{"id":11519,"date":"2023-10-17T15:53:42","date_gmt":"2023-10-17T15:53:42","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=11519"},"modified":"2023-10-19T16:06:52","modified_gmt":"2023-10-19T16:06:52","slug":"la-cruzada-ha-terminado-por-laurent-guyenot","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2023\/10\/17\/la-cruzada-ha-terminado-por-laurent-guyenot\/","title":{"rendered":"La Cruzada ha terminado – por Laurent Guy\u00e9not"},"content":{"rendered":"

\"\"<\/strong><\/p>\n


\nEntender las Cruzadas<\/strong><\/p>\n

El Papa fue el tutor de la civilizaci\u00f3n europea durante la Edad Media central. A finales del siglo XI, inculc\u00f3 a la casta dirigente una idea revolucionaria: la Cruzada. Sac\u00f3 lo mejor y lo peor de la clase guerrera, fue adoptada por las masas y dio al Papa un dominio espiritual y pol\u00edtico sin precedentes. Se convirti\u00f3 en un elemento central de la identidad y el sentido de misi\u00f3n de Europa. Aunque vestida con nuevos ropajes, la Cruzada ha seguido siendo la gran idea definitoria de Occidente: redimir al mundo y a s\u00ed mismo mediante guerras en nombre de elevados principios. Occidente, ahora bajo el liderazgo de Estados Unidos, sigue siendo la civilizaci\u00f3n de la Cruzada. Pero eso est\u00e1 a punto de terminar.<\/p>\n

En este art\u00edculo pretendo demostrar que las Cruzadas medievales fueron una experiencia tan potente que su influencia en la civilizaci\u00f3n occidental perdur\u00f3 m\u00e1s all\u00e1 de la ca\u00edda de la autocracia papal. Mi prop\u00f3sito no es volver a contar la historia de las Cruzadas, sino explicar su esencia (citando a los mejores especialistas) y extraer de ella algunas ideas sobre el car\u00e1cter heredado de Occidente. La atenci\u00f3n se centrar\u00e1 en lo que las Cruzadas hicieron a Occidente, incluso en su relaci\u00f3n con Oriente. \u00bfCu\u00e1l es el objetivo? Al igual que los individuos, las civilizaciones tienen inter\u00e9s en echar la vista atr\u00e1s, sobre todo cuando su vida adulta empieza a desmoronarse y se dan cuenta de que todo el mundo las odia.<\/p>\n

No pretendo, por supuesto, que las Cruzadas medievales proporcionen una explicaci\u00f3n suficiente de la historia del colonialismo y el imperialismo del Occidente moderno, sino s\u00f3lo que arrojen algo de luz sobre ella, no a modo de comparaci\u00f3n \u2014que Estados Unidos ha estado actuando como Cruzados es suficientemente obvio, especialmente en el mundo \u00e1rabe\u2014, sino como una causa hist\u00f3rica real y significativa.<\/p>\n

Perm\u00edtanme a\u00f1adir dos observaciones preliminares. En primer lugar, parece que toda naci\u00f3n o civilizaci\u00f3n tiene una personalidad, una particular \u00abvoluntad de poder\u00bb que determina sus pautas de comportamiento con otras comunidades[1]<\/a>. Pero s\u00f3lo una minor\u00eda dominante participa activamente en ese \u00e1nima<\/em> colectiva. En todos los niveles, la \u00e9lite mueve el cuerpo social y forja su destino[2]<\/a>. Por tanto, cuando digo que la Cruzada es la esencia de Occidente, no me refiero a que el pueblo llano apoye necesariamente las aventuras cruzadas occidentales, sino a que la cruzada ha seguido siendo un principio existencial b\u00e1sico de la cultura de la \u00e9lite occidental.<\/p>\n

En segundo lugar, mi objetivo no es juzgar a las personas, sino analizar las ideas que han dirigido la trayectoria de Europa. Individuos inteligentes, valientes y abnegados pueden dejarse llevar por ideas que al final resultar\u00e1n desastrosas y ser\u00e1n consideradas delirantes por las generaciones futuras. Los historiadores de las Cruzadas han renunciado a intentar explicar la \u00abidea de la Cruzada\u00bb como un mero pretexto religioso para obtener beneficios materiales. En palabras de Jonathan Riley-Smith, autor de La primera cruzada y la idea de cruzada<\/em>:<\/p>\n

A la luz de las pruebas, resulta dif\u00edcil creer que la mayor\u00eda de los cruzados estuvieran motivados por un crudo materialismo. Dados sus conocimientos y expectativas y el clima econ\u00f3mico en el que viv\u00edan, la enajenaci\u00f3n de bienes para invertir en la posibilidad bastante remota de asentarse en Oriente habr\u00eda sido una apuesta est\u00fapida. Tiene mucho m\u00e1s sentido suponer, en la medida en que se puede generalizar sobre ellos, que les mov\u00eda un idealismo que debi\u00f3 de inspirarles no s\u00f3lo a ellos, sino tambi\u00e9n a sus familias[3]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

Es cierto que la gente tiende a aferrarse a las ideas que considera ventajosas para s\u00ed misma. Pero si los cruzados buscaban beneficios personales, era m\u00e1s bien en t\u00e9rminos de cr\u00e9dito social. Desde el siglo XII, explica Christopher Tyerman, autor de La guerra de Dios, \u00ablas cruzadas actuaban como un mecanismo de ascenso social… un medio de entrada en las filas de los caballeros y respetables para los parvenus<\/em>, un billete de admisi\u00f3n en la \u00e9lite social secular\u00bb[4]<\/a>. Lo que eso significa es sencillamente que la Cruzada formaba parte del sistema de valores de la clase dominante, es decir, del sistema de valores dominante.<\/p>\n

El impacto de las Cruzadas
\n<\/strong>
\nEn una rese\u00f1a de 2006 sobre la evoluci\u00f3n reciente de la historiograf\u00eda de las Cruzadas, Norman Housley escribi\u00f3:<\/p>\n

Aunque en la historia de las cruzadas hay mucho que se discute, probablemente nadie discutir\u00eda un avance que se ha producido en el transcurso del \u00faltimo medio siglo: que las cruzadas desempe\u00f1aron un papel central, y no perif\u00e9rico, en el desarrollo de la Europa medieval[5]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

\u00abNo cabe duda\u00bb, a\u00f1ade Housley, \u00abde que las cruzadas fueron uno de los rasgos de la vida medieval que dieron a la Europa cat\u00f3lica su notable ritmo de crecimiento. Esto estableci\u00f3 un dinamismo inherente que caracteriz\u00f3 la Edad Media central\u00bb[6]<\/a>.<\/p>\n

Uno de los aspectos m\u00e1s notables de este impulso es su s\u00fabita manifestaci\u00f3n. \u00abNo fue la culminaci\u00f3n de una evoluci\u00f3n, sino la efusi\u00f3n casi espont\u00e1nea de un prodigioso poder de animaci\u00f3n colectiva\u00bb, escribi\u00f3 el historiador franc\u00e9s Paul Alphand\u00e9ry hacia 1930[7]<\/a>. Podemos precisar el d\u00eda (27 de noviembre de 1095) en que la llamada cay\u00f3 como el Esp\u00edritu Santo sobre una multitud, antes de ser predicada por un ej\u00e9rcito de misioneros.<\/p>\n

La Primera Cruzada (1095-97) fue un \u00e9xito, celebrado en lo que puede considerarse la primera campa\u00f1a propagand\u00edstica de escala mundial. La Primera Cruzada se convirti\u00f3 para los occidentales en lo que la Guerra de Troya fue para los antiguos griegos[8]<\/a>, escribe Christopher Tyerman:<\/p>\n

La escala y la r\u00e1pida producci\u00f3n de historias de la Primera Cruzada por parte de testigos presenciales y de otras personas deseosas de interpretar did\u00e1cticamente los sorprendentes acontecimientos no tiene parang\u00f3n en la historiograf\u00eda medieval. Una docena de a\u00f1os despu\u00e9s de la toma de Jerusal\u00e9n, ya circulaban al menos cuatro relatos completos de testigos oculares, tres grandes historias occidentales y parte de la gran versi\u00f3n lorenesa de Alberto de Aquisgr\u00e1n, junto con otros muchos relatos, m\u00e1s o menos derivados, imaginativos o pol\u00e9micos. Aunque originarios de monasterios y catedrales, estos textos reflejaban y excitaban intereses profanos, por ejemplo, en los h\u00e9roes locales o el orgullo nacional. La mayor\u00eda de las historias esculpieron relatos conmovedores de fe, valent\u00eda, sufrimiento, peligro, tenacidad y triunfo. Los te\u00f3logos destilaban el mensaje de la inmanencia de Dios y el deber cristiano; los no menos ingeniosos testigos oculares proporcionaban relatos accesibles de milagros y carnicer\u00edas. Una de las primeras, la Gesta Francorum, inclu\u00eda elaboradas escenas con estereotipos de ex\u00f3ticos orientales que declamaban extravagantes y grandilocuentes disparates al estilo de la chanson de geste en verso. La representaci\u00f3n naturalista, sobre todo del enemigo, no aparec\u00eda[9]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

Las \u00e9picas historias de la Primera Cruzada tuvieron un impacto tan duradero que, cuando se predic\u00f3 una Segunda Cruzada en 1145, la respuesta fue, de nuevo, abrumadora. \u00abAbr\u00ed mi boca, habl\u00e9, y al instante los cruzados se han multiplicado hasta el infinito\u00bb, escribi\u00f3 Bernardo de Claraval al Papa. \u00abAldeas y ciudades est\u00e1n ahora desiertas. Apenas encontrar\u00e1s un hombre por cada siete mujeres. Por todas partes se ven viudas cuyos maridos a\u00fan viven\u00bb[10]<\/a>.<\/p>\n

Aunque fue una idea papal desde el principio, la Cruzada ech\u00f3 profundas ra\u00edces en las mentes y los corazones de la clase dirigente laica, e invadi\u00f3 todas las regiones de la cultura laica. Algunos relatos vern\u00e1culos de la Primera Cruzada, como la inmensamente popular Chanson d’Antioche<\/em>, compitieron con el g\u00e9nero de los evangelios ap\u00f3crifos en su profusi\u00f3n de profec\u00edas, visiones, milagros y otros signos de la Providencia divina. En realidad, ambos g\u00e9neros se fusionaron en los best-sellers<\/em> internacionales del corpus del Grial: La novela Le Conte du Graal<\/em>, de Chr\u00e9tien de Troyes, escrita hacia 1180, se teje en torno a iconos esot\u00e9ricos de la Cruzada: el grial, que contiene la hostia (es decir, el cuerpo de Cristo), es un s\u00edmbolo del Santo Sepulcro, mientras que la \u00ablanza sangrante\u00bb es la Santa Lanza cuya punta fue milagrosamente descubierta en Antioqu\u00eda por los cruzados asediados[11]<\/a>.<\/p>\n

Con las Cruzadas, Europa noroccidental se hizo un lugar en la historia. \u00abAntes de su inicio\u00bb, escribi\u00f3 Steven Runciman en su insuperable Historia de las Cruzadas<\/em>, \u00abel centro de nuestra civilizaci\u00f3n se situaba en Bizancio y en las tierras del califato \u00e1rabe. Antes de que se desvanecieran, la hegemon\u00eda en la civilizaci\u00f3n hab\u00eda pasado a Europa occidental\u00bb[12]<\/a>. En otras palabras, Europa Occidental se convirti\u00f3 en una civilizaci\u00f3n por derecho propio gracias a la Cruzada. El final de las Cruzadas se fecha tradicionalmente en 1291, cuando la ciudad de Acre, \u00faltimo basti\u00f3n del reino latino de Jerusal\u00e9n, cay\u00f3 en manos de los mamelucos, sin dejar lugar posible para el desembarco de nuevas expediciones. Por tanto, en sentido estricto, las Cruzadas duraron dos siglos. Los historiadores modernos las han numerado convencionalmente del uno al ocho o nueve, pero en realidad, hubo un flujo ininterrumpido de campa\u00f1as militares de diversos tama\u00f1os y or\u00edgenes hacia Oriente Pr\u00f3ximo. Entre la Primera y la Segunda Cruzada, por ejemplo, se enviaron al menos seis expediciones, que no se cuentan como Cruzadas propiamente dichas, sino como refuerzo a los Estados latinos labrados durante la Primera Cruzada. Por tanto, las Cruzadas pueden considerarse una sola guerra que dur\u00f3 dos siglos, la m\u00e1s larga de la historia de la humanidad.<\/p>\n

De hecho, se seguir\u00edan librando muchas m\u00e1s guerras bajo bandera papal, con todo el arsenal teol\u00f3gico de las Cruzadas, hasta finales del siglo XVI. S\u00f3lo en el siglo XV, se promulgaron no menos de siete bulas papales para las Cruzadas[13]<\/a>. Como lo expresa Christopher Tyerman:<\/p>\n

Las cruzadas no decayeron despu\u00e9s de 1291. Cambi\u00f3, como lo hab\u00eda hecho en los dos siglos anteriores desde la Primera Cruzada. … la mentalidad de cruzada, transmitida a trav\u00e9s de una larga costumbre, una liturgia corriente y una renovaci\u00f3n constante en nuevos llamamientos a la limosna, los impuestos, la compra de indulgencias y, ocasionalmente, el servicio armado, enmarcaba una forma de ver el mundo. Esta mentalidad, ampliamente difundida en la sociedad, permit\u00eda expresar la fe y la identidad a trav\u00e9s de rituales sociales e instituciones religiosas sin necesidad de acciones pol\u00edticas o militares individuales. La relativa escasez de crucesignati quedaba enmascarada por su ubicuidad cultural. Independientemente de los combates y las guerras, las cruzadas evolucionaron como un estado de \u00e1nimo; un medio de Gracia; una met\u00e1fora y un mecanismo de redenci\u00f3n; una prueba de la fragilidad humana, el Juicio Divino y la corrupci\u00f3n de la sociedad. Las cruzadas se convirtieron en algo en lo que creer m\u00e1s que en algo que hacer<\/em>[14]<\/a>.
\n
\nLa salvaci\u00f3n por la guerra o el dinero<\/strong><\/p>\n

La Cruzada introdujo una nueva forma de salvaci\u00f3n individual: la guerra penitencial. Dios, hablando a trav\u00e9s de su vicario en la tierra, conced\u00eda ahora la remisi\u00f3n total de los pecados (y por tanto un lugar en el Cielo) a quien jurase viajar a Tierra Santa y matar infieles o ser matado por ellos. Seg\u00fan el historiador Orderic Vitalis, que escribi\u00f3 hacia 1135, \u00abel Papa exhort\u00f3 a todos los que pod\u00edan llevar armas a luchar contra los enemigos de Dios, y con la autoridad de Dios absolvi\u00f3 a todos los penitentes de todos sus pecados desde la hora en que tomaron la cruz del Se\u00f1or\u00bb[15]<\/a>.<\/p>\n

A juzgar por las seis versiones parciales del discurso del papa Urbano II conservadas en las cr\u00f3nicas, no est\u00e1 claro que presentara las cosas en t\u00e9rminos tan expl\u00edcitos. Puede que simplemente decretara, como relata el obispo Lamberto de Arras, testigo directo: \u00abQuien s\u00f3lo por devoci\u00f3n, no para ganar honores o dinero, vaya a Jerusal\u00e9n para liberar a la Iglesia de Dios, puede sustituir toda penitencia por este viaje\u00bb[16]<\/a>. Y pudo haber a\u00f1adido, como relata Fulcher de Chartres: \u00abTodos los que mueran en el camino, ya sea por tierra o por mar, o en batalla contra los paganos, tendr\u00e1n remisi\u00f3n inmediata de sus pecados. Esto se lo concedo por el poder de Dios con el que estoy investido\u00bb[17]<\/a>. Probablemente fue el primero en dar una interpretaci\u00f3n radicalmente nueva de Mateo 10,38, como relata Roberto el Monje: \u00abQuien no toma su cruz y me sigue, no es digno de m\u00ed\u00bb[18]<\/a>.<\/p>\n

En cualquier caso, la remisi\u00f3n plena e inmediata de todos los pecados confesados para todos los cruce signati<\/em> (los marcados con una cruz cosida en sus ropas) es como la teolog\u00eda de la Cruzada se desarroll\u00f3 a lo largo de los a\u00f1os, gracias a apologistas como Inocencio II y San Bernardo de Claraval, o el gran canonista Graciano[19]<\/a>. En 1187, en la carta Audita tremendi<\/em> que lanz\u00f3 la Tercera Cruzada, el Papa Gregorio VIII declar\u00f3:<\/p>\n

a los que con coraz\u00f3n contrito y esp\u00edritu humillado emprendan la fatiga de este viaje y mueran en penitencia por sus pecados y con recta fe les prometemos la plena indulgencia de sus culpas y la vida eterna; tanto si sobreviven como si mueren sabr\u00e1n que por la misericordia de Dios y la autoridad de los ap\u00f3stoles Pedro y Pablo y la nuestra tendr\u00e1n relajaci\u00f3n de la satisfacci\u00f3n impuesta por todos sus pecados, de los que hayan hecho la debida confesi\u00f3n<\/em>[20]<\/a>.<\/p>\n

N\u00f3tese que s\u00f3lo se perdonar\u00edan los pecados confesados (la confesi\u00f3n oral anual se convertir\u00eda en obligatoria para los cat\u00f3licos romanos en el Concilio de Letr\u00e1n de 1215).<\/p>\n

La Cruzada fue una nueva religi\u00f3n. Guibert de Nogent, uno de los cronistas m\u00e1s entusiastas de la Primera Cruzada, observ\u00f3 que antes los caballeros s\u00f3lo pod\u00edan alcanzar la salvaci\u00f3n renunciando a su modo de vida y convirti\u00e9ndose en monjes, pero \u00abDios ha instituido en nuestro tiempo las guerras santas, para que la orden de los caballeros y la multitud que corre a su paso… encuentren una nueva forma de alcanzar la salvaci\u00f3n\u00bb. La Cruzada, declar\u00f3 un maestro hospitalario del siglo XIV, se convirti\u00f3 en \u00abla ruta m\u00e1s cercana al Para\u00edso\u00bb[21]<\/a>. El sacerdote gal\u00e9s Adam de Usk fue m\u00e1s lejos en su Chronicon <\/em>(principios del siglo XV):<\/p>\n

Cualquier hombre que no parta de inmediato<\/em><\/p>\n

hacia la tierra donde Dios vivi\u00f3 y muri\u00f3,<\/em><\/p>\n

cualquier hombre que no tome la cruz de Tierra Santa<\/em><\/p>\n

tendr\u00e1 pocas posibilidades de ir al cielo<\/em>.[22]<\/a><\/p>\n

Por supuesto, la ganancia material no estaba excluida para los supervivientes. Seg\u00fan el arzobispo Baldric de Bourgueil, Urbano II hab\u00eda declarado: \u00abTambi\u00e9n las posesiones del enemigo ser\u00e1n vuestras, ya que har\u00e9is bot\u00edn de sus tesoros y volver\u00e9is victoriosos a los vuestros; o empapados de vuestra propia sangre, habr\u00e9is ganado la gloria eterna\u00bb[23]<\/a>. Sin embargo, la evidencia sugiere que la mayor\u00eda de los que se unieron a las Cruzadas lo hicieron para salvar sus almas. Por extra\u00f1o que pueda parecernos hoy, cre\u00edan que el Papa sab\u00eda de lo que hablaba cuando distribu\u00eda remisiones de pecados (llamadas \u00abindulgencias\u00bb) a cambio del servicio militar. Confiaban en que esta moneda imaginaria era de curso legal en el Otro Mundo.<\/p>\n

El voto de \u00abtomar la cruz\u00bb era vinculante, y su incumplimiento causaba la excomuni\u00f3n, equivalente a una condena al infierno. Afortunadamente para los que hab\u00edan cedido a la presi\u00f3n de sus compa\u00f1eros, pero luego se encontraron con excusas, la indulgencia de la Cruzada se extendi\u00f3 a los que, en lugar de ir ellos mismos despu\u00e9s de hacer el voto, enviaron a otro en su lugar o dieron dinero para financiar las cruzadas: esta dispensa a cambio de un pago de dinero se llam\u00f3 \u00abredenci\u00f3n de voto\u00bb. Del pontificado de Alejandro III (1159-1181), explica Christopher Tyerman:<\/p>\n

La redenci\u00f3n de votos contribuy\u00f3 a alterar radicalmente la financiaci\u00f3n de las cruzadas, la forma de predicar la cruz, los m\u00e9todos de reclutamiento y planificaci\u00f3n, e incluso la reputaci\u00f3n del propio ejercicio, ya que el sistema se hizo vulnerable a las acusaciones de <\/em>\u00abcruces por dinero<\/em>\u00bb[24]<\/a>.<\/p>\n

La oferta de indulgencias segu\u00eda formando parte de un sistema penitencial general, cada vez m\u00e1s comercial, a medida que la redenci\u00f3n de votos o incluso la realizaci\u00f3n de alg\u00fan acto meritorio concreto daban paso a la simple venta y pago. La doctrina de un Tesoro de M\u00e9ritos, una especie de cuenta bancaria divina dispuesta por Dios para ser utilizada por los fieles penitentes, fue perfeccionada por Clemente VI<\/em>[25]<\/a>.<\/p>\n

As\u00ed, el evangelio de la salvaci\u00f3n por la guerra evolucion\u00f3 lentamente hacia el evangelio de la salvaci\u00f3n por el dinero. Seg\u00fan Norman Housley, \u00abel cambio que se produjo en la predicaci\u00f3n de las cruzadas hacia la recaudaci\u00f3n de dinero en efectivo junto con o en lugar de voluntarios… fue sin duda un componente importante de la tendencia que combinaba el \u00e9nfasis devocional en las obras con el importante volumen de dinero en especie que pod\u00eda liberarse en una sociedad cada vez m\u00e1s comercial\u00bb[26]<\/a>.<\/p>\n

Para la an\u00e9cdota, junto a este tinglado surgi\u00f3 el mercado negro: en los a\u00f1os 1226-1228 estallaron esc\u00e1ndalos en Alemania e Italia, cuando predicadores impostores aceptaron la redenci\u00f3n del voto de Cruzada por sumas m\u00e1s o menos elevadas, entre ellos uno que logr\u00f3 hacerse pasar por el Papa y que, durante casi seis semanas, liber\u00f3 de sus votos a una multitud de cruzados y peregrinos[27]<\/a>.<\/p>\n

M\u00e1s importante a\u00fan, la venta de indulgencias, una consecuencia de la Cruzada, fue la acusaci\u00f3n central contra el papado en las perfectamente razonables Noventa y cinco Tesis de Mart\u00edn Lutero, y una de sus razones para llamar m\u00e1s tarde al Papa \u00abel verdadero Anticristo que se ha alzado sobre s\u00ed mismo y se ha puesto contra Cristo\u00bb en sus Art\u00edculos de Esmalcalda. De hecho, es dif\u00edcil negar que, por alguna arrogancia luciferina, los papas socavaron su propia credibilidad y la unidad de la cristiandad europea, y sumieron a Europa en las guerras m\u00e1s sangrientas de su historia.<\/p>\n

Hacer de Jerusal\u00e9n la capital de Europa<\/strong><\/p>\n

Se dice que las Cruzadas unieron a Europa. El historiador franc\u00e9s Fran\u00e7ois Guizot afirm\u00f3 en sus conferencias en La Sorbona en 1828:<\/p>\n

El primer car\u00e1cter de las cruzadas es su universalidad; toda Europa particip\u00f3 en ellas; fueron el primer acontecimiento europeo. Antes de las cruzadas, Europa nunca se hab\u00eda movido por el mismo sentimiento, ni hab\u00eda actuado por una causa com\u00fan; hasta entonces, de hecho, Europa no exist\u00eda. Las cruzadas pusieron de manifiesto la existencia de la Europa cristiana<\/em>[28]<\/a>.<\/p>\n

Eso es cierto hasta cierto punto, pero esa \u00abcausa com\u00fan\u00bb no debe confundirse con la unidad pol\u00edtica ni siquiera con la paz interior, a menos que llamemos \u00abunidad\u00bb y \u00abpaz\u00bb a la guerra perpetua. Las Cruzadas no trajeron la paz al interior de Europa, como apostaban los papas. La Tercera Cruzada es un buen ejemplo. Antes de partir para ella, los reyes franceses e ingleses estaban en guerra por reivindicaciones territoriales. Aunque el Papa convenci\u00f3 a Felipe II y Ricardo I para que firmaran una tregua antes de partir hacia Tierra Santa, sus relaciones empeoraron en lugar de mejorar durante la expedici\u00f3n. Tan pronto como regresaron a casa (es decir, despu\u00e9s de que Ricardo fuera rescatado de la c\u00e1rcel de Leopoldo de Austria, que le acusaba de haber organizado el asesinato de Conrado de Montferrat), reanudaron su enemistad, que m\u00e1s tarde se convertir\u00eda en la Guerra de los Cien A\u00f1os (1337-1453).<\/p>\n

Como escrib\u00ed en \u00abEl imperio fallido<\/a>\u00bb, uno de los problemas de las Cruzadas es que pretend\u00edan unir a Europa en torno a Jerusal\u00e9n. \u00abCon las Cruzadas, los papas dijeron a los europeos que la cuna de su civilizaci\u00f3n era una ciudad en el otro extremo del mundo, disputada por otras dos civilizaciones (la bizantina y la isl\u00e1mica), y les pidieron que lucharan por ella como si su propia civilizaci\u00f3n dependiera de ello. No puede haber un proyecto m\u00e1s antieuropeo\u00bb.<\/p>\n

La obsesi\u00f3n europea por Jerusal\u00e9n no empez\u00f3 con las Cruzadas. Desde principios del siglo XI, escribe Jonathan Riley-Smith.<\/p>\n

Grandes cantidades de personas part\u00edan regularmente hacia Jerusal\u00e9n con el est\u00edmulo de los monasterios y hubo tr\u00e1fico hasta la v\u00edspera de la cruzada y m\u00e1s all\u00e1. … De hecho, la actitud de los cristianos del siglo XI hacia Jerusal\u00e9n y Tierra Santa era obsesiva. Jerusal\u00e9n era el centro del mundo, el punto de la tierra en el que Dios mismo se hab\u00eda concentrado cuando decidi\u00f3 redimir a la humanidad interviniendo en la Historia; en el mismo lugar, al final de los tiempos, se desarrollar\u00edan los \u00faltimos acontecimientos que conducir\u00edan al Juicio Final<\/em>[29]<\/a>.<\/p>\n

Fue una genialidad de Urbano II vender la expedici\u00f3n militar como una peregrinaci\u00f3n penitencial a Jerusal\u00e9n:<\/p>\n

No cabe duda de que Urbano predic\u00f3 la cruzada de Clermont como una peregrinaci\u00f3n y muchas de las medidas que tom\u00f3 la adecuaron a las pr\u00e1cticas de peregrinaci\u00f3n. Ampli\u00f3 la protecci\u00f3n de la Iglesia a los cruzados, decretando la inviolabilidad de sus bienes hasta su regreso. … La introducci\u00f3n por Urbano de la cruz para ser cosida en la ropa de los cruzados tambi\u00e9n debe haber estado asociada con la peregrinaci\u00f3n a Jerusal\u00e9n<\/em>[30]<\/a>.
\nDe este modo, Urbano II combin\u00f3 en una nueva s\u00edntesis dos elementos que tradicionalmente se consideraban incompatibles: la fascinaci\u00f3n por Jerusal\u00e9n como destino de peregrinaci\u00f3n \u2014un aspecto de la piedad cristiana\u2014 y la \u00e9tica guerrera de la clase feudal heredada de su origen b\u00e1rbaro. Esa combinaci\u00f3n result\u00f3 explosiva.<\/p>\n

Hay que subrayar que Jerusal\u00e9n no era lo que interesaba al basileus<\/em> bizantino Alejo Comneno cuando pidi\u00f3 ayuda a Occidente. No formaba parte del Imperio bizantino desde que hab\u00eda sido conquistada por los \u00e1rabes en 638, y la propia Siria era perif\u00e9rica al Imperio. Su principal objetivo era recuperar Anatolia, empezando por Nicea (hoy Iznik), que los turcos hab\u00edan conquistado en 1081 y convertido en capital de su sultanato de Rum, a apenas cien kil\u00f3metros de Constantinopla. Como objetivo secundario, Alejo esperaba recuperar Antioqu\u00eda, una pr\u00f3spera y estrat\u00e9gicamente importante ciudad griega que siempre hab\u00eda pertenecido al Imperio.<\/p>\n

Hasta 1073, Jerusal\u00e9n hab\u00eda sido gobernada en nombre de los califas fatim\u00edes, que respetaban la autoridad del basileus y del Patriarca de Jerusal\u00e9n sobre los santuarios cristianos, y dejaban a los cristianos practicar su culto libremente[31]<\/a>. Los cristianos ortodoxos no ten\u00edan queja alguna, y los jacobitas sirios y otros cristianos no ortodoxos incluso prefer\u00edan el dominio musulm\u00e1n al bizantino. S\u00f3lo cuando los turcos sely\u00facidas se apoderaron de Siria se complicaron las cosas para los cristianos jerosolimitanos y los peregrinos occidentales. Pero los fatim\u00edes retomaron Jerusal\u00e9n de manos de los sely\u00facidas un a\u00f1o antes de que los cruzados se presentaran ante sus muros, y el basileus estaba m\u00e1s que dispuesto a dejarles gobernarla de nuevo. Para los occidentales, sin embargo, la Cruzada consist\u00eda en \u00abliberar\u00bb Jerusal\u00e9n. Rechazaron la oferta de paz de los fatim\u00edes, asaltaron la Ciudad Santa y masacraron a su poblaci\u00f3n. Raimundo de Aguilers, testigo del acontecimiento, escribi\u00f3: \u00abEn el Templo y el p\u00f3rtico de Salom\u00f3n, los cruzados cabalgaban ensangrentados hasta las rodillas y las bridas de sus caballos\u00bb. De hecho, \u00abfue un justo y espl\u00e9ndido juicio de Dios, que este lugar se llenara de la sangre de los infieles, ya que hab\u00eda sufrido tanto tiempo sus blasfemias\u00bb. Esto, afirmaba, cumpl\u00eda Apocalipsis 14:20: \u00abY el lagar fue pisado fuera de la ciudad, y del lagar sali\u00f3 sangre hasta las bridas de los caballos\u00bb[32]<\/a>. Otro cronista, el autor an\u00f3nimo de la Gesta Francorum<\/em>, escribi\u00f3: \u00abnuestros hombres se apresuraron a rodear toda la ciudad, apoder\u00e1ndose de oro y plata, caballos y mulas, y casas llenas de toda clase de bienes, y todos acudieron regocijados y llorosos por exceso de alegr\u00eda a adorar en el Sepulcro de nuestro Salvador Jes\u00fas, y all\u00ed cumplieron sus votos\u00bb[33]<\/a>. Este es el acontecimiento que mereci\u00f3 ser celebrado como \u00abel mayor acontecimiento desde la resurrecci\u00f3n\u00bb, seg\u00fan el cronista Roberto de Reims[34]<\/a>.
\nNo debemos subestimar el impacto de esta narrativa en la mentalidad occidental. Las noticias de la \u00abliberaci\u00f3n\u00bb de Jerusal\u00e9n silenciaron a los cr\u00edticos del concepto de guerra santa en Europa, y su celebraci\u00f3n instal\u00f3 definitivamente la Cruzada como paradigma central de la cultura occidental. A partir de entonces, los occidentales se vieron a s\u00ed mismos como los guardianes del ombligo del mundo. Se convirti\u00f3 en parte de su identidad. Su obsesi\u00f3n no hizo sino crecer tras la reconquista de Jerusal\u00e9n por Salah al-Din (Saladino) en 1187 (en condiciones de humanidad que avergonzaron a la caballer\u00eda occidental), y con cada nuevo intento fallido de recuperarla.<\/p>\n

Una de las mayores iron\u00edas de las Cruzadas es que Jerusal\u00e9n fue recuperada temporalmente en 1229 por el emperador del Sacro Imperio Romano Germ\u00e1nico Federico II, que acudi\u00f3 all\u00ed estando excomulgado por el Papa Gregorio IX, y la recuper\u00f3 \u2014junto con Bel\u00e9n y Nazaret\u2014 mediante negociaciones diplom\u00e1ticas, sin derramar una gota de sangre musulmana o cristiana. El Papa conden\u00f3 este enfoque pac\u00edfico, denunciando como especialmente pecaminoso el reconocimiento por parte de Federico de los derechos de los musulmanes sobre la Mezquita de Omar. En 1241, decret\u00f3 una Cruzada contra Federico, con plena indulgencia para los que participaran, y la posibilidad de que los que hab\u00edan planeado ir a Tierra Santa conmutaran sus votos para luchar contra Federico en su lugar[35]<\/a>.
\nEn 1248, tras la devoluci\u00f3n de Jerusal\u00e9n a los musulmanes, el rey franc\u00e9s Luis IX dirigi\u00f3 la S\u00e9ptima Cruzada, que termin\u00f3 con su captura por el sult\u00e1n Turanshah. Luis IX \u2014venerado p\u00f3stumamente como San Luis\u2014 es una buena ilustraci\u00f3n de la maldici\u00f3n en que se hab\u00eda convertido Jerusal\u00e9n para Europa. Volvi\u00f3 a abandonar su reino para emprender otra Cruzada en 1270, y muri\u00f3 de disenter\u00eda en Egipto ese mismo a\u00f1o. Se dice que sus \u00faltimas palabras fueron \u00ab\u00a1Jerusal\u00e9n! Jerusal\u00e9n!\u00bb, la ciudad que nunca vio
[36]<\/a>.<\/p>\n

Toda Europa, al parecer, ha estado llorando por Jerusal\u00e9n desde entonces. \u00abA las \u00e9lites clericales y laicas de Europa occidental\u00bb, escribe Christopher Tyerman, \u00ables result\u00f3 casi imposible desprenderse de Tierra Santa como ambici\u00f3n pol\u00edtica o visi\u00f3n de perfecci\u00f3n. A lo largo de los siglos XIV y XV, gobiernos, moralistas, predicadores y grupos de presi\u00f3n volvieron una y otra vez sobre un tema en el que se fund\u00edan objetivos pr\u00e1cticos y morales\u00bb[37]<\/a>.<\/p>\n

De hecho, Jerusal\u00e9n nunca abandon\u00f3 la mente de los occidentales hasta que fue finalmente reconquistada por las tropas cristianas el 9 de diciembre de 1917. Cuando el general Edmund Allenby entr\u00f3 en la ciudad a pie en una solemne procesi\u00f3n, proclam\u00f3 \u00abel fin de las Cruzadas\u00bb. The London Punch<\/em> public\u00f3 una ilustraci\u00f3n que mostraba a Ricardo I contemplando Jerusal\u00e9n y asintiendo satisfecho: \u00ab\u00a1Mi sue\u00f1o se hace realidad!\u00bb. (impresa en la portada del libro de Eitan Bar-Yosef, The Holy Land in English Culture 1799-1917: Palestine and the Question of Orientalism<\/em>, Clarendon Press, 2005).<\/p>\n

N\u00f3tese que la Iglesia Anglicana y las posteriores ramas brit\u00e1nicas del calvinismo rechazaron durante mucho tiempo la autoridad papal y condenaron oficialmente la noci\u00f3n de guerra penitencial. Sin embargo, no se puede negar que la obsesi\u00f3n por Jerusal\u00e9n sigui\u00f3 siendo fuerte durante toda la \u00e9poca victoriana y desempe\u00f1\u00f3 un papel importante en el apoyo brit\u00e1nico al sionismo. Hay que decir, sin embargo, que el sionismo brit\u00e1nico hab\u00eda sido estimulado por el intento de los franceses de conquistar Egipto y Palestina a los otomanos en 1799. Aquella cuasi-cruzada del joven general Bonaparte, aunque termin\u00f3 en fracaso, contribuy\u00f3 en no poca medida a su leyenda autoconstruida, y eso en s\u00ed mismo atestigua la persistente atracci\u00f3n de Jerusal\u00e9n en el inconsciente colectivo de los franceses. Mientras Bonaparte luchaba en Siria, la prensa oficial francesa se hizo eco de su intenci\u00f3n de ofrecer Jerusal\u00e9n a los jud\u00edos. La autenticidad de su \u00abProclamaci\u00f3n a los jud\u00edos\u00bb, descubierta en 1940, es dudosa[38]<\/a> (puede leerse una discusi\u00f3n informada aqu\u00ed<\/a>), pero el episodio napole\u00f3nico no debe excluirse del debate sobre el origen del sionismo[39]<\/a>.
\nFue la Cruzada la que sell\u00f3 por primera vez un v\u00ednculo antinatural pero irrompible entre Europa y Jerusal\u00e9n, convirtiendo la posesi\u00f3n del centro del mundo en una id\u00e9e fixe en la mente occidental. Adem\u00e1s, la obsesi\u00f3n por conquistar Jerusal\u00e9n convirti\u00f3 a la cristiandad occidental en un remedo de Israel. Seg\u00fan un relato de Roberto de Reims, Urbano II hab\u00eda dicho en Clermont: \u00abTomad el camino del Santo Sepulcro, rescatad esa tierra de una raza espantosa y gobernadla vosotros mismos, pues esa tierra que, como dice la Escritura, mana leche y miel fue dada por Dios como posesi\u00f3n a los hijos de Israel\u00bb
[40]<\/a>. La ret\u00f3rica del Antiguo Testamento siempre form\u00f3 parte de las Cruzadas, y para Inocencio III, el papa cruzado por excelencia, \u00ablas pruebas de los h\u00e9roes israelitas del Antiguo Testamento ten\u00edan relevancia contempor\u00e1nea, no s\u00f3lo resonancia oratoria\u00bb[41]<\/a>. El fantasma de Josu\u00e9, m\u00e1s que el de Cristo, se cern\u00eda sobre los cruzados. A los cat\u00f3licos les gusta culpar a los protestantes de su \u00e9nfasis en el Antiguo Testamento, pero la tendencia hab\u00eda sido iniciada por la ret\u00f3rica de las Cruzadas de los papas.<\/p>\n

La teocracia papal y la alienaci\u00f3n de la cristiandad oriental
\n<\/strong>
\nLa idea de una guerra santa a Tierra Santa no parti\u00f3 de Urbano II (1088-1099), sino de su mentor Gregorio VII (1073-1085), el m\u00e1s en\u00e9rgico promotor de lo que se conoci\u00f3 como la Reforma Gregoriana, \u00abla primera revoluci\u00f3n europea\u00bb en opini\u00f3n de Robert I. Moore
[42]<\/a>. Gregorio VII hab\u00eda planeado dirigir personalmente un ej\u00e9rcito contra los musulmanes orientales. Norman Cantor explica sus dos objetivos principales:<\/p>\n

Tal cruzada ser\u00eda una expresi\u00f3n del liderazgo moral del sumo pont\u00edfice sobre el mundo occidental (que era una de las doctrinas cardinales de Gregorio) y estrechar\u00eda las relaciones de los pueblos del norte con Roma. Por \u00faltimo, cab\u00eda esperar que la invasi\u00f3n latina de Oriente supusiera un largo paso hacia la afirmaci\u00f3n de la hegemon\u00eda papal en tierras grecocristianas<\/em>[43]<\/a>.<\/p>\n

Correspondi\u00f3 al carism\u00e1tico Urbano II llevar el proyecto a buen puerto. En cuanto al primer objetivo, fue un \u00e9xito. Antes de pronunciar su famoso serm\u00f3n en noviembre de 1095, Urbano se encontraba en una situaci\u00f3n desesperada: hab\u00eda sido expulsado de Roma, donde el emperador Enrique IV hab\u00eda instalado a su propio papa Clemente III (1080-1100). Seg\u00fan Christopher Tyerman, \u00abUrbano II intent\u00f3 utilizar la movilizaci\u00f3n de la expedici\u00f3n como tapadera para reclamar la posici\u00f3n del Papa en Italia y demostrar su liderazgo pr\u00e1ctico de la cristiandad, independiente de los monarcas seculares\u00bb[44]<\/a>. La demostraci\u00f3n de fuerza fue tanto m\u00e1s espectacular cuanto que, en ese mismo Concilio de Clermont, Urbano confirm\u00f3 la excomuni\u00f3n del rey de Francia Felipe I por su matrimonio ad\u00faltero con Bertrade de Montfort[45]<\/a>. Urbano demostr\u00f3 as\u00ed que pod\u00eda entrar en territorio franc\u00e9s, declarar al rey franc\u00e9s incapaz y movilizar bajo su bandera a la flor y nata de la caballer\u00eda francesa. Fue un golpe de estado magistral y el verdadero comienzo de la soberan\u00eda papal sobre los reyes europeos.<\/p>\n

Con cada nueva Cruzada, el dominio papal se hac\u00eda m\u00e1s fuerte. En \u00faltima instancia, los papas utilizaban las cruzadas para promover todas sus pol\u00edticas, tachando a sus enemigos de objetivos id\u00f3neos para la guerra santa y prometiendo la remisi\u00f3n de los pecados a cualquiera que aceptara luchar contra ellos. Las cruzadas se lanzaron contra los enemigos pol\u00edticos del Papa, como los Hohenstaufen, as\u00ed como contra cualquier principado que albergara \u00abherejes\u00bb (en la pr\u00e1ctica, comunidades que rechazaban la autoridad papal), como los c\u00e1taros del condado de Toulouse en 1209-29, o los husitas de Bohemia en 1420-71. La Cruzada, comenta Norman Housley, \u00abfacilit\u00f3 el paso de una respuesta no violenta hacia la disidencia organizada, a otra coercitiva\u00bb[46]<\/a>. Facilit\u00f3 la transformaci\u00f3n de Europa en lo que Robert I. Moore ha llamado una \u00absociedad perseguidora\u00bb[47]<\/a>.<\/p>\n

En cuanto al segundo objetivo del Papa, afirmar la supremac\u00eda papal sobre la Iglesia griega, las Cruzadas fueron un fracaso absoluto. Las Cruzadas hicieron que el cisma fuera permanente e irreversible. Las tensiones se hab\u00edan acumulado desde el comienzo de la Primera Cruzada, que no era el tipo de ayuda que Alejo Comneno esperaba, como muestra Steven Runciman:<\/p>\n

Ning\u00fan gobierno est\u00e1 dispuesto a hacer aliados. Pero cuando estos aliados env\u00edan grandes ej\u00e9rcitos, sobre los que no tiene ning\u00fan control, para invadir su territorio, esperando ser alimentados, alojados y provistos de todas las comodidades, entonces se cuestiona si la alianza vale la pena. Cuando las noticias del movimiento cruzado llegaron a Constantinopla, despertaron sentimientos de inquietud y alarma<\/em>[48]<\/a>.<\/p>\n

Estos sentimientos resultaron justificados cuando el normando Bohemundo de Tarento, uno de los l\u00edderes de la Primera Cruzada, se apoder\u00f3 para s\u00ed de Antioqu\u00eda, y m\u00e1s tarde intent\u00f3 movilizar una Cruzada contra la propia Constantinopla, con apoyo papal.<\/p>\n

La Segunda Cruzada, que ni siquiera ten\u00eda el pretexto de ayudar a Constantinopla, empeor\u00f3 las relaciones entre los francos y los bizantinos. Los cruzados acusaron al emperador Manuel I Comneno de la peor de las traiciones, pero Steven Runciman aclara las cosas:<\/p>\n

El comportamiento de los cruzados cuando eran hu\u00e9spedes en su territorio no aumentaba la simpat\u00eda del Emperador hacia ellos. Saquearon, atacaron a su polic\u00eda, ignoraron sus peticiones sobre las rutas que deb\u00edan tomar y muchos de sus hombres destacados hablaron abiertamente de atacar Constantinopla. Visto as\u00ed, su trato hacia ellos parece generoso e indulgente[49]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

El punto de ruptura fue, por supuesto, la Cuarta Cruzada desviada contra Constantinopla. Los historiadores occidentales se han esforzado por explicarlo, pero los historiadores de Bizancio, como George Ostrogorsky, lo consideran \u00abel resultado casi inevitable de los primeros acontecimientos\u00bb.<\/p>\n

Desde el cisma entre las Iglesias, y sobre todo desde el inicio del movimiento cruzado, la hostilidad hacia Bizancio hab\u00eda ido creciendo en Occidente. … Frente a la evidente debilidad e impotencia del Imperio bizantino bajo los Angeli, el odio de Occidente se transform\u00f3 en pensamientos de conquista. … Cuando Venecia puso en juego sus intereses comerciales y pol\u00edticos, la idea se hizo realidad. La creciente secularizaci\u00f3n del esp\u00edritu cruzado lleg\u00f3 a su conclusi\u00f3n l\u00f3gica: la cruzada se convirti\u00f3 en un instrumento de conquista que se utilizar\u00eda contra el Oriente cristiano[50]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

Inocencio III esperaba que este feliz giro de los acontecimientos acelerara la sumisi\u00f3n griega a la \u00abIglesia Madre\u00bb. Pero, como explica Steven Runciman, su esperanza nunca se cumpli\u00f3.<\/p>\n

En su lugar, la barbarie [de los cruzados] dej\u00f3 un recuerdo que nunca les ser\u00eda perdonado. M\u00e1s tarde, los potentados cristianos orientales podr\u00edan abogar por la uni\u00f3n con Roma con la esperanza de que la uni\u00f3n traer\u00eda un frente unido contra los turcos. Pero su pueblo no los seguir\u00eda. No pod\u00edan olvidar la Cuarta Cruzada. … todo el movimiento cruzado hab\u00eda amargado sus relaciones, y en adelante, por mucho que unos pocos pr\u00edncipes intentaran conseguirlo, en los corazones de los cristianos orientales el cisma era completo, irremediable y definitivo[51]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

Reunificaci\u00f3n del islam y reactivaci\u00f3n de la yihad\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong><\/p>\n

Los bizantinos hab\u00edan desarrollado una coexistencia relativamente pac\u00edfica con el califato fatim\u00ed. \u00abA mediados del siglo XI\u00bb, escribe Steven Runciman, \u00abla tranquilidad del mundo mediterr\u00e1neo oriental parec\u00eda asegurada durante muchos a\u00f1os. Sus dos grandes potencias, el Egipto fatim\u00ed y Bizancio, manten\u00edan buenas relaciones entre s\u00ed\u00bb[52]<\/a>. Los cristianos rend\u00edan culto libremente en Jerusal\u00e9n, y los musulmanes ten\u00edan su mezquita justo fuera de las murallas de Constantinopla (fue incendiada por los francos durante la Cuarta Cruzada).<\/p>\n

Los invasores sely\u00facidas de Oriente eran los enemigos comunes de los fatim\u00edes y los bizantinos. Pero para los poco sofisticados cruzados, todos los musulmanes eran iguales. Los francos perturbaron la alianza de Constantinopla con el califato fatim\u00ed y, tras el colapso de \u00e9ste, siguieron perjudicando a la diplomacia bizantina, que hab\u00eda aprendido \u00aba enfrentar entre s\u00ed a los diversos pr\u00edncipes musulmanes y aislar as\u00ed a cada uno de ellos a su vez\u00bb[53]<\/a>. Por ejemplo, la decisi\u00f3n de los cruzados de atacar Damasco durante la Segunda Cruzada fue especialmente desacertada. Runciman escribe:<\/p>\n

Fue una decisi\u00f3n totalmente insensata. … de todos los estados musulmanes, s\u00f3lo el reino bur\u00ed de Damasco deseaba mantener la amistad con los francos, ya que, al igual que los francos m\u00e1s previsores, reconoc\u00eda que su principal enemigo era Nur ed-Din. Los intereses francos consist\u00edan en conservar la amistad damascena hasta que Nur ed-Din fuera aplastado, y en mantener abierta la brecha entre Damasco y Alepo. Atacar la primera era, como hab\u00edan demostrado los acontecimientos del a\u00f1o anterior, la forma m\u00e1s segura de poner a sus gobernantes en manos de Nur ed-Din. … Para los cruzados visitantes, Alepo no significaba nada, pero Damasco era una ciudad santificada en las Sagradas Escrituras, cuyo rescate del infiel resonar\u00eda para gloria de Dios[54]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

Los cruzados emprendieron una penosa retirada de Damasco tras s\u00f3lo cuatro d\u00edas de asedio. Fue \u00abuna humillaci\u00f3n terrible\u00bb y \u00abun golpe amargo para el prestigio cristiano\u00bb[55]<\/a>. Estimul\u00f3 la reunificaci\u00f3n del mundo musulm\u00e1n, antes fragmentado en dos califatos rivales (Bagdad y El Cairo) y una serie de emiratos y ciudades-estado independientes. El arzobispo Guillermo de Tiro escribi\u00f3 a principios de la d\u00e9cada de 1180:<\/p>\n

En otros tiempos, casi cada ciudad ten\u00eda su propio gobernante… que no depend\u00edan unos de otros… que tem\u00edan a sus propios aliados no menos que a los cristianos [y] no pod\u00edan o no quer\u00edan unirse f\u00e1cilmente para repeler el peligro com\u00fan o armarse para nuestra destrucci\u00f3n. Pero ahora… todos los reinos adyacentes a nosotros est\u00e1n bajo el poder de un solo hombre<\/em> [Nur ad-Din][56]<\/a>.<\/p>\n

Como se\u00f1ala Norman Housley, cada nueva oleada de cruzados llevaba consigo la pol\u00edtica del Papa de \u00abhostilidad normativa\u00bb contra los musulmanes, lo que a su vez radicaliz\u00f3 el odio isl\u00e1mico a Occidente y reaviv\u00f3 el esp\u00edritu de la yihad[57]<\/a>. Nos resulta f\u00e1cil de entender, porque la historia se repiti\u00f3 cuando los cruzados estadounidenses fueron a lanzar \u00abDemocracia\u00bb en Irak y Siria en forma de bombas. George W. Bush calific\u00f3 su guerra de \u00abcruzada\u00bb mientras Hollywood intensificaba su propaganda contra los \u00ab\u00e1rabes malos de verdad\u00bb[58]<\/a>. Mientras tanto, Sadam Husein se presentaba como el nuevo Saladino.<\/p>\n

Proyecto de colonizaci\u00f3n<\/strong><\/p>\n

En El reino latino de Jerusal\u00e9n: Colonialismo europeo en la Edad Media<\/em>, Joshua Prawer presenta la sociedad de las Cruzadas como precursora de la posterior expansi\u00f3n colonialista europea. Las instituciones y la econom\u00eda de los Estados latinos se entienden mejor a la luz de su condici\u00f3n colonial, sostiene.<\/p>\n

Aunque la colonizaci\u00f3n no es un fen\u00f3meno nuevo en la historia europea, s\u00f3lo desde las Cruzadas hay continuidad y filiaci\u00f3n entre los movimientos coloniales. Desde entonces, el colonialismo ha seguido siendo un factor importante en la historia europea y no europea. En este sentido, est\u00e1 justificado considerar el reino cruzado como la primera sociedad colonial europea[59]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

Es dif\u00edcil discutirlo. La continuidad entre cruzada y colonialismo es tanto m\u00e1s evidente cuanto que, tras la Primera Cruzada, se lanzaron nuevas cruzadas hacia las regiones b\u00e1lticas, con el beneficio de plenas indulgencias y privilegios papales. Estas guerras de conquista se ajustan perfectamente a las definiciones modernas de colonizaci\u00f3n, y el llamamiento del arzobispo Adalgot de Magdeburgo en 1108 lo deja claro:<\/p>\n

Estos gentiles son los m\u00e1s malvados, pero su tierra es la mejor, rica en carne, miel, ma\u00edz y aves, y si estuviera bien cultivada ninguna podr\u00eda compararse a ella por la riqueza de sus productos… Y as\u00ed, renombrad\u00edsimos sajones, franceses, loreneses y flamencos y conquistadores del mundo, esta es una ocasi\u00f3n para que salv\u00e9is vuestras almas y, si lo dese\u00e1is, adquir\u00e1is la mejor tierra en la que vivir. Que Aquel que con la fuerza de su brazo condujo en triunfo a los hombres de la Galia en su marcha desde el lejano Occidente contra sus enemigos del m\u00e1s lejano Oriente os d\u00e9 la voluntad y el poder de conquistar a esos gentiles inhuman\u00edsimos que est\u00e1n cerca y de prosperar bien en todas las cosas[60]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

La filiaci\u00f3n entre Cruzada y colonizaci\u00f3n tambi\u00e9n queda patente cuando se estudian los antecedentes de la colonizaci\u00f3n de las Am\u00e9ricas. En Col\u00f3n y la b\u00fasqueda de Jerusal\u00e9n<\/em>, Carol Delaney revela:<\/p>\n

La b\u00fasqueda de Jerusal\u00e9n fue la gran pasi\u00f3n de Col\u00f3n; fue la visi\u00f3n que le sostuvo a trav\u00e9s de todas las pruebas y tribulaciones que sinti\u00f3, como Job, que soport\u00f3… Hab\u00eda dedicado su vida a la liberaci\u00f3n de Jerusal\u00e9n; en su lecho de muerte, consciente de que nunca ver\u00eda cumplido su proyecto, ratific\u00f3 su testamento en el que dejaba dinero para apoyar la cruzada que esperaba fuera retomada por sus sucesores[61]<\/strong><\/a><\/em>.
\nCol\u00f3n tambi\u00e9n estaba obsesionado con el oro. Esperaba llegar al Cipango (Jap\u00f3n) de Marco Polo, tan rico en oro que los tejados y los muebles estaban hechos de \u00e9l. Pero el oro significaba para \u00e9l Jerusal\u00e9n. Escribi\u00f3 en su diario, el 26 de diciembre de 1492, que quer\u00eda encontrar oro \u00aben tal cantidad que los soberanos… se comprometan y preparen para ir a conquistar el Santo Sepulcro\u00bb
[62]<\/a>. En una carta escrita a los reyes Fernando e Isabel poco antes de regresar de su primer viaje, Col\u00f3n afirmaba \u00abque dentro de siete a\u00f1os a partir de hoy podr\u00e9 pagar a Vuestras Altezas cinco mil soldados de caballer\u00eda y cincuenta mil de a pie para la guerra y conquista de Jerusal\u00e9n, para cuyo fin se emprendi\u00f3 esta empresa\u00bb. Diez a\u00f1os m\u00e1s tarde, segu\u00eda insistiendo en el mismo tema. En una carta escrita desde Jamaica durante su cuarto viaje, escribi\u00f3 a los Soberanos: \u00abEl oro es un metal excelent\u00edsimo sobre todos los dem\u00e1s y de \u00e9l se forman tesoros, y quien lo posee hace y logra cuanto desea en el mundo, y finalmente lo usa para enviar almas al Para\u00edso\u00bb[63]<\/a>.<\/p>\n

Los conquistadores espa\u00f1oles y portugueses hab\u00edan estado inmersos toda su vida en la ideolog\u00eda de la Reconquista, una serie de Cruzadas contra los musulmanes de Iberia. Como explica Norman Cantor:<\/p>\n

La Reconquista fue el tema dominante, casi exclusivo, de la historia medieval cristiana espa\u00f1ola, y algunos historiadores la han considerado el factor determinante en el moldeado del peculiar car\u00e1cter espa\u00f1ol. Toda la sociedad ib\u00e9rica se origin\u00f3 en una sombr\u00eda guerra de cinco siglos contra el Islam, y la estructura institucional espa\u00f1ola se organiz\u00f3 en torno al caudillo y a las necesidades de la guerra agresiva[64]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

No es de extra\u00f1ar, pues, que los conquistadores se vieran a s\u00ed mismos como cruzados. Cort\u00e9s \u00abse describ\u00eda a s\u00ed mismo como un salvador religioso, un mes\u00edas que hab\u00eda sido enviado para salvar a los indios del uso de pr\u00e1cticas poco cristianas durante sus festividades espirituales\u00bb[65]<\/a>.<\/p>\n

\u00bfPor qu\u00e9, entonces, los pa\u00edses iberoamericanos no tienen hoy esp\u00edritu de cruzada \u2014por eso no cuentan como parte de \u00abOccidente\u00bb\u2014? La raz\u00f3n es simple: estos pa\u00edses nunca han escapado a su condici\u00f3n de colonias. Sobre este tema, s\u00f3lo puedo recomendar el cl\u00e1sico ensayo de Eduardo Galeano, Open Veins of Latin America: Five Centuries of the Pillage of a Continent<\/em>, publicado originalmente en 1971, en el que tambi\u00e9n se explica c\u00f3mo los Habsburgo espa\u00f1oles malgastaron las toneladas de oro que les extra\u00edan los nativos de Am\u00e9rica para financiar no la conquista de Jerusal\u00e9n, sino las guerras religiosas en Europa.
\nPor el contrario, los Estados Unidos de Am\u00e9rica heredaron el esp\u00edritu cruzado de Europa. En el siglo XIX, tras haber alcanzado su \u00abDestino Manifiesto\u00bb en casa, Estados Unidos se convirti\u00f3 en un imperio cruzado. El presidente Woodrow Wilson declar\u00f3 en 1912: \u00abHemos sido elegidos y destacadamente elegidos para mostrar a las naciones del mundo c\u00f3mo deben caminar por la senda de la libertad\u00bb
[66]<\/a>. Dwight Eisenhower titul\u00f3 sus memorias Cruzada en Europa<\/em>. Christopher Tyerman define las Cruzadas medievales como \u00abguerras justificadas por la fe llevadas a cabo contra enemigos reales o imaginarios definidos por las \u00e9lites religiosas y pol\u00edticas como amenazas percibidas para los fieles cristianos\u00bb[67]<\/a>. Que hoy las cruzadas se lancen en nombre de la Democracia y no del Cristianismo es la \u00fanica diferencia.<\/p>\n

Pero, \u00bfc\u00f3mo hered\u00f3 Estados Unidos el gen de las cruzadas si, a diferencia de los pa\u00edses hispanoamericanos, sus ra\u00edces cat\u00f3licas directas eran insignificantes? Para explicar esta paradoja, propongo un rodeo por Francia.<\/p>\n

Desv\u00edo por la Ilustraci\u00f3n francesa<\/strong><\/p>\n

La Cruzada era una especialidad francesa. Los cruzados siempre fueron conocidos en Oriente como francos, y el franc\u00e9s era la lengua principal en el Levante latino. La Primera Cruzada fue \u00ablos actos de Dios a trav\u00e9s de los francos\u00bb (Gesta Dei per Francos<\/em>), como titul\u00f3 su cr\u00f3nica Guibert de Nogent. La Segunda Cruzada fue la del rey Luis VII. Seg\u00fan Christopher Tyerman, \u00abesta aventura internacional confiri\u00f3 a Luis y a su dinast\u00eda la realidad de un gobierno nacional\u00bb, incluso como pretexto para un impuesto general sin precedentes[68]<\/a>.\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 Las dos cruzadas del piadoso Luis IX fueron igualmente importantes en la construcci\u00f3n de Francia. \u00abHacia 1300, las cruzadas hab\u00edan sido reivindicadas casi como una prerrogativa nacional, una empresa en la que el rey de Francia ten\u00eda la mayor participaci\u00f3n\u00bb[69]<\/a>.<\/p>\n

La Cruzada, por tanto, tuvo un impacto especial en la identidad nacional francesa. Esto, por supuesto, fue el resultado de una alianza \u00fanica entre el papado y la monarqu\u00eda francesa, que hizo que el Papa Gregorio IX escribiera a Luis IX en 1239:<\/p>\n

[Dios] eligi\u00f3 a Francia, con preferencia a todas las dem\u00e1s naciones de la tierra, para la protecci\u00f3n de la fe cat\u00f3lica y la defensa de la libertad religiosa. … Como antiguamente la tribu de Jud\u00e1 recibi\u00f3 una bendici\u00f3n muy especial de lo alto entre los dem\u00e1s hijos del patriarca Jacob, as\u00ed tambi\u00e9n el Reino de Francia est\u00e1 por encima de todos los dem\u00e1s pueblos, coronado por Dios mismo con prerrogativas extraordinarias. La tribu de Jud\u00e1 fue la figura anticipada del Reino de Francia[70]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

La herencia francesa de la elecci\u00f3n de Israel, simbolizada por la unci\u00f3n ritual del rey seg\u00fan el modelo b\u00edblico, se convirti\u00f3 en un tema recurrente de adulaci\u00f3n papal[71]<\/a>.<\/p>\n

Esta misi\u00f3n providencial \u00fanica del reino franc\u00e9s se traslad\u00f3 a la rep\u00fablica francesa despu\u00e9s de 1789. Aunque repudiaron las instituciones cat\u00f3licas y mon\u00e1rquicas, los revolucionarios conservaron, bajo nuevos ropajes, la fe mesi\u00e1nica nacional que se hab\u00eda unido a la identidad francesa. \u00bfSobre qu\u00e9 otra base pod\u00edan construir su nueva naci\u00f3n? Francia era ahora la elegida para iluminar el mundo con la nueva Trinidad: Libert\u00e9, \u00c9galit\u00e9, Fraternit\u00e9. En un discurso impreso en abril de 1791, Robespierre dio las gracias a la \u00abeterna Providencia\u00bb que llamaba a los franceses, \u00ab\u00fanicos desde el origen del mundo, a restaurar en la tierra el imperio de la Justicia y la Libertad\u00bb[72]<\/a>.<\/p>\n

Aunque los Estados Unidos se fundaron antes de la Revoluci\u00f3n Francesa, se basaron en las ideas de la Ilustraci\u00f3n francesa, como deja indiscutiblemente claro la Declaraci\u00f3n de Independencia. Desde esa perspectiva, Francia, y no Inglaterra, es la madrina de Estados Unidos, que asumi\u00f3 la misi\u00f3n de llevar la Democracia al mundo. La mitolog\u00eda puritana, creo, ocupa el segundo lugar en los ingredientes de la identidad estadounidense como potencia mundial. La Cruzada tambi\u00e9n corr\u00eda por las venas de los puritanos, pero al encontrar su \u00abnueva Jerusal\u00e9n\u00bb en Massachusetts, se liberaron de la atracci\u00f3n de la antigua. Tengo entendido que el esp\u00edritu cruzado lleg\u00f3 a Estados Unidos de la Ilustraci\u00f3n francesa, heredera del catolicismo, y no del protestantismo. Ofrezco esto como una hip\u00f3tesis especulativa.<\/p>\n

No pretendo haber aislado el factor \u00fanico que impuls\u00f3 a Estados Unidos a emprender una cruzada por el mundo desde la Primera Guerra Mundial. Pero espero haber demostrado que su irresistible h\u00e1bito de cruzada se debe en parte a una historia muy peculiar que comenz\u00f3 en el siglo XI. Si no, espero al menos haber argumentado convincentemente que comprender la esencia y el impacto de las Cruzadas medievales nos ayuda a los occidentales a saber qui\u00e9nes somos. Y si no lo he hecho, espero que esto haya sido interesante de todos modos.<\/p>\n

Laurent Guy\u00e9not, 7 de septiembre de 2023<\/p>\n

 <\/p>\n

Fuente: https:\/\/www.unz.com\/article\/the-crusade-is-over\/<\/a><\/p>\n

Traducido por ASH para Red Internacional<\/a><\/p>\n

*<\/h4>\n

NOTAS<\/p>\n

[1]<\/a> Esto lo comparten, por supuesto, la mayor\u00eda de los fil\u00f3sofos de las civilizaciones, y notoriamente Oswald Spengler, que llam\u00f3 a Occidente la civilizaci\u00f3n \u00abf\u00e1ustica\u00bb.<\/p>\n

[2]<\/a> El ejemplo arquet\u00edpico se da en la Biblia hebrea, donde leemos, una y otra vez, c\u00f3mo los levitas (originalmente la guardia personal de Mois\u00e9s) someten a un pueblo reacio e incorregiblemente \u00abid\u00f3latra\u00bb. En \u00faltima instancia, el car\u00e1cter de Israel es el car\u00e1cter impuesto a Israel por los levitas. Ese car\u00e1cter ha cambiado muy poco a lo largo de los siglos.<\/p>\n

[3]<\/a> Jonathan Riley-Smith, The First Crusade and the Idea of Crusading<\/em>, University of Philadelphia Press, 1986, p. 47<\/p>\n

[4]<\/a> Christopher Tyerman, God\u2019s War: A New History of the Crusades<\/em>, Penguin, 2006, p. 885.<\/p>\n

[5]<\/a> Norman Housley, Contesting the Crusades<\/em>, Blackwell Publishing, 2006, p. 144.<\/p>\n

[6]<\/a> Housley, Contesting the Crusades<\/em>, pp. 154-155.<\/p>\n

[7]<\/a> Paul Alphand\u00e9ry et Alphonse Dupront, La Chr\u00e9tient\u00e9 et l\u2019id\u00e9e de croisade<\/em>, Paris, Albin Michel, 1954-1959, nouv. \u00e9d. 1995, kindle l. 311.<\/p>\n

[8]<\/a> Como se\u00f1ala Oswald Spengler, La decadencia de Occidente<\/em>, pp. 10 y 27.<\/p>\n

[9]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 244.<\/p>\n

[10]<\/a> Steven Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 2: The Kingdom of Jerusalem and the Frankish East, 1100-1187<\/em>, Cambridge UP, 1951 (on archive.org), p. 253.<\/p>\n

[11]<\/a> Laurent Guy\u00e9not, La Lance qui saigne: Hypertextes et m\u00e9tatextes du \u2018Conte du Graal\u2019<\/em>, Champion, 2011.<\/p>\n

[12]<\/a> Steven Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 1: The First Crusade and the Foundation of the Kingdom of Jerusalem<\/em>, The Folio Society, 1994 (on archive.org), p. xi.<\/p>\n

[13]<\/a> J\u00e9r\u00f4me Baschet, La Civilisation f\u00e9odale. De l\u2019an mil \u00e0 la colonisation de l\u2019Am\u00e9rique<\/em>, Flammarion, 2006, p. 373.<\/p>\n

[14]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 825<\/p>\n

[15]<\/a> Riley-Smith, The First Crusade and the Idea of Crusading<\/em>, p. 28.<\/p>\n

[16]<\/a> Louise and Jonathan Riley-Smith, ed. and trans., The Crusades. Ideas and Reality, 1095-1274<\/em>, Edward Arnold, 1981, p. 37.<\/p>\n

[17]<\/a> https:\/\/sourcebooks.fordham.edu\/source\/urban2-5vers.asp<\/a><\/p>\n

[18]<\/a> https:\/\/sourcebooks.fordham.edu\/source\/urban2-5vers.asp<\/a><\/p>\n

[19]<\/a> Riley-Smith, The First Crusade and the Idea of Crusading<\/em>, p. 1.<\/p>\n

[20]<\/a> Jonathan Riley-Smith, What were the Crusades?<\/em> third edition, Ignatius Press, 2002, p. 62.<\/p>\n

[21]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 827.<\/p>\n

[22]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 756.<\/p>\n

[23]<\/a> https:\/\/sourcebooks.fordham.edu\/source\/urban2-5vers.asp<\/a><\/p>\n

[24]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 481.<\/p>\n

[25]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 888.<\/p>\n

[26]<\/a> Housley, Contesting the Crusades<\/em>, p. 148.<\/p>\n

[27]<\/a> Paul Alphand\u00e9ry et Alphonse Dupront, La Chr\u00e9tient\u00e9 et l\u2019id\u00e9e de croisade<\/em>, Albin Michel, 1954-1959, nouvelle \u00e9dition, 1995, p. 419.<\/p>\n

[28]<\/a> Fran\u00e7ois Pierre Guillaume Guizot, General History of Civilization in Europe<\/em>, D\u2019Appleton & Co, 1896, on oll.libertyfund.org\/title\/knight-general-history-of-civilization-in-europe<\/p>\n

[29]<\/a> Riley-Smith, The First Crusade and the Idea of Crusading<\/em>, p. 20.<\/p>\n

[30]<\/a> Riley-Smith, The First Crusade and the Idea of Crusading<\/em>, pp. 22, 24.<\/p>\n

[31]<\/a> Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 1, p. 23.<\/p>\n

[32]<\/a> Raymond d\u2019Aguilers, Histoire des Francs qui prirent J\u00e9rusalem. Chronique de la premi\u00e8re croisade<\/em>, Les Pers\u00e9ides, 2004, p. 165.<\/p>\n

[33]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 158.<\/p>\n

[34]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 168.<\/p>\n

[35]<\/a> Jonathan Harris, Byzantium and the Crusades<\/em>, 2nd<\/sup> ed., Bloomsbury Academic, 2014, kindle l. 4153-62.<\/p>\n

[36]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 812.<\/p>\n

[37]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 827.<\/p>\n

[38]<\/a> Esto es defendido por Paul Strathern in Napoleon in Egypt<\/em>, Bantam Books, 2009, pp. 353-356.<\/p>\n

[39]<\/a> V\u00e9ase el art\u00edculo publicado en 2021 por Haaretz<\/em> titulado \u00abWhen Napoleon Was About to Declare a Jewish State in Palestine\u00bb, www.haaretz.com\/israel-news\/2021-07-11\/ty-article-magazine\/.premium\/when-napoleon-was-about-to-declare-a-jewish-state-in-palestine\/0000017f-e18b-df7c-a5ff-e3fbe5480000<\/a><\/p>\n

[40]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 84.<\/p>\n

[41]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 477.<\/p>\n

[42]<\/a> Robert I. Moore, The First European Revolution, c. 970-1215<\/em>, Basil Blackwell, 2000.<\/p>\n

[43]<\/a> Norman Cantor, The Civilization of the Middle Ages<\/em>, HarperPerennial, 1994, pp. 290-291.<\/p>\n

[44]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, pp. 7-8. Also p. 74.<\/p>\n

[45]<\/a> Este episodio y su importancia es estudiado en el libro de Georges Duby, The Knight, The Lady, and the Priest: The Making of Modern Marriage in Medieval France<\/em>, Pantheon Books, 1981.<\/p>\n

[46]<\/a> Housley, Contesting the Crusades<\/em>, p. 164.<\/p>\n

[47]<\/a> Robert I. Moore, The Formation of a Persecuting Society: Authority and Deviance in Western Europe 950-1250<\/em>, second edition, Blackwell Publishing, 2007.<\/p>\n

[48]<\/a> Runciman, History of the Crusades<\/em>, vol. 1, p. 96<\/p>\n

[49]<\/a> Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 2: The Kingdom of Jerusalem and the Frankish East, 1100-1187<\/em>, Cambridge UP, 1951, p. 275.<\/p>\n

[50]<\/a> George Ostrogorsky, History of the Byzantine State<\/em>, Rutgers UP, revised edition, 1969, p. 414.<\/p>\n

[51]<\/a> Steven Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 3: The Kingdom of Acre and the Later Crusades<\/em> (1954), Penguin Classics, 2016, p. 131.<\/p>\n

[52]<\/a> Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 1, p. 42.<\/p>\n

[53]<\/a> Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 2, pp. 274-275.<\/p>\n

[54]<\/a> Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 2, p. 281.<\/p>\n

[55]<\/a> Runciman, A History of the Crusades<\/em>, vol. 2, p. 284-285.<\/p>\n

[56]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 343.<\/p>\n

[57]<\/a> Housley, Contesting the Crusades<\/em>, p. 158.<\/p>\n

[58]<\/a> Jack Shaheen, Real Bad Arabs: How Hollywood Vilifies a People<\/em>, Olive Branch Press, 2012. V\u00e9ase tambi\u00e9n el documental con el mismo t\u00edtulo.<\/p>\n

[59]<\/a> Joshua Prawer, The Latin Kingdom of Jerusalem: European Colonialism in the Middle Ages<\/em>, Weidenfeld and Nicolson, 1972, p. ix. V\u00e9ase tambi\u00e9n George Demacopoulos, Colonizing Christianity: Greek and Latin Religious Identity in the Era of the Fourth Crusade<\/em>, Fordham UP, 2019.<\/p>\n

[60]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 676.<\/p>\n

[61]<\/a> Carol Delaney, Columbus and the Quest for Jerusalem<\/em>, Free Press, 2012, kindle l. 228.<\/p>\n

[62]<\/a> Delaney, Columbus and the Quest for Jerusalem<\/em>, l. 86.<\/p>\n

[63]<\/a> Carol Delaney, \u00abColumbus\u2019s Ultimate Goal: Jerusalem\u00bb, en www.amherst.edu\/system\/files\/columbus.pdf<\/a><\/p>\n

[64]<\/a> Norman Cantor, The Civilization of the Middle Ages<\/em>, HarperPerennial, 1994, p. 290.<\/p>\n

[65]<\/a> Frank Jacob and Riccardo Altieri, \u00abMissionaries or Crusaders? \u2013 The Self-Reception of the Spanish Conquistadors in the 16th and 17th Century\u00bb, City University of New York, 2015, academicworks.cuny.edu\/cgi\/viewcontent.cgi?article=1018&context=qb_pubs<\/a><\/p>\n

[66]<\/a> Wilson Center, www.wilsoncenter.org\/about-woodrow-wilson<\/a><\/p>\n

[67]<\/a> Christopher Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. xiii.<\/p>\n

[68]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, pp. 276-277.<\/p>\n

[69]<\/a> Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 909.<\/p>\n

[70]<\/a> https:\/\/laportelatine.org\/formation\/magistere\/lettre-gregoire-ix-a-saint-louis-1239-bulle-dei-filius<\/a><\/p>\n

[71]<\/a> En 1311, el Papa Clemente V declar\u00f3: \u00abAs\u00ed como se sabe que los israelitas han recibido la herencia del Se\u00f1or por elecci\u00f3n del Cielo, para realizar los deseos ocultos de Dios, el reino de Francia ha sido elegido como pueblo especial del Se\u00f1or\u00bb. (Tyerman, God\u2019s War<\/em>, p. 909).<\/p>\n

[72]<\/a> Auguste Valmorel, \u0152uvres de Robespierre, 1867 (fr.wikisource.org), p. 71.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Entender las Cruzadas El Papa fue el tutor de la civilizaci\u00f3n europea durante la Edad Media central. A finales del siglo XI, inculc\u00f3 a la casta dirigente una idea revolucionaria: la Cruzada. Sac\u00f3 lo mejor y lo peor de la clase guerrera, fue adoptada por las masas y dio al...<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":11520,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[1376,2689,1383,1366],"tags":[],"class_list":["post-11519","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-analisis","category-guyenot-laurent","category-historia","category-all"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11519","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11519"}],"version-history":[{"count":3,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11519\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":11523,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11519\/revisions\/11523"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/media\/11520"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11519"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11519"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11519"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}