{"id":2133,"date":"2018-05-15T20:12:19","date_gmt":"2018-05-15T20:12:19","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=2133"},"modified":"2018-05-15T20:14:49","modified_gmt":"2018-05-15T20:14:49","slug":"la-corrupcion-entendida-como-abuso-del-poder-debe-acusarse-venga-de-donde-venga-poralberto-acosta","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2018\/05\/15\/la-corrupcion-entendida-como-abuso-del-poder-debe-acusarse-venga-de-donde-venga-poralberto-acosta\/","title":{"rendered":"La corrupci\u00f3n, entendida como abuso del poder, debe acusarse venga de donde venga – por Alberto Acosta"},"content":{"rendered":"
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Con corrupci\u00f3n no hay revoluci\u00f3n. La corrupci\u00f3n ha sido -y es- un tema de urgente actualidad. Los medios est\u00e1n llenos de denuncias y esc\u00e1ndalos. Sin embargo, a pesar de su gran difusi\u00f3n, pocas veces este fen\u00f3meno social recibe un an\u00e1lisis profundo. Muchas son las lecturas inapropiadas que se hacen para entenderla, y peor a\u00fan, con frecuencia no se llega a sancionar adecuadamente los hechos corruptos. Esto causa una generalizada frustraci\u00f3n y no menos confusiones, especialmente entre quienes no son corruptos, pero ven -impotentes- que \u201c los inmorales nos han igualao<\/a> \u201d\u2026<\/p>\n Realmente el tema es recurrente en la vida de la Humanidad, pero no por eso tolerable en ninguna circunstancia, aun cuando la plaga infecte a casi toda dimensi\u00f3n del convivir humano<\/a>. Desde hace m\u00e1s de mil a\u00f1os, cuando el c\u00f3digo de Hammurabi explicaba qu\u00e9 castigos se deb\u00edan destinar a los corruptos , hasta la fecha muchos acontecimientos hist\u00f3ricos marcados por la corrupci\u00f3n, se han registrado. Claro que, en dicho registro, hay episodios peque\u00f1os y otros que sellaron \u00e9pocas. En ocasiones la corrupci\u00f3n contribuy\u00f3 a destruir y construir civilizaciones, como pas\u00f3 con aquella estafa de canjear espejitos por oro y piedras preciosas hace m\u00e1s de cinco siglos, cuando los europeos se impusieron violentamente en Am\u00e9rica, \u00c1frica y otras regiones del mundo.<\/p>\n Dentro de esas sociedades herederas de la pesada sombra colonial, hasta se podr\u00eda pensar en una \u201ccorrupci\u00f3n dependiente\u201d, impuesta por la dominaci\u00f3n de quienes vinieron y vienen de afuera, quienes impusieron e imponen un modo de vida ajena, a m\u00e1s de una modalidad de acumulaci\u00f3n explotadora de seres humanos y Naturaleza. Desde entonces \u201csubdesarrollo\u201d y corrupci\u00f3n se alimentan org\u00e1nica e indefinidamente, dando vida a una corrupci\u00f3n mutante, aunque no muy lejana de la corrupci\u00f3n de las potencias imperiales.<\/p>\n Ejemplo de esa \u201ccorrupci\u00f3n dependiente\u201d es la sumisi\u00f3n tanto de gobiernos neoliberales como progresistas al capital transnacional, antes norteamericano o europeo, y ahora tambi\u00e9n chino (que \u201cha salido de compras\u201d por el mundo). Con la ampliaci\u00f3n salvaje de los extractivismos –que llevan la corrupci\u00f3n en sus venas<\/a> -, exigida por el capital transnacional y aceptada por neoliberales y progresistas, vemos una desposesi\u00f3n tal como la entiende David Harvey e incluso una suerte de acumulaci\u00f3n originaria global, similar a la que plante\u00f3 Carlos Marx, en donde corrupci\u00f3n y violencia conviven a flor de piel.<\/p>\n Vemos, pues, que la corrupci\u00f3n llega incluso a matizarse con los procesos de dominaci\u00f3n globales, llegando a conformar verdaderas estructuras corruptoras dependientes en la periferia. Sin embargo, no debemos confundirnos. Hoy m\u00e1s que nunca sabemos que la corrupci\u00f3n no es evidencia del \u201csubdesarrollo\u201d de algunos pa\u00edses o culturas. No hay primicia cultural, racial, geogr\u00e1fica o social. No se puede afirmar que hay naciones corruptas y otras que no lo son. La corrupci\u00f3n emerge en todas las latitudes, est\u00e1 globalizada. Es duro admitir, pero su sombra cubre a casi todas las organizaciones e instituciones humanas, incluso aquellas supuestamente creadas para defender derechos: hasta las Naciones Unidas han sido acusadas como \u201cuna potencia mundial corrupta\u201d.<\/i> En el Vaticano o en la Academia Sueca de Premios Nobel tampoco han faltado las denuncias de corrupci\u00f3n, peor en los organismos multilaterales de cr\u00e9dito. Y as\u00ed por el estilo.<\/p>\n Por otro lado, aunque muchos vean el inicio de la corrupci\u00f3n en el Estado o en el gobierno, \u00e9sta no se agota ah\u00ed. La corrupci\u00f3n rebasa a cualquier instituci\u00f3n, de modo que verla exclusivamente en el Estado es no entender su real dimensi\u00f3n o es hacer un mero ejercicio ideol\u00f3gico que no ayuda a enfrentar el problema. Igualmente es errado reducir el asunto a lo privado. En ambas esferas aflora la corrupci\u00f3n y muchas veces \u00e9sta se potencia cuando ambos sectores confluyen en diversas relaciones corruptas, que superan hasta a los intereses econ\u00f3micos, pudiendo ser \u00e9stos pol\u00edticos, o sociales en t\u00e9rminos amplios. Y por cierto la corrupci\u00f3n -tanto global como local- tiene apellidos, llegan a salpicar a ilustres familias e instituciones tradicionales, cuya existencia debemos cuestionar si buscamos una democracia efectiva.<\/p>\n Adem\u00e1s, dif\u00edcilmente se puede esperar que el Estado sea eficiente si muchas veces no se le permite serlo. El Estado, bien lo sabemos, responde a un proceso social, donde los grupos de poder siempre buscan permear sus intereses y moldearlo seg\u00fan sus apetencias. Su burocratismo, sus trabas regulatorias, sus regulaciones obscuras y pesadas, su ineficiencia son propias de un Estado d\u00e9bil: una causal importante de corrupci\u00f3n. La corrupci\u00f3n debilita al Estado, y un Estado d\u00e9bil facilita la corrupci\u00f3n.<\/p>\n Como corolario, se ha comprobado que no hay una relaci\u00f3n entre el tama\u00f1o del Estado y la corrupci\u00f3n; hay Estados grandes e intervencionistas con baja corrupci\u00f3n (por ejemplo los pa\u00edses de Europa del norte: Finlandia, Noruega, Suecia o Dinamarca). Hay otros casos, como los EEUU, que con un sector p\u00fablico relativamente reducido, registran casos de corrupci\u00f3n de considerable proporci\u00f3n. Eso s\u00ed, se podr\u00eda decir que los Estados menos proclives a la corrupci\u00f3n son aquellos fundados en mayor democracia, es decir con mayor transparencia y participaci\u00f3n ciudadana, a m\u00e1s de una adecuada distribuci\u00f3n de riqueza e ingreso. Un Estado, en suma, no es fuerte por su tama\u00f1o, sino por la calidad -y democracia- de sus decisiones y de sus resultados, y es esa calidad la que define cu\u00e1n dif\u00edcil ser\u00e1 que la corrupci\u00f3n logr\u00e9 permear.<\/p>\n Sin af\u00e1n de sentar c\u00e1tedra, me gustar\u00eda proponer una definici\u00f3n incluyente de corrupci\u00f3n, empezando por una doble negaci\u00f3n. La corrupci\u00f3n no es s\u00f3lo la comisi\u00f3n de actos il\u00edcitos, que competen a los tribunales, o la simple malversaci\u00f3n de recursos. La corrupci\u00f3n, en una amplia definici\u00f3n cultural -indispensable para abordarla y combatirla- es la esencia del abuso del poder, como se estableci\u00f3 con claridad en Ecuador en el Plan de Gobierno de Alianza Pa\u00eds 2007-2011, elaborado en 2006 <\/a> (p\u00e1gina 50). Tal definici\u00f3n incluye actos incorrectos, aunque no sean antijur\u00eddicos. Se manifiesta en diversos abusos, sea estatales o privados, que beneficien directa o indirectamente a una o a varias personas. En muchos casos sintetiza a la par lo il\u00edcito y lo incorrecto, pudiendo llegar a \u00e1mbitos econ\u00f3micos, sociales, pol\u00edticos culturales, universitarios, deportivos e incluso period\u00edsticos.<\/p>\n Actualmente -quiz\u00e1 de forma novedosa-, muchos hechos de corrupci\u00f3n que son denunciados parecen seguir un libreto com\u00fan: los esc\u00e1ndalos de corrupci\u00f3n son olvidados por nuevos esc\u00e1ndalos, haciendo que la corrupci\u00f3n se complementa con una rampante impunidad. Los esc\u00e1ndalos, al dejar de recibir la atenci\u00f3n medi\u00e1tica, parecen condenados a la desmemoria, perdidos en vericuetos legales que a veces no desembocan ni en una sentencia legal contra los implicados. Es m\u00e1s, cu\u00e1ntas veces los implicados en un atraco, pasado el tiempo de la prescripci\u00f3n o a\u00fan antes (sobre todo si son de \u201ccuello blanco\u201d), asoman libres de cualquier sospecha, envalentonados para volver a la vida p\u00fablica: en la acci\u00f3n pol\u00edtica, en la gran empresa, en los mismos medios de comunicaci\u00f3n…<\/p>\n Si pudi\u00e9ramos escribir una historia de la corrupci\u00f3n y de su complemento, la impunidad, \u00e9sta ser\u00eda un tel\u00f3n de fondo reverberante del devenir de las \u00faltimas d\u00e9cadas. Aparte, corrupci\u00f3n e impunidad son impensables sin el cinismo y la prepotencia reinantes.<\/p>\n Por todas estas razones se debe rechazar categ\u00f3ricamente a quienes minimizan la corrupci\u00f3n de los reg\u00edmenes progresistas en Am\u00e9rica Latina (que casi nada tuvieron de izquierda), aduciendo simplonamente que antes, con el neoliberalismo, la corrupci\u00f3n era peor; o simplemente se\u00f1alando que las demandas de corrupci\u00f3n son parte de una campa\u00f1a de la derecha en contubernio con grandes medios de comunicaci\u00f3n; o cayendo en la torpe astucia de decir que la corrupci\u00f3n es propia del capitalismo (lo cual es cierto), de modo que primero deber\u00e1 superarse al capitalismo para reci\u00e9n entonces poder combatirla (lo cual no es cierto)\u2026 Definitivamente no hay nada m\u00e1s contra revolucionario que tolerar o callar la corrupci\u00f3n para no hacerle el juego a la derecha o al Imperio; la corrupci\u00f3n, entendida como abuso del poder, debe acusarse venga de donde venga (de hecho, la denuncia al abuso del poder -sea del capital o del Estado- deber\u00eda ser la esencia de la izquierda).<\/p>\n Es lamentable, pero inocultable: el abuso de poder -la esencia de la corrupci\u00f3n- estuvo y est\u00e1 presente en todos los progresismos de Am\u00e9rica Latina, sea en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador<\/a>, Uruguay, Venezuela…. Tratar de tapar esta realidad es un grav\u00edsimo error (que raya hasta en complicidad). Ra\u00fal Zibechi, periodista uruguayo, analizando el caso del expresidente brasilero Lula da Silva -que fue intermediario de grandes conglomerados empresariales de su pa\u00eds, incluso cuando ya no estaba en el gobierno- nos recuerda que, viendo los inocultables y graves casos de corrupci\u00f3n en la regi\u00f3n, \u201c<\/i>mirar para otro lado porque no nos conviene o porque son los \u2018nuestros\u2019, es propio de un pragmatismo suicida. La gente com\u00fan termina por percibir las mentiras. Luego da un paso al costado, probablemente para siempre<\/a>\u201d.<\/i><\/p>\n En resumen, precisamos recoger el mensaje de Jos\u00e9 Mujica, dicho de forma sencilla y muy clara: \u201csi a la izquierda le toca perder terreno, que lo pierda y aprenda, porque tendr\u00e1 que volver a empezar. Y si cometi\u00f3 errores, tendr\u00e1 que reaprender<\/a>\u201d. La lucha contin\u00faa, aunque en realidad la lucha siempre estar\u00e1 empezando, ojal\u00e1 que siempre admitiendo y superando los errores del pasado.<\/p>\n <\/p>\n Alberto Acosta, 15 mayo 2018<\/p>\n