab\u00eda visto a estos hombres, nadie hab\u00eda o\u00eddo sus palabras, ni siquiera el sonido de su voz.”<\/strong><\/em><\/p>\n Dostoievski, Crimen y Castigo, 1866 Nicolas Bonnal, 10 junio 2018<\/p>\n <\/p>\n
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