{"id":11338,"date":"2023-07-23T15:35:41","date_gmt":"2023-07-23T15:35:41","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=11338"},"modified":"2023-07-25T15:40:19","modified_gmt":"2023-07-25T15:40:19","slug":"los-neocons-y-su-ascenso-al-poder-por-ron-unz","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2023\/07\/23\/los-neocons-y-su-ascenso-al-poder-por-ron-unz\/","title":{"rendered":"Los Neocons y su ascenso al poder – por Ron Unz"},"content":{"rendered":"
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Recientemente he publicado un par de art\u00edculos centrados en los neoconservadores, la facci\u00f3n ideol\u00f3gica que domina la pol\u00edtica exterior estadounidense desde hace m\u00e1s de treinta a\u00f1os.<\/p>\n
Con sus primeras ra\u00edces hace medio siglo, los neoconservadores acabaron convirti\u00e9ndose en una fuerza muy poderosa en nuestro sistema pol\u00edtico, pero, aunque a veces los he mencionado en mis art\u00edculos, nunca hab\u00eda hablado de sus or\u00edgenes ni de su ascenso al poder, y creo que a menudo se han malinterpretado. Una de las razones de esta confusi\u00f3n es que la propia palabra \u00abneocon\u00bb \u2014abreviatura de \u00abneoconservador\u00bb\u2014 ha sufrido cambios dram\u00e1ticos a lo largo de las d\u00e9cadas, llegando a significar algo muy diferente de c\u00f3mo se entendi\u00f3 en un principio.<\/p>\n
El t\u00e9rmino neoconservador hab\u00eda aparecido originalmente a principios de la d\u00e9cada de 1970, aplicado por los cr\u00edticos a un peque\u00f1o grupo de cient\u00edficos sociales y otros intelectuales que hab\u00edan rechazado el radicalismo de la d\u00e9cada de 1960 y gravitado hacia posiciones m\u00e1s moderadas. Figuras como Daniel Bell, Nathan Glazer, Irving Kristol, Daniel Patrick Moynihan y Seymour Martin Lipset figuraban entre los nombres m\u00e1s destacados que sol\u00edan mencionarse, y James Q. Wilson y Thomas Sowell tambi\u00e9n sol\u00edan agruparse en esa categor\u00eda. En 1965, Bell y Kristol hab\u00edan cofundado The Public Interest<\/em>, una revista trimestral semiacad\u00e9mica centrada en cuestiones de pol\u00edtica social.<\/p>\n Muchos de estos individuos eran jud\u00edos originarios de la ciudad de Nueva York, a menudo con profundas ra\u00edces personales en la izquierda no estalinista, incluido el trotskismo, y los graves problemas a los que se enfrent\u00f3 su metr\u00f3poli durante finales de los sesenta y los setenta se convirtieron en un factor importante de su cambio ideol\u00f3gico, a medida que se indignaban y horrorizaban por la delincuencia desenfrenada y los enfrentamientos raciales, junto con la amenaza de bancarrota fiscal. Tambi\u00e9n por esa \u00e9poca, la revista Commentary<\/em>, editada por Norman Podhoretz y con sede en la misma ciudad, se movi\u00f3 en una direcci\u00f3n similar, sustituyendo su entusiasmo por la Nueva Izquierda radical por una cr\u00edtica mordaz, y convirti\u00e9ndose en la principal publicaci\u00f3n estadounidense asociada al movimiento neoconservador inicial.<\/p>\n En aquella \u00e9poca anterior a Internet, las publicaciones impresas de producci\u00f3n profesional y tirada nacional eran un recurso intelectual extremadamente escaso y, como tal, pod\u00edan servir de punto focal para un movimiento ideol\u00f3gico naciente. Por eso Commentary<\/em> desempe\u00f1\u00f3 un papel tan importante en la formaci\u00f3n de los neoconservadores como la National Review<\/em> de William F. Buckley, Jr. hab\u00eda contribuido antes a crear el movimiento conservador moderno a finales de la d\u00e9cada de 1950. Pero Commentary<\/em> era tambi\u00e9n la publicaci\u00f3n insignia del Comit\u00e9 Jud\u00edo Estadounidense y el propio Podhoretz se identificaba profundamente con las cuestiones jud\u00edas. Estos factores influyeron en su l\u00ednea editorial, que naturalmente se centraba en Israel y Oriente Medio, as\u00ed como en la dif\u00edcil situaci\u00f3n de los jud\u00edos sovi\u00e9ticos. En parte por estas razones, una pol\u00edtica exterior de l\u00ednea dura, que incluyera un fuerte \u00e9nfasis en la Guerra Fr\u00eda, pronto se convirti\u00f3 en una importante preocupaci\u00f3n neoconservadora.<\/p>\n Las secuelas de la guerra de Vietnam y el Watergate dominaron la d\u00e9cada de 1970, en la que la inmensa mayor\u00eda de las publicaciones estadounidenses influyentes y las \u00e9lites intelectuales que las segu\u00edan ten\u00edan una orientaci\u00f3n pol\u00edtica liberal o incluso radical. National Review<\/em> llevaba ya muchos a\u00f1os siendo la estrella del movimiento conservador y de muchos republicanos, pero la inmensa mayor\u00eda de los colaboradores y lectores de Commentary<\/em> eran dem\u00f3cratas o incluso socialistas, y recientemente hab\u00eda tenido mucha influencia en esos c\u00edrculos, por lo que pod\u00eda atraer f\u00e1cilmente al tipo de dem\u00f3cratas descontentos que podr\u00edan haber descartado de plano la publicaci\u00f3n de Buckley. Los conservadores pensantes esperaban ampliar el alcance intelectual de su creciente coalici\u00f3n pol\u00edtica y reconocieron lo valioso que pod\u00eda ser Commentary<\/em> para ayudar en ese proyecto. En un famoso ejemplo de 1979, la revista hab\u00eda publicado \u00abDictaduras y dobles raseros\u00bb, escrito por una acad\u00e9mica dem\u00f3crata conservadora llamada Jeane Kirkpatrick, un art\u00edculo que llam\u00f3 la atenci\u00f3n de Ronald Reagan, quien la nombr\u00f3 embajadora ante la ONU cuando lleg\u00f3 a la Casa Blanca.<\/p>\n Durante la Administraci\u00f3n Reagan de la d\u00e9cada de 1980, los neoconservadores encabezaron a menudo esos proyectos de pol\u00edtica exterior y \u00e9stos empezaron a eclipsar las cuestiones sociales internas que antes hab\u00edan dominado el movimiento. Esto se debi\u00f3 en parte a que Reagan tuvo mucho m\u00e1s \u00e9xito en la aplicaci\u00f3n de las primeras que de las segundas, y el Congreso aprob\u00f3 su gran despliegue militar contra los sovi\u00e9ticos incluso cuando languidec\u00edan sus esfuerzos por hacer retroceder la discriminaci\u00f3n positiva, la educaci\u00f3n biling\u00fce o el multiculturalismo.<\/p>\n Adem\u00e1s, algunas de las primeras figuras neoconservadoras que se hab\u00edan centrado en asuntos internos se fueron desvinculando gradualmente por diversas razones. Bell hab\u00eda rechazado durante mucho tiempo la afirmaci\u00f3n de que era cualquier tipo de conservador, neoconservador o no. Moynihan hab\u00eda ganado un esca\u00f1o en el Senado de Nueva York como dem\u00f3crata en 1976, convirti\u00e9ndose en una figura influyente en ese partido, pero al estar sometido a diferentes presiones ideol\u00f3gicas se convirti\u00f3 luego en un feroz cr\u00edtico de la pol\u00edtica exterior reaganiana promovida por sus antiguos aliados y protegidos. Glazer, un acad\u00e9mico de modales suaves, tambi\u00e9n se retract\u00f3 de algunas de sus opiniones anteriores, llegando incluso a publicar un libro titulado We Are All Multiculturalists Now<\/em> (Ahora todos somos multiculturalistas).<\/p>\n As\u00ed, un movimiento ideol\u00f3gico que antes estaba formado por cient\u00edficos sociales moderados pas\u00f3 a identificarse mucho m\u00e1s con militaristas ferozmente halcones preocupados por Israel, Oriente Pr\u00f3ximo y la lucha de la Guerra Fr\u00eda contra la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica. Esta transformaci\u00f3n fue lo suficientemente gradual y el solapamiento de personal y creencias lo suficientemente fuerte como para que el nombre original siguiera utiliz\u00e1ndose y los cambios subyacentes recibieran poca atenci\u00f3n p\u00fablica. Sin embargo, siempre he considerado que los cambios fueron tan dr\u00e1sticos que suelo referirme a Bell, Moynihan, Glazer y otros de su cala\u00f1a como Neoconservadores Mayores para distinguirlos claramente de sus muy diferentes herederos pol\u00edticos.<\/p>\n Los neoconservadores carec\u00edan de una base popular significativa y en un principio entraron en el movimiento conservador como un peque\u00f1o grupo de refugiados de un partido dem\u00f3crata que se hab\u00eda vuelto demasiado radical para su gusto. Pero muchos de ellos demostraron ser mucho m\u00e1s h\u00e1biles en sus luchas internas organizativas que los conservadores existentes con los que se encontraron y tambi\u00e9n pose\u00edan conexiones mucho mejores con los principales c\u00edrculos medi\u00e1ticos. Como consecuencia, ampliaron constantemente su papel y durante la era Reagan de la d\u00e9cada de 1980 adquirieron una influencia desproporcionada en los nodos clave del naciente movimiento conservador. Su creciente poder y autoridad fue a menudo resentida por sus rivales tradicionalistas, que hab\u00edan trabajado durante d\u00e9cadas en la construcci\u00f3n del conservadurismo estadounidense s\u00f3lo para descubrir que muchos de los frutos de su victoria bajo Reagan eran ahora usurpados por los reci\u00e9n llegados neoconservadores, que hab\u00edan pasado la mayor parte de esos mismos a\u00f1os al otro lado de las barricadas. Pero el control de los neoconservadores sobre las publicaciones, los think-tanks<\/em>, las fundaciones y los nombramientos gubernamentales no dej\u00f3 de aumentar durante los a\u00f1os ochenta y hasta los noventa. El libro de Paul Gottfried de 1988, actualizado en 1993, dedic\u00f3 varios cap\u00edtulos a este conflicto dentro del movimiento conservador, y el propio Gottfried acu\u00f1\u00f3 el t\u00e9rmino \u00abpaleoconservador\u00bb para categorizar a sus propios intelectuales conservadores m\u00e1s tradicionales, a veces apartados por sus rivales neoconservadores de codos afilados.<\/p>\n Durante estas luchas pol\u00edticas con facciones conservadoras rivales, los neoconservadores se hicieron famosos por su crueldad y la eficacia de su organizaci\u00f3n, que les permiti\u00f3 ganar terreno frente a oponentes que, por lo general, ten\u00edan opiniones mucho m\u00e1s cercanas a las de los propios activistas y votantes del movimiento. Una importante ventaja pol\u00edtica de los neoconservadores era que, fuera de una gama bastante restringida de temas \u2014especialmente en pol\u00edtica exterior\u2014, sol\u00edan ser bastante moderados y convencionales en sus opiniones, por lo que ten\u00edan un bagaje cultural y un conjunto de creencias muy similares a los de los poderosos y (generalmente liberales) medios de comunicaci\u00f3n dominantes, a los que a menudo consegu\u00edan reclutar en sus luchas entre facciones conservadoras. De hecho, en 1986, el conservador tradicionalista sure\u00f1o Clyde Wilson se quej\u00f3 de ello:<\/p>\n Las ofensivas del radicalismo han empujado a vastas manadas de liberales a trav\u00e9s de las fronteras hacia nuestros territorios. Estos refugiados hablan ahora en nuestros nombres, pero el idioma que hablan es el mismo que han hablado siempre<\/em>.<\/p>\n La composici\u00f3n fuertemente jud\u00eda de los neoconservadores y su a menudo intensa atenci\u00f3n a Israel no pasaron desapercibidos entre sus resentidos rivales tradicionalistas, pero pronunciarse sobre estas cuestiones pod\u00eda ser calificado de \u00abantisemitismo de derechas\u00bb por los medios de comunicaci\u00f3n y, por tanto, entra\u00f1aba peligro. Durante d\u00e9cadas, Russell Kirk hab\u00eda sido considerado uno de los pensadores conservadores m\u00e1s destacados, pero cuando critic\u00f3 duramente a los neoconservadores en un importante discurso pronunciado en 1988, declarando con ardor que \u00abNo pocas veces ha parecido como si algunos eminentes neoconservadores confundieran Tel Aviv con la capital de Estados Unidos\u00bb, fue amargamente denunciado y sus palabras se hicieron \u00abinfames\u00bb.<\/p>\n El anciano Kirk estaba ya cerca del final de su vida, pero durante este periodo los errores ocasionales de otras destacadas figuras conservadoras ajenas al campo neoconservador fueron r\u00e1pidamente aprovechados y pregonados a los medios de comunicaci\u00f3n como prueba perniciosa de \u00abracismo\u00bb o \u00abantisemitismo\u00bb, lo que a veces llev\u00f3 a la destrucci\u00f3n de largas carreras. Dos casos notables fueron los de Joseph Sobran y Sam Francis.<\/p>\n Aunque el nombre de Joseph Sobran puede resultar un tanto desconocido para los conservadores m\u00e1s j\u00f3venes, durante las d\u00e9cadas de 1970 y 1980 posiblemente ocup\u00f3 el segundo lugar, despu\u00e9s del fundador William F. Buckley, Jr., en cuanto a su influencia en los c\u00edrculos conservadores dominantes, como sugieren en parte los casi 400 art\u00edculos que public\u00f3 para NR durante ese periodo. A finales de la d\u00e9cada de 1980, le preocupaba cada vez m\u00e1s que la creciente influencia neoconservadora involucrara a Estados Unidos en futuras guerras en el extranjero, y sus ocasionales declaraciones tajantes en ese sentido fueron tachadas de <\/em>\u00abantisemitas<\/em>\u00bb por sus oponentes neoconservadores, que finalmente convencieron a Buckley para que lo purgara. Este \u00faltimo proporcion\u00f3 los detalles en una secci\u00f3n importante de su ensayo En busca del antisemitismo, publicado en 1992<\/em>.<\/p>\n Curiosamente, Sobran parece haber hablado muy pocas veces de los jud\u00edos, favorablemente o no, a lo largo de sus d\u00e9cadas de escritura, pero incluso ese pu\u00f1ado de menciones poco halagadoras fue aparentemente suficiente para atraer sus ataques destructivos sostenidos en su carrera, y finalmente muri\u00f3 en la pobreza en 2010 a la edad de 64 a\u00f1os. Sobran siempre hab\u00eda sido conocido por su ingenio literario, y su desafortunado predicamento ideol\u00f3gico le llev\u00f3 finalmente a acu\u00f1ar el aforismo <\/em>\u00abUn antisemita sol\u00eda significar un hombre que odiaba a los jud\u00edos. Ahora significa un hombre que es odiado por los jud\u00edos<\/em>\u00bb.<\/em><\/p>\n Un destino muy similar por razones muy parecidas [sufri\u00f3 tambi\u00e9n] el difunto Sam Francis, uno de los principales te\u00f3ricos paleoconservadores de Estados Unidos y uno de los redactores de opini\u00f3n m\u00e1s importantes de The Washington Times, entonces una de las principales fuerzas nacionales del movimiento conservador. A pesar de haber ganado numerosos premios period\u00edsticos y de haber sido asesor de las campa\u00f1as presidenciales de Pat Buchanan, Francis perdi\u00f3 la mayor parte de sus salidas p\u00fablicas cuando fue purgado por tener asociaciones equivocadas, y su gran corpus de escritos acumulados ha desaparecido en su mayor parte de Internet<\/em>.<\/p>\n En 1990, Saddam Hussein invadi\u00f3 Kuwait y el presidente George H. W. Bush se prepar\u00f3 para entrar en guerra contra \u00e9l. Muchos de los principales conservadores tradicionales expresaron fuertes reservas sobre los planes de Bush para la Guerra del Golfo, mientras que los neoconservadores apoyaron fervientemente el ataque contra el rival regional m\u00e1s peligroso de Israel. Pat Buchanan hab\u00eda desempe\u00f1ado cargos importantes tanto en la Administraci\u00f3n Nixon como en la de Reagan, y era entonces un columnista sindicado a nivel nacional con una enorme presencia televisiva en Crossfire, el McLaughlin Group y otros populares programas por cable, figurando sin duda como una de nuestras figuras conservadoras m\u00e1s influyentes. La ADL y otros grupos jud\u00edos atacaron ferozmente al aguerrido experto cuando declar\u00f3 a su audiencia televisiva nacional de millones de personas:<\/p>\n El Capitolio es territorio ocupado por Israel… S\u00f3lo hay dos grupos que hacen sonar los tambores a favor de la guerra en Oriente Pr\u00f3ximo: el Ministerio de Defensa israel\u00ed y su <\/em>\u00abrinc\u00f3n del am\u00e9n<\/em>\u00bb en Estados Unidos… Los israel\u00edes quieren esta guerra desesperadamente porque quieren que Estados Unidos destruya la maquinaria b\u00e9lica iraqu\u00ed. Quieren que acabemos con ellos. No les importan nuestras relaciones con el mundo \u00e1rabe<\/em>.<\/p>\n La inesperadamente f\u00e1cil victoria militar de Bush contra Irak fortaleci\u00f3 las manos de los neoconservadores que hab\u00edan apoyado incondicionalmente el proyecto, pero inmediatamente estall\u00f3 una nueva batalla pol\u00edtica despu\u00e9s de que el Presidente empezara a exigir a Israel que detuviera su actividad de asentamiento en Cisjordania. Esto pronto provoc\u00f3 una controversia relacionada con la historia largamente ocultada del ataque israel\u00ed de 1967 contra el U.S.S. Liberty.<\/p>\n En aquella \u00e9poca, la columna Evans & Novak, de los conservadores Rowland Evans y Robert Novak, era una de las m\u00e1s difundidas e influyentes de Estados Unidos, apareciendo en cientos de peri\u00f3dicos, y Novak tambi\u00e9n ten\u00eda una gran presencia en los programas pol\u00edticos semanales de televisi\u00f3n. Su columna del 6 de noviembre de 1991 lanz\u00f3 una gran bomba, al informar de que las transmisiones de radio demostraban que los pilotos israel\u00edes eran plenamente conscientes de que estaban atacando un barco estadounidense y, a pesar de sus fren\u00e9ticas protestas, se les hab\u00eda ordenado seguir adelante y hundir el Liberty a pesar de todo. Estas comunicaciones hab\u00edan sido interceptadas y descifradas por el personal de inteligencia de nuestra embajada en Beirut, y las impactantes transcripciones se facilitaron inmediatamente a nuestro embajador, Dwight Porter, un diplom\u00e1tico muy estimado, que por fin hab\u00eda roto su silencio autoimpuesto despu\u00e9s de 24 a\u00f1os. Adem\u00e1s, estos mismos hechos tambi\u00e9n fueron confirmados por un oficial militar israel\u00ed nacido en Estados Unidos que hab\u00eda estado presente en el cuartel general de las IDF ese d\u00eda, y que dijo que todos los comandantes all\u00ed presentes estaban seguros de que el barco atacado era estadounidense. Esta puede haber sido la primera vez que me enter\u00e9 de los verdaderos detalles del incidente de 1967, probablemente por una de las muchas apariciones de Novak en televisi\u00f3n.<\/em><\/p>\n Elementos proisrael\u00edes de los medios de comunicaci\u00f3n y sus numerosos partidarios activistas lanzaron inmediatamente un feroz contraataque, encabezado por el ex editor ejecutivo del New York Times, Abe Rosenthal, ferviente partidario de Israel, que denunci\u00f3 la columna de Evans & Novak como tendenciosa, malinterpretada y fraudulenta. Cuando le\u00ed las memorias de Novak el a\u00f1o pasado, describi\u00f3 c\u00f3mo los partidarios de Israel hab\u00edan pasado muchos a\u00f1os presionando a los peri\u00f3dicos para que abandonaran su columna, lo que redujo sustancialmente su alcance con el paso de los a\u00f1os. Los columnistas eran castigados por cruzar l\u00edneas rojas, su influencia futura disminu\u00eda y otros periodistas recib\u00edan un poderoso mensaje de advertencia para que nunca hicieran algo similar.<\/p>\n As\u00ed, en el transcurso de unos pocos a\u00f1os, varias figuras conservadoras de primera fila sufrieron da\u00f1os considerables o incluso fueron purgadas por completo por sus sinceras palabras respecto a los neoconservadores o a Israel, lo que seguramente llev\u00f3 a otros muchos de menor rango a extraer las lecciones oportunas. En el pasado he observado la ferocidad con la que estos activistas jud\u00edos atacaban a quienes percib\u00edan como sus cr\u00edticos, provocando as\u00ed una extrema cautela en los adversarios potenciales.<\/p>\n A veces tambi\u00e9n he sugerido a la gente que un aspecto de la poblaci\u00f3n jud\u00eda al que no se le da suficiente importancia, y que amplifica enormemente su car\u00e1cter problem\u00e1tico, es la existencia de lo que podr\u00eda considerarse una submodalidad biol\u00f3gica de individuos excepcionalmente fan\u00e1ticos, siempre con el gatillo preparado para lanzar ataques verbales y a veces f\u00edsicos de una furia sin precedentes contra cualquiera que consideren insuficientemente amigo de los intereses jud\u00edos. De vez en cuando, una figura p\u00fablica especialmente valiente o temeraria desaf\u00eda alg\u00fan tema prohibido y casi siempre es arrollada y destruida por un verdadero enjambre de estos fan\u00e1ticos atacantes jud\u00edos. Al igual que las dolorosas picaduras de la abnegada casta guerrera de una colonia de hormigas pueden ense\u00f1ar r\u00e1pidamente a los grandes depredadores a irse a otra parte, el miedo a provocar a estos <\/em>\u00abberserkers jud\u00edos<\/em>\u00bb puede a menudo intimidar gravemente a escritores o pol\u00edticos, haciendo que elijan sus palabras con mucho cuidado o incluso eviten por completo discutir ciertos temas controvertidos, beneficiando as\u00ed enormemente a los intereses jud\u00edos en su conjunto. Y cuanto m\u00e1s se intimida a esas personas influyentes para que eviten un tema concreto, m\u00e1s se percibe ese tema como estrictamente tab\u00fa, y es evitado tambi\u00e9n por todos los dem\u00e1s.<\/em><\/p>\n Por ejemplo, hace unos doce a\u00f1os estaba comiendo con un eminente acad\u00e9mico neoconservador con el que hab\u00eda entablado cierta amistad. Nos lament\u00e1bamos de la abrumadora inclinaci\u00f3n hacia la izquierda de las \u00e9lites intelectuales de Estados Unidos, y le suger\u00ed que en gran medida parec\u00eda ser una funci\u00f3n de nuestras universidades m\u00e1s elitistas. Muchos de nuestros estudiantes m\u00e1s brillantes de todo el pa\u00eds entraban en Harvard y en las otras Ivies con una variedad de perspectivas ideol\u00f3gicas diferentes, pero despu\u00e9s de cuatro a\u00f1os sal\u00edan de esas aulas de aprendizaje abrumadoramente alineados con la izquierda liberal. Aunque estaba de acuerdo con mi apreciaci\u00f3n, cre\u00eda que se me escapaba algo importante. Mir\u00f3 nerviosamente a ambos lados, baj\u00f3 la cabeza y baj\u00f3 la voz. \u00abSon los jud\u00edos<\/em>\u00bb, dijo<\/em>.<\/p>\n A pesar de su impresionante victoria en la Guerra del Golfo a principios de 1991, los problemas econ\u00f3micos y los errores pol\u00edticos hab\u00edan da\u00f1ado gravemente la popularidad del presidente Bush a finales de ese mismo a\u00f1o. Como resultado, Pat Buchanan decidi\u00f3 desafiar a Bush en las primarias republicanas, un acontecimiento que parec\u00eda que iba a desencadenar un conflicto p\u00fablico explosivo entre los neoconservadores, fuertemente jud\u00edos, y sus rivales conservadores tradicionalistas, que podr\u00eda desgarrar el movimiento conservador que los acog\u00eda a ambos y atraer el escrutinio perjudicial de los hostiles medios de comunicaci\u00f3n liberales.<\/p>\n William F. Buckley, Jr. hab\u00eda reinado durante mucho tiempo como el cuasi-papa de los conservadores, e intent\u00f3 adelantarse a este inminente conflicto publicando \u00abEn busca del antisemitismo<\/em>\u00bb, un enorme art\u00edculo de 40.000 palabras que llenaba un n\u00famero entero de su revista y que m\u00e1s tarde se public\u00f3 en forma de libro, en el que se posicionaba en general del lado de los neoconservadores y criticaba duramente a sus antiguos aliados, como Buchanan y Sobran.<\/p>\n Sin embargo, Buchanan se present\u00f3 a las elecciones presidenciales justo cuando la revista estaba en los quioscos y pronto atrajo un apoyo conservador tan fuerte que la revista de Buckley se vio obligada a apoyar al candidato que hab\u00eda anatematizado tan recientemente, lo que indign\u00f3 a los neoconservadores. La notable victoria de Buchanan en las primarias de New Hampshire asest\u00f3 un duro golpe a las perspectivas de reelecci\u00f3n de Bush y galvaniz\u00f3 un movimiento populista de derechas, que acab\u00f3 atrayendo a la carrera al independiente Ross Perot y estableci\u00f3 una carrera a tres bandas con Bill Clinton en noviembre.<\/p>\n Aunque detestaban a Buchanan, muchos neoconservadores tambi\u00e9n se hab\u00edan desencantado bastante con Bush, lo que llev\u00f3 a algunos de ellos a volver a sus ra\u00edces en el Partido Dem\u00f3crata y apoyar a Bill Clinton, con Commentary<\/em> mostrando sus puntos de vista. Bajo la propiedad de Martin Peretz, The New Republic<\/em> se hab\u00eda movido s\u00f3lidamente hacia el campo neoconservador, y Peretz era el viejo amigo y mentor del senador Albert Gore, a quien Clinton hab\u00eda elegido como vicepresidente, haciendo que la candidatura dem\u00f3crata fuera una elecci\u00f3n f\u00e1cil para muchos miembros de ese c\u00edrculo, y sus esfuerzos se vieron coronados por el \u00e9xito en noviembre de 1992.<\/p>\n As\u00ed, mientras que los neoconservadores republicanos pasaron gran parte de la d\u00e9cada de 1990 en el desierto pol\u00edtico, el ala dem\u00f3crata de su movimiento disfrut\u00f3 de un considerable renacimiento en la Administraci\u00f3n Clinton. Esto fue especialmente cierto en cuestiones de pol\u00edtica exterior, ya que los neoconservadores apoyaron firmemente las guerras de los Balcanes que Estados Unidos libr\u00f3 en la antigua Yugoslavia. Victoria Nuland comenz\u00f3 su carrera como jefa de gabinete del vicesecretario de Estado Strobe Talbott en 1993, y la influencia neoconservadora en la pol\u00edtica exterior creci\u00f3 a\u00fan m\u00e1s despu\u00e9s de que Madeleine Albright se convirtiera en secretaria de Estado a principios de 1997.<\/p>\n Mientras tanto, las corrientes cruzadas de los asuntos de pol\u00edtica interior de los a\u00f1os noventa eran mucho m\u00e1s variadas y complejas para los neoconservadores. Las subidas de impuestos, los conflictos raciales, un plan sanitario fallido y una controvertida legislaci\u00f3n sobre el control de armas impulsaron a los republicanos en el Congreso de Newt Gingrich a una importante victoria aplastante en 1994, que les dio inesperadamente el control tanto del Senado como de la C\u00e1mara de Representantes por primera vez en cuarenta a\u00f1os. Los neoconservadores republicanos desempe\u00f1aron un papel importante en esta victoria y compartieron el bot\u00edn pol\u00edtico, pero vieron con horror el crecimiento simult\u00e1neo de los sentimientos populistas antiinmigraci\u00f3n y del movimiento miliciano, consider\u00e1ndolos signos del activismo racial blanco (con sospechas de antisemitismo) que tanto tem\u00edan y rechazaban. Aunque Charles Murray hab\u00eda sido durante mucho tiempo un gran h\u00e9roe para los neoconservadores, la feroz reacci\u00f3n a su bestseller de 1994 La curva de la campana<\/em> llev\u00f3 a algunos de ellos a alejarse por completo de los temas con carga racial.<\/p>\n La enorme California hab\u00eda sido durante mucho tiempo abrumadoramente blanca, pero en el transcurso de una sola generaci\u00f3n la fuerte inmigraci\u00f3n extranjera hab\u00eda desplazado al estado hacia una mayor\u00eda no blanca. Las tensiones \u00e9tnicas resultantes inspiraron una serie de tres iniciativas de gran repercusi\u00f3n sobre la inmigraci\u00f3n ilegal, la discriminaci\u00f3n positiva y la educaci\u00f3n biling\u00fce durante los a\u00f1os 1994-1998, que sirvieron para nacionalizar esas controvertidas cuestiones en los medios de comunicaci\u00f3n. La oposici\u00f3n a estas dos \u00faltimas pol\u00edticas siempre hab\u00eda sido uno de los principales pilares de la agenda neoconservadora nacional, lo que les un\u00eda a otros conservadores a pesar de sus marcadas diferencias en materia de inmigraci\u00f3n.<\/p>\n Mis propios puntos de vista coincid\u00edan exactamente con los de los neoconservadores en estas cuestiones concretas y mi compromiso pol\u00edtico con ellos comenz\u00f3 durante esos a\u00f1os, cuando organic\u00e9 y dirig\u00ed el exitoso esfuerzo para desmantelar la educaci\u00f3n biling\u00fce y garantizar que todas las escuelas p\u00fablicas ense\u00f1aran ingl\u00e9s en California y en todo el pa\u00eds. Tambi\u00e9n empec\u00e9 a publicar art\u00edculos con regularidad en medios neoconservadores, convirti\u00e9ndome en una de sus principales voces sobre estos temas controvertidos y racialmente cargados, y m\u00e1s tarde cont\u00e9 la historia de estos acontecimientos en un extenso art\u00edculo de portada de Commentary<\/em> en 1999.<\/p>\n El final de la Guerra Fr\u00eda y la aparente paz en Oriente Medio hab\u00edan reducido enormemente la importancia de las preocupaciones de pol\u00edtica exterior durante esos a\u00f1os, y las cuestiones internas dominaron la d\u00e9cada de 1990, incluidas las que tradicionalmente hab\u00edan sido especialmente importantes para los neoconservadores. Las pol\u00edticas de mano dura contra la delincuencia del alcalde Rudolph Giuliani ayudaron a revivir la ciudad de Nueva York, lo que pareci\u00f3 confirmar la eficacia de los viejos nostrums neoconservadores, mientras que un enorme auge de Wall Street produjo nuevas fortunas, y algunos de los beneficiarios apoyaron proyectos neoconservadores.<\/p>\n Pero todos esos asuntos fueron completamente barridos tras los atentados del 11-S, cuando el poder y la influencia neoconservadores alcanzaron su apogeo p\u00fablico en la Administraci\u00f3n de George W. Bush. Como cont\u00e9 hace varios a\u00f1os, esto represent\u00f3 un acontecimiento extra\u00f1o e inesperado:<\/p>\n Cuando el presidente George W. Bush empez\u00f3 a llevar inexorablemente a Estados Unidos hacia la guerra de Irak en 2002, me di cuenta con una terrible sensaci\u00f3n de hundimiento de que los fan\u00e1ticos neoconservadores, notoriamente pro-Israel, hab\u00edan conseguido de alg\u00fan modo hacerse con el control de la pol\u00edtica exterior de su administraci\u00f3n, una situaci\u00f3n que nunca habr\u00eda podido imaginar ni en mi peor pesadilla.<\/em><\/p>\n A lo largo de los a\u00f1os noventa e incluso despu\u00e9s, mantuve una relaci\u00f3n muy cordial con los neoconservadores de Nueva York y Washington, con los que colabor\u00e9 estrechamente en cuestiones relacionadas con la inmigraci\u00f3n y la asimilaci\u00f3n. De hecho, mi art\u00edculo de diciembre de 1999 \u00abCalifornia y el fin de la Am\u00e9rica blanca<\/em><\/a>\u00bb no s\u00f3lo fue uno de los art\u00edculos de portada m\u00e1s largos jam\u00e1s publicados en Commentary, su buque insignia intelectual, sino que incluso hab\u00eda sido citado como pieza central de su carta anual de recaudaci\u00f3n de fondos.<\/em><\/p>\n Yo y mis otros amigos de Washington \u00e9ramos muy conscientes de las opiniones fan\u00e1ticas de la mayor\u00eda de los neoconservadores sobre Israel y la pol\u00edtica de Oriente Medio, y sus obsesiones por la pol\u00edtica exterior eran un tema habitual de nuestras bromas y burlas. Pero como parec\u00eda inimaginable que alguna vez se les diera alguna autoridad en esa esfera, sus creencias hab\u00edan parecido una excentricidad relativamente inofensiva. Despu\u00e9s de todo, \u00bfpodr\u00eda alguien imaginar que unos fan\u00e1ticos extremistas se hicieran con el control total del Pent\u00e1gono, lo que les permitir\u00eda disolver inmediatamente las fuerzas armadas estadounidenses por ser una <\/em>\u00abinstituci\u00f3n estatista<\/em>\u00bb?\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/em><\/p>\n Adem\u00e1s, el completo triunfo ideol\u00f3gico de los neoconservadores tras los atentados del 11-S fue a\u00fan m\u00e1s sorprendente si se tiene en cuenta la aplastante derrota pol\u00edtica que hab\u00edan sufrido recientemente. Durante la campa\u00f1a presidencial de 2000, casi todos los neoconservadores se hab\u00edan alineado con el senador John McCain, cuya batalla con Bush por la nominaci\u00f3n republicana se hab\u00eda vuelto finalmente bastante amarga, y como consecuencia de ello, hab\u00edan quedado casi totalmente excluidos de cualquier nombramiento de alto nivel. Tanto el vicepresidente Dick Cheney como el secretario de Defensa Donald Rumsfeld eran considerados entonces como republicanos de Bush, carentes de v\u00ednculos neoconservadores significativos, y lo mismo ocurr\u00eda con todas las dem\u00e1s figuras de alto nivel de la administraci\u00f3n, como Colin Powell, Condeleeza Rice y Paul O’Neil. De hecho, la \u00fanica neoconservadora a la que se le ofreci\u00f3 un puesto en el Gabinete fue Linda Ch\u00e1vez, y no s\u00f3lo el Departamento de Trabajo fue siempre considerado como una especie de premio para las tetas en una Administraci\u00f3n del GOP, sino que finalmente se vio obligada a retirar su nominaci\u00f3n debido a sus <\/em>\u00abproblemas de ni\u00f1era<\/em>\u00bb. El neoconservador de m\u00e1s alto rango bajo el mandato de Bush era Paul Wolfowitz, adjunto de Rumsfeld, cuyo nombramiento, aparentemente intrascendente, hab\u00eda pasado desapercibido<\/em>.<\/p>\n La mayor\u00eda de los neoconservadores parec\u00edan reconocer la catastr\u00f3fica derrota que hab\u00edan sufrido en las elecciones de 2000. En aquellos d\u00edas, me llevaba muy bien con Bill Kristol, y cuando pas\u00e9 por su oficina del Weekly Standard para charlar en la primavera de 2001, parec\u00eda estar en un estado de \u00e1nimo notablemente deprimido. Recuerdo que en un momento dado se tom\u00f3 la cabeza entre las manos y se pregunt\u00f3 en voz alta si hab\u00eda llegado el momento de abandonar la batalla pol\u00edtica, dimitir de su cargo de editor y aceptar un puesto tranquilo en un thinktank de Washington DC. Sin embargo, s\u00f3lo ocho o diez meses despu\u00e9s, \u00e9l y sus aliados estaban en camino de conseguir una influencia abrumadora en nuestro gobierno. En un inquietante paralelismo con la historia narrada en Lenin en Zurich, de Alexander Solzhenitsyn, los atentados del 11-S, totalmente fortuitos, y el estallido de la guerra hab\u00edan permitido de repente a una facci\u00f3n ideol\u00f3gica peque\u00f1a pero decidida hacerse con el control de un pa\u00eds gigantesco<\/em>.<\/p>\n El Dr. Stephen J. Sniegoski ofrece una descripci\u00f3n exhaustiva de los neoconservadores y su toma de control de la Administraci\u00f3n Bush tras el 11-S en su libro de 2008 The Transparent Cabal<\/em> (La c\u00e1bala transparente), disponible<\/a> en este sitio web:<\/p>\n Esto plantea una cuesti\u00f3n m\u00e1s amplia. En el a\u00f1o 2000, los neoconservadores se hab\u00edan hecho con el control casi total de los principales medios de comunicaci\u00f3n conservadores y republicanos, as\u00ed como de las secciones de pol\u00edtica exterior de casi todos los thinktanks afines de Washington, purgando con \u00e9xito a la mayor\u00eda de sus oponentes tradicionales. As\u00ed que, aunque Cheney y Rumsfeld no eran neoconservadores, nadaban en un mar neoconservador, con una gran parte de toda la informaci\u00f3n que recib\u00edan procedente de esas fuentes y con sus principales ayudantes, como <\/em>\u00abScooter<\/em>\u00bb Libby, Paul Wolfowitz y Douglas Feith, siendo neoconservadores. Rumsfeld ya era algo mayor, mientras que Cheney hab\u00eda sufrido varios infartos a partir de los 37 a\u00f1os, por lo que, en esas circunstancias, puede que les resultara relativamente f\u00e1cil inclinarse hacia determinadas posiciones pol\u00edticas<\/em>.<\/p>\n De hecho, toda la demonizaci\u00f3n de Cheney y Rumsfeld en los c\u00edrculos contrarios a la guerra de Irak me ha parecido un tanto sospechosa. Siempre me he preguntado si los medios de comunicaci\u00f3n liberales, fuertemente jud\u00edos, hab\u00edan centrado su ira en esos dos individuos para desviar la culpabilidad de los neoconservadores jud\u00edos, que fueron los autores obvios de esa desastrosa pol\u00edtica; y lo mismo puede decirse de los que defienden la verdad sobre el 11-S, que probablemente tem\u00edan las acusaciones de antisemitismo. En cuanto a la primera cuesti\u00f3n, un destacado columnista israel\u00ed fue caracter\u00edsticamente tajante al respecto en 2003, sugiriendo con rotundidad que <\/em>25 intelectuales neoconservadores<\/em><\/a>, casi todos ellos jud\u00edos, eran los principales responsables de la guerra. En circunstancias normales, el propio presidente habr\u00eda sido seguramente presentado como el malvado cerebro detr\u00e1s del complot del 11-S, pero <\/em>\u00abW<\/em>\u00bb era demasiado conocido por su ignorancia como para que tales acusaciones resultaran cre\u00edbles<\/em>.<\/p>\n Adem\u00e1s, las circunstancias pol\u00edticas de los atentados del 11-S y la guerra de Irak que sigui\u00f3 poco despu\u00e9s brindaron a los neoconservadores la oportunidad de purgar a todos sus cr\u00edticos, conservadores y liberales por igual, de los principales medios de comunicaci\u00f3n:<\/p>\n En el fervor patri\u00f3tico que sigui\u00f3 a los atentados del 11-S, pocas figuras de los medios de comunicaci\u00f3n nacionales se atrevieron a cuestionar los planes y propuestas de la Administraci\u00f3n Bush, siendo la columna de Paul Krugman en el Times la rara excepci\u00f3n; expresar <\/em>\u00absentimientos antipatri\u00f3ticos<\/em>\u00bb, en su definici\u00f3n m\u00e1s amplia, pod\u00eda afectar gravemente a una carrera. Esto era especialmente cierto en el caso de los medios electr\u00f3nicos, con un alcance mucho mayor y, por tanto, sujetos a una presi\u00f3n m\u00e1s extrema. Durante 2002 y 2003, era muy raro encontrar a un detractor de la guerra de Irak en cualquier cadena de televisi\u00f3n o entre las incipientes alternativas por cable, e incluso la MSNBC, la menos popular y m\u00e1s liberal de estas \u00faltimas, inici\u00f3 pronto una fuerte represi\u00f3n ideol\u00f3gica<\/em>.<\/p>\n Durante d\u00e9cadas, Phil Donahue hab\u00eda sido el pionero de las tertulias televisivas diurnas, y en 2002 las resucit\u00f3 con altos \u00edndices de audiencia en la MSNBC, pero a principios de 2003 su programa fue cancelado, y una nota filtrada indicaba que su oposici\u00f3n a la inminente guerra era la causa. El conservador Pat Buchanan y el liberal Bill Press, ambos cr\u00edticos con la guerra de Irak, presentaban un programa de debate de gran audiencia en la misma cadena, que les permit\u00eda enfrentarse a sus oponentes m\u00e1s favorables a Bush, pero tambi\u00e9n fue cancelado por razones similares. Si los presentadores m\u00e1s famosos y los programas de mayor audiencia de la red de cable fueron objeto de un cese sumario, personalidades de menor rango seguramente sacaron las conclusiones apropiadas sobre los riesgos de cruzar determinadas l\u00edneas ideol\u00f3gicas<\/em>. Tras los atentados del 11-S, los neoconservadores hab\u00edan consolidado su control de casi todos los medios conservadores existentes, lo que llev\u00f3 a Pat Buchanan y a un par de socios a fundar The American Conservative<\/em> en 2002. Al a\u00f1o siguiente, Buchanan utiliz\u00f3 esa plataforma para atacar<\/a> duramente la pol\u00edtica exterior de Bush en la guerra de Irak, que denunci\u00f3 como un proyecto neoconservador. David Frum, antiguo redactor de discursos de Bush y uno de sus objetivos, lanz\u00f3 una andanada casi simult\u00e1nea en National Review<\/em> contra Buchanan y otros cr\u00edticos, a los que conden\u00f3<\/a> como \u00abconservadores antipatri\u00f3ticos\u00bb. Tomados en conjunto, los dos extensos art\u00edculos proporcionan una buena visi\u00f3n general de las figuras clave de ambos bandos de esa encarnizada batalla ideol\u00f3gica.<\/p>\n Muchos moderados y liberales estaban igualmente horrorizados por la guerra de Irak, pero a diferencia de Buchanan, a menudo se mostraban reacios a poner de relieve las evidentes ra\u00edces y motivos proisrael\u00edes de los principales neoconservadores. Tal vez como consecuencia de ello, pronto empezaron a describir a los neoconservadores como de origen e ideolog\u00eda trotskistas, una acusaci\u00f3n exagerada pero que con el tiempo se generaliz\u00f3 en los principales medios de comunicaci\u00f3n. Esta caracterizaci\u00f3n ten\u00eda incluso ecos de las amargas rencillas intracomunistas de los a\u00f1os 30, cuando \u00abtrotskista\u00bb se hab\u00eda utilizado a veces como eufemismo de \u00abjud\u00edo\u00bb. Un excelente art\u00edculo de 2004 del canadiense Bill King resum\u00eda<\/a> y desacreditaba muy eficazmente esas afirmaciones, al tiempo que ofrec\u00eda un buen an\u00e1lisis de los antecedentes y or\u00edgenes ideol\u00f3gicos de muchos de los primeros neoconservadores.<\/p>\n A pesar del desastre estrat\u00e9gico sin precedentes que supuso la guerra de Irak, los neoconservadores mantuvieron plenamente su control sobre la pol\u00edtica exterior del Partido Republicano, mientras que sus hom\u00f3logos dem\u00f3cratas lograban el mismo \u00e9xito en todos los sectores pol\u00edticos. As\u00ed, cuando los manifiestos fracasos de la Administraci\u00f3n Bush condujeron a la aplastante victoria de Barack Obama en 2008, los neoconservadores de Bush fueron simplemente sustituidos por los neoconservadores de Obama. El inesperado triunfo de Donald Trump en 2016 llev\u00f3 al poder a los neoconservadores de Trump, como Mike Pompeo y John Bolton, a quienes sucedieron en 2020 los neoconservadores de Biden, Antony Blinken y Victoria Nuland.<\/p>\n Como expliqu\u00e9 recientemente:<\/p>\n Una de las dificultades es que el propio t\u00e9rmino <\/em>\u00abneoconservador<\/em>\u00bb utilizado aqu\u00ed ha perdido mucho de su significado. Despu\u00e9s de haber controlado la pol\u00edtica exterior estadounidense durante m\u00e1s de tres d\u00e9cadas, promoviendo a sus aliados y protegidos y purgando a sus oponentes, los partidarios de esa visi\u00f3n del mundo constituyen ahora casi todo el establishment pol\u00edtico, incluyendo el control de los principales thinktanks y publicaciones. A estas alturas, dudo que haya muchas figuras prominentes en ninguno de los dos partidos que sigan una l\u00ednea marcadamente distinta. Adem\u00e1s, en las dos \u00faltimas d\u00e9cadas, los neoconservadores centrados en la seguridad nacional se han fusionado en gran medida con los neoliberales centrados en la econom\u00eda, formando un bloque ideol\u00f3gico unificado que representa la visi\u00f3n pol\u00edtica del mundo de las \u00e9lites que dirigen ambos partidos estadounidenses<\/em>.<\/p>\n Los dos \u00faltimos secretarios de Estado de nuestra naci\u00f3n han sido Mike Pompeo y Antony Blinken, y no s\u00e9 si alguno de ellos se considera siquiera un neoconservador, dado que sus opiniones sobre pol\u00edtica exterior son casi universales dentro de su c\u00edrculo pol\u00edtico. \u00bfPiensan los peces que el agua est\u00e1 mojada?<\/p>\n Pero consideremos la realidad de la pol\u00edtica exterior estadounidense actual. En 1992, el neoconservador Paul Wolfowitz hab\u00eda redactado un documento de Defensa en el que abogaba por medidas para garantizar nuestro dominio militar mundial permanente, pero cuando se filtr\u00f3 la propuesta fue inmediatamente repudiada por nuestro presidente republicano y los altos mandos militares, por no hablar de los dem\u00f3cratas; sin embargo, una d\u00e9cada despu\u00e9s, esta \u00abDoctrina Wolfowitz\u00bb se hab\u00eda convertido en nuestra pol\u00edtica bajo Bush y hoy goza de un apoyo bipartidista total.<\/p>\n O consideremos las 28 ovaciones en pie que recibi\u00f3 el primer ministro israel\u00ed cuando habl\u00f3 ante una sesi\u00f3n conjunta del Congreso en 2015, incluido el toque estalinesco que algunos de nuestros funcionarios electos fueron denunciados por aplaudir con insuficiente entusiasmo. Ante semejante ambiente pol\u00edtico, la fuerte presi\u00f3n que en su d\u00eda ejercieron sobre el Estado jud\u00edo presidentes estadounidenses tan variados como Carter, Reagan, Bush y Clinton ser\u00eda hoy impensable.<\/p>\n Desde el momento en que comenz\u00f3 la guerra de Ucrania, todos nuestros medios de comunicaci\u00f3n y c\u00edrculos pol\u00edticos han estado en absoluta sinton\u00eda, sin apenas rastro de duda o disensi\u00f3n. No ha habido voluntad de reconocer el papel de la expansi\u00f3n de la OTAN en la provocaci\u00f3n del conflicto ni de plantear preguntas sobre un posible papel estadounidense en las explosiones que destruyeron los gasoductos europeos Nord Stream. Sin embargo, un aspecto ir\u00f3nico de la completa captura neoconservadora del establishment<\/em> de la pol\u00edtica exterior estadounidense es que sus figuras clave se han vuelto mucho menos influenciables por el gobierno israel\u00ed en algunos otros asuntos de lo que podr\u00edan haberlo sido hace un par de d\u00e9cadas.<\/p>\n Cuando los neoconservadores no eran m\u00e1s que una facci\u00f3n pol\u00edtica, estaban naturalmente influidos por los dirigentes de un importante gobierno mundial que controlaba poderosos activos dentro del sistema estadounidense. Pero la nueva generaci\u00f3n de l\u00edderes ha crecido al tim\u00f3n de la \u00fanica superpotencia global del mundo y, salvo en cuestiones de Oriente Medio, probablemente rinden mucha menos deferencia a las posiciones de Tel Aviv que en el pasado.<\/p>\n Consideremos, por ejemplo, la guerra de Ucrania, provocada por la expansi\u00f3n de la OTAN impulsada por los neoconservadores y seguida inmediatamente por un ataque pol\u00edtico y econ\u00f3mico sin precedentes contra el presidente ruso Vladimir Putin y su pa\u00eds. A pesar de su actual conflicto en Siria, Israel ha mantenido en general relaciones bastante amistosas con Rusia durante las dos \u00faltimas d\u00e9cadas, con el mill\u00f3n o m\u00e1s de rusos-israel\u00edes que constituyen un poderoso bloque de votantes y con varios de los oligarcas m\u00e1s ricos de Rusia que poseen la doble nacionalidad. Por estas razones, Israel se ha mostrado muy reacio a secundar las sanciones antirrusas de Occidente o a ayudar a Ucrania y, a diferencia de nuestros vasallos europeos, posee suficiente independencia pol\u00edtica para mantener esa postura frente a la presi\u00f3n estadounidense.<\/p>\n De hecho, al principio del conflicto, el entonces primer ministro israel\u00ed Naftali Bennett hab\u00eda mediado en las conversaciones de paz entre los gobiernos ruso y ucraniano, con un acuerdo aparentemente cercano antes de que el brit\u00e1nico Boris Johnson fuera enviado a Kiev y vetara la propuesta.<\/p>\n Los l\u00edderes israel\u00edes se han mostrado igualmente reacios a unirse a la campa\u00f1a contra China liderada por los neoconservadores, que consideran que no redunda en su propio inter\u00e9s nacional. De hecho, yo hab\u00eda se\u00f1alado en 2020 que bajo la Administraci\u00f3n Trump esta divergencia de puntos de vista estadounidenses e israel\u00edes sobre China podr\u00eda haber dado un giro sorprendentemente letal:<\/p>\n A medida que nuestra confrontaci\u00f3n global con China se ha ido calentando, mi New York Times matutino ha seguido proporcionando informaci\u00f3n inestimable para quien est\u00e9 dispuesto a leerlo con atenci\u00f3n<\/em>. Pero s\u00f3lo un par de d\u00edas despu\u00e9s, el Times informaba de que Du Wei, el embajador chino en Israel, de 57 a\u00f1os, hab\u00eda sido encontrado muerto en su casa, v\u00edctima repentina de <\/em>\u00abproblemas de salud no especificados<\/em>\u00bb. El art\u00edculo destacaba que se hab\u00eda convertido en uno de los principales cr\u00edticos p\u00fablicos de las actuales pol\u00edticas de Estados Unidos hacia China, y la yuxtaposici\u00f3n de estos dos art\u00edculos consecutivos del NYT suscit\u00f3 en mi mente todo tipo de preguntas obvias<\/em>.<\/p>\n Seg\u00fan las tablas de mortalidad habituales, un var\u00f3n estadounidense de 57 a\u00f1os tiene menos de un 1% de probabilidades de morir en un a\u00f1o determinado y, dada la similitud en la esperanza de vida general, seguramente ocurrir\u00e1 lo mismo con los varones chinos. Es probable que los embajadores chinos reci\u00e9n nombrados gocen de una salud razonablemente buena y no sufran las \u00faltimas fases de un c\u00e1ncer terminal, pero estas causas, junto con las lesiones obvias y visibles, representan m\u00e1s de la mitad de todas las muertes a esa edad. As\u00ed pues, la probabilidad de que el diplom\u00e1tico chino de 57 a\u00f1os muriera de forma natural en ese plazo de dos d\u00edas era probablemente muy inferior a 1 entre 50.000. Los rel\u00e1mpagos a veces caen en las circunstancias m\u00e1s inveros\u00edmiles, pero no muy a menudo; y creo que las muertes inexplicables de embajadores durante enfrentamientos internacionales probablemente entran en la misma categor\u00eda<\/em>.<\/p>\n As\u00ed pues, parece excepcionalmente improbable que el repentino fallecimiento del embajador Du no estuviera de alg\u00fan modo directamente relacionado con la acalorada disputa entre Pompeo y Netanyahu sobre los lazos de Israel con China que se hab\u00eda producido apenas dos d\u00edas antes. Los detalles y circunstancias exactos son totalmente oscuros, y s\u00f3lo podemos especular. Pero como la especulaci\u00f3n a\u00fan no ha sido prohibida por edicto gubernamental, se me ocurre una posibilidad interesante<\/em>.<\/p>\n En agudo contraste con los l\u00edderes electos de los Estados vasallos de Estados Unidos en toda Europa y Asia, el primer ministro israel\u00ed Netanyahu apenas se siente en deuda con el gobierno estadounidense. Es un individuo poderoso y arrogante que recuerda las interminables ovaciones de las que disfrut\u00f3 cuando se dirigi\u00f3 a nuestra propia C\u00e1mara y Senado, recibiendo el tipo de adulaci\u00f3n p\u00fablica bipartidista que ser\u00eda inimaginable para un Donald Trump, que sigue siendo profundamente impopular con la mitad de nuestro Congreso y naci\u00f3n. As\u00ed que ante las exigencias de un enviado de Trump de que sacrificara los intereses de su propia naci\u00f3n cancelando importantes proyectos econ\u00f3micos chinos, aparentemente desoy\u00f3 las advertencias de Pompeo y le dijo que se largara<\/em>.<\/p>\n La cl\u00e1sica pel\u00edcula de 1972 El Padrino ocupa el n\u00ba 2 en la base de datos de pel\u00edculas IMDb, y una de sus escenas m\u00e1s famosas se refiere a un conflicto entre un poderoso y arrogante magnate del cine de Hollywood y un representante de la familia Corleone que se encuentra de visita. Cuando las amables peticiones de este \u00faltimo son desatendidas, el magnate del cine se despierta y descubre la cabeza ensangrentada de su preciado caballo de carreras en su propia cama, demostrando as\u00ed la gravedad de la advertencia que hab\u00eda recibido e indicando que no deb\u00eda ser desatendida. Pompeo hab\u00eda servido recientemente como director de la CIA, y es posible que haya pedido algunos favores a elementos del Mossad israel\u00ed y les haya hecho tomar medidas letales para convencer a Netanyahu de que nuestras exigencias de que reconsiderara sus lazos con China eran de naturaleza seria, no para ser tratadas a la ligera. Sospecho firmemente que las controvertidas aventuras econ\u00f3micas chino-israel\u00edes pronto se ver\u00e1n reducidas o abandonadas<\/em>.<\/p>\n Nunca hab\u00eda o\u00eddo hablar del desafortunado embajador chino antes de su repentino fallecimiento, y en circunstancias normales cualquier idea de juego sucio norteamericano podr\u00eda considerarse absurda. Pero hay que tener en cuenta que s\u00f3lo unos meses antes hab\u00edamos asesinado p\u00fablicamente a un alto dirigente iran\u00ed que hab\u00eda sido atra\u00eddo a Bagdad para negociar la paz, un acto de mucho m\u00e1s peso que la plausible negaci\u00f3n de la muerte de un diplom\u00e1tico de mediana edad en su propia casa por causas desconocidas<\/em>.<\/p>\n Pocos d\u00edas despu\u00e9s, mi Wall Street Journal public\u00f3 un art\u00edculo titulado China’s ‘Wolf Warrior’ Diplomats Are to Fight (Los diplom\u00e1ticos <\/em>\u00abguerreros lobo<\/em>\u00bb de China van a luchar), que empezaba en primera p\u00e1gina y ten\u00eda 2.200 palabras, con diferencia el art\u00edculo m\u00e1s largo aparecido en la edici\u00f3n de ese d\u00eda. Sin embargo, aunque el difunto embajador Du hab\u00eda estado en primera l\u00ednea de esta campa\u00f1a china en curso para desafiar la influencia estadounidense, tanto en Israel como durante su anterior destino en Ucrania, y la repentina muerte de este particular <\/em>\u00abdiplom\u00e1tico guerrero lobo<\/em>\u00bb era seguramente conocida por los periodistas, su nombre no aparec\u00eda en ninguna parte del texto, lo que me llev\u00f3 a preguntarme si hab\u00eda sido deliberadamente extirpado para evitar levantar evidentes sospechas entre los lectores del WSJ<\/em>.<\/p>\n <\/p>\n Ron Unz, 1 de mayo de 2023<\/p>\n <\/p>\n
\nMi viejo amigo Bill Odom, el general de tres estrellas que dirigi\u00f3 la NSA para Ronald Reagan y que pose\u00eda una de las credenciales m\u00e1s s\u00f3lidas en materia de seguridad nacional en DC, tambi\u00e9n fue incluido en la lista negra de los medios de comunicaci\u00f3n por su oposici\u00f3n a la guerra de Irak. Muchas otras voces destacadas de los medios de comunicaci\u00f3n <\/em>\u00abdesaparecieron<\/em>\u00bb por la misma \u00e9poca, e incluso despu\u00e9s de que Irak fuera reconocido universalmente como un enorme desastre, la mayor\u00eda de ellos nunca recuperaron sus puestos<\/em>.<\/p>\n
\nUnas semanas despu\u00e9s del estallido de la guerra, vi un debate sobre el conflicto y sus or\u00edgenes a cargo de John Mearsheimer, Ray McGovern, Jack Matlock, Theodore Postol y otros, todos ellos figuras de la mayor reputaci\u00f3n y credibilidad. Mearsheimer era el eminente erudito \u00abrealista\u00bb que hab\u00eda pasado muchos a\u00f1os advirtiendo precisamente de esa posibilidad desastrosa; McGovern hab\u00eda pasado 27 a\u00f1os como analista de la CIA, ascendiendo hasta convertirse en jefe del grupo de Pol\u00edtica Sovi\u00e9tica y sirviendo tambi\u00e9n como Informador Matutino del Presidente sobre Inteligencia; Matlock hab\u00eda servido como embajador de Reagan en la URSS. Estas personas representaban a algunos de los expertos en Rusia m\u00e1s experimentados de Estados Unidos y, en otras circunstancias, podr\u00edan haber sido los principales asesores presidenciales en la crisis. Pero como estaban fuera de la \u00f3rbita neoconservadora, se vieron reducidos a compartir sus puntos de vista entre ellos en una llamada Zoom<\/a> organizada en privado.<\/p>\n
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\nPor ejemplo, el Secretario de Estado Mike Pompeo probablemente sea el neoconservador m\u00e1s prominente del Estado Profundo en la Administraci\u00f3n Trump, y es uno de los principales arquitectos de nuestra confrontaci\u00f3n con China. La semana pasada rompi\u00f3 la cuarentena para hacer un viaje a Israel y mantener importantes conversaciones con el primer ministro Benjamin Netanyahu, como se informa en un art\u00edculo de 1.600 palabras del NYT. Aunque la mayor parte de la conversaci\u00f3n vers\u00f3 sobre el apoyo estadounidense a la propuesta de anexi\u00f3n de la Cisjordania palestina, surgi\u00f3 un serio desacuerdo en torno a los crecientes lazos econ\u00f3micos de Israel con China, y el art\u00edculo se\u00f1alaba que el Estado jud\u00edo se hab\u00eda <\/em>\u00abenemistado<\/em>\u00bb con Washington al permitir que empresas chinas realizaran importantes inversiones en infraestructuras, algunas de ellas en lugares sensibles. Seg\u00fan los tres periodistas del Times, Netanyahu se mantuvo firme en su postura, decidido a <\/em>\u00abrebatir<\/em>\u00bb las repetidas advertencias de Pompeo y se neg\u00f3 a reconsiderar la pol\u00edtica de su gobierno respecto a China<\/em>.<\/p>\n