{"id":11006,"date":"2023-04-01T19:36:06","date_gmt":"2023-04-01T19:36:06","guid":{"rendered":"https:\/\/redinternacional.net\/?p=11006"},"modified":"2023-04-05T19:48:24","modified_gmt":"2023-04-05T19:48:24","slug":"la-crucifixion-de-la-diosa-auge-y-declive-del-romanticismo-occidental-por-laurent-guyenot","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/redinternacional.net\/2023\/04\/01\/la-crucifixion-de-la-diosa-auge-y-declive-del-romanticismo-occidental-por-laurent-guyenot\/","title":{"rendered":"La crucifixi\u00f3n de la diosa: Auge y declive del Romanticismo occidental – por Laurent Guyenot"},"content":{"rendered":"
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\u00abEl amor es el milagro de la civilizaci\u00f3n\u00bb, escribi\u00f3 Stendhal en su perspicaz ensayo sobre el Amor<\/em>[1]<\/a>. Se refer\u00eda al elevado ideal del amor elaborado en Europa Occidental, desde el amor cort\u00e9s del siglo XII hasta el romanticismo del siglo XIX. Ese ideal est\u00e1 pr\u00e1cticamente muerto, enterrado bajo los montones de obscenidades producidas industrialmente cada d\u00eda por nuestra subcultura degenerada. Como el pescado apesta por la cabeza, as\u00ed el esc\u00e1ndalo de Jeffrey Epstein es un buen indicador del actual estado de putrefacci\u00f3n del Eros occidental.<\/p>\n Tambi\u00e9n es emblem\u00e1tico del papel de Israel (me refiero a la juder\u00eda internacional) en la corrupci\u00f3n moral de nuestra civilizaci\u00f3n, anta\u00f1o cristiana. Los jud\u00edos siempre han destacado como traficantes sexuales. Como documenta Herv\u00e9 Ryssen en \u00abIsrael y la trata de blancas<\/a>\u00bb, no fue una \u00abmafia rusa\u00bb la que atrajo a unas 500.000 mujeres j\u00f3venes de Europa del Este a las redes mundiales de prostituci\u00f3n durante la d\u00e9cada de 1990, sino jud\u00edos \u00e9tnicos con ciudadan\u00eda israel\u00ed. Un informe de Amnist\u00eda Internacional del a\u00f1o 2000<\/a> identificaba a Israel como el eje central de este tr\u00e1fico, en el que j\u00f3venes desprevenidas eran secuestradas, golpeadas, violadas, esclavizadas y mentalmente destruidas.<\/p>\n La pornograf\u00eda, una especializaci\u00f3n de la prostituci\u00f3n, es casi un monopolio jud\u00edo. El profesor Nathan Abrams, de la Universidad de Aberdeen, rompi\u00f3 el tab\u00fa en 2004 con un art\u00edculo en el Jewish Quarterly<\/a> (reeditado en una colecci\u00f3n de ensayos titulada Jews and Sex<\/em>):<\/p>\n \u00abno se puede obviar el hecho de que los jud\u00edos seculares han desempe\u00f1ado (y siguen desempe\u00f1ando) un papel desproporcionado en toda la industria del cine para adultos en Estados Unidos. La participaci\u00f3n jud\u00eda en la pornograf\u00eda tiene una larga historia en Estados Unidos, ya que los jud\u00edos han ayudado a transformar una subcultura marginal en lo que se ha convertido en un componente primordial de la cultura americana<\/em>\u00bb.[2]<\/a><\/p>\n La expresi\u00f3n \u00abjud\u00edos seculares\u00bb es un c\u00f3modo eufemismo. El periodista porno Luke Ford, autor de A History of X: 100 Years of Sex in Film<\/em>, insiste igualmente en que el negocio est\u00e1 dirigido por \u00abjud\u00edos no jud\u00edos\u00bb, con lo que quiere decir \u00abjud\u00edos alienados del juda\u00edsmo\u00bb. Escribe en su ensayo \u00abJud\u00edos en el porno<\/a>\u00bb:<\/p>\n \u00abLos jud\u00edos que participan en el comercio sexual no se comportan como jud\u00edos. Est\u00e1n actuando de manera contraria a todo lo jud\u00edo: la Tor\u00e1, Israel, Dios, la sinagoga y todo lo que la tradici\u00f3n jud\u00eda considera sagrado<\/em>\u00bb.<\/p>\n Ya hemos o\u00eddo esa frase antes: Los bolcheviques jud\u00edos tampoco eran jud\u00edos, porque no se comportaban como jud\u00edos. En este art\u00edculo intentar\u00e9 demostrar que, al igual que los bolcheviques jud\u00edos, los jud\u00edos que secuestran, esclavizan, venden, torturan o incluso sacrifican ritualmente a ni\u00f1as gentiles se comportan muy de acuerdo con la Tor\u00e1. Insisto: con la Tor\u00e1, no s\u00f3lo con el Talmud.<\/p>\n 32.000 shiksas<\/em> y otras historias b\u00edblicas<\/strong><\/p>\n La Tor\u00e1 proh\u00edbe a los israelitas, bajo pena de muerte, \u00abtener relaciones sexuales con un animal\u00bb (\u00c9xodo 22:18) \u2014aunque he o\u00eddo que el Talmud es m\u00e1s indulgente\u2014, pero no hay ni rastro de la prohibici\u00f3n de explotar sexualmente a las j\u00f3venes gentiles. Al contrario, Mois\u00e9s lo bendice.<\/p>\n En N\u00fameros 31, Mois\u00e9s orden\u00f3 a sus hombres que mataran a todos los madianitas, porque hab\u00edan persuadido a los israelitas a casarse con los moabitas. Los soldados de Mois\u00e9s mataron a todos los hombres, pero tomaron \u00abcautivas a las mujeres madianitas y a sus peque\u00f1os\u00bb. Mois\u00e9s \u00abse enfureci\u00f3 con los oficiales del ej\u00e9rcito\u00bb y los reprendi\u00f3: \u00ab\u00bfPor qu\u00e9 hab\u00e9is perdonado la vida a todas las mujeres? Ellas fueron las que […] hicieron que los israelitas fueran infieles a Yahv\u00e9\u00bb. \u00c9l transigi\u00f3: \u00abMatad, pues, a todos los ni\u00f1os varones y matad a todas las mujeres que se hayan acostado alguna vez con un hombre; pero perdonad la vida a las muchachas que nunca se hayan acostado con un hombre, y guardadlas para vosotros\u00bb. Al final del d\u00eda, el bot\u00edn ascendi\u00f3 a miles de ovejas, cabras, vacas, burros, \u00aby en personas, mujeres que nunca se hab\u00edan acostado con un hombre, treinta y dos mil en total\u00bb. Dado que no se especifica la edad, y que en las sociedades n\u00f3madas las muchachas se casaban muy j\u00f3venes, podemos suponer que las 32.000 muchachas tomadas como bot\u00edn humano eran en su mayor\u00eda ni\u00f1as. No se dice nada de su destino, pero el propio criterio de su selecci\u00f3n (no haberse acostado nunca con un hombre) no deja lugar a dudas sobre su utilidad. Ciertamente no fueron tomadas como esposas, ya que toda la historia trata de la prohibici\u00f3n de casarse con no jud\u00edos. As\u00ed que tenemos aqu\u00ed, creo yo, un precedente b\u00edblico inequ\u00edvoco de la esclavitud sexual de muchachas gentiles a escala masiva.<\/p>\n Por cierto, esa narraci\u00f3n nos informa sobre la l\u00f3gica que subyace a la regla de transmisi\u00f3n de la judeidad por la madre. Esta regla, nunca expl\u00edcita en la Tor\u00e1, no tiene nada que ver con ning\u00fan respeto particular por las mujeres. Se deduce directamente del hecho de que las relaciones sexuales con muchachas extranjeras son l\u00edcitas, siempre que cualquier bastardo as\u00ed concebido se mantenga fuera de la comunidad (Deuteronomio 23:3). No es necesario considerar la situaci\u00f3n contraria: seg\u00fan las normas b\u00edblicas, una mujer jud\u00eda que mantuviera relaciones sexuales con un gentil ser\u00eda apedreada hasta la muerte, antes de dar a luz.<\/p>\n A menos, claro est\u00e1, que actuara con un prop\u00f3sito superior. Jud\u00edos ricos como los Rothschild, aunque muy endog\u00e1micos, han casado a menudo a sus hijas con familias aristocr\u00e1ticas[3]<\/a>. El prototipo b\u00edblico, en este caso, es la sobrina de Mardoqueo, Ester, quien, al casarse con el rey persa, salv\u00f3 a los jud\u00edos del malvado plan de Am\u00e1n. La historia \u2014la favorita de Netanyahu\u2014 termina felizmente con los jud\u00edos masacrando a 75.000 persas, hombres, mujeres y ni\u00f1os, tras lo cual \u00abtodos los pueblos tem\u00edan ahora a los jud\u00edos\u00bb (9:2), y \u00abel jud\u00edo Mardoqueo era el siguiente en rango al rey Asuero\u00bb (10:3). Ester es el arquetipo de hero\u00edna jud\u00eda que se casa con un goy<\/em> por el bien de los jud\u00edos.<\/p>\n Cierta tradici\u00f3n rab\u00ednica afirma que Ester no s\u00f3lo era sobrina de Mardoqueo, sino tambi\u00e9n su esposa, a la que hab\u00eda enviado al lecho del rey de reyes. En ese caso, Mardoqueo segu\u00eda el ejemplo de Abraham. Casado con su hermanastra Sara (hija de su padre), Abraham la present\u00f3 como su hermana al fara\u00f3n, quien la tom\u00f3 como concubina y luego compens\u00f3 a Abraham con \u00abreba\u00f1os, bueyes, asnos, esclavos y esclavas, asnas y camellos\u00bb (G\u00e9nesis 12:16). Abraham repiti\u00f3 el truco con el rey filisteo Abimelec y obtuvo de nuevo \u00abovejas, ganado, esclavos y esclavas\u00bb (G\u00e9nesis 20:14).<\/p>\n Estas historias no transmiten mucha reverencia por las mujeres, sino que m\u00e1s bien retratan una visi\u00f3n utilitaria y mercantil de las mujeres. La historia de c\u00f3mo Jacob se cas\u00f3 con las dos hijas de su t\u00edo Lab\u00e1n (G\u00e9nesis 29) tambi\u00e9n es representativa. Jacob pide a Raquel como \u00absalario\u00bb por siete a\u00f1os de trabajo para Lab\u00e1n. Pero es enga\u00f1ado por Lab\u00e1n, que le mete a Lea en la cama por la noche en lugar de a Raquel. Jacob tiene que trabajar siete a\u00f1os m\u00e1s para conseguir tambi\u00e9n a Raquel.<\/p>\n Una historia que muestra una visi\u00f3n a\u00fan m\u00e1s siniestra de las mujeres se encuentra en Jueces 19. Un levita de las tierras altas de Efra\u00edn viaja a Bel\u00e9n de Jud\u00e1 con su concubina, y se detiene en la ciudad benjaminita de Guibe\u00e1, donde recibe la hospitalidad de un anciano nativo de Efra\u00edn.<\/p>\n \u00abMientras se divert\u00edan, unos pueblerinos, unos sinverg\u00fcenzas, se agolparon en torno a la casa; aporrearon la puerta y dijeron al anciano, due\u00f1o de la casa: ‘\u00a1Que salga el hombre que ha entrado en tu casa, nos gustar\u00eda tener relaciones con \u00e9l!’. El se\u00f1or de la casa sali\u00f3 y les dijo: ‘No, hermanos, por favor, no se\u00e1is tan perversos. Ya que este hombre est\u00e1 bajo mi techo, no comet\u00e1is semejante infamia. Aqu\u00ed est\u00e1 mi hija; es virgen; os la sacar\u00e9. Maltratadla, haced lo que quer\u00e1is con ella, pero no comet\u00e1is semejante infamia contra este hombre. Pero los hombres no le hicieron caso. Entonces el levita se apoder\u00f3 de su concubina y se la llev\u00f3. Tuvieron relaciones con ella y la maltrataron toda la noche hasta la ma\u00f1ana; cuando despuntaba el alba la dejaron ir. Al amanecer, la muchacha lleg\u00f3 y se postr\u00f3 en el umbral de la casa de su marido, y all\u00ed se qued\u00f3 hasta que amaneci\u00f3. Por la ma\u00f1ana su marido se levant\u00f3 y, abriendo la puerta de la casa, iba a salir para continuar su viaje cuando vio a la mujer, su concubina, tendida en la puerta de la casa con las manos en el umbral. Lev\u00e1ntate <\/em>\u2014le dijo<\/em>\u2014, tenemos que irnos. No obtuvo respuesta. Entonces la carg\u00f3 en su asno y emprendi\u00f3 el camino de vuelta a casa. Al llegar a su casa, tom\u00f3 su cuchillo, agarr\u00f3 a su concubina y la cort\u00f3, miembro por miembro, en doce pedazos<\/em>\u00bb. (19:22-29).<\/p>\n El levita envi\u00f3 los trozos a distintas ciudades israelitas con un llamamiento a la venganza contra Guibe\u00e1. Los israelitas masacraron a todos los habitantes de Guibe\u00e1 y prendieron fuego a la ciudad, mientras seiscientos guerreros benjaminitas escapaban al desierto. Luego, como muestra de reconciliaci\u00f3n, decidieron proporcionar a estos benjaminitas nuevas esposas. Para ello, atacaron la ciudad de Jabes en Galaad, donde mataron a \u00abtodos los varones y a todas las mujeres que se hayan acostado alguna vez con un hombre\u00bb, pero reunieron a cuatrocientas v\u00edrgenes para ofrec\u00e9rselas a los benjaminitas (21:10-24).<\/p>\n La forma en que el levita y su anfitri\u00f3n ofrecen a su concubina e hija para ser violadas recuerda la historia de las dos hijas de Lot (sobrino de Abraham), que tambi\u00e9n son propuestas por su padre (G\u00e9nesis 19) a los sodomitas que quer\u00edan \u00abtener relaciones\u00bb con los dos \u00abmensajeros de Yahv\u00e9\u00bb alojados por Lot. \u00abMirad \u2014dijo Lot\u2014, tengo dos hijas v\u00edrgenes. Estoy dispuesto a envi\u00e1roslas, para que las trat\u00e9is como quer\u00e1is, pero no hag\u00e1is nada a estos hombres, puesto que ahora est\u00e1n bajo la protecci\u00f3n de mi techo\u00bb (G\u00e9nesis 19:8). El t\u00e9rmino hebreo para \u00abmensajeros\u00bb es malachim<\/em> en hebreo, traducido como angeloi<\/em> en griego, y aunque estos \u00abmensajeros de Yahv\u00e9\u00bb se entienden como \u00ab\u00e1ngeles\u00bb, podr\u00edan haber sido levitas en la historia original. En este caso, las hijas de Lot se salvaron porque los \u00ab\u00e1ngeles\u00bb cegaron milagrosamente a los sodomitas para que \u00abno pudieran encontrar la entrada\u00bb (\u00bfdoble sentido?).<\/p>\n M\u00e1s tarde, las hijas de Lot emborracharon a su padre para concebir con \u00e9l a Moab y Ben-Ammi, antepasados de los moabitas y amonitas (G\u00e9nesis 19:31-38). Esto nos lleva al prop\u00f3sito principal de las mujeres israelitas: proporcionar herederos varones a sus maridos. Hay numerosos ejemplos en la Biblia que ponen de relieve este imperativo absoluto. Por ejemplo, cuando Raquel se encontr\u00f3 est\u00e9ril mientras su hermana mayor, Lea, ya hab\u00eda dado cuatro hijos a Jacob, Raquel pidi\u00f3 a Jacob que se uniera a su sierva Bilha, que le dio dos hijos como sustituta de Raquel. Entonces \u00abLea, viendo que hab\u00eda dejado de tener hijos, tom\u00f3 a su esclava Zilp\u00e1 y se la dio a Jacob como concubina\u00bb (G\u00e9nesis 30:9).<\/p>\n En la antropolog\u00eda b\u00edblica, no hay otra inmortalidad para el hombre que su descendencia masculina. De ah\u00ed se deriva el deber del hombre de sustituir a un hermano que muri\u00f3 sin descendencia. En G\u00e9nesis 38, tras la muerte de su hijo Er, Jud\u00e1 pidi\u00f3 a su otro hijo, On\u00e1n, que se acostara con su cu\u00f1ada Tamar \u00abpara mantener el linaje de tu hermano\u00bb (G\u00e9nesis 38:8). On\u00e1n se mostr\u00f3 reacio a hacerlo: dio nombre al \u00abonanismo\u00bb. Finalmente, Tamar se visti\u00f3 de prostituta y se acost\u00f3 con su suegro. Sin ella, no habr\u00eda existido la tribu de Jud\u00e1. Tamar y Rut ejemplifican el segundo tipo de hero\u00edna jud\u00eda, que comete incesto o adulterio para salvar al clan o a la tribu de la extinci\u00f3n.<\/p>\n Todas estas historias son bastante coherentes en su representaci\u00f3n de la mujer y la sexualidad. Las mujeres tienen dos funciones: esclavas sexuales si no son jud\u00edas, y compa\u00f1eras reproductoras si son jud\u00edas. Ser\u00eda dif\u00edcil encontrar alguna excepci\u00f3n. El \u00fanico libro b\u00edblico que da una nota diferente es el Cantar de los Cantares; pero probablemente no es de origen israelita, y s\u00f3lo se adopt\u00f3 en el corpus hebreo en el siglo I de nuestra era, debido a una interpretaci\u00f3n aleg\u00f3rica del rabino Akiva, que ve en \u00e9l una declaraci\u00f3n simb\u00f3lica del amor entre Dios y su pueblo, aunque nunca se menciona a Dios. En cualquier caso, su erotismo po\u00e9tico no supera la comparaci\u00f3n del amor con la embriaguez.<\/p>\n La Reina de los Cielos<\/strong><\/p>\n Una vez esbozada la \u00abantropolog\u00eda de Eros\u00bb impl\u00edcita en el Tanaj, podemos pasar a su teolog\u00eda, entendiendo que la teolog\u00eda y la antropolog\u00eda se reflejan mutuamente. La mentalidad general y la actitud ante el amor, el sexo y las mujeres de una civilizaci\u00f3n determinada se reflejan en su mitolog\u00eda y se ven influidas por ella. La India, por ejemplo, tiene una rica mitolog\u00eda er\u00f3tica: el Kalika Purana cuenta c\u00f3mo Brahma cre\u00f3 a Amanecer, radiante de juventud y vitalidad, y \u00e9l mismo sucumbi\u00f3 a sus encantos[4]<\/a>.<\/p>\n Nada de eso se encuentra en la Biblia. Yahv\u00e9 es un dios masculino que aborrece no s\u00f3lo a todos los dem\u00e1s dioses, sino tambi\u00e9n a las diosas. Su n\u00e9mesis femenina es Asherah. Su nombre aparece cuarenta veces en el Tanaj, bien para designar y maldecir a la diosa, bien para designar su s\u00edmbolo en forma de \u00abpostes sagrados\u00bb. Los Libros de los Reyes informan de que Asherah a veces era adorada junto a Yahv\u00e9 en Judea, y existen pruebas arqueol\u00f3gicas que lo corroboran: en las ruinas de Kuntillet Ajrud (pen\u00ednsula del Sina\u00ed) se encontraron inscripciones que ped\u00edan la bendici\u00f3n de \u00abYahv\u00e9 y su Asherah\u00bb, que datan del siglo VIII a.C.[5]<\/a> Pero desde el punto de vista adoptado por los escribas, la adoraci\u00f3n de Asherah es una abominaci\u00f3n insoportable. El rey de Judea, Manas\u00e9s, es aborrecido por haber \u00aberigido altares a Baal y hecho una Ashera [poste sagrado] … en los dos atrios del Templo de Yahv\u00e9\u00bb (2 Reyes 21:2-5), mientras que su nieto Jos\u00edas es alabado por haber quitado el s\u00edmbolo de Ashera del templo y \u00ablo quem\u00f3, reduci\u00e9ndolo a cenizas y arrojando sus cenizas al cementerio com\u00fan\u00bb (23:6).<\/p>\n A lo largo de la Antig\u00fcedad, la mayor\u00eda de los pueblos civilizados adoraban a una gran diosa, y generalmente coincid\u00edan en identificarla con las grandes diosas adoradas con otros nombres por otros pueblos. Desde el tercer milenio a.C., los sumerios adoraban a la diosa Inanna, cuyo nombre puede significar \u00abSe\u00f1ora del Cielo\u00bb. Estaba asociada al planeta Venus, la estrella de la ma\u00f1ana, a la que los griegos llamaban portadora de luz, que, muy significativamente, se latiniz\u00f3 como Lucifer. Los asirios la conocieron como Ishtar, que a su vez era conocida como Astart\u00e9 en las ciudades-estado fenicias de Sid\u00f3n, Tiro y Biblos, y se identificaba con la otra diosa siria Asherah. Ning\u00fan culto fue m\u00e1s sincr\u00e9tico, y todas estas diosas se fusionaron bajo el t\u00edtulo de \u00abReina del Cielo\u00bb. Se puede argumentar que el culto a la gran Diosa maternal fomentaba el sentido de la hermandad universal de los hombres, de una manera que ninguna divinidad masculina pod\u00eda hacer. Quiz\u00e1 por eso Yahv\u00e9 odiaba tanto a Asherah.<\/p>\n Bajo el reinado de Jos\u00edas, Yahv\u00e9 se queja a su profeta Jerem\u00edas de que los israelitas siguen adorando a la \u00abReina del Cielo\u00bb: \u00abLos ni\u00f1os recogen la le\u00f1a, los padres encienden el fuego, las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la Reina del Cielo; y, para fastidiarme, derraman libaciones a dioses ajenos\u00bb (Jerem\u00edas 7,18). Leemos en Jerem\u00edas 44 que, despu\u00e9s de que los babilonios tomaran Jerusal\u00e9n, los jud\u00edos que hab\u00edan huido a Egipto persistieron en su abominable culto a la Reina del Cielo. Yahv\u00e9 les dice que la destrucci\u00f3n de Jerusal\u00e9n era su castigo por estas \u00abmalas acciones… ofreciendo incienso y sirviendo a otros dioses\u00bb (44:2-3). Les amenaza con el exterminio total si persisten: \u00ab\u00bfPor qu\u00e9 provoc\u00e1is mi ira con vuestras acciones, como si quisierais destruiros a vosotros mismos y convertiros en maldici\u00f3n y hazmerre\u00edr de todas las naciones de la tierra?\u00bb (44:7-8). Sin dejarse impresionar, los jud\u00edos rebeldes responden a Jerem\u00edas:<\/p>\n \u00abNo tenemos intenci\u00f3n de escuchar la palabra que acabas de dirigirnos en nombre de Yahv\u00e9, sino que pretendemos seguir haciendo todo lo que hemos jurado hacer: ofrecer incienso a la Reina del Cielo y derramar libaciones en su honor, como sol\u00edamos hacer, nosotros y nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros jefes, en las ciudades de Jud\u00e1 y en las calles de Jerusal\u00e9n: entonces ten\u00edamos comida en abundancia, viv\u00edamos bien, no sufr\u00edamos desastres. Pero desde que renunciamos a ofrecer incienso a la Reina del Cielo y a derramar libaciones en su honor, estamos en la miseria y hemos perecido a espada o de hambre<\/em>\u00bb (44,16-18).<\/p>\n Fiel al celoso dios al que sirve, Jerem\u00edas afirma que es precisamente por haber sacrificado a la Reina del Cielo por lo que los jud\u00edos fueron castigados con el ej\u00e9rcito babil\u00f3nico. Pero la historia demuestra que se equivoca: El reinado de 55 a\u00f1os de Manas\u00e9s, cuando se adoraba a Asherah dentro del templo de Jerusal\u00e9n, fue un per\u00edodo excepcionalmente largo de paz y prosperidad, mientras que Jos\u00edas trajo el desastre a Judea por su pol\u00edtica de exclusivismo y provocaci\u00f3n hacia Babilonia.<\/p>\n En el periodo helen\u00edstico, la mayor\u00eda de las grandes diosas se identificaban con la egipcia Isis, cuyo culto irradiaba desde Alejandr\u00eda por toda la cuenca mediterr\u00e1nea. Isis lleg\u00f3 a ser conocida como la diosa \u00abmyrionyme<\/em>\u00bb (\u00abde los diez mil nombres\u00bb). En la novela de Apuleyo El asno de oro, se autodenomina \u00abreina del cielo\u00bb y \u00abmadre natural de todas las cosas\u00bb, y declara: \u00abmi divinidad es adorada en todo el mundo, de diversas maneras, con costumbres variables y con muchos nombres\u00bb.<\/p>\n Isis es una madre nutricia, pues ense\u00f1\u00f3 el cultivo del trigo y la elaboraci\u00f3n del pan a los egipcios, que a su vez lo ense\u00f1aron a los griegos[6]<\/a>. Joseph Campbell se\u00f1ala que la Diosa es especialmente querida por las sociedades agrarias sedentarias, pero no as\u00ed por los n\u00f3madas pastores, probablemente porque \u00abla vida en el desierto no te deja un sentimiento especialmente agradecido hacia la Diosa Madre\u00bb[7]<\/a>. De hecho, a Yahv\u00e9 no le gustan las ofrendas vegetales, y rechaz\u00f3 la ofrenda de Ca\u00edn por esa misma raz\u00f3n. Tambi\u00e9n le parece \u00abrepelente\u00bb el incienso ofrecido a la Reina del Cielo (Jerem\u00edas 44:21). Lo que le gustaba era el \u00abolor agradable\u00bb de los holocaustos animales y humanos.<\/p>\n Isis es tambi\u00e9n la diosa del amor. Despu\u00e9s de que su marido Osiris fuera asesinado y desmembrado por su celoso hermano menor Seth, ella recogi\u00f3 los pedazos y, a trav\u00e9s de sus lamentos y oraciones, devolvi\u00f3 la vida a Osiris. Luego concibi\u00f3 con el Osiris revivido un hijo, Horus, que regresar\u00eda de adulto para completar la liberaci\u00f3n de Osiris veng\u00e1ndose de Seth y reinar sobre Egipto. Esta es la eterna historia del triunfo del amor sobre la muerte, la \u00fanica historia de amor que merece ser contada. Es similar al tipo de cuento conocido por los folcloristas como \u00abLa Bella y la Bestia\u00bb, en el que el amor sacrificado de una mujer cura el coraz\u00f3n de un hombre muerto o rompe el hechizo que pesa sobre \u00e9l[8]<\/a>. Pero tambi\u00e9n incorpora la virtud redentora de la venganza, que se encuentra, por ejemplo, en la obra de Shakespeare Hamlet<\/em>, en la que el rey es asesinado por su hermano y vengado por su hijo.<\/p>\n La Virgen Mar\u00eda<\/strong><\/p>\n En los primeros siglos de la era cristiana, Artemisa era el nombre de la diosa universal de \u00c9feso (hoy en Turqu\u00eda), donde su gigantesco templo estaba considerado una de las Siete Maravillas del Mundo. Se la denominaba \u00abla Madre de los dioses\u00bb, aunque los cristianos la llamaban \u00abmadre de los demonios\u00bb. Leemos en los Hechos de los Ap\u00f3stoles (19:23-28) de un \u00abgrave disturbio\u00bb en \u00c9feso, cuando \u00abun platero llamado Demetrio, que daba trabajo a un gran n\u00famero de artesanos que hac\u00edan relicarios de plata de Artemisa\u00bb, se quej\u00f3 de la predicaci\u00f3n de Pablo:<\/p>\n \u00ab‘Esto amenaza no s\u00f3lo con desacreditar nuestro comercio, sino tambi\u00e9n con restar importancia al santuario de la gran diosa Artemisa. Podr\u00eda acabar por restar prestigio a una diosa venerada en toda Asia y, de hecho, en todo el mundo’. Este discurso los encendi\u00f3 en c\u00f3lera, y se pusieron a gritar: ‘\u00a1Grande es Artemisa de los efesios!<\/em>‘\u00bb. (Hechos 19:23-28)[9]<\/a>.<\/p>\n Aunque el autor de los Hechos menosprecia la preocupaci\u00f3n de los efesios calific\u00e1ndola de puramente econ\u00f3mica, se trataba de un conflicto religioso. Dur\u00f3 varios siglos, y en el a\u00f1o 401 el templo de Artemisa fue incendiado por los cristianos. Treinta a\u00f1os despu\u00e9s, el emperador romano de Oriente Teodosio II convoc\u00f3 en \u00c9feso un concilio en el que se leg\u00f3 oficialmente el t\u00edtulo de Theotokos a la Virgen Mar\u00eda. As\u00ed, Artemisa fue devuelta a los efesios, pero con otra identidad. Los peregrinos que durante siglos hab\u00edan acudido a \u00c9feso para rendir homenaje a Artemisa pod\u00edan ahora rezar ante las mismas estatuas y recorrer las mismas procesiones de antorchas. Mar\u00eda pas\u00f3 a ser conocida como la Reina del Cielo, un atributo simbolizado por su corona de doce estrellas, que recordaba el zodiaco que Artemisa llevaba como collar.<\/p>\n En Egipto, Libia, Italia y la Galia, Mar\u00eda se fund\u00eda perfectamente con Isis, y la figura de Mar\u00eda derramando l\u00e1grimas al pie de la cruz se hac\u00eda eco de los lamentos de Isis. Jes\u00fas, crucificado y resucitado, fue un excelente avatar de Osiris, acostumbrado a absorber a otros h\u00e9roes y dioses, como Antinoo en el siglo II de nuestra era. En cuanto a Horus, conocido por los griegos como Harp\u00f3crates (del egipcio Har pa khrad, \u00abHorus el ni\u00f1o\u00bb), se transform\u00f3 en la figura del Ni\u00f1o Jes\u00fas. En el mito egipcio, Horus es concebido en el equinoccio de primavera, \u00e9poca de la cosecha, y su nacimiento se celebra cada a\u00f1o en el solsticio de invierno. Isis escondi\u00f3 a Horus para protegerlo del malvado t\u00edo al que estaba destinado a derrocar como rey de Egipto, del mismo modo que Mar\u00eda escondi\u00f3 a Jes\u00fas \u2014en Egipto precisamente\u2014 para salvarlo del rey Herodes, que tem\u00eda por su trono (Mateo 2). Se cree que las representaciones de Isis con el peque\u00f1o Horus sobre sus rodillas influyeron en el arte cristiano.<\/p>\n En una sociedad mayoritariamente analfabeta, puede parecer bastante sencillo convencer a la mayor\u00eda de la gente de que la Madre de Dios y Reina del Cielo que sus antepasados hab\u00edan adorado era en realidad la madre de un Mes\u00edas jud\u00edo. Al fin y al cabo, el sincretismo estaba en la naturaleza misma de la Diosa. Pero la cristianizaci\u00f3n encontr\u00f3 una fuerte resistencia, especialmente entre la \u00e9lite aristocr\u00e1tica. La versi\u00f3n cristiana de la Diosa era frustrantemente reduccionista: su exclusiva encarnaci\u00f3n humana restring\u00eda su significado universal y carec\u00eda de algunos aspectos de feminidad. Aunque Mar\u00eda est\u00e1 \u00abllena de gracia\u00bb, la m\u00edstica mariana tiene un l\u00edmite: El Eros queda descartado. Por \u00faltimo, la Virgen Mar\u00eda no es una madre nutricia en el sentido agrario.<\/p>\n En cualquier caso, no fue antes del siglo XII cuando el culto a Mar\u00eda se estableci\u00f3 firmemente en Europa Occidental. Bernardo de Claraval (1090-1153) fue el principal promotor de este culto en Francia y el primero en llamarla \u00abNuestra Se\u00f1ora\u00bb (\u00abNotre Dame\u00bb). A partir de entonces, todas las catedrales g\u00f3ticas le fueron consagradas. Sin embargo, en el sur de Francia, se cree que muchas \u00abMadonas Negras\u00bb producidas hasta el siglo XIII se hicieron para Isis y no para Mar\u00eda. E incluso despu\u00e9s del triunfo de la reforma gregoriana en 1215 (IV Concilio de Letr\u00e1n), el antiguo culto a Isis parece haber seguido irrigando secretamente la civilizaci\u00f3n occidental, como una corriente subterr\u00e1nea. Ahora vamos a seguir esta corriente hasta su resurgimiento en el movimiento rom\u00e1ntico del siglo XIX.<\/p>\n La tradici\u00f3n cortesana del fin’amor<\/em><\/strong><\/p>\n No debemos imaginar la sociedad medieval occidental como inmersa en una fe cat\u00f3lica homog\u00e9nea, con s\u00f3lo algunos grupos her\u00e9ticos al margen. Como he argumentado en un libro basado en mi tesis doctoral, nos hacemos una idea m\u00e1s precisa de la civilizaci\u00f3n medieval si consideramos que tiene dos culturas distintas y antag\u00f3nicas: por un lado, est\u00e1 la cultura latina de los cl\u00e9rigos, con casi el monopolio de la palabra escrita, y por otro, una rica cultura en lenguas vern\u00e1culas, principalmente oral pero que nos deja suficiente material escrito a partir del siglo XII. A diferencia de la cultura clerical, escrita en prosa y preocupada por la ortodoxia doctrinal, la cultura laica es sobre todo narrativa y po\u00e9tica. Es de origen aristocr\u00e1tico, pero impregna las capas populares. En sus expresiones m\u00e1s elevadas, como las obras maestras de Chr\u00e9tien de Troyes, destaca por la polisemia y el simbolismo. Aunque podamos calificarlo de \u00ablaico\u00bb, posee una religiosidad propia, que incluye ideas sobre el mundo de los muertos totalmente opuestas a la doctrina cristiana.<\/p>\n La cultura aristocr\u00e1tica no clerical valora el amor como fuente de la mayor alegr\u00eda espiritual y, por tanto, no puede concebir el Para\u00edso sin \u00e9l. Algunos poemas rechazan sarc\u00e1sticamente el Para\u00edso cristiano sin amor: el protagonista masculino del poema del siglo XII Aucassin et Nicolette<\/em>, amenazado con el Infierno por un cl\u00e9rigo si persiste en amar a Nicolette, responde que prefiere el Infierno, si es all\u00ed donde est\u00e1n destinados a ir los que valoran el amor, la caballer\u00eda y la poes\u00eda. En el Roman de la Rose<\/em> (1225-1230), de Guillaume de Lorris, el narrador se sue\u00f1a en un maravilloso jard\u00edn con una Fuente del Amor y la mujer m\u00e1s bella que jam\u00e1s haya visto. Seg\u00fan el especialista Jean Dufournet, encontramos en esta obra \u00ablos elementos de una corriente espiritual muy fuerte que hacen del protagonista un emulador de los m\u00edsticos\u00bb. El dios Amor que golpea el coraz\u00f3n del narrador puede ser una hip\u00f3stasis po\u00e9tica, pero se presenta como un competidor del Dios cat\u00f3lico del ascetismo y la virginidad; por cierto, Amor es Roma al rev\u00e9s.<\/p>\n Estas nociones desempe\u00f1aron un papel crucial en la tradici\u00f3n conocida hoy como \u00abamor cort\u00e9s\u00bb, formalizada por primera vez en la poes\u00eda de los trovadores de Aquitania, donde la duquesa Alienor (1122-1204), nieta del primer trovador, la introdujo en la corte de su primer marido, el rey de Francia, y luego en la de su segundo marido, el rey de Inglaterra, donde se combin\u00f3 armoniosamente con las tradiciones celtas de Gales y Gran Breta\u00f1a para dar lugar, por ejemplo, a los cuentos de hadas de Marie de France o a los romances art\u00faricos de Chr\u00e9tien de Troyes.<\/p>\n Como su nombre indica, el fin’amor requer\u00eda el refinamiento o el crudo impulso sexual. En el episodio central de Erec y Enide<\/em>, de Chr\u00e9tien de Troyes, Erec se encuentra con una encantadora damisela en un jard\u00edn paradis\u00edaco m\u00e1gicamente protegido, pero debe luchar contra el terrible caballero rojo que la mantiene prisionera. Erec gana el combate, y se entera de que, en realidad, es el caballero rojo quien fue prisionero de su dama, y que ahora es libre. Erec tambi\u00e9n se entera de que la dama era prima de Enide, y ahora puede celebrar con ella la \u00abAlegr\u00eda de la Corte\u00bb (La Joie del Cort<\/em>). Cuando conocemos los c\u00f3digos cr\u00edpticos de Chr\u00e9tien de Troyes, y en particular su gusto por los juegos de palabras y su costumbre de duplicar personajes como hermanos o primos, comprendemos que, no s\u00f3lo las dos mujeres son una, sino que el caballero rojo es tambi\u00e9n el doble del propio Erec, su lado oscuro e impulsivo. Es, pues, contra s\u00ed mismo contra quien Erec debe luchar para experimentar la \u00abAlegr\u00eda del Coraz\u00f3n\u00bb (La Joie del Cor<\/em> en franc\u00e9s antiguo) con su dama.<\/p>\n En su memorable ensayo El amor en el mundo occidental <\/em>(publicado originalmente en franc\u00e9s en 1938, revisado en 1952 y seguido en 1961 por Ensayos sobre los mitos del amor<\/em>), el autor franc\u00e9s Denis de Rougemont intent\u00f3 comprender la intrincada relaci\u00f3n entre lo er\u00f3tico y lo religioso en la tradici\u00f3n de los trovadores y sus herederos rom\u00e1nticos. Reconoce que esta poes\u00eda es fundamentalmente religiosa, pero ajena y opuesta al cristianismo. Como se desarroll\u00f3 al mismo tiempo (siglo XII) y en la misma regi\u00f3n (Occitania) que el catarismo \u2014a veces incluso en los mismos castillos[10]<\/a>\u2014 De Rougemont intent\u00f3 vincularlas, pero la mayor\u00eda de los historiadores han rechazado su hip\u00f3tesis del catarismo secreto de los trovadores. Una explicaci\u00f3n m\u00e1s sencilla de la proximidad de las dos tradiciones es el clima de tolerancia religiosa que exist\u00eda en el sur de Francia antes de las Cruzadas Albigenses (1209-1229).<\/p>\n Sea como fuere, De Rougemont ha destacado el hecho de que la Dama de los trovadores aparece a menudo como una figura ideal, distante, casi intangible. Su nombre se mantiene generalmente en secreto y, cuando no es as\u00ed, sugiere m\u00e1s una ficci\u00f3n aleg\u00f3rica que una persona hist\u00f3rica: un buen ejemplo es Geoffrey Rudel (siglo XII), quien, \u00abdespu\u00e9s de haber estado mucho tiempo enamorado de la imagen de una mujer que nunca ha visto, la contempla por fin tras una traves\u00eda mar\u00edtima y muere en brazos de la condesa de Tr\u00edpoli en cuanto \u00e9sta le ha dado un solo beso de paz y un saludo\u00bb. De Rougemont se\u00f1ala tambi\u00e9n que el car\u00e1cter estereotipado de la poes\u00eda de los trovadores da la impresi\u00f3n de que todos aman a la misma Dama[11]<\/a>.<\/p>\n De Rougemont encuentra aqu\u00ed un argumento en apoyo de su tesis de que la experiencia occidental del amor apasionado, \u00abinventada\u00bb por los trovadores, es una ilusi\u00f3n, una mentira: cuando el amante cree amar a una mujer, est\u00e1, en realidad, amando a una mujer ideal que no existe. Pero tal vez esa mujer ideal s\u00ed exist\u00eda, en la mente de los trovadores. Tal vez cre\u00edan que amar perfectamente a una mujer es percibir y adorar a la Diosa inmaterial a trav\u00e9s de ella. Desde una perspectiva plat\u00f3nica, la Idea es m\u00e1s real que sus manifestaciones en la tierra, y para el poeta medieval, como para el fil\u00f3sofo medieval, las realidades visibles son siempre el s\u00edmbolo y el signo de verdades m\u00e1s esenciales e invisibles (\u00c9tienne Gilson, El esp\u00edritu de la filosof\u00eda medieval<\/em>, 1922). Desde esa perspectiva, el fen\u00f3meno psicol\u00f3gico que Stendhal llam\u00f3 \u00abcristalizaci\u00f3n\u00bb, que hace que la amada aparezca resplandeciente con todas las perfecciones, adquiere un significado muy diferente. El amor no miente; simplemente, su verdad no es de este mundo.<\/p>\n Dante y los Fedeli d’Amore<\/strong><\/p>\n Nuestro conocimiento fragmentario de la tradici\u00f3n de los trovadores no nos permite tener ninguna certeza sobre su filosof\u00eda subyacente. No hay pruebas concluyentes de una religi\u00f3n de la Diosa encriptada en su arte. Pero la poes\u00eda amorosa de sus sucesores inmediatos, a saber, Dante Alighieri (1265-1321), Petrarca (1304-1374) y Boccaccio (1313-1375), es mucho m\u00e1s esclarecedora. Todos ellos proceden de Florencia, ciudad en la que se refugiaron muchos occitanos tras huir de los cruzados francos y de la Inquisici\u00f3n romana[12]<\/a>. Los cr\u00edticos literarios se han preguntado a menudo si las damas a las que dirigieron sus versos m\u00e1s bellos (Beatriz, Laura y Fiametta, respectivamente) eran mujeres reales o arquet\u00edpicas. Cada una de ellas fue supuestamente encontrada durante la Semana Santa, y muri\u00f3 poco despu\u00e9s, de modo que el poeta se dirige a ella como a una criatura incorp\u00f3rea, que vive en el Para\u00edso, donde se transforma en Luz Divina. Su amante toma entonces el t\u00edtulo de peregrino y emprende un viaje espiritual para alcanzarla.<\/p>\n Lo que creemos saber sobre la Beatriz de Dante procede exclusivamente de Boccaccio, que escribi\u00f3 cincuenta a\u00f1os m\u00e1s tarde un comentario sobre la Divina Comedia<\/em>. Pero Boccaccio ten\u00eda sus propias razones para afirmar que Beatriz era una mujer real. Los poemas de Dante son enigm\u00e1ticos, y el poeta insta a sus lectores a encontrar el significado oculto en sus versos: \u00abHombres de sano intelecto y probidad, sopesad con buen entendimiento lo que se oculta tras el velo de mi extra\u00f1a alegor\u00eda\u00bb (Infierno<\/em>, IX, 61-63). Luigi Valli public\u00f3 en 1928 un libro que caus\u00f3 una gran impresi\u00f3n en pensadores como Ren\u00e9 Gu\u00e9non, Julius Evola o Henri Corbin: Il linguaggio segreto di Dante e dei <\/em>\u00abFedeli d’amore<\/em>\u00bb[13]<\/a>. Los \u00abfieles del amor\u00bb mencionados por Dante podr\u00edan haber sido un c\u00edrculo de poetas, artistas y fil\u00f3sofos, principalmente florentinos, que compart\u00edan concepciones religiosas muy heterodoxas y una hostilidad al nuevo orden mundial impuesto por la Iglesia romana. Estos poetas, escribe Valli, hicieron de sus sentimientos amorosos \u00abun material para expresar pensamientos m\u00edsticos e inici\u00e1ticos […] en un lenguaje amoroso simb\u00f3lico\u00bb.<\/p>\n La clave de la enigm\u00e1tica identidad de Beatriz en la Divina Comedia<\/em> la proporciona Dante en un libro anterior titulado Vita Nuova<\/em> (La vida nueva). En \u00e9l, Dante presenta por primera vez a \u00abla gloriosa dama de mi mente, … aquella a la que muchos llamaban Beatriz, por aquellos que no sab\u00edan lo que significaba llamarla as\u00ed\u00bb (el nombre Beatriz significa \u00abla que confiere bendiciones<\/em>\u00bb). Seg\u00fan Dante, Beatriz se le apareci\u00f3 nueve veces en su vida. La primera vez, Beatriz \u00abme salud\u00f3 tan virtuosamente, tanto que vi entonces hasta el fin de la gracia\u00bb. Para el \u00absaludo\u00bb de Beatriz, Dante utiliza la palabra italiana saluto<\/em>, cercana a salute<\/em>, \u00absalvaci\u00f3n\u00bb. El saluto<\/em> de Beatriz, dice Dante, llena a los hombres de arrepentimiento, humildad, perd\u00f3n y caridad \u2014dif\u00edcilmente las cualidades del amante ordinario\u2014.<\/p>\n \u00abEn sus ojos mi se\u00f1ora lleva el Amor, Beatriz es la esencia de la gracia y las virtudes femeninas, que se manifiestan en todas las mujeres: \u00abmi se\u00f1ora entr\u00f3 en tal gracia que no s\u00f3lo ella fue honrada y alabada, sino que a trav\u00e9s de ella muchos fueron tambi\u00e9n honrados y alabados\u00bb. En varios pasajes, Dante indica que cuando es sensible al encanto de las mujeres reales (las amigas de Beatriz, por ejemplo), es a Beatriz a quien ve a trav\u00e9s de ellas: \u00abHan visto la perfecci\u00f3n de todas las bienvenidas \/ quienes ven a mi dama entre las otras damas\u00bb.<\/p>\n No es necesario tomar el car\u00e1cter cr\u00edptico del mensaje de Dante como una forma de \u00abesoterismo\u00bb, como hizo Ren\u00e9 Gu\u00e9non (El esoterismo de Dante<\/em>, 1925). En aquellos tiempos, la cripsis era necesaria para cualquier pensador heterodoxo no suicida. Un amigo \u00edntimo de Dante, Cecco d’Ascoli (1269-1327), fue acusado por la Inquisici\u00f3n de \u00abhablar mal\u00bb de la fe cat\u00f3lica y quemado en la hoguera, y el propio Dante cay\u00f3 bajo sospecha.<\/p>\n Con cierta exageraci\u00f3n quiz\u00e1, Robert Graves escribi\u00f3 que \u00abel prop\u00f3sito de la poes\u00eda es la invocaci\u00f3n religiosa de la Musa\u00bb, a la que tambi\u00e9n llamaba la Diosa Blanca y la Madre de Todos los Vivientes[14]<\/a>. Pintores y escultores tambi\u00e9n han dedicado muchos esfuerzos a captar y comunicar la esencia de la gracia femenina. La experiencia est\u00e9tica, seg\u00fan Schopenhauer, significa perderse en la contemplaci\u00f3n de la Idea plat\u00f3nica que hay detr\u00e1s del fen\u00f3meno, escapando as\u00ed del ciclo de los deseos insatisfechos. Seguramente el segundo mandamiento de Yahv\u00e9 de no hacer \u00abninguna imagen de nada\u00bb (\u00c9xodo 20:4) tiene mucho que ver con la ausencia en la cultura hebrea de toda reverencia hacia la mujer. Romanticismo y Divina Sof\u00eda<\/strong><\/p>\n Seg\u00fan Julius Evola (Metaf\u00edsica del sexo<\/em>, 1934), la Beatriz de Dante, la Laura de Petrarca y la Fiametta de Boccaccio simbolizan la Sabidur\u00eda o Gnosis, la fuente divina de la iluminaci\u00f3n. Esto concuerda con la admiraci\u00f3n de Dante por Boecio, a quien sit\u00faa en el Para\u00edso. En su Consolaci\u00f3n de la Filosof\u00eda <\/em>(524), Boecio contaba c\u00f3mo, mientras esperaba la muerte en las c\u00e1rceles del rey Teodorico, hab\u00eda recibido la visita de Philosophia en forma de una majestuosa mujer, y le hab\u00eda confiado su alma, sin atisbo alguno de fe cristiana.<\/p>\n T\u00e9cnicamente, philosophia<\/em> es el amor a Sophia, la Sabidur\u00eda. La divinizaci\u00f3n de Sophia es una tradici\u00f3n muy antigua. Sobrevivi\u00f3 en el Bizancio cristiano, como atestigua el propio nombre de la bas\u00edlica Santa Sof\u00eda (Santa Sabidur\u00eda). La tradici\u00f3n ha persistido incluso en los m\u00e1rgenes de la ortodoxia rusa. El fil\u00f3sofo y poeta Vladimir Solovyov (1853-1900) experiment\u00f3 m\u00edsticamente a la divina Sophia bajo la forma de un ser femenino celestial que le hizo sentir que \u00abTodo era uno, una sola imagen de belleza femenina\u00bb (Tres encuentros<\/em>). Desgraciadamente, el intento de Soloviov de conciliar la doctrina trinitaria con la noci\u00f3n plat\u00f3nica de la Sabidur\u00eda divina tropez\u00f3 con la oposici\u00f3n de la jerarqu\u00eda ortodoxa.<\/p>\n \u00bfPor qu\u00e9 habr\u00eda de ser mujer la Sabidur\u00eda? Desde un punto de vista teol\u00f3gico, si Dios se considera masculino, tiene sentido que la Sabidur\u00eda, el principio intermediario que da vida al mundo, se considere femenino. Pero desde un punto de vista psicol\u00f3gico, la pregunta es: \u00bfpor qu\u00e9 la Diosa, como idealizaci\u00f3n de la feminidad, estar\u00eda asociada a la Sabidur\u00eda? El fil\u00f3sofo dan\u00e9s S\u00f8ren Kierkegaard tiene una respuesta: vio una conexi\u00f3n entre el nacimiento del amor naciente en el coraz\u00f3n del adolescente y el florecimiento de lo que \u00e9l llama \u00abIdealidad\u00bb. Esta es una de las ideas centrales de Kierkegaard, y podr\u00eda formularse de la siguiente manera: Sophia toca el alma del hombre al mismo tiempo que Eros toca su coraz\u00f3n. Ambos son aspectos complementarios de la misma gracia divina. Si no se siembra uno, el otro no puede florecer en todo su potencial. De ello se deduce que profanar la imagen de la mujer en la mente de los adolescentes mediante la pornograf\u00eda de masas, es criar generaciones de hombres desprovistos de idealidad.<\/p>\n Kierkegaard, que renunci\u00f3 a casarse con la mujer que amaba para cultivar su genio, escribi\u00f3 en In Vino Veritas<\/em> (1845):<\/p>\n \u00abEs a trav\u00e9s de la mujer que la idealidad nace en el mundo y <\/em>\u2014\u00a1qu\u00e9 ser\u00eda del hombre sin ella!<\/em> \u2014. Hay muchos hombres que se han convertido en genios a trav\u00e9s de una mujer, muchos en h\u00e9roes, muchos en poetas, muchos incluso en santos; pero no se convirtieron en genios a trav\u00e9s de la mujer con la que se casaron, porque a trav\u00e9s de ella s\u00f3lo se convirtieron en consejeros privados; no se convirtieron en h\u00e9roes a trav\u00e9s de la mujer con la que se casaron, porque a trav\u00e9s de ella s\u00f3lo se convirtieron en generales; no se convirti\u00f3 en poeta por la mujer con la que se cas\u00f3, porque por ella s\u00f3lo se convirti\u00f3 en padre; no se convirti\u00f3 en santo por la mujer con la que se cas\u00f3, porque no se cas\u00f3, y s\u00f3lo se habr\u00eda casado con una, con la que no se cas\u00f3; as\u00ed como los otros se convirtieron en genios, se convirtieron en h\u00e9roes, se convirtieron en poetas gracias a la ayuda de la mujer con la que no se casaron<\/em>\u00bb.<\/p>\n Este dilema es el n\u00facleo de la concepci\u00f3n rom\u00e1ntica o heroica del amor. El amor aspira a la fusi\u00f3n y la permanencia, pero s\u00f3lo sobrevive a trav\u00e9s de la separaci\u00f3n y la inestabilidad, y a veces alcanza la perfecci\u00f3n y la inmortalidad a trav\u00e9s de la muerte. El poeta alem\u00e1n Novalis (1772-1801), que acu\u00f1\u00f3 por primera vez el t\u00e9rmino \u00abromanticismo\u00bb, es el mejor ejemplo de ello. En sus Himnos a la noche<\/em>, Novalis evoca a su joven prometida Sophie von K\u00fchn, cuya muerte desencaden\u00f3 su don po\u00e9tico, exactamente igual que Beatriz hizo con Dante. Mientras derramaba l\u00e1grimas sobre la tumba de Sophie, ella se le apareci\u00f3:<\/p>\n \u00abA trav\u00e9s de la nube vi el rostro glorificado de mi amada. En sus ojos reposaba la eternidad. Agarr\u00e9 sus manos, y las l\u00e1grimas se convirtieron en un lazo centelleante que no pod\u00eda romperse. En la distancia, como una tempestad, miles de a\u00f1os pasaron. En su cuello di la bienvenida a la nueva vida con l\u00e1grimas de \u00e9xtasis. Fue el primero, el \u00fanico sue\u00f1o, y desde entonces he mantenido una fe eterna e inmutable en el cielo de la Noche, y en su Luz, el Amado<\/em>\u00bb.<\/p>\n \u00abTengo por Sophie religi\u00f3n, no amor\u00bb, coment\u00f3 Novalis. Sophie se convirti\u00f3 para \u00e9l en la Diosa. G\u00e9rard de Nerval (1808-1855), el emblem\u00e1tico poeta rom\u00e1ntico franc\u00e9s, dio otra bella expresi\u00f3n a este tema en su \u00faltima novela Aurelia<\/em> (fue hallado muerto poco despu\u00e9s de terminarla). Cuando el narrador se convence por alguna se\u00f1al de que su muerte est\u00e1 pr\u00f3xima, cae enfermo y, en su delirio, ve a una mujer de belleza sobrenatural, cuyo cuerpo crece hasta abarcar todo el cosmos. Tiene los rasgos de Aurelia, el amor de su juventud, a la que hab\u00eda perdido por un tr\u00e1gico malentendido y que, seg\u00fan sabr\u00e1 m\u00e1s tarde, acababa de morir. En otro sue\u00f1o, ella le dice que ha estado con \u00e9l todo el tiempo: \u00abSoy la misma que Mar\u00eda, la misma que tu madre, la misma que todas las formas que siempre has amado\u00bb. Y as\u00ed concluye el narrador:<\/p>\n \u00abPuse mis pensamientos en la eterna Isis, la madre y la esposa sagrada; todas mis aspiraciones, todas mis oraciones se confund\u00edan en este nombre m\u00e1gico, me sent\u00eda revivir en ella, y a veces se me aparec\u00eda bajo la figura de la antigua Venus, a veces tambi\u00e9n con los rasgos de la Virgen de los cristianos<\/em>\u00bb.<\/p>\n Conclusi\u00f3n<\/strong><\/p>\n El ideal rom\u00e1ntico del amor como encuentro m\u00edstico con el eterno femenino, o la Diosa, ha ejercido una influencia muy profunda en la cultura europea. Naturalmente, un ideal nunca se alcanza plenamente. Tal vez s\u00f3lo se acerquen a \u00e9l unos pocos benditos, una aristocracia del amor. Sin embargo, brilla en el cielo a la vista de todos y atrae como un im\u00e1n el alma colectiva. Ciertamente, el ideal es fuente de muchas desilusiones y sufrimientos, como insist\u00eda De Rougemont y como sab\u00edan los poetas rom\u00e1nticos. Pero, como dijo Byron, \u00abla pena es conocimiento\u00bb.<\/p>\n Por el contrario, la ausencia de idealidad en relaci\u00f3n con el amor en la tradici\u00f3n hebrea ha tenido una profunda influencia en la mente jud\u00eda. La raz\u00f3n principal por la que el romanticismo es ajeno a la cultura jud\u00eda es que no puede haber una concepci\u00f3n verdaderamente rom\u00e1ntica del amor sin fe en la inmortalidad del alma, y la antropolog\u00eda jud\u00eda es fundamentalmente materialista (l\u00e9ase mi art\u00edculo \u00abIsrael como un solo hombre<\/a>\u00bb). Por tanto, no es de extra\u00f1ar que el romanticismo haya sido visto con desprecio por la mayor\u00eda de los intelectuales jud\u00edos. Moses Hess lo juzgaba \u00abdecadente\u00bb y prefer\u00eda las novelas jud\u00edas, ya que \u00abs\u00f3lo los jud\u00edos tuvieron el buen sentido de subordinar lo sexual al amor maternal\u00bb[15]<\/a>. Admite, sin embargo, que los escritores jud\u00edos son perfectamente capaces de imitar el romanticismo, como cualquier otra cosa.<\/p>\n El entusiasmo de las \u00e9lites culturales jud\u00edas por la teor\u00eda de Freud puede verse a la luz de este \u00abchoque de culturas\u00bb. Kevin MacDonald (A Culture of Critique, cap. 4<\/a>) lo explica por una cultura jud\u00eda heredada en la que el amor se consideraba \u00abun invento de la cultura gentil extranjera y, por tanto, moralmente sospechoso\u00bb[16]<\/a>. La idea de Otto Rank de que los jud\u00edos ten\u00edan una sexualidad m\u00e1s primitiva y, por tanto, m\u00e1s sana (\u00abLa esencia del juda\u00edsmo\u00bb, 1905) era ampliamente compartida entre los disc\u00edpulos de Freud. Lo que hace que John Murray Cuddihy sostenga, en su muy perspicaz ensayo The Ordeal of Civility<\/a>, que la teor\u00eda de Freud de la sublimaci\u00f3n resultante de la represi\u00f3n proced\u00eda directamente de la lucha interior de los jud\u00edos del shtetl por la integraci\u00f3n: \u00abEn psicoan\u00e1lisis, el ‘id’ es el equivalente funcional del ‘Yid’ en el trato social\u00bb[17]<\/a>. La liberaci\u00f3n sexual se convirti\u00f3 en una nueva versi\u00f3n del ideal mesi\u00e1nico de la redenci\u00f3n universal por los jud\u00edos, la \u00abluz de las naciones\u00bb. Y como sabemos, en la pr\u00e1ctica, la forma jud\u00eda de salvar a las naciones es profanar sus valores m\u00e1s sagrados: sus dioses y, sobre todo, la Diosa.<\/p>\n A partir de los a\u00f1os treinta, los autores jud\u00edos estadounidenses encontraron en las teor\u00edas de Freud y sus disc\u00edpulos jud\u00edos la justificaci\u00f3n para asaltar el ideal rom\u00e1ntico y desafiar las leyes contra la obscenidad, como muestra Josh Lambert en Labios impuros: obscenidad, jud\u00edos y cultura estadounidense (cito del pdf gratuito<\/a> de su tesis doctoral, de la que el libro es una reescritura). Ludwig Lewisohn, \u00abel escritor jud\u00edo m\u00e1s destacado de la Am\u00e9rica de entreguerras\u00bb, es un buen ejemplo. Hab\u00eda sido analizado brevemente por Freud, y era amigo \u00edntimo de Otto Rank. Al igual que Rank, a Lewisohn le gustaba \u00abpresentar la sexualidad jud\u00eda tradicional y no asimilada como excepcionalmente sana\u00bb. Tambi\u00e9n compart\u00eda las ideas de Wilhelm Reich (La psicolog\u00eda de masas del fascismo<\/em>, 1934), seg\u00fan las cuales el antisemitismo es un s\u00edntoma de frustraci\u00f3n sexual y puede curarse liberando la libido de los gentiles (un mensaje del que se hacen eco Eros y civilizaci\u00f3n<\/em>, de Herbert Marcuse, 1955, as\u00ed como La personalidad autoritaria<\/em>, de Theodor Adorno, 1950). Lo mismo dijo Isaac Rosenfeld: \u00abConsidero el antisemitismo como un s\u00edntoma de una grave enfermedad psico-sexual subyacente de proporciones epid\u00e9micas en nuestra sociedad\u00bb. Seg\u00fan Josh Lambert:<\/p>\n \u00abGran parte del utopismo sexual y la sexolog\u00eda amateur que aparecieron en la ficci\u00f3n y los ensayos de Norman Mailer, Saul Bellow, Allen Ginsberg e Isaac Rosenfeld en las d\u00e9cadas de 1940 y 1950 se basaban en el intento de Reich de curar los males sexuales de toda la civilizaci\u00f3n occidental y, al hacerlo, liberar a los jud\u00edos de su papel de chivos expiatorios<\/em>\u00bb.<\/p>\n En su empe\u00f1o por elevar la obscenidad a la categor\u00eda de arte, los autores jud\u00edos recibieron el apoyo activo de abogados y jueces jud\u00edos. \u00abLos jud\u00edos participaron en estos juicios por obscenidad no s\u00f3lo como acusados, sino tambi\u00e9n en funciones jur\u00eddicas clave\u00bb, escribe Lambert, citando a los jueces jud\u00edos del Tribunal Supremo Benjamin Cardozo, Louis Brandeis, Felix Frankfurter, Arthur Goldberg y Abe Fortas[18]<\/a>. En 1969 Philip Roth lanz\u00f3 su novela La queja de Portnoy<\/em>, la confesi\u00f3n de un jud\u00edo estadounidense obsesionado con el sexo, que de adolescente codiciaba a las shiksas<\/em> (\u00abMi peque\u00f1o pene circuncidado est\u00e1 simplemente arrugado por la veneraci\u00f3n… \u00bfC\u00f3mo consiguen ser tan guapas, tan sanas, tan rubias?\u00bb), antes de conseguir una shiksa <\/em>rubia para \u00e9l, a la que apod\u00f3 El Mono. \u00abOdiar a tu Goy y comerte uno tambi\u00e9n\u00bb, as\u00ed describe el narrador la experiencia, haciendo la siguiente confesi\u00f3n a su psiquiatra:<\/p>\n \u00abLo que estoy diciendo, Doctor, es que no parece que meta mi polla en estas chicas, tanto como la meto en sus antecedentes, como si a trav\u00e9s de follar fuera a descubrir Am\u00e9rica. Conquistar Am\u00e9rica, tal vez eso es m\u00e1s correcto<\/em>\u00bb.<\/p>\n Para Roth\/Portnoy, \u00abAm\u00e9rica es una shiksa<\/em> acurrucada bajo tu brazo susurrando \u00a1amor amor amor amor amor!\u00bb[19]<\/a>. Roth no es el \u00fanico novelista jud\u00edo-estadounidense que comparte esta visi\u00f3n de la sociedad americana como la shiksa<\/em>, es decir, un objeto sexual al que hay que follar[20]<\/a>.<\/p>\n Y esto no debe confundirse con el tradicional resentimiento jud\u00edo contra el cristianismo. No son los \u00abvalores cristianos\u00bb los que son atacados con extrema violencia por el hollywoodismo, la pornograf\u00eda, el psicoan\u00e1lisis, el feminismo, el homosexualismo y la anti-LGBTQfobia, sin olvidar el arte moderno; es la tradici\u00f3n occidental del amor, el milagro de nuestra civilizaci\u00f3n. Este asalto cultural es la manifestaci\u00f3n perdurable de la antigua ira de Yahv\u00e9 contra la Reina del Cielo. Bienaventurados los jud\u00edos que dieron la espalda al dios soci\u00f3pata de Jerem\u00edas y en su lugar encontraron consuelo en la Diosa. Los necesitamos m\u00e1s que nunca.<\/p>\n Laurent Guy\u00e9not, 2 de septiembre de 2019<\/p>\n Fuente: https:\/\/www.unz.com\/article\/the-crucifixion-of-the-goddess\/#footnoteref_20<\/a><\/p>\n [1]<\/a> Stendhal, Love, <\/em>Penguin Classics, 2000, p. 83.<\/p>\n [2]<\/a> \u00abTriple exthnics: Nathan Abrams on Jews in the American Porn Industry\u00bb, Jewish Quarterly, <\/em>vol 51, n\u00b04 (2004), pp. 27-31.<\/p>\n [3]<\/a> Seg\u00fan Hilaire Belloc, \u00abcon la apertura del siglo XX, las grandes familias territoriales inglesas en las que no hab\u00eda sangre jud\u00eda eran la excepci\u00f3n\u00bb. (The Jews, <\/em>Constable & Co., 1922, archive.org, p. 223).<\/p>\n [4]<\/a> Heinrich Zimmer, The King and the Corpse: Tales of the Soul\u2019s Conquest of Evil, <\/em>1948.<\/p>\n [5]<\/a> Raphael Patai, The Hebrew Goddess,<\/em> 3rd<\/sup> ed., Wayne State University Press, 1990, p. 34.<\/p>\n [6]<\/a> George Foucart, Les Myst\u00e8res d\u2019\u00c9leusis, <\/em>Picard, 1914 (on archive.org).<\/p>\n [7]<\/a> Joseph Campbell, Goddesses<\/em>, \u00abChapter 1: Myth and the Feminine Divine\u00bb.<\/p>\n [8]<\/a> Laurent Guy\u00e9not, La Mort f\u00e9erique. Anthropologie du merveilleux, <\/em>Gallimard, 2011, p. 318.<\/p>\n [9]<\/a> Como de costumbre, cito la Nueva Biblia de Jerusal\u00e9n, pero aqu\u00ed he restituido el nombre de Artemisa, que los traductores hab\u00edan sustituido por Diana.<\/p>\n [10]<\/a> Denis de Rougemont, Love in the Western World<\/em>, Princeton UP, 1983, p. 84.<\/p>\n [11]<\/a> Denis de Rougemont, Love in the Western World<\/em>, Princeton UP, 1983, pp. 91, 97.<\/p>\n [12]<\/a> Philippe Guiberteau, \u00abDante, Guido Cavalcanti et les \u00c9picuriens de Florence\u00bb, Bulletin de l\u2019Association Guillaume Bud\u00e9<\/em>, n\u00b03, octobre 1969, pp. 349-368, www.persee.fr\/doc\/bude_0004-5527_1969_num_1_3_3070<\/a><\/p>\n [13]<\/a> La investigaci\u00f3n de Valli fue ampliada por Alfonso Ricolfi en Studi sui <\/em>\u00abFedeli d’amore<\/em>\u00bb, Soc. Anonima Dante Alighieri, 1933-1940. Anteriormente hab\u00eda aparecido un art\u00edculo de Gabriele Rossetti (1832) comentado por \u00c9tienne-Jean D\u00e9l\u00e9cluze, en \u00abDante \u00e9tait-il h\u00e9r\u00e9tique?\u00bb Revue des Deux Mondes<\/em>, tomo 1, 1834, pp. 370-405, en en.wikisource.org. Tambi\u00e9n merece la pena leer en franc\u00e9s a Philippe Guiberteau, \u00abDante entre l’\u00c9glise et l’h\u00e9r\u00e9sie\u00bb, Bulletin de l’Association Guillaume Bud\u00e9<\/em>, n\u00b021, dic. 1962, pp. 460-489, en www.persee.fr, y a Eug\u00e8ne Aroux, Dante, h\u00e9r\u00e9tique, r\u00e9volutionnaire et socialiste<\/em>, 1854.<\/p>\n [14]<\/a> Robert Graves, The White Goddess: A Historical Grammar of Poetic Myth <\/em>(1948), Farrar Strauss Giroux, 1966, <\/em>pp. 4, 24.<\/p>\n [15]<\/a> Moses Hess, Rome and Jerusalem: A Study in Jewish Nationalism, <\/em>1918 (archive.org), pp. 82, 86.<\/p>\n [16]<\/a> Kevin MacDonald, The Culture of Critique: Toward an Evolutionary Theory of Jewish Involvement in Twentieth-Century Intellectual and Political Movements, <\/em>Praeger, 1998, p. 125.<\/p>\n [17]<\/a> John Murray Cuddihy, The Ordeal of Civility: Freud, Marx, L\u00e9vi-Strauss, and the Jewish Struggle with Modernity<\/em>, Delta Book, 1974 (on archive.org), p. 23.<\/p>\n [18]<\/a> Joshua Lambert, Unclean Lips: Obscenity and Jews in American Literature, <\/em>University of Michigan,\u20282009, pp. viii, 67-68, 166, 20.<\/p>\n
\nque hace noble lo que mira:
\npor donde ella pasa, todos los hombres vuelven su mirada hacia ella,
\ny hace temblar el coraz\u00f3n de aquel a quien saluda,
\nde modo que, todo p\u00e1lido, baja los ojos,
\ny suspira, entonces, por todos sus defectos:
\nla c\u00f3lera y el orgullo huyen ante ella.
\nToda dulzura, todo pensamiento humilde
\nnacen en el coraz\u00f3n de quien la oye hablar,
\ny aquel que la vio por primera vez es bendecido<\/em>.\u00bb<\/p>\n
\nDos siglos despu\u00e9s de Dante, otro genio florentino, Leonardo da Vinci (1452-1519), nos regalar\u00eda un retrato de la Diosa bajo el nombre de Mona Lisa. Al igual que en el caso de la Beatriz de Dante, los estudiosos dicen conocer su identidad. Se dice que la Gioconda (Mona es un diminutivo de Madonna, o Ma Donna) era la esposa de un rico comerciante que encarg\u00f3 su retrato al pintor, entonces en la cima de su gloria. Pero el cuadro no respeta ninguno de los c\u00f3digos del retrato de la \u00e9poca (ausencia de joyas, por ejemplo). Y Leonardo trabaj\u00f3 en \u00e9l ininterrumpidamente durante diez a\u00f1os, con extraordinaria devoci\u00f3n, superponiendo religiosamente miles de capas de pinturas y barnices de extrema delgadez. Nunca se separ\u00f3 de \u00e9l hasta su muerte en la corte de Francisco I. Muchos han sospechado, creo que, con raz\u00f3n, que este cuadro no es el retrato de una dama, sino el icono de la Dama, Donna l’Isa (Isa es una variante de Isis). El velo negro que se ve rechazado sobre su hombro izquierdo es una referencia al famoso velo de Isis que \u00abning\u00fan mortal levant\u00f3 jam\u00e1s\u00bb, mencionado por Plutarco.<\/p>\n