{"id":2442,"date":"2018-05-23T21:26:21","date_gmt":"2018-05-23T21:26:21","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=2442"},"modified":"2018-05-28T23:48:44","modified_gmt":"2018-05-28T23:48:44","slug":"la-correccion-politica-lleva-al-totalitarismo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/05\/23\/la-correccion-politica-lleva-al-totalitarismo\/","title":{"rendered":"La Correcci\u00f3n pol\u00edtica lleva al totalitarismo"},"content":{"rendered":"
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La dificultad para pensar augura el fin de la libertad.<\/p>\n
En los \u00faltimos a\u00f1os de la Rep\u00fablica alemana de Weimar<\/strong> (1918-1933) la sociedad estaba muy ideologizada y los partidos dec\u00edan proporcionar a sus seguidores la \u201ccorrecta\u201d concepci\u00f3n del mundo. Cada partido era una totalidad perfecta, cerrada en s\u00ed misma, por lo que converger entre ellos en alg\u00fan punto resultaba pr\u00e1cticamente imposible: la relaci\u00f3n entre las personas con diferentes ideas pol\u00edticas se fue haciendo cada vez m\u00e1s complicada.<\/p>\n En este contexto de ruptura social el nazismo se fue convirtiendo en la ideolog\u00eda dominante. Pronto el ambiente empez\u00f3 a ser asfixiante para los disidentes<\/strong>: si no eras nazi, eras sospechoso de ser comunista; o quiz\u00e1 algo peor, jud\u00edo. Pensar comenz\u00f3 a ser inc\u00f3modo, y conversar libremente no estaba exento de sanciones sociales. Si un ciudadano no quer\u00eda problemas con su vecino, callaba o le daba la raz\u00f3n. Pero la disonancia<\/strong> termina por ser insoportable: fueron muchos los que, acostumbrados a decir lo que no pensaban, acabaron al fin creyendo lo que a todas horas dec\u00edan<\/strong>.<\/p>\n Sin reflexi\u00f3n moral, distanciamiento emocional a lo juzgado ni debate p\u00fablico de opiniones razonadas\u2026 no hay sociedad civil<\/p><\/blockquote>\n La reflexi\u00f3n moral<\/strong> implica un di\u00e1logo continuo con nosotros mismos y un distanciamiento emocional del asunto juzgado. Se trata de ponernos en la situaci\u00f3n de los otros e intentar pensar desde posiciones diferentes. Finalmente, emitimos una opini\u00f3n razonada que est\u00e1 siempre sometida a debate p\u00fablico. Sin este debate, que se debe producir primero en nuestra cabeza y despu\u00e9s con los otros, no hay sociedad civil<\/strong>. No obstante, pensar sobre cuestiones morales es una actividad ingrata, pues pocas veces llega a ser tan concluyente como un razonamiento t\u00e9cnico, cient\u00edfico o matem\u00e1tico. Conlleva, por tanto, cierto desasosiego<\/strong>.<\/p>\n Adem\u00e1s, opinar p\u00fablicamente<\/strong> puede traer consecuencias inc\u00f3modas<\/strong>, hay gente que te empieza a mirar mal si no piensas como ella. Quiz\u00e1 por eso la tentaci\u00f3n de abdicar del pensamiento cr\u00edtico est\u00e1 siempre presente, siquiera inconscientemente. M\u00e1s aun cuando la ideolog\u00eda dominante acecha. \u00bfPor qu\u00e9 hacerse preguntas inquietantes cuando hay tantas respuestas reconfortantes al alcance de la mano?<\/p>\n Muchos alemanes corrientes que en un principio no simpatizaban con el nazismo, decidieron dejar de hacerse preguntas inquietantes: el juicio ponderado<\/strong> fue sustituido por la opini\u00f3n irreflexiva<\/strong> inducida por la propaganda o por la presi\u00f3n de grupo<\/strong>. El di\u00e1logo interno desapareci\u00f3 y, consiguientemente, el debate p\u00fablico se pervirti\u00f3: ya no se trataba de razonar con el otro, sino de imponer mi verdad al otro. Seg\u00fan Hannah Arendt<\/strong> fue precisamente esta incapacidad de pensar<\/strong> de una parte importante de la poblaci\u00f3n de Aleman\u00eda la que, en gran medida, posibilit\u00f3 el triunfo del nazismo.<\/p>\n La Historia se suele repetir, aunque nunca exactamente igual. Hoy la ideolog\u00eda dominante no es el nazismo; pero, como en los \u00faltimos a\u00f1os de la Rep\u00fablica de Weimar, hablar libremente<\/strong> resulta cada vez m\u00e1s complicado<\/strong>. La verdad de lo pol\u00edticamente correcto<\/strong> no admite matices, discusi\u00f3n ni deliberaci\u00f3n reflexiva. Si el debate es entre amigos o familiares y asoma la m\u00ednima discordia, el amigo puede convertirse en enemigo y el pariente puede retirarte la palabra.<\/p>\n La verdad de lo pol\u00edticamente correcto no admite matices, discusi\u00f3n ni deliberaci\u00f3n reflexiva: los disidentes deben ser se\u00f1alados, vigilados y apartados<\/p><\/blockquote>\n En la calle, y sobre todo en las televisiones, el mensaje es inequ\u00edvoco: en nombre de la nueva verdad los disidentes deben ser se\u00f1alados, vigilados y apartados. El linchamiento en las redes<\/strong> sociales es pr\u00e1ctica habitual.<\/p>\n Hoy la ideolog\u00eda dominante es el feminismo supremacista<\/strong> y el elegetebismo<\/em><\/strong>. Pero no nos enga\u00f1emos, podr\u00eda ser cualquier otra. Lo importante no es la ideolog\u00eda que se dice defender, sino lo que a trav\u00e9s de ella se pretende conseguir: sabemos, gracias a las c\u00ednicas declaraciones de un ministro que, en Espa\u00f1a, reeducar a los jueces es prioritario. Sin embargo, el ataque a la Justicia es solo un escal\u00f3n. Hacer de la vida privada asunto pol\u00edtico<\/strong>, acabar con lo que queda de la Civilizaci\u00f3n occidental e instaurar el Para\u00edso en la Tierra son los \u00faltimos pelda\u00f1os de la escalera.<\/p>\n La verdad pol\u00edtica se llama libertad<\/strong>, y su garante es el Estado de Derecho<\/strong>. Cuando en nombre de otra verdad se sacrifica la libertad, el resultado es siempre el mismo: un r\u00e9gimen totalitario donde reina la mentira<\/strong>. Ocurri\u00f3 y, por lo tanto, es posible. David Russet,<\/strong> escritor franc\u00e9s v\u00edctima de las atrocidades nazis, dec\u00eda que el hombre normal no sabe que todo es posible. Hoy sus palabras, fruto de un ponderado juicio en una \u00e9poca donde mucha gente lo perdi\u00f3, deber\u00edan entenderse como un nuevo imperativo moral: \u00a1no ser un hombre normal!<\/p>\n Jes\u00fas Palomar, 7 mayo 2018<\/p>\n