{"id":11343,"date":"2023-07-24T15:40:50","date_gmt":"2023-07-24T15:40:50","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=11343"},"modified":"2023-07-25T15:46:57","modified_gmt":"2023-07-25T15:46:57","slug":"el-revisionismo-bizantino-desvela-la-historia-del-mundo-por-laurent-guyenot","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2023\/07\/24\/el-revisionismo-bizantino-desvela-la-historia-del-mundo-por-laurent-guyenot\/","title":{"rendered":"El revisionismo bizantino desvela la Historia del Mundo – por Laurent Guy\u00e9not"},"content":{"rendered":"

\"\"<\/p>\n

 <\/p>\n

Estoy seguro de que muchos lectores se sentir\u00e1n identificados si digo que aprender sobre Bizancio es como descubrir la civilizaci\u00f3n hundida de la Atl\u00e1ntida. Uno puede leer mil libros sobre la \u00abEdad Media\u00bb, incluso hacer un doctorado en \u00abEstudios Medievales\u00bb (como hice yo), y apenas o\u00edr hablar de Bizancio. Y entonces, un d\u00eda, cuando cre\u00edas saber lo b\u00e1sico sobre el cambio del primer milenio d.C., lees algo como esto:<\/p>\n

A finales del primer milenio, el imperio de la Nueva Roma era el estado m\u00e1s antiguo y din\u00e1mico del mundo y comprend\u00eda las partes m\u00e1s civilizadas del mundo cristiano. Sus fronteras, defendidas durante mucho tiempo por tropas fronterizas nativas, estaban siendo ampliadas por el ej\u00e9rcito m\u00e1s disciplinado y tecnol\u00f3gicamente avanzado de su tiempo. La unidad de la sociedad bizantina estaba cimentada en la igualdad del derecho romano y en un profundo sentimiento de identidad romana com\u00fan y antigua; afianzada por la eficacia de una compleja burocracia; alimentada y fortalecida por las instituciones y principios de la Iglesia cristiana; sublimada por la ret\u00f3rica griega; y confirmada por el paso de diez siglos. Al final del reinado de Basilio II (976-1025), el m\u00e1s largo de la historia romana, su territorio comprend\u00eda Asia Menor y Armenia, la pen\u00ednsula balc\u00e1nica al sur del Danubio y las regiones meridionales de Italia y Crimea. Serbia, Croacia, Georgia y algunos emiratos \u00e1rabes de Siria y Mesopotamia hab\u00edan aceptado un estatuto de dependencia<\/em>[1]<\/a>.<\/p>\n

El mismo autor informa de que, en 1018, el mismo Basileios (o Basilio) II era \u00abel gobernante m\u00e1s poderoso y victorioso del mundo cristiano\u00bb[2]<\/a>, reinando desde una ciudad cuyas murallas pod\u00edan contener las diez ciudades m\u00e1s grandes de Europa occidental. Vladimir el Grande (980-1015), a quien los rusos consideran fundador y patr\u00f3n de su naci\u00f3n, se cas\u00f3 con la hermana de Basilio, adopt\u00f3 su fe y construy\u00f3 una iglesia de Santa Sof\u00eda en Kiev. El joven emperador alem\u00e1n Ot\u00f3n III (996-1002), medio bizantino por parte de madre, estaba a punto de casarse con la sobrina de Basilio cuando muri\u00f3 a los 21 a\u00f1os. Todo en la corte otomana segu\u00eda el modelo bizantino, y el t\u00edtulo de kaiser<\/em> no proced\u00eda del lat\u00edn caesar<\/em>, sino de la forma griega kaisar<\/em>.<\/p>\n

Llegados a este punto, puede que empiece a preguntarse si no se habr\u00e1 tropezado accidentalmente con una historia alternativa. Al menos sospecha que le falta algo en sus \u00abestudios medievales\u00bb, que su imagen de la \u00abEdad Media\u00bb tiene un enorme agujero en medio o, m\u00e1s bien, que es s\u00f3lo un fragmento de una imagen mucho mayor, cuya mayor parte ha sido arrancada y desechada. Empiezas a buscarla en el proverbial cubo de basura de la historia. Antes de que uno se d\u00e9 cuenta, se encuentra en el camino del \u00abrevisionismo bizantino\u00bb.<\/p>\n

No se me hab\u00eda ocurrido esta expresi\u00f3n hasta que en un art\u00edculo franc\u00e9s<\/a> me llamaron recientemente \u00abrevisionista bizantino\u00bb. Viniendo de un cat\u00f3lico, no pretend\u00eda ser un cumplido, pero decid\u00ed gan\u00e1rmelo de todos modos con el presente art\u00edculo. Voy a explicar qu\u00e9 puede significar \u00abrevisionismo bizantino\u00bb y qu\u00e9 tiene de bueno. El revisionismo bizantino desvela la historia del mundo. Le ofrece m\u00e1s que un atisbo de esas fuerzas k\u00e1rmicas que mueven a las civilizaciones, e incluso puede ayudarle a adivinar en qu\u00e9 direcci\u00f3n general va el mundo. Es una de las b\u00fasquedas de la verdad hist\u00f3rica m\u00e1s apasionantes en las que me he embarcado. El revisionismo bizantino no trata s\u00f3lo de Bizancio: es un espejo para que Occidente se conozca a s\u00ed mismo. Y no me refiero a un espejo para que el hombre blanco se odie a s\u00ed mismo. Al contrario, argumentar\u00e9 que es un camino de arrepentimiento por lo que el hombre Blanco se hizo a s\u00ed mismo, bajo la influencia de un dios maligno, enga\u00f1oso y divisor. Es un camino hacia la autocuraci\u00f3n, el orgullo renovado y la esperanza vigorizante.<\/p>\n

El primer nombre que aparece si se busca en Google \u00abrevisionismo bizantino\u00bb es Anthony Kaldellis, un profesor estadounidense de origen griego que ha aportado nuevas ideas a este campo y lo ha hecho atractivo para cientos de estudiantes. La cita anterior est\u00e1 tomada de uno de sus libros. He le\u00eddo la mayor\u00eda de ellos y considero que su reputaci\u00f3n es bien merecida (v\u00e9ase la lista de sus publicaciones y v\u00eddeos en kaldellispublications.weebly.com).<\/p>\n

Empec\u00e9 a leer sobre Bizancio hace unos diez a\u00f1os. Mi primera introducci\u00f3n fue a trav\u00e9s de las obras del historiador brit\u00e1nico Steven Runciman (1903-2000), empezando por su enorme Historia de las Cruzadas (1951). Runciman ten\u00eda talento para contar la historia de Bizancio con precisi\u00f3n, perspicacia y empat\u00eda, mientras que Kaldellis se dedica m\u00e1s a las teor\u00edas sobre Bizancio. Con una formaci\u00f3n previa en ciencias duras, conoce la diferencia entre demostrar un punto y s\u00f3lo ilustrarlo. Y sabe distinguir un argumento err\u00f3neo cuando lo ve. Este art\u00edculo es, en parte, una revisi\u00f3n de los principales libros de Kaldellis sobre la civilizaci\u00f3n bizantina. Pero utilizar\u00e9 su material como trampol\u00edn para ascender a un punto de vista m\u00e1s elevado sobre la relaci\u00f3n entre Occidente y Oriente, y la naturaleza de la civilizaci\u00f3n occidental. En la \u00faltima secci\u00f3n, se\u00f1alar\u00e9 algunos puntos incompletos en el revisionismo bizantino de Kaldellis y lo empujar\u00e9 hacia un territorio inexplorado.<\/p>\n

El fin de la \u00abEdad Media\u00bb\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong><\/h4>\n

El revisionismo bizantino comienza volviendo a situar a Constantinopla en el mapa. Durante toda la Edad Media fue, con diferencia, la mayor ciudad del mundo cristiano. Seg\u00fan Runciman, su poblaci\u00f3n alcanzaba el mill\u00f3n de habitantes en el siglo XII, contando los suburbios[3]<\/a>. Su riqueza impresionaba profundamente a todos los reci\u00e9n llegados. En el romance franc\u00e9s del siglo XII Partonopeu de Blois, Constantinopla es el nombre del Para\u00edso, una ciudad de oro, marfil y piedras preciosas. Robert de Clari, que formaba parte de los cruzados que la saquearon en 1204, se maravill\u00f3: \u00abDesde la creaci\u00f3n de este mundo, no se hab\u00edan visto ni conquistado riquezas tan grandes\u00bb[4]<\/a>. Hasta entonces, Constantinopla era el mayor centro de comercio internacional, que un\u00eda China, India, Arabia, Europa y \u00c1frica.<\/p>\n

Constantinopla tambi\u00e9n debe recuperar su lugar en la cronolog\u00eda. Anthony Kaldellis escribe:<\/p>\n

La civilizaci\u00f3n bizantina comenz\u00f3 cuando todav\u00eda hab\u00eda algunas personas que sab\u00edan leer y escribir en jerogl\u00edficos egipcios; el or\u00e1culo de Delfos y los Juegos Ol\u00edmpicos a\u00fan exist\u00edan; y el principal dios de culto en oriente era Zeus. Cuando Bizancio lleg\u00f3 a su fin, el mundo ten\u00eda ca\u00f1ones e imprentas, y algunas personas que presenciaron la ca\u00edda de Constantinopla en 1453 vivieron para o\u00edr hablar del viaje de Col\u00f3n al Nuevo Mundo. Cronol\u00f3gicamente, Bizancio abarca todo el arco que va desde la Antig\u00fcedad hasta principios de la Edad Moderna, y su historia est\u00e1 entrelazada con la de todos los grandes protagonistas de la historia mundial a este lado del r\u00edo Indo<\/em>[5]<\/a>.<\/p>\n

Desde esa perspectiva, la \u00abEdad Media\u00bb aparece como una tapadera de lo que deber\u00eda llamarse propiamente \u00abEdad Bizantina\u00bb.<\/p>\n

El mundo medieval es una construcci\u00f3n difusa tanto en el tiempo como en el espacio y nunca est\u00e1 claro si una sociedad concreta pertenece propiamente a \u00e9l. Pero Bizancio, el referente principal en el campo de los estudios bizantinos, es, por el contrario, extremadamente f\u00e1cil de identificar. Aqu\u00ed no hay ambig\u00fcedad ni confusi\u00f3n cronol\u00f3gica: el campo se define por la historia de un Estado concreto, que siempre se puede detectar en las pruebas, y ese Estado albergaba una sociedad romana y ortodoxa de habla griega que ten\u00eda una cultura nacional distintiva<\/em>[6]<\/a>.<\/p>\n

Si el t\u00e9rmino \u00abEdad Media\u00bb acu\u00f1ado en el Renacimiento es \u00abintr\u00ednsecamente problem\u00e1tico\u00bb cuando se tiene en cuenta a Bizancio, afirma Kaldellis, la invenci\u00f3n m\u00e1s reciente de \u00abAntig\u00fcedad tard\u00eda\u00bb no hizo sino aumentar la confusi\u00f3n: \u00abla Antig\u00fcedad tard\u00eda abri\u00f3 una brecha entre Bizancio y sus ra\u00edces antiguas\u00bb. Tambi\u00e9n \u00abse apropi\u00f3 para s\u00ed de importantes \u00e1reas de innovaci\u00f3n bizantina que tuvieron impacto mundial, como la creaci\u00f3n de la mayor\u00eda de los aspectos del cristianismo postconstantiniano, incluyendo sus doctrinas, literaturas, iglesias, concilios, c\u00e1nones y estructuras institucionales. La mayor parte de esto fue creado en Oriente por cristianos romanos de habla griega, es decir, por bizantinos\u00bb[7]<\/a>.<\/p>\n

Bizancio no encaja bien en nuestra imagen de la Antig\u00fcedad tard\u00eda y la Edad Media, porque esas categor\u00edas se crearon para marginar a Bizancio. Se nos ha ense\u00f1ado que Bizancio era el residuo del imperio romano ca\u00eddo, que declinaba lentamente hasta la insignificancia. Un declive que dur\u00f3 1.123 a\u00f1os. Pi\u00e9nselo. La realidad es que Bizancio fue el Imperio Romano hasta que Occidente, habi\u00e9ndose separado de \u00e9l, lo borr\u00f3 de la historia. \u00abBizancio en el siglo X se parec\u00eda m\u00e1s al imperio romano del siglo IV que a cualquier estado medieval occidental contempor\u00e1neo\u00bb[8]<\/a>. La Antig\u00fcedad tard\u00eda y la Edad Media son, por tanto, construcciones provincianas irrelevantes desde una perspectiva bizantina, como lo son, por supuesto, desde una perspectiva euroasi\u00e1tica (\u00bfqu\u00e9 significa \u00abChina en la Edad Media\u00bb o \u00abla India en la Edad Media\u00bb?).<\/p>\n

Incluso nuestra noci\u00f3n occidental de \u00abcristianismo medieval\u00bb est\u00e1 seriamente sesgada, argumenta Kaldellis: \u00ab’Cristianismo medieval’ se entiende como de Europa occidental y central, aunque la mayor\u00eda de los cristianos durante el periodo medieval viv\u00edan en el este, en las tierras eslavas, bizantinas y gobernadas por los musulmanes, y m\u00e1s al este que eso tambi\u00e9n\u00bb[9]<\/a>. Por no hablar de que, hasta el siglo VIII, el obispo de Roma era nombrado por Constantinopla.<\/p>\n

El revisionismo bizantino tambi\u00e9n significa conocer el lado bizantino de la historia de su larga lucha con Occidente, reconociendo que la narrativa del vencedor es enga\u00f1osa, como siempre lo es. Se nos ha dicho que las cruzadas fueron la respuesta generosa de Occidente a la petici\u00f3n de ayuda de los bizantinos. Y si, por indiscreci\u00f3n de alg\u00fan historiador, o\u00edmos hablar del saqueo de Constantinopla por los cruzados en 1204, al menos explica que \u00ablos venecianos les obligaron a hacerlo\u00bb, o que fue un lamentable caso de fuego amigo provocado por la niebla de la guerra. El revisionismo bizantino despeja esa niebla. \u00abNunca hubo un mayor crimen contra la humanidad que la Cuarta Cruzada\u00bb, escribi\u00f3 Steven Runciman[10]<\/a>.<\/p>\n

Es dif\u00edcil exagerar el da\u00f1o causado a la civilizaci\u00f3n europea por el saqueo de Constantinopla. Los tesoros de la ciudad, los libros y las obras de arte conservados durante siglos, fueron dispersados y la mayor\u00eda destruidos. El Imperio, el gran baluarte oriental de la cristiandad, se quebr\u00f3 como potencia. Su organizaci\u00f3n altamente centralizada estaba arruinada. Las provincias, para salvarse, se vieron obligadas a la desconcentraci\u00f3n. Las conquistas de los otomanos fueron posibles gracias al crimen de los cruzados<\/em>[11]<\/a>.<\/p>\n

Anthony Kaldellis lo sit\u00faa en la perspectiva correcta:<\/p>\n

De hecho, fue un acto de agresi\u00f3n de una civilizaci\u00f3n contra otra, en el sentido de que tanto el agresor como la v\u00edctima eran plenamente conscientes de sus diferencias \u00e9tnicas, religiosas, pol\u00edticas y culturales, y la extrema violencia que acompa\u00f1\u00f3 a la destrucci\u00f3n de Constantinopla estuvo impulsada por la conciencia que muchos cruzados ten\u00edan de esas diferencias<\/em>[12]<\/a>.<\/p>\n

Est\u00e1 bien que Juan Pablo II se disculpara p\u00fablicamente por la cuarta cruzada 800 a\u00f1os despu\u00e9s[13]<\/a>, pero eso no cambia el hecho de que su predecesor Inocencio III respondiera a la noticia de la conquista de la ciudad con alegr\u00eda y agradecimiento, e inmediatamente tratara de movilizar una nueva ronda de soldados, cl\u00e9rigos y colonos para asegurar el nuevo imperio latino. En un serm\u00f3n pronunciado en Roma y presentado como carta al clero que acompa\u00f1aba a los cruzados, \u00abInocencio describe la toma de Constantinopla como un acto de Dios, que humilla a los orgullosos, hace obedientes a los desobedientes y convierte en cat\u00f3licos a los cism\u00e1ticos\u00bb. Inocencio argumenta que el hecho de que los griegos no afirmen el filioque<\/em> (un error trinitario), es semejante al error jud\u00edo de no reconocer la divinidad de Cristo. Y, como tal, el pont\u00edfice sugiere que \u00abtanto el error griego como su ca\u00edda fueron predichos en el Apocalipsis\u00bb[14]<\/a>.<\/p>\n

Lamentablemente, la narrativa dominante en Occidente no ha cambiado radicalmente. Hablando de uno de los autores de la historia est\u00e1ndar de la Cuarta Cruzada, Kaldellis escribe: \u00abCuando o\u00ed a Tom Madden dar una charla sobre la Cuarta Cruzada en 2005, me sent\u00ed como si estuviera oyendo a Donald Rumsfeld, el Secretario de Defensa, hablar de la invasi\u00f3n estadounidense de Irak en 2003\u00bb[15]<\/a>. Ese comentario subraya la importancia de estudiar la historia para entender el presente. La pregunta interesante es: \u00bfhasta qu\u00e9 punto las cruzadas, su ideolog\u00eda y su celebraci\u00f3n han hecho de Occidente lo que es hoy?[16]<\/a>.<\/p>\n

El revisionismo bizantino es controvertido porque pone en tela de juicio no s\u00f3lo la imagen que los occidentales tienen de Bizancio, sino tambi\u00e9n la imagen que los occidentales tienen de Occidente. Somos la civilizaci\u00f3n de las cruzadas, que ha destruido Bizancio, y que desde entonces ha intentado destruir todas las civilizaciones que se interpon\u00edan en el camino de nuestra hegemon\u00eda. Deber\u00edamos saber, al menos, que as\u00ed es como nos ven Rusia y gran parte del mundo (ver \u00abLa ca\u00edda de un imperio: la lecci\u00f3n de Bizancio<\/a>\u00bb). Como he argumentado en \u00abUna visi\u00f3n bizantina de Rusia y Europa\u00bb, no podemos entender a Rusia sin hacer algo de revisionismo bizantino, porque Rusia es Bizancio redivivo en muchos sentidos.<\/p>\n

Aprender sobre Bizancio tambi\u00e9n puede ayudarnos a tener una visi\u00f3n diferente de Turqu\u00eda. Nadie negar\u00e1, por supuesto, que los otomanos asestaron el golpe final a Constantinopla. Pero, como demostr\u00f3 el historiador rumano Nicolae Iorga en Byzantium After Byzantium<\/em> (1934), nunca hubo, por su parte, el mismo odio que por parte de los latinos. Por eso, la ciudad \u00abfue ampliada, repoblada y profundamente amada y respetada, con atenci\u00f3n a todas sus necesidades y pasiones, por los emperadores de origen otomano\u00bb[17]<\/a>. Sobre su conquistador Mehmet II, Steven Runciman escribi\u00f3 en La gran Iglesia cautiva<\/em>: \u00abTen\u00eda sangre griega en las venas. Era muy le\u00eddo y se interesaba profundamente por el saber griego. Se enorgullec\u00eda de considerarse heredero de los C\u00e9sares [tomando el t\u00edtulo de Kayser-i-Rum] y estaba dispuesto a asumir las responsabilidades religiosas de sus predecesores, en la medida en que su propia religi\u00f3n se lo permitiera\u00bb[18]<\/a>. La reivindicaci\u00f3n turca de una parte del legado de Bizancio no es ileg\u00edtima y, desde un punto de vista m\u00edstico-geopol\u00edtico, puede preverse que una alianza duradera entre Rusia y Turqu\u00eda pondr\u00e1 fin a la maldici\u00f3n de la Cuarta Cruzada (l\u00e9ase el art\u00edculo de Israel Shamir titulado \u00abImperio otomano, \u00a1por favor, vuelve!<\/a>\u00bb).<\/p>\n

Las ra\u00edces helen\u00edsticas de Bizancio\u00a0 <\/strong><\/h4>\n

La mejor contribuci\u00f3n de Anthony Kaldellis a los estudios bizantinos es la nueva luz que arroja sobre la verdadera naturaleza de la civilizaci\u00f3n bizantina, primero quitando capas de prejuicios, pol\u00e9micas y enga\u00f1os occidentales, pero tambi\u00e9n leyendo a trav\u00e9s de la propia propaganda imperial de Bizancio.<\/p>\n

Por ejemplo, Kaldellis sostiene que el cristianismo, aunque esencial para la identidad bizantina, no era tan central y exclusivo en la vida cotidiana como se nos ha hecho creer leyendo demasiados autores eclesi\u00e1sticos. Incluso durante los reinados de Justino y Justiniano, reputados como una \u00e9poca de intolerante ortodoxia cristiana, muchos funcionarios e intelectuales no mostraban ni siquiera una fe cristiana nominal: tal es el caso del historiador Procopio, que habla de \u00abcristianos\u00bb como si se excluyera a s\u00ed mismo de ese grupo, y considera \u00abinsanamente est\u00fapido investigar la naturaleza de Dios y preguntar de qu\u00e9 clase es\u00bb. Como he argumentado en otro lugar, el propio nombre dado por Justiniano a su obra maestra arquitect\u00f3nica \u2014el edificio m\u00e1s grande del mundo durante mil a\u00f1os\u2014 atestigua su alta estima por el helenismo: Santa Sof\u00eda, o Santa Sabidur\u00eda, es la diosa de los fil\u00f3sofos, no de los te\u00f3logos.<\/p>\n

El estereotipo del oscurantismo de Bizancio ha ocultado su perdurable amor por la cultura griega antigua, que Anthony Kaldellis documenta en Hellenism in Byzantium<\/em> (2007), complementado en Byzantium Unbound<\/em> (2019). A diferencia de lo que ocurri\u00f3 en Occidente bajo la influencia de Tertuliano, Agust\u00edn y otros, los Padres de la Iglesia de Oriente no condenaron la herencia helen\u00edstica. En el siglo IV, Gregorios de Nazianzos defendi\u00f3 que los textos cl\u00e1sicos no eran intr\u00ednsecamente religiosos y pod\u00edan ser estudiados con provecho por los cristianos. Su amigo Basilio de Cesarea escribi\u00f3 un breve tratado sobre esta cuesti\u00f3n, A los j\u00f3venes sobre c\u00f3mo pueden beneficiarse de la literatura griega<\/em>, que se convirti\u00f3 en una autoridad. Homero siempre fue \u00abel poeta\u00bb para los escolares bizantinos, y sus obras han sobrevivido hasta nuestros d\u00edas s\u00f3lo porque permanecieron en el curr\u00edculo educativo. Lo mismo puede decirse de otros historiadores, tragedi\u00f3grafos y poetas de la Grecia antigua.<\/p>\n

Fotios, patriarca de Constantinopla de 858 a 867 y de 877 a 886, es reconocido en la Iglesia Ortodoxa como San Fotios el Grande, aunque se le recuerda sobre todo por promover la edici\u00f3n y el estudio de la literatura griega precristiana. Incluso las obras del emperador anticristiano Juliano (361-363), conocido en Occidente como \u00abel ap\u00f3stata\u00bb, fueron copiadas y conservadas: \u00abSu legado fue un recordatorio constante de que el helenismo no era, como muchos quer\u00edan creer, una mera servidora d\u00f3cil de la fe, sino que pod\u00eda activarse como una poderosa alternativa\u00bb[19]<\/a>.<\/p>\n

El conocimiento de la literatura griega antigua lleg\u00f3 a Occidente de la mano de emigrantes bizantinos entre los siglos XIII y XVI[20]<\/a>. Uno de ellos, Gemistos Plethon, fallecido hacia 1453, fue \u00abel verdadero iniciador de los estudios plat\u00f3nicos en Occidente\u00bb[21]<\/a>. \u00abPr\u00e1cticamente todos los textos griegos… tuvieron que pasar por Bizancio para llegar hasta nosotros\u00bb, escribe Kaldellis. \u00abAs\u00ed que cuando entres en la biblioteca de un seminario de cl\u00e1sicas y mires fijamente las filas de los Loebs, Teubners, Oxford Classical Texts o Bud\u00e9s griegos, debes saber que est\u00e1s mirando una biblioteca cl\u00e1sica bizantina\u00bb. Occidente ha intentado sistem\u00e1ticamente ocultar su deuda con Bizancio: \u00abincluso obras recientes siguen presentando a Bizancio no como un aut\u00e9ntico participante, sino s\u00f3lo como el cuidador de la tradici\u00f3n cl\u00e1sica en beneficio \u00faltimo de Occidente, su verdadero heredero\u00bb[22]<\/a>. \u00abPero si la civilizaci\u00f3n occidental se define a s\u00ed misma como heredera de la Grecia cl\u00e1sica, entonces Bizancio emerge como la civilizaci\u00f3n occidental por excelencia\u00bb[23]<\/a>. La raz\u00f3n por la que \u00abno pudo haber Renacimiento en Constantinopla [es] porque no hab\u00eda muerto nada que necesitara ser revivido\u00bb[24]<\/a>.<\/p>\n

En la estela de El helenismo en Bizancio<\/em>, Kaldellis escribi\u00f3 un libro m\u00e1s breve sobre el cuidado de los bizantinos por Atenas y su Parten\u00f3n: El Parten\u00f3n cristiano: Clasicismo y peregrinaci\u00f3n en la Atenas bizantina<\/em> (2009):<\/p>\n

Despu\u00e9s de la Antig\u00fcedad, Atenas y el legado cl\u00e1sico que a\u00fan representaba en la mente de muchos bizantinos no desaparecieron del escenario de la historia como se ha afirmado. El Parten\u00f3n, convertido en iglesia, se convirti\u00f3 en un importante lugar de peregrinaci\u00f3n cuya fama se extendi\u00f3 por todo el mundo cristiano. Sin embargo, contrariamente a las costumbres de la piedad bizantina, lo que atra\u00eda a los peregrinos y la adoraci\u00f3n no eran las reliquias sagradas ni los iconos que all\u00ed se guardaban, sino el Parten\u00f3n en s\u00ed, el edificio, cuyo pasado cl\u00e1sico era conocido y, de hecho, bastante visible. La devoci\u00f3n cristiana entablaba aqu\u00ed un di\u00e1logo directo y continuo con la Antig\u00fcedad, en la sede misma de su grandeza cl\u00e1sica<\/em>[25]<\/a>.<\/p>\n

La \u00edntima conexi\u00f3n de Bizancio con el helenismo cre\u00f3 un tipo de cristiandad muy diferente al de Occidente, donde la mayor\u00eda de los papas sent\u00edan una fuerte aversi\u00f3n por todo lo griego (empezando por Gregorio Magno, 590-604) e inculcaron en la Iglesia el horror a la literatura pagana. Aunque en Oriente siempre hubo tensiones entre las dos culturas, \u00e9stas mantuvieron un equilibrio que impidi\u00f3 que el cristianismo se hundiera en la locura exclusivista que caracteriz\u00f3 al catolicismo romano.<\/p>\n

El poder imperial bizantino siempre pudo contar con un abundante suministro de funcionarios seculares formados en la herencia helen\u00edstica. Una consecuencia importante es que la filosof\u00eda pol\u00edtica que guiaba a la \u00e9lite gobernante era cl\u00e1sica y no b\u00edblica. Por el contrario, la \u00abteolog\u00eda pol\u00edtica\u00bb occidental se basaba principalmente en el Antiguo Testamento. El cristianismo romano era una religi\u00f3n doble: mientras que al pueblo se le dec\u00eda que imitara a Cristo y llevara su cruz, la \u00e9lite gobernante, desde la \u00e9poca de Carlomagno, se inspiraba en el Tanaj jud\u00edo, consider\u00e1ndose ungidos como nuevos Mois\u00e9s o nuevos Davides (nunca como un nuevo Jes\u00fas).<\/p>\n

La ideolog\u00eda de las cruzadas proced\u00eda directamente de las historias de las guerras santas de Israel. En el cristianismo oriental, este enga\u00f1o siempre se mantuvo a raya gracias al contrapeso de la filosof\u00eda y la historia helen\u00edsticas. Sin esta fuerza equilibradora, el cristianismo occidental cay\u00f3 bajo el hechizo de Yahv\u00e9 en un grado mucho mayor que la Iglesia oriental.<\/p>\n

El odio del papado a la cultura griega tambi\u00e9n resuena profundamente en el Antiguo Testamento. Al fin y al cabo, es la esencia del mesianismo antiasimilacionista que dio forma al corpus final del Antiguo Testamento, con los Libros de los Macabeos como guinda del pastel.<\/p>\n

El esp\u00edritu del hebra\u00edsmo del Antiguo Testamento se manifest\u00f3 tambi\u00e9n por el legalismo que prevaleci\u00f3 en Occidente, conduciendo directamente a la doctrina del purgatorio, a la Inquisici\u00f3n y a la quema de herejes, y a tantos aspectos que son ajenos a la Ortodoxia. John Meyendorff y Aristeides Papadakis, escribieron en The Christian East and the Rise of the Papacy<\/em> (1994) \u2014un libro indispensable para el revisionista bizantino\u2014 sobre \u00abla transformaci\u00f3n del papado en el tribunal m\u00e1s complejo de la Cristiandad. … Las funciones jur\u00eddicas, m\u00e1s que las religiosas, marcaron la pauta de la actividad papal durante el resto de la Edad Media central. Pr\u00e1cticamente todos los titulares papales del periodo 1100-1300 iban a ser juristas\u00bb[26]<\/a>.<\/p>\n

La monarqu\u00eda republicana bizantina\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong><\/h4>\n

La vida pol\u00edtica bizantina ha sido estudiada con una profundidad sin precedentes por Kaldellis en La Rep\u00fablica Bizantina: Pueblo y poder en la Nueva Roma (2015). Tambi\u00e9n aqu\u00ed pone fin a siglos de desinformaci\u00f3n. \u00abUna construcci\u00f3n moderna imaginaria etiquetada como ‘Bizancio’, identificada con la teocracia y el absolutismo, ha venido a interponerse entre nosotros y la vibrante cultura pol\u00edtica de los romanos orientales\u00bb[27]<\/a>. Bizancio, argumenta Kaldellis, era esencialmente una Rep\u00fablica, en el sentido romano del t\u00e9rmino. Era una basileia<\/em> (reino) al servicio de una politeia<\/em> (el equivalente griego de res publica), una monarqu\u00eda republicana en la que la aclamaci\u00f3n popular hac\u00eda emperadores y la desaprobaci\u00f3n popular los deshac\u00eda. No siempre funcionaba en la pr\u00e1ctica, pero al menos era \u00abuna ideolog\u00eda profundamente arraigada; es decir, \u00e9ste era el \u00fanico marco aceptable para la legitimaci\u00f3n del poder imperial en Bizancio, y conformaba fundamentalmente la forma en que pod\u00eda utilizarse\u00bb[28]<\/a>. \u00abNo hab\u00eda legitimidad imperial sin consentimiento popular\u00bb[29]<\/a>.<\/p>\n

Claro que hab\u00eda dinast\u00edas, pero \u00ablas reivindicaciones din\u00e1sticas no eran un derecho, sino s\u00f3lo uno de los muchos argumentos ret\u00f3ricos que pod\u00eda esgrimir un emperador (o un emperador potencial)\u00bb[30]<\/a>. \u00abAl igual que el pueblo pod\u00eda movilizarse en masa para acabar con una dinast\u00eda (en 695, 1042, ad 1185), tambi\u00e9n pod\u00eda unirse para defenderla cuando era popular y la percib\u00eda como amenazada\u00bb[31]<\/a>.<\/p>\n

Seg\u00fan Kaldellis, \u00abel supuesto expl\u00edcito o subyacente de todas las narraciones, discursos, pronunciamientos y documentos relativos a la basileia\u00bb es que \u00abel emperador deb\u00eda trabajar duro en beneficio de sus s\u00fabditos\u00bb. Y as\u00ed, en 491, cuando Anastasio I fue \u00abelegido\u00bb (aclamado) emperador en el hip\u00f3dromo, declar\u00f3: \u00abNo ignoro cu\u00e1n grande es la carga de responsabilidad que se me ha impuesto por la seguridad com\u00fan de todos. … Ruego a Dios Todopoderoso que me encontr\u00e9is trabajando tan arduamente en los asuntos p\u00fablicos como esperabais cuando ahora me elegisteis universalmente\u00bb[32]<\/a>. En 511, cuando una controversia enfrentaba a Anastasio con el patriarca Makedonios y crec\u00eda la amenaza de una guerra civil, \u00abAnastasio apareci\u00f3 en el hip\u00f3dromo sin su corona y ofreci\u00f3 abdicar, lo que calm\u00f3 a la multitud. Cuando el pueblo le dijo que volviera a ponerse la corona, simb\u00f3licamente le estaban confiriendo de nuevo la autoridad imperial\u00bb[33]<\/a>.<\/p>\n

La naturaleza electiva de la realeza no debe confundirse, por supuesto, con el uso moderno del voto secreto individual. \u00abElecci\u00f3n\u00bb significaba aclamaci\u00f3n popular colectiva, y esto convert\u00eda al hip\u00f3dromo, directamente conectado con el Palacio Imperial por comodidad, en el coraz\u00f3n de la Rep\u00fablica bizantina.<\/p>\n

Los bizantinos no eran s\u00fabditos pasivos. \u00abEstaban atentos a las oportunidades de intervenir en la pol\u00edtica de la Ciudad y pod\u00edan movilizarse en cuesti\u00f3n de horas. Tend\u00edan a actuar como un solo grupo y rara vez se divid\u00edan en bandos opuestos; los grupos minoritarios rara vez ten\u00edan \u00e9xito\u00bb[34]<\/a>. Kaldellis proporciona muchos ejemplos de \u00abepisodios en los que el pueblo de Constantinopla tom\u00f3 la iniciativa de defender y hacer valer sus puntos de vista cuando se trataba de asuntos religiosos, pol\u00edticos, fiscales y din\u00e1sticos, o cuando no les gustaba un emperador y quer\u00edan deshacerse de \u00e9l\u00bb[35]<\/a>.<\/p>\n

Bizancio era una rep\u00fablica y no una monarqu\u00eda <\/em>\u00abconstitucional<\/em>\u00bb. Aunque no exist\u00edan mecanismos legales regulares por los que el pueblo pudiera ejercer el poder, tampoco hab\u00eda acuerdos formales que pudieran proteger a un emperador de la ira del pueblo o de otros elementos de la rep\u00fablica cuando recurr\u00edan a medidas extralegales<\/em>[36]<\/a>.<\/p>\n

Las expresiones del poder popular adoptaron a menudo la forma de guerra civil. Las cr\u00f3nicas bizantinas dejan claro que esto se consideraba una manifestaci\u00f3n desafortunada pero leg\u00edtima del esp\u00edritu republicano. Por eso, \u00abning\u00fan Estado de la historia ha tenido m\u00e1s guerras civiles que no cambiaran en nada la estructura o la ideolog\u00eda del sistema pol\u00edtico. Las guerras civiles bizantinas sol\u00edan ser s\u00f3lo por cuestiones de personal\u00bb[37]<\/a>.<\/p>\n

En su introducci\u00f3n a Corrientes de oro, r\u00edos de sangre<\/em> (2017), Kaldellis abord\u00f3 otros aspectos de la tradici\u00f3n republicana de Bizancio, contrast\u00e1ndola con el feudalismo occidental de la misma \u00e9poca. La jerarqu\u00eda pol\u00edtica de Bizancio, escribi\u00f3, era una \u00abaristocracia de servicio, no de sangre, a pesar de la ret\u00f3rica ocasional\u00bb. La \u00e9lite gobernante \u00abse caracterizaba por una alta rotaci\u00f3n y no ten\u00eda derecho hereditario a cargos o t\u00edtulos, ni autoridad legal sobre personas y territorios, salvo la que proven\u00eda del cargo\u00bb. \u00abLas familias se hac\u00edan poderosas s\u00f3lo cuando triunfaban en la pol\u00edtica de la corte y lograban conservar el favor imperial\u00bb.<\/p>\n

Constantinopla era un im\u00e1n para los m\u00e1s talentosos y mejor conectados, pero tambi\u00e9n para los m\u00e1s indigentes, pues era all\u00ed donde la filantrop\u00eda imperial y eclesi\u00e1stica era m\u00e1s abundante. Era un lugar de oportunidades. El fundador de la dinast\u00eda macedonia reinante, Basilio I (867-886), fue un campesino que se traslad\u00f3 a la ciudad huyendo de la pobreza y maniobr\u00f3 para llegar al trono[38]<\/a>.<\/p>\n

Como un conservador de cuadros, Kaldellis reaviva los colores originales de Bizancio, oscurecidos por siglos de calumnias occidentales. Bizancio aparece a la vez intensamente romana y profundamente actual. Runciman explica en La civilizaci\u00f3n bizantina<\/em>: \u00abQue el Imperio bizantino haya perdurado durante mil cien a\u00f1os se debi\u00f3 casi enteramente a las virtudes de su constituci\u00f3n y administraci\u00f3n. Pocos Estados se han organizado de una manera tan adecuada a los tiempos y tan cuidadosamente dirigida para evitar que el poder quedara en manos de incompetentes\u00bb[39]<\/a>. Se entiende mejor por qu\u00e9 el fil\u00f3sofo ruso Konstantin Leontiev (1831-1891) ve\u00eda el \u00abbizantinismo\u00bb como el ideal pol\u00edtico para Rusia: un poder autoritario y personalizado, respaldado por la Iglesia y dependiente del apoyo popular. El bizantinismo puede ser la receta de los Estados civilizatorios duraderos[40]<\/a>.<\/p>\n

\u00bfC\u00f3mo de romanos eran los bizantinos?<\/strong><\/h4>\n

En Tierra romana: Etnicidad e Imperio en Bizancio <\/em>(2019), Kaldellis se enfrenta a lo que denomina \u00abnegacionismo romano\u00bb, el prejuicio acad\u00e9mico contra la autoproclamada identidad romana de los bizantinos. Es, dice, \u00abel pecado original del bizantinismo en Occidente\u00bb[41]<\/a>.<\/p>\n

El negacionismo romano es hoy uno de los pilares de los estudios bizantinos. … la mayor\u00eda de los expertos en la materia siguen negando lo evidente, a veces con celo, aduciendo diversos pretextos, negaciones y argumentos risibles con los que afirmar que los bizantinos no eran <\/em>\u00abrealmente<\/em>\u00bb los romanos que dec\u00edan ser. En algunos casos, <\/em>\u00abromano<\/em>\u00bb no era m\u00e1s que una etiqueta vac\u00eda, una reliquia de la gloria imperial del pasado o de un anticuario de mala muerte; o era una propaganda pol\u00edtica vac\u00eda; o un acto de enga\u00f1o llevado a cabo por unas pocas \u00e9lites por alguna raz\u00f3n; o una afirmaci\u00f3n sin sentido hecha por una poblaci\u00f3n que se enga\u00f1aba a s\u00ed misma; o era equivalente a <\/em>\u00abortodoxia<\/em>\u00bb; o cualquier alternativa que pudiera evitar las implicaciones \u00e9tnicas que nos miran a la cara a trav\u00e9s de tantas fuentes, g\u00e9neros y contextos, tanto sociales como geogr\u00e1ficos. … Tenemos que aceptar el hecho de que los bizantinos eran lo que dec\u00edan ser, romanos, en formas que eran simult\u00e1nea (y exhaustivamente) legales, \u00e9tnicas y pol\u00edticas. Esa romanidad es el gran tab\u00fa, la verdad inc\u00f3moda, que nos ha mantenido en un estado de perpetua disonancia cognitiva. Ya no queda ninguna justificaci\u00f3n te\u00f3rica para negar rotundamente la etnicidad de una sociedad e imponerle una mezcolanza incoherente de alternativas inventadas para acompa\u00f1ar la etiqueta inventada (<\/em>\u00abBizancio<\/em>\u00bb) que tambi\u00e9n le hemos endilgado<\/em>[42]<\/a>.<\/p>\n

Privar a los bizantinos de su romanidad es una tradici\u00f3n occidental que se remonta a la segunda mitad del siglo VIII, cuando los papas se apartaron de Constantinopla y buscaron el patrocinio de los francos.<\/p>\n

En ese momento, el t\u00e9rmino Graeci empez\u00f3 a desplazar a Romani en las referencias occidentales al imperio oriental. Esto se intensific\u00f3 cuando algunos reyes francos empezaron, aunque al principio s\u00f3lo de forma espor\u00e1dica e insegura, a reclamar para s\u00ed el t\u00edtulo de emperador de los romanos. En el siglo IX, tanto los papas como los emperadores occidentales cuestionaban activamente en su correspondencia oficial el derecho del emperador oriental a llamarse emperador de los romanos. … As\u00ed, los orientales fueron reclasificados cada vez m\u00e1s como graeci, un t\u00e9rmino que en la antigua literatura latina transmit\u00eda connotaciones negativas que ahora se reactivaban, connotaciones de traici\u00f3n, afeminamiento, excesiva sofisticaci\u00f3n, amor al lujo, enga\u00f1o verbal y cobard\u00eda<\/em>[43]<\/a>.<\/p>\n

El proceso queda ilustrado por una carta de Luis II, bisnieto de Carlomagno, a Basilio I, fundador de la dinast\u00eda macedonia: \u00abLos griegos\u00bb, afirma, \u00abhan dejado de ser emperadores de los romanos a causa de sus malas opiniones en lo que se refiere a la fe religiosa. Adem\u00e1s, no s\u00f3lo han abandonado la ciudad y la sede del imperio [Roma], sino que tambi\u00e9n han abandonado al pueblo romano [es decir, de Roma] y la propia lengua [lat\u00edn], habiendo emigrado en todos los sentidos a una ciudad, una sede, un pueblo y una lengua diferentes [griego]\u00bb. En la par\u00e1frasis de Kaldellis, Luis tambi\u00e9n \u00absostiene que tiene m\u00e1s derecho al t\u00edtulo porque se lo concedi\u00f3 el Papa, mientras que en Oriente los llamados emperadores eran aclamados a veces por el senado, el pueblo y los ej\u00e9rcitos\u00bb. Al esgrimir este argumento, Luis demostr\u00f3 lo alejado que estaba de la antigua tradici\u00f3n romana. En este aspecto concreto, la pr\u00e1ctica oriental se adher\u00eda a las aut\u00e9nticas nociones romanas de aclamaci\u00f3n, mientras que la occidental no\u00bb[44]<\/a>.<\/p>\n

La imagen occidental resultante de Bizancio \u00abera un paquete de de distorsiones y malentendidos estrat\u00e9gicos que despojaron a Bizancio de su reivindicaci\u00f3n frente a Roma y, finalmente justific\u00f3 su conquista, explotaci\u00f3n e intentos (fallidos) de conversi\u00f3n por parte occidentales. Esta imagen continu\u00f3 sin interrupci\u00f3n hasta el siglo\u00a0 siglo XIX, cuando surgi\u00f3 el campo de los estudios bizantinos, aunque entretanto hab\u00eda evolucionado\u00bb[45]<\/a>.<\/p>\n

Lo m\u00e1s interesante de la tesis de Kaldellis es que los bizantinos imaginaban su \u00abromanidad\u00bb no s\u00f3lo como algo pol\u00edtico y cultural, sino tambi\u00e9n \u00e9tnico: \u00ablos romanos de Bizancio se ve\u00edan a s\u00ed mismos como un grupo \u00e9tnico o una naci\u00f3n, definidos de la misma manera que los grupos \u00e9tnicos y las naciones son entendidos por los eruditos y soci\u00f3logos modernos: ten\u00edan su propio etn\u00f3nimo, lengua, costumbres, leyes e instituciones, patria y sentido (aunque fuera imaginario) de que estaban relacionados por parentesco y eran taxon\u00f3micamente diferentes de otros grupos \u00e9tnicos\u00bb[46]<\/a>. Se llamaban a s\u00ed mismos Romaioi, a su tierra Romania y a su lengua Romaika; \u00abdurante la mayor parte de su historia, los bizantinos no pensaron que su lengua los convirtiera en griegos; al contrario, su etnia como romanos hac\u00eda que su lengua fuera \u00abromana\u00bb o rom\u00e1nica\u00bb[47]<\/a>.<\/p>\n

Una vez establecido que \u00ablos romanos de Bizancio se ve\u00edan a s\u00ed mismos como un grupo \u00e9tnico o naci\u00f3n\u00bb, Kaldellis se pregunta: \u00ab\u00bfCre\u00edan los romanos bizantinos que ellos tambi\u00e9n descend\u00edan colectivamente de los antiguos romanos?\u00bb. Presume que s\u00ed, aunque no puede citar ninguna declaraci\u00f3n en ese sentido. Simplemente, dice, \u00abse presupon\u00eda en muchas pr\u00e1cticas discursivas\u00bb[48]<\/a>. Pero como no es posible que los romanos bizantinos desciendan de los romanos italianos en un sentido estrictamente gen\u00e9tico, Kaldellis se encuentra ante otro enigma:<\/p>\n

Hubo un tiempo, despu\u00e9s de todo, en que las regiones centrales de Roman\u00eda no ten\u00edan romanos. \u00bfC\u00f3mo hab\u00eda llegado a llenarse de romanos? … conviene tener presente que se trata de una pregunta importante de la historia antigua que a\u00fan no ha recibido una respuesta satisfactoria. Algunos t\u00e9rminos plausibles para referirse a ella son romanizaci\u00f3n, etnog\u00e9nesis romana o romanog\u00e9nesis, es decir, el proceso por el cual personas que anteriormente ten\u00edan otras identidades \u00e9tnicas, nacionales, jur\u00eddicas, pol\u00edticas y culturales se convirtieron en romanos en esas categor\u00edas y dejaron de lado sus identificaciones anteriores. Se sabe que esto ocurri\u00f3 durante el Imperio romano, aunque todav\u00eda no se ha teorizado ni explorado a fondo, especialmente en el caso del Oriente griego[49]<\/strong><\/a><\/em>.<\/p>\n

Kaldellis no puede resolver ese misterio. Esto se debe a que es irresoluble dentro del paradigma \u00abromano\u00bb dominante, que Kaldellis no cuestiona. Ha demostrado definitivamente que los bizantinos se ve\u00edan a s\u00ed mismos como romanos \u00e9tnicos, pero ha malinterpretado lo que le dicen sus fuentes sobre el significado de \u00abromano\u00bb.<\/p>\n

Revisionismo bizantino del tercer tipo<\/strong><\/h4>\n

Entre las ocho \u00abinstant\u00e1neas\u00bb que Kaldellis proporciona para \u00abresaltar los aspectos \u00e9tnicos de la romanidad en Bizancio\u00bb, ninguna de ellas indica que los bizantinos creyeran descender de inmigrantes italianos u occidentales. Dos de ellas indican que sus \u00abantepasados romanos\u00bb proced\u00edan de los Balcanes, y una indica que proced\u00edan de Anatolia occidental[50]<\/a>. La primera, tomada de los Milagros de San Demetrios de Tesal\u00f3nica<\/em>, trata de personas capturadas en los Balcanes y reasentadas en Panonia, que conservaron \u00ablas tradiciones ancestrales de los romanos y el impulso de su genos<\/em>\u00bb[51]<\/a>. El segundo se refiere a la poblaci\u00f3n de Melnik, que en 1246 afirmaba que \u00abtodos somos originarios de Filip\u00f3polis [ciudad griega al oeste de Constantinopla] y somos romanos puros en lo que se refiere a nuestro genos\u00bb[52]<\/a>. El tercero es un comentario del siglo XII sobre unos habitantes de Herakleia, ciudad griega del Mar Negro, al este de Constantinopla, que fueron reasentados por Basilio I (867-886) en Kallipolis (Gal\u00edpoli), en el sur de Italia: \u00abEsto explica por qu\u00e9 esa ciudad sigue utilizando hasta hoy costumbres y vestimentas romanas y un orden social totalmente romano\u00bb[53]<\/a>. Aqu\u00ed tenemos a personas que viv\u00edan en Italia y se llamaban a s\u00ed mismas romanas porque eran inmigrantes de Asia Menor, y presumiblemente consideraban a sus vecinos italianos como no romanos. Un cuarto ejemplo puede encontrarse en Hellenism in Byzantium<\/em> de Kaldellis, donde escribe: \u00abPara atacar a su oponente teol\u00f3gico Gregorios de Chipre en la d\u00e9cada de 1280, Ioannes Bekkos argument\u00f3 que mientras \u00e9l mismo ‘hab\u00eda nacido y crecido entre romanos y de romanos’, Gregorios ‘hab\u00eda nacido y crecido entre italianos, y no s\u00f3lo eso, sino que simplemente afecta a nuestra vestimenta y habla’\u00bb[54]<\/a>. Aqu\u00ed un bizantino afirma que es un verdadero romano, mientras que los italianos no lo son. De hecho, los bizantinos siempre se refer\u00edan a los italianos no como romanos, sino como latinos.<\/p>\n

As\u00ed pues, las fuentes bizantinas indican que cuando los bizantinos se refer\u00edan a sus antepasados romanos, se refer\u00edan a un pueblo que viv\u00eda en lo que ellos llamaban \u00abRomania\u00bb, una zona que se extend\u00eda al oeste del Mar Negro, desde la antigua Dacia hasta los Balcanes y que probablemente inclu\u00eda Anatolia occidental. Italia no formaba parte de esta \u00abRomania\u00bb, al menos hasta que se convirti\u00f3 en colonia bizantina. Kaldellis lee en sus fuentes lo contrario de lo que dicen porque razona a partir de la premisa de que \u00abromano\u00bb significa, etimol\u00f3gicamente, \u00abde Roma, Italia\u00bb. Pero, \u00bfes correcta esta premisa?<\/p>\n

Cada vez hay m\u00e1s dudas sobre la fiabilidad del relato de Eusebio de Cesarea sobre la translatio imperii<\/em> de Constantino de Roma a Constantinopla[55]<\/a>, y el propio Kaldellis se queja de que \u00abcasi todos los eruditos que quieren ilustrar lo que pensaban los bizantinos sobre la pol\u00edtica o el emperador sacan a relucir algunas citas de Eusebio\u00bb[56]<\/a>. Debe observarse que, incluso seg\u00fan las fuentes latinas, Roma fue gobernada por emperadores orientales al menos desde la dinast\u00eda de los Severos (193-235), si no desde la dinast\u00eda de los Flavios (69-96). Constantino, flaviano, era oriundo de los Balcanes y nunca hab\u00eda pisado Roma antes de conquistarla a Majencio. Su predecesor Diocleciano tambi\u00e9n era balc\u00e1nico, al igual que muchos de sus sucesores, incluida la dinast\u00eda de Justiniano.<\/p>\n

La falta de constancia de que los romanos bizantinos creyeran que sus antepasados proced\u00edan de Occidente debe contrastarse con la clara tradici\u00f3n entre los romanos italianos de que sus antepasados proced\u00edan de Oriente. Bas\u00e1ndose en leyendas anteriores, Virgilio cont\u00f3 en su Eneida<\/em> c\u00f3mo Roma fue fundada por Eneas de Troya, en las proximidades del B\u00f3sforo. \u00abLa propia Roma era de origen hel\u00e9nico\u00bb, escribi\u00f3 el historiador del siglo I a.C. Estrab\u00f3n en su Geographia<\/em>. Incluso los nombres de Remo y R\u00f3mulo en la leyenda alternativa de Tito Livio indican un origen griego: Romos, latinizado como Romus, era una palabra griega que significaba \u00abfuerte\u00bb. El historiador romano de lengua griega Herodiano (c. 170-240 d.C.) escribi\u00f3 que, cuando los romanos enviaron una embajada a Frigia pidiendo una estatua de la diosa Cibeles, \u00abla consiguieron f\u00e1cilmente recordando a los frigios su parentesco y record\u00e1ndoles que Eneas el frigio era el antepasado de los romanos\u00bb.<\/p>\n

Todo el mundo sabe que los romanos tomaron prestada de los griegos la mayor parte de su cultura, incluidos sus dioses. Pero nadie puede explicar por qu\u00e9 los romanos no ten\u00edan dioses ni apenas mitos propios. Los romanos cultos, como Marco Aurelio y Adriano (apodado Graeculus) hablaban y escrib\u00edan en griego.<\/p>\n

Dionisio de Halicarnaso (siglo I a.C.) declar\u00f3 en sus Antig\u00fcedades Romanas<\/em> que \u00abRoma es una ciudad griega\u00bb. Tambi\u00e9n afirm\u00f3 que \u00abla lengua hablada por los romanos\u00bb deriva del griego e\u00f3lico. Esta teor\u00eda ling\u00fc\u00edstica, denominada \u00abeolismo\u00bb, fue retomada por Janus Lascaris, uno de los m\u00e1s destacados eruditos griegos del Renacimiento italiano, en una conferencia pronunciada en la Universidad florentina en 1493. Lascaris sosten\u00eda que el \u00abpueblo latino\u00bb (genus Latinum) era de antigua extracci\u00f3n griega (raz\u00f3n por la cual imitaban a los griegos en todos los \u00e1mbitos de su vida p\u00fablica y privada), y que \u00abla lengua latina es griega\u00bb. Esta teor\u00eda fue sustituida en el siglo XIX por la hip\u00f3tesis protoindoeuropea, que remonta el lat\u00edn y el griego a un antepasado com\u00fan[57]<\/a>. Pero hay que decir que el origen del lat\u00edn sigue siendo un gran misterio. La lengua rom\u00e1nica que m\u00e1s se parece al lat\u00edn es el rumano, y algunos eruditos rumanos sostienen de forma bastante convincente que el lat\u00edn procede en realidad de su parte del mundo, antiguamente conocida como Dacia[58]<\/a>. Sin duda, esta teor\u00eda tiene m\u00e1s sentido que la afirmaci\u00f3n de los libros de texto de que los habitantes de Dacia adoptaron el lat\u00edn vulgar de las legiones romanas estacionadas en la parte baja de su territorio entre los a\u00f1os 106 y 271 d.C., y olvidaron por completo su lengua original, hasta el punto de que no queda rastro de ella, tras lo cual se apegaron tanto a su lat\u00edn vulgar (rumano) que ning\u00fan invasor posterior (germanos, hunos o eslavos) pudo imponer su propia lengua.<\/p>\n

As\u00ed pues, Kaldellis puede tener raz\u00f3n al suponer que los bizantinos \u00aberan romanos que hab\u00edan perdido el contacto con la tradici\u00f3n latina\u00bb, y que cuando se refer\u00edan a \u00abla lengua de sus antepasados\u00bb, quer\u00edan decir lat\u00edn[59]<\/a> \u2014aunque las pruebas son escurridizas\u2014, pero eso no significa que pensaran que sus antepasados eran del Lacio.<\/p>\n

Todo apunta, salvo el dogma acad\u00e9mico, a que la relaci\u00f3n de Roma con el mundo griego o protobizantino fue originalmente la de una colonia, algo as\u00ed como la de Cartago con Fenicia. Roma se convirti\u00f3 en hegem\u00f3nica en el Mediterr\u00e1neo durante un breve periodo marcado por un vac\u00edo de poder en el Mediterr\u00e1neo oriental, en el siglo I a.C., y perdi\u00f3 su posici\u00f3n dominante a principios del siglo III d.C. Para entonces, hab\u00eda logrado desdibujar, aunque s\u00f3lo parcialmente, su historia primitiva, que se distorsion\u00f3 a\u00fan m\u00e1s cuando los francos se hicieron con el control del papado y reclamaron para s\u00ed la herencia del Imperio Romano. De ese periodo data un escenario general de la historia mundial que se reduce a una translatio imperii<\/em> en tres etapas:<\/p>\n

1.- de Grecia a Roma: con la difusi\u00f3n del helenismo a ra\u00edz de la campa\u00f1a de Alejandro, el pueblo de Roma se heleniz\u00f3 culturalmente;
\n2.- de Roma a Grecia: con la primera translatio imperii<\/em> de Constantino a Bizancio, los griegos se romanizaron;
\n3.- de Grecia a Roma y Aquisgr\u00e1n: Los francos y luego los sajones se romanizaron y recuperaron el imperium<\/em> romano de Bizancio.<\/p>\n

En mis art\u00edculos escritos bajo el nombre de \u00abEl revisionista del primer milenio<\/a>\u00bb (ampliados en mi libro Anno Domini<\/em>), he explorado la posibilidad de que la segunda etapa sea en gran parte una fantas\u00eda, basada en los relatos espurios de Eusebio de Cesarea y reforzada por la falsificaci\u00f3n y la propaganda occidentales. Nunca hubo una transferencia de civilizaci\u00f3n de Roma a Constantinopla. Incluso el Derecho Romano, supuestamente el mayor regalo de Roma al mundo, fue codificado bajo Justiniano e importado a Italia desde Bizancio a finales del siglo XI[60]<\/a>.<\/p>\n

Los bizantinos no recibieron su romanidad de Italia. Siempre estuvo con ellos en los Balcanes. Los bizantinos no son descendientes ni herederos espirituales de los italianos. Su civilizaci\u00f3n se origin\u00f3 directamente de la civilizaci\u00f3n helen\u00edstica de los \u00faltimos tres siglos antes de Cristo. El romano por excelencia es Alejandro Magno (llamado Rumi en las tradiciones \u00e1rabe, persa y afgana). El helenismo fue siempre, desde el principio, verdadero romanismo.<\/p>\n

Lo que ocurri\u00f3, sugiero, es que los franco-italianos han registrado el nombre \u00abromano\u00bb borrando su origen oriental, como parte de un elaborado enga\u00f1o que inclu\u00eda la falsa Donaci\u00f3n de Constantino, el cuento de Pedro como primer obispo de Roma, y muchos otros fraudes piadosos. El prop\u00f3sito principal era la usurpaci\u00f3n del derecho de nacimiento de Constantinopla por Roma y Aquisgr\u00e1n, y el resultado fue el fratricidio que destruy\u00f3 Oriente y enloqueci\u00f3 a Occidente.<\/p>\n

 <\/p>\n

Laurent Guy\u00e9not, 30 de junio de 2023<\/p>\n

 <\/p>\n

Fuente: https:\/\/www.unz.com\/article\/byzantine-revisionism-unlocks-world-history\/<\/a><\/p>\n

Traducido por ASH para Red Internacional<\/a><\/p>\n

*<\/p>\n

NOTAS<\/strong><\/p>\n

[1]<\/a> Anthony Kaldellis, Hellenism in Byzantium: The Transformation of Greek Identity and the Reception of the Classical Tradition, Cambridge UP, 2007, p. 189.<\/p>\n

[2]<\/a> Anthony Kaldellis, Streams of Gold, Rivers of Blood: The Rise and Fall of Byzantium, 955 A.D. to the First Crusade, Oxford UP, 2019, p. 81.<\/p>\n

[3]<\/a> Steven Runciman, The Fall of Constantinople, 1453, Cambridge UP, 1965.<\/p>\n

[4]<\/a> Robert de Clari, La Conqu\u00eate de Constantinople, Champion Classiques, 2004, p. 171.<\/p>\n

[5]<\/a> Anthony Kaldellis, Byzantium Unbound, ARC Humanities Press, 2019, kindle l. 728.<\/p>\n

[6]<\/a> Ibid., l. 1325.<\/p>\n

[7]<\/a> Ibid., l. 891.<\/p>\n

[8]<\/a> Ibid., l. 1369.<\/p>\n

[9]<\/a> Ibid., l. 1292.<\/p>\n

[10]<\/a> Steven Runciman, A History of the Crusades, vol. 3: The Kingdom of Acre and the Later Crusades (1954), Penguin Classics, 2016, p. 130.<\/p>\n

[11]<\/a> Steven Runciman, Byzantine Civilisation, E. Arnold & Co., 1933, on archive.org, pp. 54-55.<\/p>\n

[12]<\/a> Kaldellis, Byzantium Unbound, op. cit., l. 1480.<\/p>\n

[13]<\/a> www.vatican.va\/content\/john-paul-ii\/en\/speeches\/2001\/may\/documents\/hf_jp-ii_spe_20010504_archbishop-athens.html<\/a><\/p>\n

[14]<\/a> George Demacopoulos, Colonizing Christianity: Greek and Latin Religious Identity in the Era of the Fourth Crusade, Fordham UP, 2019, p. 86.<\/p>\n

[15]<\/a> Kaldellis, Byzantium Unbound, op. cit., l. 1491.<\/p>\n

[16]<\/a> Consulte la opini\u00f3n de Michael Hudson en https:\/\/www.unz.com\/mhudson\/germanys-position-in-americas-new-world-order\/<\/p>\n

[17]<\/a> Nicolae Iorga, Byzantium After Byzantium (1934), The Center for Romanian Studies, Histria Books, 2022.<\/p>\n

[18]<\/a> Steven Runciman, The Great Church in Captivity, Cambridge UP, 1968, pp. 166-167.<\/p>\n

[19]<\/a> Kaldellis, Hellenism in Byzantium, op. cit., p. 144.<\/p>\n

[20]<\/a> Jonathan Harris, Greek \u00c9migr\u00e9s in the West, 1400-1520, Porphyrogenitus, 1995; Nigel G. Wilson, From Byzantium to Italy : Greek Studies in the Italian Renaissance, 1992, second edition, Bloomsbury Academic, 2017.<\/p>\n

[21]<\/a> Steven Runciman, The Great Church in Captivity: A study of the Patriarchate of Constantinople from the ever of the Turkish conquest to the Greek War of Independence, Cambridge UP, 1968, p. 124.<\/p>\n

[22]<\/a> Kaldellis, Hellenism in Byzantium, op. cit., p. 4.<\/p>\n

[23]<\/a> Ibid., p. 2.<\/p>\n

[24]<\/a> Kaldellis, Byzantium Unbound, op. cit., l. 1325.<\/p>\n

[25]<\/a> Anthony Kaldellis, The Christian Parthenon: Classicism and Pilgrimage in Byzantine Athens, Cambridge UP, 2009, p. xii.<\/p>\n

[26]<\/a> John Meyendorff and Aristeides Papadakis, The Christian East and the Rise of the Papacy, St. Vladimir\u2019s Seminary Press, 1994, p. 175.<\/p>\n

[27]<\/a> Anthony Kaldellis, The Byzantine Republic: People and Power in New Rome, Harvard UP, 2015, p. 199.<\/p>\n

[28]<\/a> Kaldellis, The Byzantine Republic, op. cit., p. 109.<\/p>\n

[29]<\/a> Ibid., p. 139.<\/p>\n

[30]<\/a> Ibid., p. 215.<\/p>\n

[31]<\/a> Ibid., p. 130.<\/p>\n

[32]<\/a> Ibid., pp. 55-56.<\/p>\n

[33]<\/a> Ibid., p. 120.<\/p>\n

[34]<\/a> Ibid., p. 137.<\/p>\n

[35]<\/a> Ibid., p. 124.<\/p>\n

[36]<\/a> Ibid., p. 181.<\/p>\n

[37]<\/a> Ibid., p. 138.<\/p>\n

[38]<\/a> Anthony Kaldellis, Streams of Blood, Rivers of Blood: The Rise and Fall of Byzantium 955 A.D. to the First Crusade, Oxford UP, 2017, p. 5.<\/p>\n

[39]<\/a> Runciman, Byzantine Civilisation, op. cit., p. 61.<\/p>\n

[40]<\/a> Christopher Coker, The Rise of the Civilizational State, Polity, 2019.<\/p>\n

[41]<\/a> Kaldellis, Byzantium Unbound, op. cit., l. 170.<\/p>\n

[42]<\/a> Anthony Kaldellis, Romanland: Ethnicity and Empire in Byzantium, Harvard UP, 2019, kindle l. 107-123.<\/p>\n

[43]<\/a> Ibid., l. 338-354.<\/p>\n

[44]<\/a> Ibid., l. 495-515.<\/p>\n

[45]<\/a> Ibid., l. 370-394.<\/p>\n

[46]<\/a> Ibid., l. 317-320.<\/p>\n

[47]<\/a> Ibid., l. 2214.<\/p>\n

[48]<\/a> Ibid., l. 1489.<\/p>\n

[49]<\/a> Ibid., l. 2385-2397.<\/p>\n

[50]<\/a> Ibid., l. 217, and l. 288.<\/p>\n

[51]<\/a> Ibid., l. 217.<\/p>\n

[52]<\/a> Ibid., l. 288.<\/p>\n

[53]<\/a> Ibid., l. 883.<\/p>\n

[54]<\/a> Kaldellis, Hellenism in Byzantium, op. cit., p. 107.<\/p>\n

[55]<\/a> En la introducci\u00f3n a su traducci\u00f3n de la Vida de Constantino de Eusebio<\/em> (Clarendon, 1999, p. 1), Averil Cameron y Stuart G. Hall escriben: \u00abha resultado extremadamente controvertida. Algunos estudiosos est\u00e1n dispuestos a aceptar sus pruebas sin m\u00e1s, mientras que otros han sido y son muy esc\u00e9pticos\u00bb.<\/p>\n

[56]<\/a> Kaldellis, The Byzantine Republic, op. cit., p. 167.<\/p>\n

[57]<\/a> Han Lamers, \u00abJanus Lascaris\u2019 Florentine Oration and the \u2018Reception\u2019 of Ancient Aeolism\u00bb, www.academia.edu\/41405002\/Janus_Lascaris_Florentine_Oration_and_the_Reception_of_Ancient_Ae<\/a><\/p>\n

[58]<\/a> V\u00e9ase el documental \u00abDacians: Unsettling Truths\u00bb en Youtube, www.youtube.com\/watch?v=8R99LhTukfY&t=2s<\/a><\/p>\n

[59]<\/a> Kaldellis, Romanland, op. cit., l. 2136, 2088.<\/p>\n

[60]<\/a> Harold J. Berman, Law and Revolution, the Formation of the Western Legal Tradition, Harvard UP, 1983; Aldo Schiavone, The Invention of Law in the West, Harvard UP, 2012.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

  Estoy seguro de que muchos lectores se sentir\u00e1n identificados si digo que aprender sobre Bizancio es como descubrir la civilizaci\u00f3n hundida de la Atl\u00e1ntida. Uno puede leer mil libros sobre la \u00abEdad Media\u00bb, incluso hacer un doctorado en \u00abEstudios Medievales\u00bb (como hice yo), y apenas o\u00edr hablar de Bizancio....<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":11344,"comment_status":"closed","ping_status":"closed","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[1376,2689,1383,1366],"tags":[],"class_list":["post-11343","post","type-post","status-publish","format-standard","has-post-thumbnail","hentry","category-analisis","category-guyenot-laurent","category-historia","category-all"],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11343","targetHints":{"allow":["GET"]}}],"collection":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=11343"}],"version-history":[{"count":4,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11343\/revisions"}],"predecessor-version":[{"id":11348,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/11343\/revisions\/11348"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/media\/11344"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=11343"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=11343"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/redinternacional.net\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=11343"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}