{"id":11068,"date":"2023-04-19T12:58:31","date_gmt":"2023-04-19T12:58:31","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=11068"},"modified":"2023-04-18T21:02:52","modified_gmt":"2023-04-18T21:02:52","slug":"quince-anos-antes-de-kennedy-los-sionistas-asesinaron-a-forrestal-por-laurent-guyenot","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2023\/04\/19\/quince-anos-antes-de-kennedy-los-sionistas-asesinaron-a-forrestal-por-laurent-guyenot\/","title":{"rendered":"Quince a\u00f1os antes de Kennedy, los sionistas asesinaron a Forrestal – por Laurent Guy\u00e9not"},"content":{"rendered":"

\"\"<\/p>\n

 <\/p>\n

Israel como asesino en serie<\/strong><\/p>\n

En la d\u00e9cada de 1990, un par de bestsellers pusieron en conocimiento de un gran p\u00fablico el hecho de que el asesinato de JFK en 1963 resolvi\u00f3 una intensa crisis sobre el programa nuclear secreto de Israel. En una de sus \u00faltimas cartas a Kennedy, citada por Seymour Hersh en La opci\u00f3n Sans\u00f3n<\/em> (1991), el primer ministro David Ben-Gurion se quejaba: \u00abSe\u00f1or Presidente, mi pueblo tiene derecho a existir […] y esta existencia est\u00e1 en peligro\u00bb[1]<\/a>. La opci\u00f3n nuclear se consideraba vital para Israel, y JFK se opuso a ella. Una rese\u00f1a de Haaretz<\/em> del libro de Avner Cohen Israel and the Bomb<\/em> (1998) lo expresa as\u00ed:<\/p>\n

\u00abEl asesinato del presidente estadounidense John F. Kennedy puso fin abruptamente a la presi\u00f3n masiva ejercida por la administraci\u00f3n estadounidense sobre el gobierno de Israel para que interrumpiera el programa nuclear. Cohen demuestra ampliamente las presiones aplicadas por Kennedy sobre Ben-Gurion. […] El libro da a entender que, si Kennedy hubiera seguido vivo, es dudoso que Israel tuviera hoy una opci\u00f3n nuclear<\/em>\u00bb[2]<\/a>.<\/p>\n

Los historiadores israel\u00edes tambi\u00e9n discuten hoy abiertamente las estrechas conexiones entre la red de Ben-Gurion en Estados Unidos y lo que el profesor de Tel-Aviv Robert Rockaway llama \u00abGangsters for Zion<\/a>\u00bb, incluyendo la infame \u00abMurder, Incorporated\u00bb, dirigida por Bugsy Siegel y luego por Mickey Cohen, mentor de Jack Ruby.<\/p>\n

Que Israel tuviera el motivo y los medios para matar a JFK no prueba que Israel lo hiciera. Pero estoy bastante seguro de que, hoy en d\u00eda, la mayor\u00eda de los israel\u00edes inteligentes suponen y aprueban a medias que Ben-Gurion ordenara la eliminaci\u00f3n de JFK para sustituirlo por Lyndon Johnson, cuyo amor por Israel tambi\u00e9n es ahora ampliamente celebrado, hasta el punto de que algunos especulan que podr\u00eda haber sido un jud\u00edo secreto.<\/p>\n

En la mente de Ben-Gurion, convertir a Israel en un Estado nuclear era una cuesti\u00f3n de vida o muerte, y eliminar cualquier obst\u00e1culo era una necesidad absoluta. En la mente actual de Netanyahu, impedir que Ir\u00e1n \u2014o cualquier otro enemigo de Israel\u2014 se convierta en un Estado nuclear es del mismo orden de necesidad, y justificar\u00eda sin duda eliminar a otro presidente estadounidense para sustituirlo por un vicepresidente m\u00e1s partidario. La mayor\u00eda de los sionistas comprometidos lo entienden. Andrew Adler, propietario y redactor jefe de The Atlanta Jewish Times<\/em>, supone que la idea \u00abse ha discutido en el c\u00edrculo m\u00e1s \u00edntimo de Israel\u00bb y, en su columna del 13 de enero de 2012, ped\u00eda al primer ministro israel\u00ed que:<\/p>\n

\u00abdar el visto bueno para que agentes del Mossad con base en Estados Unidos eliminen a un presidente considerado hostil a Israel para que el actual vicepresidente ocupe su lugar y dicte por la fuerza que la pol\u00edtica de Estados Unidos incluye su ayuda al Estado jud\u00edo para eliminar a sus enemigos. […] Ordenar el asesinato de un presidente para preservar la existencia de Israel<\/em>\u00bb[3]<\/a>.<\/p>\n

Eliminar a los l\u00edderes extranjeros insumisos forma parte de la lucha de Israel por la existencia. Adem\u00e1s, es totalmente b\u00edblico: se supone que los reyes extranjeros deben \u00ablamer el polvo a los pies [de los israel\u00edes]\u00bb (Isa\u00edas 49:23), o perecer, con sus nombres \u00abborrados bajo el cielo\u00bb (Deuteronomio 7:24).<\/p>\n

El 6 de noviembre de 1944, miembros de la banda Stern, dirigida por el futuro primer ministro Yitzhak Shamir, asesinaron a Lord Moyne, ministro residente brit\u00e1nico en Oriente Pr\u00f3ximo, por sus posiciones antisionistas. Los cuerpos de sus asesinos, ejecutados en Egipto, fueron canjeados posteriormente por veinte prisioneros \u00e1rabes y enterrados en el \u00abMonumento a los H\u00e9roes\u00bb de Jerusal\u00e9n. El 17 de septiembre de 1948, el mismo grupo terrorista asesin\u00f3 en Jerusal\u00e9n al conde Folke Bernadotte, diplom\u00e1tico sueco nombrado mediador de las Naciones Unidas en Palestina. Acababa de presentar su informe A\/648, que describ\u00eda \u00abel saqueo sionista a gran escala y la destrucci\u00f3n de pueblos\u00bb, y ped\u00eda el \u00abretorno de los refugiados \u00e1rabes arraigados en esta tierra desde hace siglos\u00bb. Su asesino, Nathan Friedman-Yellin, fue detenido, condenado y luego amnistiado; en 1960 fue elegido miembro de la Knesset[4]<\/a>.<\/p>\n

En 1946, tres meses despu\u00e9s de que miembros del Irgun, dirigidos por el futuro Primer Ministro Menachem Begin, asesinaran a noventa y una personas en la sede de la administraci\u00f3n del Mandato Brit\u00e1nico (Hotel Rey David), el mismo grupo terrorista intent\u00f3 asesinar al Primer Ministro brit\u00e1nico Clement Attlee y al Secretario de Asuntos Exteriores Ernest Bevin, seg\u00fan documentos de la Inteligencia brit\u00e1nica desclasificados en 2006.<\/p>\n

Estos asesinatos y otros m\u00e1s est\u00e1n documentados por el periodista israel\u00ed Ronen Bergman en Rise and Kill First: La historia secreta de los asesinatos selectivos de Israel<\/em> (Random House, 2018). Bergman escribe:<\/p>\n

\u00abA finales de 1947, un informe al alto comisionado brit\u00e1nico contabilizaba las bajas de los dos a\u00f1os anteriores: 176 civiles y personal del Mandato Brit\u00e1nico muertos. S\u00f3lo estas acciones, estas ejecuciones, hicieron que los brit\u00e1nicos se marcharan, dijo David Shomron, d\u00e9cadas despu\u00e9s de matar a tiros a Tom Wilkin en una calle de Jerusal\u00e9n. Si [Avraham] Stern no hubiera empezado la guerra, el Estado de Israel no habr\u00eda nacido<\/em>\u00bb[5]<\/a>.<\/p>\n

La extra\u00f1a muerte de James Forrestal<\/strong><\/p>\n

Ausente del recuento de cad\u00e1veres de Israel en el libro de Bergman est\u00e1 el ex secretario de Defensa de Estados Unidos James Forrestal, asesinado ocho meses despu\u00e9s que el conde Bernadotte. Forrestal hab\u00eda sido Secretario de Marina de Roosevelt desde abril de 1944. Con la consolidaci\u00f3n de los servicios armados bajo Truman en 1947, se convirti\u00f3 en el primer Secretario de Defensa. Se opuso al voto de las Naciones Unidas a favor de la partici\u00f3n de Palestina y protest\u00f3 en\u00e9rgicamente contra el reconocimiento de Israel por parte de Estados Unidos el 15 de mayo de 1948, alegando que los intereses estadounidenses en Oriente Pr\u00f3ximo se ver\u00edan seriamente comprometidos por el patrocinio estadounidense de un Estado jud\u00edo. Por ello, Forrestal recibi\u00f3 \u00abuna avalancha de injurias y calumnias que sin duda debe juzgarse como uno de los intervalos m\u00e1s vergonzosos del periodismo estadounidense\u00bb, en palabras de Robert Lovett, entonces Subsecretario de Estado. Truman sustituy\u00f3 a Forrestal el 28 de marzo de 1949 \u2014poco despu\u00e9s de su reelecci\u00f3n\u2014 por el que hab\u00eda sido su principal recaudador de fondos, Louis Johnson. Seg\u00fan la historia recibida, Forrestal, que estaba psicol\u00f3gicamente agotado, cay\u00f3 en depresi\u00f3n inmediatamente. El 2 de abril de 1949 fue internado contra su voluntad en el hospital militar de la Marina en Bethesda, Maryland, un suburbio de Washington DC, donde permaneci\u00f3 confinado a la fuerza durante siete semanas. Muri\u00f3 al caer desde el piso 16 a la 1:50 de la madrugada del 22 de mayo de 1949, aterrizando en el tejado del tercer piso. Llevaba una faja de bata atada al cuello.<\/p>\n

Hospital Naval Bethesda, donde Forrestal muri\u00f3.
\nLas autoridades nacionales y los principales medios de comunicaci\u00f3n etiquetaron inmediatamente su muerte como suicidio, sin que se conociera ninguna investigaci\u00f3n criminal. El 23 de mayo se nombr\u00f3 una junta de revisi\u00f3n, encabezada por el almirante Morton Willcutts, para realizar audiencias a miembros del personal del hospital con el \u00fanico prop\u00f3sito de exonerar a todos de responsabilidad en el supuesto suicidio de Forrestal. La junta complet\u00f3 su trabajo en una semana y public\u00f3 un breve comunicado de prensa cuatro meses despu\u00e9s. Pero el informe completo, que conten\u00eda las transcripciones de todas las audiencias y pruebas cruciales, se mantuvo en secreto durante 55 a\u00f1os, hasta que David Martin lo obtuvo a trav\u00e9s de una solicitud de la Ley de Libertad de Informaci\u00f3n en abril de 2004 (ahora est\u00e1 disponible en el sitio
web de la Biblioteca de la Universidad de Princeton<\/a> en formato pdf, o aqu\u00ed<\/a> en versi\u00f3n HTML por el an\u00f3nimo Mark Hunter, que hace valiosos comentarios).<\/p>\n

En su libro y en los art\u00edculos<\/a> de Internet que lo complementan, David Martin expone argumentos convincentes de que Forrestal fue asesinado, y que su asesinato fue ordenado por los sionistas, muy probablemente con el conocimiento y la aprobaci\u00f3n de Truman, que entonces era completamente reh\u00e9n de los sionistas. \u00bfEl motivo? Forrestal planeaba escribir un libro y lanzar una revista nacional: ten\u00eda el dinero y las conexiones para ello, y ten\u00eda tres mil p\u00e1ginas de diario personal para respaldar sus revelaciones sobre la corrupci\u00f3n del liderazgo estadounidense y la venta de la pol\u00edtica exterior estadounidense al comunismo bajo Roosevelt, y al sionismo bajo Truman.<\/p>\n

Resumir\u00e9 aqu\u00ed las pruebas acumuladas por David Martin y destacar\u00e9 la importancia de este caso para nuestra comprensi\u00f3n de la toma del coraz\u00f3n, el alma y el cuerpo de Estados Unidos por parte de Israel. A menos que se especifique lo contrario, toda la informaci\u00f3n procede del libro o los art\u00edculos de Martin.<\/p>\n


\nDe James Forrestal a Kennedy<\/strong><\/p>\n

Mi propio inter\u00e9s por esta desgarradora historia proviene de mi inter\u00e9s por los asesinatos de Kennedy. (lea mi art\u00edculo \u00ab\u00bfMat\u00f3 Israel a los Kennedy<\/a>?\u00bb). Encontr\u00e9 la conexi\u00f3n y las similitudes entre las dos historias muy esclarecedoras. Todo el mundo sabe que Kennedy fue asesinado, sin embargo, la mayor\u00eda de los estadounidenses a\u00fan desconocen las pruebas que incriminan a Israel. En el caso de Forrestal, ocurre lo contrario: poca gente sospecha de un asesinato, pero una vez presentadas las pruebas del mismo, \u00e9stas apuntan directamente a Israel como culpable. Por esta raz\u00f3n, el asesinato de Forrestal por los sionistas se convierte en un precedente que hace m\u00e1s plausible el asesinato de JFK por la misma entidad colectiva. Si Israel puede asesinar a un ex secretario de Defensa estadounidense en suelo estadounidense en 1949 y salirse con la suya con la complicidad del gobierno y los medios de comunicaci\u00f3n, \u00bfpor qu\u00e9 no a un presidente en ejercicio quince a\u00f1os despu\u00e9s? Si la verdad sobre Forrestal se hubiera conocido en 1963, es poco probable que Israel hubiera podido matar impunemente a dos Kennedy.<\/p>\n

Forrestal era de origen cat\u00f3lico irland\u00e9s, como los Kennedy, y era \u00edntimo del padre de JFK. Tanto James Forrestal como Joseph Kennedy son ejemplos de patriotas americanos de origen irland\u00e9s que estaban alarmados por la influencia jud\u00eda en la pol\u00edtica exterior americana. La entrada del 27 de diciembre de 1945 en el diario editado de Forrestal, dice:
\n\u00abJugu\u00e9 al golf con Joe Kennedy. Le pregunt\u00e9 sobre sus conversaciones con Roosevelt y Neville Chamberlain a partir de 1938. […] Chamberlain, dice, declar\u00f3 que Am\u00e9rica y los jud\u00edos del mundo hab\u00edan forzado a Inglaterra a entrar en la guerra<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Una diferencia importante entre los dos hombres es que Joe Kennedy hab\u00eda dimitido del gobierno tras la entrada de Roosevelt en la guerra y hab\u00eda mantenido un perfil bajo respecto a Israel. Adem\u00e1s, a diferencia de Forrestal, era el jefe de un clan adinerado y ten\u00eda sus propios hombres en la prensa. Era un pol\u00edtico, mientras que Forrestal era un hombre intransigente. Estas diferencias explican por qu\u00e9 Forrestal fue asesinado, mientras que Joe consigui\u00f3 que su hijo fuera elegido presidente. Sin embargo, al final, los Kennedy sufrieron la maldici\u00f3n talm\u00fadica durante tres generaciones.<\/p>\n

Cuando James Forrestal, hostil a las ambiciones de Stalin en Europa del Este y a la decisi\u00f3n de Truman de bombardear Jap\u00f3n, fue apartado de la delegaci\u00f3n oficial de la Conferencia de Potsdam en el verano de 1945, vol\u00f3 all\u00ed en privado y se llev\u00f3 con \u00e9l a John Kennedy, que entonces ten\u00eda 28 a\u00f1os, para hacer un recorrido por la Alemania de la posguerra. M\u00e1s tarde, John integr\u00f3 al hijo de James Forrestal, Michael Forrestal, como miembro de su Consejo de Seguridad Nacional. En mayo de 1963 tuvo un gesto p\u00fablico simb\u00f3lico al visitar la tumba de James Forrestal el D\u00eda de los Ca\u00eddos.<\/p>\n

Los asesinatos de James Forrestal y John Kennedy tienen algo siniestro en com\u00fan: el Hospital Naval Bethesda. Como la mayor\u00eda de los lectores recuerdan, fue all\u00ed donde se manipul\u00f3 la autopsia de Kennedy despu\u00e9s de que su cuerpo fuera sacado a punta de pistola del Hospital Parkland de Dallas, muy probablemente por agentes del Servicio Secreto por orden de Lyndon Johnson. En 1963, Lyndon Johnson pod\u00eda contar con la complicidad de alto nivel dentro de la Marina.<\/p>\n

JFK visita la tumba de Forrestal en el cementerio de Arlington<\/p>\n

Se da la circunstancia de que Johnson, de quien Billy Sole Estes afirma que orden\u00f3 nueve asesinatos a lo largo de su carrera pol\u00edtica[6]<\/a>, hace una aparici\u00f3n especial, aunque breve y mal documentada, en la historia del asesinato de Forrestal. LBJ era entonces un congresista reci\u00e9n elegido, en n\u00f3mina de Abraham Feinberg, ex presidente de Americans for Haganah Incorporated y padrino financiero de la bomba at\u00f3mica israel\u00ed[7]<\/a>. Seg\u00fan el testimonio del ayudante de Forrestal, Marx Leva (m\u00e1s sobre \u00e9l m\u00e1s adelante), Johnson hizo una visita no deseada a Forrestal en el hospital Bethesda. David Martin pregunta:<\/p>\n

\u00ab\u00bfPodr\u00eda LBJ haber estado desempe\u00f1ando una especie de papel de soldado raso para los orquestadores de la desaparici\u00f3n de Forrestal? \u00bfPodr\u00eda haber estado all\u00ed para evaluar la situaci\u00f3n general y, al mismo tiempo, contribuir a <\/em>\u00abconsagrarse<\/em>\u00bb, por as\u00ed decirlo, participando en una operaci\u00f3n tan importante?<\/em>\u00bb (Martin p. 20)<\/p>\n

La Narrativa Oficial
\n<\/strong>
\nHay que repetir que no se llev\u00f3 a cabo ninguna investigaci\u00f3n sobre la muerte de James Forrestal, ni por parte del FBI ni del NCIS (Servicio de Investigaci\u00f3n Criminal de la Marina). El mismo d\u00eda de su muerte, la prensa dominante anunci\u00f3 su suicidio como un hecho. El New York Times<\/em> afirm\u00f3 en su edici\u00f3n de finales del 22 de mayo que Forrestal \u00absalt\u00f3 trece pisos hacia su muerte\u00bb, y a\u00f1adi\u00f3 a la ma\u00f1ana siguiente:<\/p>\n

\u00abHab\u00eda indicios de que el Sr. Forrestal tambi\u00e9n podr\u00eda haber intentado ahorcarse. La faja de su bata todav\u00eda estaba anudada y enrollada fuertemente alrededor de su cuello cuando fue encontrado, pero los funcionarios del hospital no quisieron especular sobre su posible prop\u00f3sito<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Bi\u00f3grafos posteriores especularon con la posibilidad de que intentara ahorcarse, pero no consigui\u00f3 atar bien la faja al radiador que hab\u00eda bajo la ventana. En The Man Who Kept the Secrets<\/em>, Thomas Powers, ganador del Premio Pulitzer, afirma que Forrestal muri\u00f3 intentando ahorcarse \u00abdesde la ventana de su hospital, pero resbal\u00f3 y cay\u00f3 diecis\u00e9is pisos hasta morir\u00bb.<\/p>\n

Forrestal no dej\u00f3 ninguna nota de suicidio, pero el New York Times<\/em> (23 de mayo) informa a sus lectores de que:<\/p>\n

\u00abUn libro de poes\u00eda que hab\u00eda junto a su cama estaba abierto con un pasaje del dramaturgo griego S\u00f3focles que hablaba del consuelo de la muerte. […] El Sr. Forrestal hab\u00eda copiado la mayor parte del poema de S\u00f3focles del libro en papel de memor\u00e1ndum del hospital, pero al parecer sus esfuerzos se hab\u00edan visto interrumpidos. Su copia se detuvo despu\u00e9s de haber escrito ‘rui’ de la palabra ‘ruise\u00f1or’ en la vig\u00e9simo sexta l\u00ednea del poema<\/em>\u00bb.<\/p>\n

El 24 de mayo, el New York Times<\/em> dio la \u00faltima palabra al psiquiatra a cargo, quien hizo que el suicidio sonara predecible:<\/p>\n

\u00abEl capit\u00e1n George M. Raines, psiquiatra de la Marina que hab\u00eda estado tratando al Sr. Forrestal, dijo que el ex Secretario puso fin a su vida en un repentino ataque de des\u00e1nimo. Dijo que esto era ‘extremadamente com\u00fan’ al grave tipo de enfermedad mental del paciente<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Eso es todo. Los principales medios de comunicaci\u00f3n nunca insinuaron la posibilidad de juego sucio. La conclusi\u00f3n de que la muerte de Forrestal es un suicidio obvio causado por su \u00abenfermedad mental\u00bb fue tomada al pie de la letra por los autores de las dos principales biograf\u00edas de Forrestal:<\/p>\n

\u0660 Arnold Rogow, James Forrestal, A Study of Personality, Politics, and Policy <\/em>(MacMillan Company, 1963);<\/p>\n

\u0660 Townsend Hoopes and Douglass Brinkley, Driven Patriot, the Life and Times of James Forrestal <\/em>(Alfred A. Knopf, 2003).<\/p>\n

Rogow, cuyo libro ha sido calificado de \u00abautopsia psicol\u00f3gica\u00bb, insiste en vincular la supuesta enfermedad mental de Forrestal con su presunto antisemitismo, con la implicaci\u00f3n de que el antisemitismo es una forma de paranoia que puede conducir al suicidio. Rogow es un experto en el tema del antisemitismo, sobre el que escribi\u00f3 el art\u00edculo para The International Encyclopedia of Social Science<\/em>. Tambi\u00e9n es autor de The Jew in a Gentile World: An Anthology of Writings about Jews by Non-Jews<\/em>.<\/p>\n

Hoopes y Brinkley toman mucho prestado de Rogow, pero a\u00f1aden informaci\u00f3n valiosa basada en sus propias entrevistas. Ofrecen una interesante interpretaci\u00f3n del morboso poema supuestamente copiado por Forrestal de la Antolog\u00eda de la Poes\u00eda Mundial<\/em> de Mark Van Dorren, titulado \u00abEl coro de Ajax\u00bb. Tomando su pista del apologista sionista John Loftus, autor de \u00abEl secreto de Bielorrusia<\/em>\u00bb (Alfred A. Knopf, 1982), especulan que, al llegar a la palabra \u00abruise\u00f1or\u00bb en el poema, Forrestal podr\u00eda haberse sentido abrumado por un repentino arrebato de culpabilidad por haber autorizado una operaci\u00f3n de la CIA con el nombre en clave de \u00abRuise\u00f1or\u00bb, que infiltr\u00f3 en la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica a esp\u00edas ucranianos que hab\u00edan sido colaboradores nazis y probablemente asesinos de jud\u00edos. La palabra \u00abruise\u00f1or\u00bb, conjeturan Hoopes y Brinkley, debi\u00f3 de desencadenar en Forrestal el impulso de tomarse al pie de la letra la admonici\u00f3n del poeta y acabar con su vida en el acto.<\/p>\n

\u00bfEstaba Forrestal mentalmente enfermo?<\/strong><\/p>\n

David Martin ha descubierto graves incoherencias y mentiras descaradas en la historia oficial. En primer lugar, parece que la crisis nerviosa de Forrestal ha sido exagerada, si no inventada totalmente. Seg\u00fan la historia, la salud mental de Forrestal hab\u00eda empezado a deteriorarse antes de que Truman le sustituyera, y sufri\u00f3 un colapso el 29 de marzo, justo despu\u00e9s de una breve ceremonia en su honor en el Capitolio. La principal fuente de esta historia es una entrevista de historia oral a Marx Leva<\/a>, asistente especial de Forrestal en aquella \u00e9poca, grabada para la biblioteca Truman en 1969. Leva dice que, aquel d\u00eda, encontr\u00f3 a Forrestal en su despacho del Pent\u00e1gono, \u00abcasi en coma\u00bb. Hizo que le llevaran a casa y m\u00e1s tarde se reuni\u00f3 all\u00ed con Ferdinand Eberstadt, amigo de Forrestal, y los dos hombres decidieron que el estado de Forrestal requer\u00eda que se tomara urgentemente unas vacaciones. As\u00ed que Leva hizo arreglos inmediatos para que un avi\u00f3n de los Marines lo llevara esa misma noche a la finca de Robert Lovett en Hobe Sound, Florida. \u00abY durante el trayecto Forrestal dijo tres veces, lo \u00fanico que dijo, que [Eberstadt] intentaba hablar con \u00e9l y le dec\u00eda: ‘Eres un tipo leal, Marx’. ‘Eres un tipo leal, Marx’, tres veces\u00bb. Dado que Leva es jud\u00edo, la implicaci\u00f3n es que Forrestal estaba obsesionado por la deslealtad que atribu\u00eda a muchos funcionarios jud\u00edos. Para Leva, \u00abaparentemente estaba m\u00e1s all\u00e1 de ser neur\u00f3tico, quiero decir que aparentemente era paranoico\u00bb.<\/p>\n

David Martin demuestra en este art\u00edculo<\/a> (a\u00f1adiendo una nueva perspectiva a su libro) que Marx Leva miente. De hecho, las vacaciones de Forrestal hab\u00edan sido planeadas con antelaci\u00f3n, y su esposa ya le estaba esperando all\u00ed. As\u00ed lo demuestra un art\u00edculo del Jacksonville Daily Journal<\/em> fechado el 28 de marzo sobre la ceremonia en la que Truman coloc\u00f3 la Medalla al Servicio Distinguido en el pecho de Forrestal ese mismo d\u00eda. El art\u00edculo concluye: \u00abForrestal volar\u00e1 ma\u00f1ana a Hobe Sound, Florida, para un largo descanso\u00bb. Este fragmento de v\u00eddeo<\/a> de Forrestal le muestra perfectamente sano y sereno el 28 de marzo.<\/p>\n

Las noticias y las biograf\u00edas insisten en que, durante su estancia de cuatro d\u00edas en Hobe Sound, Forrestal dio muestras de paranoia. Un rumor, inventado por Daniel Yergin y repetido por Thomas Powers en El hombre que guardaba los secretos<\/em>, le hace correr por las calles gritando: \u00abVienen los rusos\u00bb. No existe ninguna fuente cre\u00edble para esta afirmaci\u00f3n. El subsecretario de Estado (y futuro secretario de Defensa) Robert Lovett, que estuvo en Hobe Sound con Forrestal, s\u00ed dijo en 1974 que Forrestal le parec\u00eda que \u00abno estaba en sus cabales\u00bb, porque \u00abestaba obsesionado con la idea de que sus llamadas telef\u00f3nicas estaban siendo pinchadas\u00bb, y se quejaba de que \u00abme persiguen de verdad\u00bb. Me parece bastante extra\u00f1o, sin embargo, que Lovett finja ignorar a qui\u00e9n se refer\u00eda Forrestal con \u00abellos\u00bb. No hay nada irracional en la creencia de Forrestal de que \u00absus tel\u00e9fonos estaban siendo pinchados, [y que] su casa estaba siendo vigilada\u00bb, como ya se hab\u00eda quejado anteriormente al secretario de nombramientos de Truman, Matthew J. Connelly (quien as\u00ed lo afirm\u00f3 en una entrevista<\/a> de 1968 de la Biblioteca Truman).<\/p>\n

Tambi\u00e9n existe el rumor de que Forrestal intent\u00f3 suicidarse en Hobe Sound. Se contradice en el informe Willcutts, donde el Dr. George Raines, el psiquiatra a cargo de Forrestal en Bethesda, es grabado declarando: \u00abPor lo que yo s\u00e9 nunca hizo un solo intento real de suicidio, excepto ese que tuvo \u00e9xito\u00bb. Todos los m\u00e9dicos de Forrestal entrevistados coinciden en que nunca hab\u00eda intentado suicidarse antes de su fatal ca\u00edda.<\/p>\n

Eso no quiere decir que Forrestal no estuviera psicol\u00f3gicamente tenso en 1949. Como Secretario de Defensa, hab\u00eda sido objeto no s\u00f3lo de injurias y calumnias por parte de la prensa, sino tambi\u00e9n de amenazas de muerte an\u00f3nimas. Robert Lovett, que compart\u00eda las opiniones de Forrestal sobre Israel, testific\u00f3 que \u00e9l mismo recib\u00eda llamadas telef\u00f3nicas nocturnas con amenazas de muerte, y que Forrestal estaba m\u00e1s expuesto que \u00e9l a este tipo de trato. Habiendo perdido toda la protecci\u00f3n del gobierno despu\u00e9s del 28 de marzo, Forrestal ten\u00eda razones para temer por su vida. El 23 de mayo de 1949, The Washington Post<\/em> concluy\u00f3 un art\u00edculo titulado \u00abDelirios de persecuci\u00f3n, ansiedad aguda y depresi\u00f3n marcaron la enfermedad de Forrestal\u00bb, con la afirmaci\u00f3n un tanto parad\u00f3jica:
\n
\n<\/em>\u00abSe dec\u00eda que su temor a las represalias de los prosionistas proced\u00eda de los ataques de algunos columnistas por lo que dec\u00edan que era su oposici\u00f3n a la partici\u00f3n de Palestina bajo mandato de la ONU. En su \u00faltimo a\u00f1o como Secretario de Defensa, recibi\u00f3 un gran n\u00famero de cartas insultantes y amenazadoras<\/em>\u00bb.<\/p>\n

John Loftus y Mark Aarons, los archisionistas autores de La guerra secreta contra los jud\u00edos<\/em>, identifican a Forrestal como \u00abel villano principal, el hombre que casi logr\u00f3 impedir el nacimiento de Israel\u00bb. Revelan que \u00abLos sionistas hab\u00edan intentado sin \u00e9xito chantajear a Forrestal con grabaciones de sus propios tratos con los nazis\u00bb (antes de la guerra, Forrestal hab\u00eda sido socio de Clarence Dillon, el fundador jud\u00edo de la firma bancaria Dillon, Read, and Co.), pero creen que el acoso sionista consigui\u00f3 al menos volverle loco: \u00abSu paranoia le convenci\u00f3 de que cada una de sus palabras estaba pinchada. Para sus muchos cr\u00edticos, parec\u00eda que la obsesi\u00f3n antijud\u00eda de James Forrestal le hab\u00eda vencido por fin\u00bb[8]<\/a>.<\/p>\n

Qu\u00e9 conveniente es afirmar que el antisemitismo puede conducir al suicidio. Cuando la mafia sionista te desea la muerte, temer por tu vida no es se\u00f1al de enfermedad mental, sino de buen juicio.<\/p>\n

No tenemos por qu\u00e9 dudar de las palabras de Raines a la Junta de Revisi\u00f3n de Willcutts de que, cuando vio por primera vez a Forrestal en el Hospital Bethesda, \u00abestaba obviamente agotado f\u00edsicamente\u00bb y mostraba \u00abpresi\u00f3n arterial alta\u00bb. Pero aqu\u00ed tambi\u00e9n hay que tener en cuenta que Forrestal hab\u00eda sido literalmente secuestrado de su centro de vacaciones en Hobe Sound. No debemos sorprendernos cuando Rogow, y Hoopes y Brinkley despu\u00e9s de \u00e9l, nos dicen que, aunque hab\u00eda sido sedado, Forrestal \u00abse encontraba en un estado de extrema agitaci\u00f3n durante el vuelo desde Florida\u00bb, y que:<\/p>\n

\u00abLa agitaci\u00f3n de Forrestal aument\u00f3 durante el viaje en un coche privado desde el aer\u00f3dromo hasta el hospital. Hizo varios intentos de abandonar el coche mientras estaba en movimiento, y tuvo que ser sujetado por la fuerza. Al llegar a Bethesda, declar\u00f3 que no esperaba salir vivo del hospital<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Como menciona Martin, tambi\u00e9n existe la posibilidad muy real de que Forrestal hubiera sido drogado en Hobe Sound, con el fin de hacerle parecer demente y justificar su internamiento.<\/p>\n

El comportamiento de Forrestal en Bethesda no muestra nada anormal para un hombre encerrado en la divisi\u00f3n psiqui\u00e1trica de un hospital militar, en la planta 16, por razones que tem\u00eda no fueran estrictamente m\u00e9dicas. El personal m\u00e9dico ha informado de que Forrestal parec\u00eda a menudo inquieto, caminando de un lado a otro de su habitaci\u00f3n a altas horas de la noche. \u00bfPor qu\u00e9 no iba a hacerlo? A Forrestal se le negaban incluso las visitas de sus seres m\u00e1s queridos. Su hermano Henry hab\u00eda intentado visitarlo varias veces, pero hab\u00eda sido rechazado por el Dr. Raines. Las autoridades del hospital cedieron s\u00f3lo despu\u00e9s de que Henry amenazara con emprender acciones legales. A Forrestal tambi\u00e9n se le neg\u00f3 la visita de su amigo el sacerdote cat\u00f3lico monse\u00f1or Maurice Sheehy. Sheehy escribi\u00f3 en The Catholic Digest<\/em>, enero de 1951, que \u00abel d\u00eda que ingres\u00f3 en el hospital, Forrestal le dijo al Dr. Raines que deseaba verme\u00bb, pero que el Dr. Raines le dijo \u00abque Jim estaba tan confuso que deber\u00eda esperar unos d\u00edas antes de verle\u00bb. Raines rechaz\u00f3 al padre Sheehy en seis ocasiones.<\/p>\n

A pesar de ser mantenido pr\u00e1cticamente en prisi\u00f3n y bajo medicaci\u00f3n forzosa, Forrestal aguant\u00f3 notablemente bien. De las audiencias celebradas por las Juntas de Revisi\u00f3n de Willcutts se desprende que se encontraba bien en los d\u00edas anteriores a su muerte. El propio Willcutts expres\u00f3 su sorpresa al enterarse de su muerte, porque hab\u00eda cenado con \u00e9l un d\u00eda antes (el viernes 20), y pensaba que \u00abse encontraba espl\u00e9ndidamente\u00bb.
\n
\nPruebas de encubrimiento y la falsa nota de suicidio<\/strong><\/p>\n

Como ya se ha mencionado, la misi\u00f3n de la Junta de Revisi\u00f3n de Willcutt era exonerar de negligencia a todos y cada uno de los individuos. Incluso las breves conclusiones publicadas cuatro meses despu\u00e9s de que concluyeran sus audiencias, as\u00ed lo admiten, tal y como informaba el New York Times<\/em> el 12 de octubre de 1949:<\/p>\n

\u00abFrancis P. Matthews, Secretario de Marina, hizo p\u00fablico hoy el informe de una junta investigadora que absuelve a todos los individuos de culpa en la muerte de James Forrestal el pasado 22 de mayo<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Curiosamente, como descubri\u00f3 Martin, el informe afirma que la ca\u00edda de Forrestal fue la causa de su muerte, pero evita cualquier declaraci\u00f3n sobre la causa de la ca\u00edda en s\u00ed.<\/p>\n

Hay una evidente falta de inter\u00e9s de la Junta de Willcutts por todos los elementos que apuntan a un asesinato y no a un suicidio. La enfermera que entr\u00f3 por primera vez en la habitaci\u00f3n de Forrestal tras su muerte testific\u00f3 que hab\u00eda cristales rotos sobre su cama. Pero la habitaci\u00f3n debi\u00f3 ser lavada antes de que se tomaran las fotograf\u00edas de la escena del crimen, porque muestran la cama sin nada m\u00e1s que un colch\u00f3n desnudo, mientras que otra foto muestra cristales rotos en la alfombra a los pies de su cama (fotos disponibles en el sitio de Mark Hunter<\/a>). La Junta de Willcutts no ten\u00eda ning\u00fan inter\u00e9s en averiguar el origen de los cristales rotos, ni la raz\u00f3n por la que fueron retirados de la cama.<\/p>\n

Tampoco hicieron al personal ni a s\u00ed mismos ninguna pregunta relevante sobre la faja de la bata atada al cuello de Forrestal. Hoopes y Brinkley especularon m\u00e1s tarde que Forrestal at\u00f3 la faja a un radiador bajo la ventana, pero que su nudo \u00abcedi\u00f3\u00bb. Eso lo contradice el empleado del hospital William Eliades, que encontr\u00f3 el cuerpo de Forrestal con la faja (cord\u00f3n) alrededor del cuello, y declar\u00f3 a la Junta de Revisi\u00f3n de Willcutts: \u00abMir\u00e9 para ver si hab\u00eda intentado ahorcarse y si se hab\u00eda roto un trozo de cuerda. Segu\u00eda de una pieza, salvo que estaba atado alrededor de su cuello\u00bb.<\/p>\n

Pero la prueba m\u00e1s convincente de que la muerte de Forrestal se disfraz\u00f3 de suicidio es el poema supuestamente copiado por Forrestal. Entre las pruebas obtenidas por Martin junto al informe Willcutts se encuentra una copia de la hoja de notas con la transcripci\u00f3n del poema (aqu\u00ed<\/a>). Una comparaci\u00f3n con cualquier nota manuscrita por Forrestal deja claro que no fue copiado por Forrestal (ambas pueden encontrarse en la p\u00e1gina web de Mark Hunter<\/a>).<\/p>\n

Como comenta Martin<\/a>: \u00abApenas hace falta un experto para decirle que la persona que transcribi\u00f3 el poema no es la misma que escribi\u00f3 las diversas letras que all\u00ed figuran\u00bb. Martin se\u00f1ala tambi\u00e9n que, a partir de esta \u00fanica p\u00e1gina, es dudoso que el escritor, fuera quien fuera, llegara siquiera a la palabra \u00abruise\u00f1or\u00bb, que aparece 11 versos m\u00e1s abajo en el poema.<\/p>\n

Curiosamente, en el informe oficial no se identifica a nadie como descubridor de esta nota manuscrita. A los miembros del Comit\u00e9 de Revisi\u00f3n no se les ocurri\u00f3 mencionar c\u00f3mo lleg\u00f3 a sus manos, ni interrogar al respecto a la persona que se la entreg\u00f3.
\nEn un esfuerzo por hacer de la nota una prueba convincente de suicidio, Rogow afirma, y Hoopes y Brinkley repiten, que el aprendiz Robert Wayne Harrison, Jr, el miembro del cuerpo de guardia que vigilaba a Forrestal, entr\u00f3 en su habitaci\u00f3n a la 1:45 y le vio copiando el poema. Pero al hacerlo, ambos contradicen la declaraci\u00f3n de Harrison al Consejo de Willcutts. Dijo que, cuando lo comprob\u00f3 a la 1:45, Forrestal estaba \u00aben su cama, aparentemente durmiendo\u00bb. Luego fue a rellenar el historial m\u00e9dico. Minutos despu\u00e9s, una enfermera oy\u00f3 el ruido del cuerpo de Forrestal golpeando el techo del tercer piso. Harrison no oy\u00f3 nada, pero se dio cuenta de que Forrestal hab\u00eda desaparecido a la 1:50.<\/p>\n

Robert Wayne Harrison, Jr. habr\u00eda sido sin duda el principal sospechoso si se hubiera llevado a cabo alguna investigaci\u00f3n criminal. Era nuevo en el trabajo, y desconocido para Forrestal hasta aquella noche fatal. Hab\u00eda empezado su guardia a medianoche, sustituyendo a Edward Prise, cuyo turno hab\u00eda empezado a las 4 de la tarde. Prise era bien conocido y aparentemente apreciado por Forrestal; hab\u00eda sido asignado para vigilar a Forrestal desde el tercer d\u00eda de la llegada de Forrestal a Bethesda. Curiosamente, su nombre no se menciona en ning\u00fan informe period\u00edstico contempor\u00e1neo, y est\u00e1 mal escrito \u00abPrice\u00bb en el informe y en todas las biograf\u00edas, aunque firmaba claramente \u00abPrise\u00bb en el historial m\u00e9dico incluido entre las pruebas con el informe Willcutts.<\/p>\n

David Martin menciona que recibi\u00f3 un correo electr\u00f3nico de la hija de Prise diciendo:<\/p>\n

\u00abCrecimos oyendo susurros entre nuestros padres en referencia a este asunto, pero no se nos permit\u00eda preguntar detalles. Incluso hasta un a\u00f1o antes de la muerte de mi padre en 1991 me hab\u00eda llamado y ten\u00eda miedo de que le volvieran a interrogar sobre el tema<\/em>\u00bb. (Martin p. 9)<\/p>\n

No es necesario insistir en el hecho de que los testigos son f\u00e1cilmente intimidados en un entorno militar, como era el Hospital Bethesda. La presi\u00f3n aparece en las transcripciones de los interrogatorios de Willcutts: cada enfermera, enfermero o m\u00e9dico dijo lo que se esperaba que dijera, y comprendi\u00f3 su obligaci\u00f3n de no hablar nunca en sentido contrario. La entrevista de David Martin a John Spalding<\/a>, el conductor de James Forrestal en la Marina, que entonces ten\u00eda 27 a\u00f1os, ofrece una visi\u00f3n interesante de este asunto. Cuando su superior le inform\u00f3 de la muerte de Forrestal, Spalding recibi\u00f3 una hoja de papel para firmar, en la que dec\u00eda: \u00abNunca podr\u00eda hablar de nada de lo que pas\u00f3 entre \u00e9l y yo\u00bb.<\/p>\n

\u00bfFueron los comunistas o los sionistas?<\/strong><\/p>\n

Antes de David Martin, un autor, que escrib\u00eda bajo el seud\u00f3nimo de Cornell Simpson, hab\u00eda afirmado que Forrestal hab\u00eda sido asesinado. Su libro, The Death of James Forrestal<\/em> (La muerte de James Forrestal), se public\u00f3 en 1966, aunque \u00e9l afirma haberlo escrito a mediados de la d\u00e9cada de 1950. El libro de Simpson contiene mucha informaci\u00f3n valiosa y cre\u00edble. Por ejemplo, hab\u00eda entrevistado a Henry, el hermano de James Forrestal, que estaba completamente seguro de que su hermano hab\u00eda sido asesinado. A Henry Forrestal le pareci\u00f3 muy sospechoso el momento de la muerte, porque ese mismo d\u00eda iba a ir a sacar a su hermano del hospital unas horas m\u00e1s tarde. Seg\u00fan Simpson, otra persona que no cre\u00eda en el suicidio de Forrestal era el padre Maurice Sheehy. Cuando se apresur\u00f3 a ir al hospital varias horas despu\u00e9s de la muerte de Forrestal, se le acerc\u00f3 discretamente un oficial que le susurr\u00f3: \u00abPadre, usted sabe que el se\u00f1or Forrestal no se suicid\u00f3, \u00bfverdad?\u00bb.<\/p>\n

Simpson culpa a los comunistas del asesinato de Forrestal. La afirmaci\u00f3n no es descabellada. Forrestal era definitivamente anticomunista. Estaba alarmado por lo que consideraba una infiltraci\u00f3n comunista en la administraci\u00f3n Roosevelt (los documentos Venona, que demostraban la existencia de 329 agentes sovi\u00e9ticos en el gobierno de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, le dar\u00edan la raz\u00f3n). Tras la muerte de Roosevelt, influy\u00f3 en la transformaci\u00f3n de la pol\u00edtica estadounidense hacia la Uni\u00f3n Sovi\u00e9tica, que pas\u00f3 de la acomodaci\u00f3n a la \u00abcontenci\u00f3n\u00bb. El senador Joseph McCarthy, otro cat\u00f3lico irland\u00e9s, declara en su libro The Fight for America<\/em> que fue Forrestal quien inspir\u00f3 directamente sus denuncias de la influencia y la subversi\u00f3n comunistas en el gobierno federal:<\/p>\n

\u00abAntes de conocer a Jim Forrestal pensaba que est\u00e1bamos perdiendo ante el comunismo internacional debido a la incompetencia y estupidez de nuestros planificadores. Se lo coment\u00e9 a Forrestal. Siempre recordar\u00e9 su respuesta. ‘McCarthy, la coherencia nunca ha sido un signo de estupidez. Si fueran simplemente est\u00fapidos, de vez en cuando cometer\u00edan un error a nuestro favor’. Esta frase se me qued\u00f3 tan grabada que la he utilizado a menudo desde entonces<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Despu\u00e9s de que Forrestal encontrara su violento final, McCarthy pas\u00f3 a la primera l\u00ednea. \u00c9l mismo muri\u00f3 el 2 de mayo de 1957, a la edad de cuarenta y ocho a\u00f1os, en el Hospital Bethesda. Los funcionarios del hospital enumeraron la causa de la muerte como \u00abinsuficiencia hep\u00e1tica aguda\u00bb, y en el certificado de defunci\u00f3n se le\u00eda \u00abhepatitis, aguda, causa desconocida\u00bb. Los m\u00e9dicos declararon que la inflamaci\u00f3n del h\u00edgado era de \u00abtipo no infeccioso\u00bb. La hepatitis aguda puede deberse a una infecci\u00f3n o a una intoxicaci\u00f3n, pero no se realiz\u00f3 autopsia. Simpson comenta (como se cita extensamente en el art\u00edculo de Martin \u00abJames Forrestal y Joe McCarthy<\/a>\u00bb):<\/p>\n

\u00abAl igual que Jim Forrestal, Joe McCarthy entr\u00f3 en el Hospital Naval de Bethesda como su paciente m\u00e1s controvertido y como el hombre de Estados Unidos m\u00e1s odiado por los comunistas. Y, como Forrestal, se fue en un coche f\u00fanebre, como un hombre cuya valiente lucha contra el comunismo hab\u00eda terminado para siempre<\/em>\u00bb.<\/p>\n

M. Stanton Evans, que se bas\u00f3 en el trabajo anterior de su padre Medford Evans para su encomiable Blacklisted by History: The Untold Story of Senator Joe McCarthy and His Fight Against America’s Enemies<\/em> (2009), insin\u00faa la posibilidad de que McCarthy fuera asesinado, pero no profundiza en la cuesti\u00f3n.<\/p>\n

El problema de la teor\u00eda de Cornell Simpson es que los peores enemigos de Forrestal no eran los comunistas, sino los sionistas. Aunque el anticomunismo de Forrestal atrajo m\u00e1s tarde las cr\u00edticas de los historiadores de izquierdas, no era, entonces, una cuesti\u00f3n de condena p\u00fablica. El anticomunismo de Forrestal era compartido por la mayor\u00eda de sus contempor\u00e1neos, especialmente dentro del ej\u00e9rcito. Mientras no mencionaras el alto porcentaje de jud\u00edos entre los comunistas, ser anticomunista no te convert\u00eda en el blanco de los principales medios de comunicaci\u00f3n. Lo mismo, obviamente, no puede decirse del antisionismo. No se puede decir que ni el Washington Post<\/em> ni el New York Times<\/em> hayan sido procomunistas en ning\u00fan momento, pero ambos se volvieron fuertemente prosionistas hacia 1946. Arthur Hays Sulzberger, director de publicaci\u00f3n del NY Times<\/em> desde 1938, hab\u00eda denunciado de hecho en 1946 los \u00abm\u00e9todos coercitivos de los sionistas\u00bb que influ\u00edan en su l\u00ednea editorial, pero acab\u00f3 cediendo y, desde 1948, el NY Times<\/em> ha producido una cobertura singularmente desequilibrada de Palestina[9]<\/a>.<\/p>\n

Fue su oposici\u00f3n al sionismo, no al comunismo, lo que atrajo las amenazas de muerte contra Forrestal. En su diario del 3 de febrero de 1948, Forrestal escribe que almorz\u00f3 con Bernard Baruch y le mencion\u00f3 su esfuerzo por detener el proceso de reconocimiento:<\/p>\n

\u00abTom\u00f3 la l\u00ednea de aconsejarme que no fuera activo en este asunto en particular y que yo ya estaba identificado, en un grado que no era de mi propio inter\u00e9s, con la oposici\u00f3n a la pol\u00edtica de las Naciones Unidas sobre Palestina<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Martin comenta (p. 86):<\/p>\n

\u00abEst\u00e1 claro que Baruch no conoc\u00eda a su hombre cuando intent\u00f3 influir en \u00e9l apelando al propio inter\u00e9s de Forrestal. Sin embargo, es posible que supiera m\u00e1s de lo que dec\u00eda cuando insinu\u00f3 el peligro que corr\u00eda Forrestal por la valiente postura que hab\u00eda adoptado<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Los g\u00e1ngsters jud\u00edos eran tradicionalmente anticomunistas, pero los sionistas pod\u00edan contar con ellos para echar una mano siempre que fuera necesario. A partir de 1945, la Agencia Jud\u00eda de Ben-Gurion mantuvo estrechos v\u00ednculos con la mafia yiddish, tambi\u00e9n conocida como la Mishpucka (en hebreo, \u00abla Familia\u00bb), que contribuy\u00f3 en gran medida a la red clandestina de compra y contrabando de armas que arm\u00f3 a la Hagan\u00e1. Leonard Slater escribe en The Pledge<\/em> que Teddy Kollek, que m\u00e1s tarde fue alcalde de Jerusal\u00e9n durante mucho tiempo, dirig\u00eda las operaciones cotidianas y los g\u00e1ngsters jud\u00edos de Brooklyn le dec\u00edan expl\u00edcitamente: \u00abSi quer\u00e9is que maten a alguien, haced una lista y nosotros nos encargamos\u00bb. Yehuda Arazi, un estrecho colaborador de Ben-Gurion enviado por \u00e9ste a Estados Unidos para comprar armamento pesado, se acerc\u00f3 a Meyer Lansky y se reuni\u00f3 con miembros de \u00abMurder, Incorporated\u00bb. Otro emisario de la Hagan\u00e1, Reuvin Dafni, que llegar\u00eda a ser c\u00f3nsul israel\u00ed en Los \u00c1ngeles y Nueva York, se reuni\u00f3 con Benjamin Siegelbaum, conocido como Bugsy Siegel. Algunos de aquellos \u00abg\u00e1ngsters por Si\u00f3n<\/a>\u00bb, escribe Robert Rockaway, \u00ablo hac\u00edan por lealtades \u00e9tnicas\u00bb, o \u00abse ve\u00edan a s\u00ed mismos como defensores de los jud\u00edos, luchadores casi b\u00edblicos. Formaba parte de su imagen de s\u00ed mismos\u00bb. Algunos tambi\u00e9n ayudaron \u00abporque era una forma […] de ganar aceptaci\u00f3n en la comunidad jud\u00eda\u00bb[10]<\/a>. Mickey Cohen, el sucesor de Bugsy Siegel, explica en sus memorias que, a partir de 1947, \u00abme enfrasqu\u00e9 tanto en Israel que, de hecho, dej\u00e9 de lado muchas de mis actividades y no hice otra cosa que lo relacionado con esta guerra del Irgun\u00bb[11]<\/a>. Estuvo en estrecho contacto con Menachem Begin, y se reuni\u00f3 con \u00e9l cuando Begin vino de gira a Estados Unidos en diciembre de 1948, unos meses antes de que Forrestal fuera internado en el hospital Bethesda[12]<\/a>. Si Begin hubiera querido la muerte de Forrestal, s\u00f3lo ten\u00eda que ped\u00edrselo.<\/p>\n

Creo que es bastante evidente que Forrestal ten\u00eda m\u00e1s que temer de los sionistas que de los comunistas. Por eso es extra\u00f1o que Cornell Simpson ignore totalmente a los sionistas como posibles culpables. Ni Israel ni el sionismo aparecen en su \u00edndice. David Martin, que sin embargo reconoce el m\u00e9rito de la investigaci\u00f3n de Simpson, encuentra la explicaci\u00f3n de su omisi\u00f3n del sionismo en el hecho de que su libro fue publicado por Western Islands Publishers, la editorial interna de la John Birch Society, una tapadera sionista<\/a>.<\/p>\n

Tres a\u00f1os antes de que la Birch Society publicara el libro de Simpson, Rogow hab\u00eda publicado la primera biograf\u00eda de Forrestal, defendiendo la l\u00ednea oficial sobre su muerte y vinculando su supuesta enfermedad mental directamente con su supuesto antisemitismo. Es muy poco probable que el libro de Rogow aliviara las sospechas de los esc\u00e9pticos sobre el suicidio de Forrestal. Al contrario, la evidente parcialidad de Rogow como escritor preocupado principalmente por el antisemitismo debi\u00f3 llevar a muchos a considerar su libro como una capa m\u00e1s del encubrimiento. Por lo tanto, Martin especula que la redacci\u00f3n y publicaci\u00f3n del libro de Simpson por parte de la Birch Society fue una forma de dar voz al escepticismo sobre la muerte de Forrestal, al tiempo que se desviaba ese escepticismo de los sospechosos m\u00e1s probables. Culpar a los comunistas era la forma m\u00e1s f\u00e1cil de desviar las sospechas de los sionistas.<\/p>\n

Tanto m\u00e1s f\u00e1cil era que, desde los a\u00f1os 30 hasta la muerte de Forrestal, los comunistas y los sionistas fueran la misma gente en muchos casos, como se\u00f1ala David Martin. Aunque comunismo y sionismo puedan parecer incompatibles desde un punto de vista ideol\u00f3gico, consta que algunos de los jud\u00edos que actuaron como agentes comunistas bajo Roosevelt, se convirtieron en ardientes sionistas bajo Truman. Un ejemplo de ello es David Niles (Neyhus), uno de los pocos asesores principales de Roosevelt que conserv\u00f3 Truman: fue identificado en las descifrados de Venona como agente comunista, pero luego desempe\u00f1\u00f3 un papel clave como guardi\u00e1n sionista bajo Truman. Edwin Wright, en The Great Zionist Cover-Up<\/em><\/a> (El gran encubrimiento sionista), lo nombra como \u00abel oficial de protocolo en la Casa Blanca, [que] se ocupaba de que se negara la influencia del Departamento de Estado mientras se presentaba el punto de vista sionista\u00bb. El hermano de David Niles, Elliot, alto funcionario de B’nai B’rith, era un teniente coronel que pasaba informaci\u00f3n a la Hagan\u00e1 mientras trabajaba en el Pent\u00e1gono.<\/p>\n

\u00bfVino la orden de la Casa Blanca?<\/strong><\/p>\n

Martin considera a David Niles \u00abel coordinador m\u00e1s probable del asesinato de Forrestal\u00bb. Ten\u00eda los motivos y los medios. De hecho, era capaz de dar \u00f3rdenes en nombre de Truman, como hizo al orquestar la campa\u00f1a de intimidaci\u00f3n y corrupci\u00f3n que obtuvo una mayor\u00eda de dos tercios a favor del Plan de Partici\u00f3n en la Asamblea General de la ONU[13]<\/a>.<\/p>\n

Hay razones para creer que la orden de eliminar a Forrestal vino directamente de la Casa Blanca. Seg\u00fan el secretario de nombramientos de Truman, Matthew J. Connelly, fue el propio Truman quien sugiri\u00f3 organizar para Forrestal unas vacaciones en Hobe Sound. En cuanto a la decisi\u00f3n de secuestrarlo de all\u00ed e internarlo en Bethesda, Martin hace la siguiente observaci\u00f3n:<\/p>\n

\u00abTeniendo en cuenta el hecho de que Forrestal, habiendo sido oficialmente reemplazado como Secretario de Defensa por Johnson el 28 de marzo, era un ciudadano privado en ese momento, es ciertamente razonable suponer que el transporte extra-legal de Forrestal a Florida en un avi\u00f3n militar y el confinamiento y tratamiento en el Hospital Naval de Bethesda no se hizo sin la aprobaci\u00f3n al m\u00e1s alto nivel<\/em>\u00bb. (Martin p. 29)
\nHoopes y Brinkley afirman expl\u00edcitamente que la decisi\u00f3n de llevar a Forrestal a Bethesda vino de Truman, y que la esposa de Forrestal fue convencida por una conversaci\u00f3n telef\u00f3nica con Truman.<\/p>\n

La decisi\u00f3n de colocar a Forrestal en la planta 16, que parece poco apropiada para un paciente con fama de suicida, tambi\u00e9n proced\u00eda de la Casa Blanca. Hoopes y Brinkley citan al Dr. Robert P. Nenno, un joven ayudante del Dr. Raines de 1952 a 1959, que cre\u00eda que Raines hab\u00eda recibido instrucciones de poner all\u00ed a Forrestal, y a\u00f1aden: \u00abSiempre he supuesto que la orden vino de la Casa Blanca\u00bb.<\/p>\n

Hoopes y Brinkley justifican que el Dr. Raines rechazara a Sheehy en seis ocasiones por el temor de que Forrestal pudiera divulgar informaci\u00f3n sensible durante la confesi\u00f3n. Obviamente, esa preocupaci\u00f3n vino de m\u00e1s arriba. Al parecer, no proced\u00eda del Secretario de Marina John L. Sullivan porque, como nos cuentan Hoopes y Brinkley, cuando Sheehy y Henry Forrestal le llevaron su queja el 18 de mayo, \u00e9ste se mostr\u00f3 sorprendido y anul\u00f3 la decisi\u00f3n. Seg\u00fan Simpson: \u00abel sacerdote coment\u00f3 m\u00e1s tarde que tuvo la clara impresi\u00f3n de que el Dr. Raines actuaba siguiendo \u00f3rdenes\u00bb.<\/p>\n

Por supuesto, no hay pruebas de que arrojar a Forrestal por la ventana tambi\u00e9n fuera ordenado por la Casa Blanca, pero dado el completo control de Truman por los sionistas, y por David Niles en particular, no es improbable.<\/p>\n

\u00bfPor qu\u00e9 matarlo despu\u00e9s de haber sido destituido del poder?<\/strong><\/p>\n

Pero, cabe preguntarse, \u00bfpor qu\u00e9 iba a necesitar Truman o alguien matar a Forrestal? Una vez fuera del Pent\u00e1gono, ya no ten\u00eda influencia en la pol\u00edtica del gobierno.<\/p>\n

La respuesta es f\u00e1cil. Lejos de ser un suicida, Forrestal era un hombre con un plan. Seg\u00fan Hoopes y Brinkley:
\n\u00abhab\u00eda dicho a poderosos amigos de Wall Street […] que estaba interesado en fundar un peri\u00f3dico o una revista siguiendo el modelo de The Economist de Gran Breta\u00f1a, y \u00e9stos se hab\u00edan mostrado dispuestos a ayudarle a reunir los fondos iniciales<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Tambi\u00e9n planeaba escribir un libro. Ya sin v\u00ednculos con el gobierno ni con el ej\u00e9rcito, era libre de decir lo que pensaba sobre muchos temas. Como h\u00e9roe de guerra y figura muy popular, estaba seguro de tener una gran repercusi\u00f3n. Y ten\u00eda muchas cosas embarazosas que revelar sobre lo que hab\u00eda visto durante sus nueve a\u00f1os en el gobierno.<\/p>\n

Como Secretario de Marina, hab\u00eda sido la persona central para las operaciones en el Pac\u00edfico durante la Segunda Guerra Mundial. Ten\u00eda conocimiento del plan de Roosevelt para provocar a los japoneses para que atacaran Pearl Harbor. Seg\u00fan su diario del 18 de abril de 1945, incluso le hab\u00eda dicho a Truman, que:<\/p>\n

\u00abHab\u00eda conseguido que el almirante Hewitt continuara la investigaci\u00f3n sobre el desastre de Pearl Harbor. […] Sent\u00ed que ten\u00eda la obligaci\u00f3n ante el Congreso de continuar la investigaci\u00f3n porque no estaba completamente satisfecho con el informe que mi propio Tribunal hab\u00eda hecho<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Forrestal tambi\u00e9n estaba muy resentido por la forma en que termin\u00f3 la guerra en el Pac\u00edfico. Conocedor de la desesperada situaci\u00f3n de los japoneses, hab\u00eda trabajado entre bastidores para lograr una rendici\u00f3n negociada de los japoneses. Se opon\u00eda a la exigencia de \u00abrendici\u00f3n incondicional\u00bb, que sab\u00eda que era inaceptable para la c\u00fapula militar japonesa. Simpson escribe, citado aqu\u00ed<\/a> por David Martin:<\/p>\n

\u00abComo secretario de Marina, Forrestal hab\u00eda originado un plan para poner fin a la guerra con Jap\u00f3n cinco meses y medio antes de que finalmente amaneciera el V-J Day. Hab\u00eda trazado este plan bas\u00e1ndose en informaci\u00f3n de inteligencia masiva obtenida el 1 de marzo de 1945 y antes de esa fecha, en el sentido de que los japoneses ya estaban desesperadamente ansiosos por rendirse y en el hecho de que el emperador japon\u00e9s incluso hab\u00eda pedido al Papa que actuara como mediador de paz. Si Roosevelt hubiera seguido el plan de Forrestal, la guerra se habr\u00eda detenido en pocos d\u00edas. Las bombas at\u00f3micas nunca habr\u00edan incinerado Hiroshima y Nagasaki, miles de estadounidenses no habr\u00edan muerto en la innecesaria batalla de Okinawa y en los sangrientos encuentros posteriores, y los rusos no habr\u00edan tenido la oportunidad de entrometerse en la guerra del Pac\u00edfico durante los \u00faltimos seis de sus 1.347 d\u00edas, dando as\u00ed a Washington el pretexto para entregarles la llave de la conquista de toda Asia<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Forrestal tambi\u00e9n ten\u00eda mucho que decir sobre la forma en que los sionistas obtuvieron el Plan de Partici\u00f3n en la Asamblea General de las Naciones Unidas, o sobre la forma en que Truman fue chantajeado y comprado para que apoyara el reconocimiento de Israel. Hab\u00eda escrito en su diario, el 3 de febrero de 1948, sobre su reuni\u00f3n con Franklin D. Roosevelt, Jr. un firme defensor del Estado jud\u00edo:<\/p>\n

\u00abPens\u00e9 que los m\u00e9todos que hab\u00edan utilizado personas ajenas a la rama ejecutiva del gobierno para ejercer coacci\u00f3n y coerci\u00f3n sobre otras naciones en la Asamblea General rozaban el esc\u00e1ndalo<\/em>\u00bb.
\nForrestal ten\u00eda muy buena memoria. Pero, adem\u00e1s, hab\u00eda acumulado miles de p\u00e1ginas de diario durante su servicio p\u00fablico. Seg\u00fan Simpson:<\/p>\n

\u00abDurante la breve estancia de Forrestal en Hobe Sound, sus diarios personales, que consist\u00edan en quince carpetas de hojas sueltas con un total de tres mil p\u00e1ginas, fueron retirados apresuradamente de su antigua oficina en el Pent\u00e1gono y guardados bajo llave en la Casa Blanca, donde permanecieron durante un a\u00f1o. […] durante las siete semanas anteriores a la muerte de Forrestal, sus diarios estuvieron fuera de sus manos y en la Casa Blanca, donde alguien podr\u00eda haber tenido tiempo de sobra para estudiarlos<\/em>\u00bb.<\/p>\n

La Casa Blanca afirm\u00f3 m\u00e1s tarde que Forrestal hab\u00eda enviado un mensaje diciendo que quer\u00eda que el presidente Truman se hiciera cargo de la custodia de estos diarios, pero eso es muy poco probable.<\/p>\n

Una peque\u00f1a parte de los diarios de Forrestal fue finalmente publicada de forma muy censurada por Walter Millis, apologista de FDR y periodista del New York Herald Tribune<\/em>. Simpson calcula que se omiti\u00f3 m\u00e1s del 80 por ciento. Millis admiti\u00f3 francamente que hab\u00eda suprimido \u00abreferencias desfavorables a personas, por su nombre [y] comentarios que reflejaban la honestidad o lealtad de un individuo\u00bb. Millis tambi\u00e9n dijo que borr\u00f3 todo lo relativo a las investigaciones sobre Pearl Harbor. Uno s\u00f3lo puede imaginar cu\u00e1nta censura ejerci\u00f3 Millis sobre la opini\u00f3n de Forrestal acerca del apoyo estadounidense a Israel.<\/p>\n

La conclusi\u00f3n de David Martin tiene mucho sentido:<\/p>\n

\u00abLos planes de Forrestal de escribir y publicar proporcionan la respuesta a la pregunta: “\u00bfPor qu\u00e9 alguien se molestar\u00eda en asesinarle cuando ya hab\u00eda sido expulsado de su cargo y deshonrado por la mancha de la enfermedad mental?”<\/em>\u00bb.<\/p>\n

\u00abLas razones de peso para que Forrestal quisiera seguir viviendo eran tambi\u00e9n razones de peso para que sus poderosos enemigos se encargaran de que no lo hiciera<\/em>\u00bb.<\/p>\n

\u00abEn resumen, no parece un candidato ideal para el suicidio, sino para el asesinato<\/em>\u00bb. (Martin, pp. 52, 53, 87)<\/p>\n

Un paralelismo con Lord Northcliffe\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0\u00a0 <\/strong><\/p>\n

En su rese\u00f1a del libro de Martin, James Fetzer lo expresa de la siguiente manera:<\/p>\n

\u00abDave Martin ha establecido que James Forrestal fue objetivo de asesinato por fan\u00e1ticos sionistas que estaban convencidos de que su futura influencia como editor y redactor representaba un riesgo inaceptable<\/em>\u00bb.<\/p>\n

En este art\u00edculo<\/a>, Martin ampl\u00eda esta idea comparando a Forrestal con Lord Northcliffe (Alfred Harmsworth), un influyente editor de peri\u00f3dicos cuya tr\u00e1gica historia cuenta Douglas Reed en La Controversia de Si\u00f3n <\/em>(pp. 205-208), basada en La Historia Oficial de The Times<\/em> (1952). En los a\u00f1os veinte, al igual que hoy, la informaci\u00f3n objetiva de la prensa era el mayor obst\u00e1culo para las ambiciones sionistas. Lord Northcliffe era propietario de diarios y publicaciones peri\u00f3dicas, incluidos los dos diarios m\u00e1s le\u00eddos, y era el propietario mayoritario del peri\u00f3dico m\u00e1s influyente del mundo en aquella \u00e9poca, The Times<\/em> de Londres. Adopt\u00f3 una postura definida contra el plan sionista, y escribi\u00f3, tras una visita a Palestina en 1922: \u00abEn mi opini\u00f3n, nosotros, sin pensarlo lo suficiente, garantizamos Palestina como hogar para los jud\u00edos a pesar de que 700.000 musulmanes \u00e1rabes viven all\u00ed y son sus propietarios\u00bb. Northcliffe encarg\u00f3 una serie de art\u00edculos atacando la actitud de Balfour hacia el sionismo. Su editor, Wickham Steed, se neg\u00f3 y, cuando Northcliffe le pidi\u00f3 que dimitiera, emprendi\u00f3 una serie de acciones para que Northcliffe fuera declarado enfermo mental. Aunque a la mayor\u00eda de la gente con la que se reun\u00eda le parec\u00eda perfectamente normal, el 18 de junio de 1922 Northcliffe fue declarado no apto para el cargo de editor de The Times<\/em> por la autoridad de un desconocido \u00abespecialista franc\u00e9s en los nervios\u00bb, se le retir\u00f3 todo el control de sus peri\u00f3dicos y se le someti\u00f3 a restricciones. El 24 de julio de 1922, el Consejo de la Sociedad de Naciones se reuni\u00f3 en Londres, a salvo de cualquier posibilidad de protesta p\u00fablica por parte de Lord Northcliffe, para otorgar a Gran Breta\u00f1a un \u00abmandato\u00bb para permanecer en Palestina e instalar all\u00ed a los sionistas. El 14 de agosto de 1922, Northcliffe muri\u00f3 a la edad de cincuenta y siete a\u00f1os, oficialmente de \u00abendocarditis ulcerosa\u00bb. El p\u00fablico, por supuesto, se mantuvo en total ignorancia de la forma en que esta figura p\u00fablica altamente respetada fue retirada de la escena. Douglas Reed, que entonces trabajaba como empleado en la oficina de The Times<\/em>, y se enter\u00f3 de la historia completa mucho m\u00e1s tarde, recuerda que:<\/p>\n

\u00abLord Northcliffe estaba convencido de que su vida corr\u00eda peligro y varias veces lo dijo; concretamente, dijo que hab\u00eda sido envenenado. Si esto es en s\u00ed mismo locura, entonces estaba loco, pero en ese caso muchas v\u00edctimas de envenenamiento han muerto de locura, no de lo que les dieron de comer. Si por casualidad era cierto, no estaba loco. […] Su creencia ciertamente le carg\u00f3 de sospechas sobre los que le rodeaban, pero si por casualidad ten\u00eda raz\u00f3n para ello, entonces de nuevo no era locura<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Reed ve la eliminaci\u00f3n de Northcliffe como un punto de inflexi\u00f3n:<\/p>\n

\u00abTras la muerte de Lord Northcliffe se desvaneci\u00f3 la posibilidad de editoriales en The Times ‘atacando la actitud de Balfour hacia el sionismo’. A partir de ese momento la sumisi\u00f3n de la prensa […] se hizo cada vez m\u00e1s evidente y con el tiempo lleg\u00f3 a la condici\u00f3n que prevalece hoy, cuando la informaci\u00f3n fiel y el comentario imparcial sobre esta cuesti\u00f3n han estado en suspenso durante mucho tiempo<\/em>\u00bb.<\/p>\n

El paralelismo con Forrestal es realmente sorprendente, como se\u00f1ala David Martin:<\/p>\n

\u00abEl primer amor de Forrestal fue el periodismo. En su juventud hab\u00eda trabajado como reportero para tres peri\u00f3dicos de su Nueva York natal y hab\u00eda sido editor del peri\u00f3dico estudiantil de Princeton. Como ex presidente de la empresa de banca de inversi\u00f3n Dillon, Read & Co. era un hombre rico, poderoso y bien relacionado. Ten\u00eda planes para dirigir su propia revista de noticias. En resumen, podr\u00eda haberse convertido en un Lord Northcliffe americano con capacidad para ejercer una gran influencia en la opini\u00f3n p\u00fablica del pa\u00eds<\/em>\u00bb.<\/p>\n

Laurent Guy\u00e9not, 27 de enero de 2020<\/p>\n

Fuente: https:\/\/www.unz.com\/article\/fifteen-years-before-kennedy-zionists-murdered-forrestal\/<\/a><\/p>\n

Traducido al Espanol por ASH para Red Internacional<\/a><\/p>\n

 <\/p>\n

*<\/p>\n

NOTAS<\/h4>\n

[1]<\/a> Seymour Hersh, The Samson Option: Israel\u2019s Nuclear Arsenal and American Foreign Policy<\/em>, Random House, 1991, p. 141.<\/p>\n

[2]<\/a> Haaretz<\/em>, 5 de febrero de 1999, citado en Michael Collins Piper, False Flags: Template for Terror, <\/em>American Free Press, 2013, pp. 54\u201355.<\/p>\n

[3]<\/a> Joe Sterling, \u201cJewish paper\u2019s column catches Secret Service\u2019s eye,\u201d CNN, 22 de enero de 2012.<\/p>\n

[4]<\/a> Alan Hart, Zionism: The Real Enemy of the Jews, <\/em>vol. 2: David Becomes Goliath, <\/em>Clarity Press, 2013, p. 90.<\/p>\n

[5]<\/a> Ronen Bergman, Rise and Kill First: The Secret History of Israel\u2019s Targeted Assassinations<\/em>, Random House, 2018, p. 20.<\/p>\n

[6]<\/a> William Reymond and Billie Sol Estes, JFK Le Dernier T\u00e9moin, <\/em>Flammarion, 2003.<\/p>\n

[7]<\/a> Alan Hart, Zionism: The Real Enemy of the Jews, <\/em>vol. 2: David Becomes Goliath, <\/em>Clarity Press, 2013, p. 250.<\/p>\n

[8]<\/a> John Loftus and Mark Aarons, The Secret War against the Jews: How Western Espionage Betrayed The Jewish People, <\/em>St. Martin\u2019s Griffin, 2017,<\/em> p. 212-213.<\/p>\n

[9]<\/a> Alfred Lilienthal, What Price Israel? <\/em>(1953), Infinity Publishing, 2003, pp. 95, 143.<\/p>\n

[10]<\/a> Robert Rockaway, <\/em>\u00abGangsters for Zion. Yom Ha\u2019atzmaut: How Jewish mobsters helped Israel gain its independence\u00bb, 19 de abril de 2018, en tabletmag.com<\/p>\n

[11]<\/a> Mickey Cohen, In My Own Words<\/em>, Prentice-Hall, 1975, pp. 91\u201392.<\/p>\n

[12]<\/a> Gary Wean, There\u2019s a Fish in the Courthouse, <\/em>Casitas, 1987, citado por Michael Collins Piper, Final Judgment: The Missing Link in the JFK Assassination Conspiracy, <\/em>American Free Press, 6th<\/sup> ed., 2005, pp. 290\u2013297.<\/p>\n

[13]<\/a> Alfred Lilienthal, What Price Israel? <\/em>(1953), Infinity Publishing, 2003, p. 50.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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