Europa frente a su destino: La trampa del nacionalismo adaptado a Israel (‘nacional-sionismo’) – por Youssef Hindi

youssef Hindi

El Brexit, las reiteradas crisis económicas y políticas a que se enfrentan los países miembros de la Unión Europea y la elección de Donald Trump son síntomas anticipados del fallecimiento de la globalización que, de manera natural, están creando espacio para un resurgimiento con fuerza en Occidente de la idea de nación.

En un artículo del 14 de noviembre de 2016, titulado «La elección de Trump: ¿Muerte de la globalización y renacimiento de la nación?»1, anunciaba yo que la elección del proteccionista y aislacionista Donald Trump a la cabeza de Estados Unidos indicaba un giro ideológico de primer orden que acabaría afectando, de una manera u otra, a la realidad material, dada la interdependencia de las estructuras y de la ideología latente en ellas, y añadía que la ventana histórica de oportunidad que se acababa de abrir daba a Europa un margen de maniobra que podría permitir al continente emanciparse de la tutela estadounidense y reorientar su política.

Emití esta hipótesis partiendo del hecho de que los Estados Unidos son la vanguardia ideológica y política del mundo occidental contemporáneo, por estar en el centro de la producción «cultural» de Occidente.

Si el presidente de EE. UU., Donald Trump, es partidario del desmantelamiento de la Unión Europea (e incluso de la OTAN), no es sólo para favorecer su política relativamente aislacionista —Trump sugirió en abril de 2018 al presidente de Francia, Emmanuel Macron, abandonar la UE2—, sino sobre todo porque la oligarquía judía y angloestadounidense ha tomado nota del renacimiento en Europa de la idea de nación, en un contexto de descomposición de la Unión Europea.

Hoy en día, el peligro para Europa no es el ascenso del populismo y el nacionalismo, sino más bien que se haga Israel con el control de esas corrientes. En este análisis se expone cómo el Estado hebreo trata, a través de sus agentes en EE. UU. y Europa, de desviar la ola soberanista que se abate sobre el Viejo Continente y aprovecharse de ella.

¿Hacia el fin de la Unión Europea ?

La primera grieta ideológica abierta en la construcción mundialista fue el Brexit, en junio de 2016. En un artículo mío del 26 de ese mismo mes3, se planteaba la cuestión: «¿Creará un efecto dominó la salida de Gran Bretaña de la Unión?».

La oligarquía parecía entonces comenzar a entrar en pánico. George Soros había declarado —por no decir amenazado con— que, en caso de Brexit, los británicos saldrían de él más pobres4 (hay que recordar que el financiero judeoestadounidense se enriqueció de modo notable en 1992 especulando contra la divisa británica). Además, la bolsa de Londres había caído con el anuncio del resultado de las urnas. Pero, en sí misma, la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea no tiene consecuencias directas, ya que Londres no estaba en la UE más que a medias: no se ha adherido ni al euro ni al espacio de Schengen. Sin embargo, como explicaba yo, el temor que mostraban los oligarcas y los europeístas al mando se debía a lo que podía inspirar el Brexit a los demás pueblos de Europa. Yo preveía un efecto dominó que se extendería por toda Europa, provocando en el futuro la salida del euro y de la Unión de un país importante de Europa, como Francia o Italia.

El caso italiano

Ya en 2012, en un artículo publicado en el Daily Telegraph5, el gran reportero británico Ambrose Evans-Pritchard explicaba en sustancia que el euro era la principal debilidad de Italia. Lo argumentaba con cifras que no mienten: en términos de ingresos per cápita, Italia es más rica que Alemania, con una riqueza privada que asciende a 9 billones de euros. Tiene además el mayor superávit primario presupuestario del G7, y su deuda pública y privada, del 265 % del PNB, es inferior a las de Francia, Holanda, Reino Unido, Estados Unidos y Japón.

Andrew Robert, del Royal Bank of Scotland, explicaba por su parte:

«Los italianos tienen un sector exportador muy dinámico y superávit primario. Si hay un país en la Unión Económica y Monetaria (UEM) que se beneficiaría de salir del euro es, evidentemente, Italia».

Una simulación del Bank of America ha concluido que Italia ganaría más que los demás miembros de la UEM liberándose y restaurando su control soberano sobre su política.

Evans-Pritchard apuntaba a Mario Monti, el hombre del banco judío estadounidense Goldman Sachs (del que ha sido consultor) y entonces presidente del Consejo de Ministros italiano (de 2011 a 2013). El reportero explicaba:

«Roma posee un puñado de bazas, pero el gran obstáculo es su primer ministro, Mario Monti, colocado a la cabeza de un equipo de tecnócratas en el golpe de Estado de noviembre de 2011 por la canciller alemana Angela Merkel y el Banco Central Europeo, entre aplausos de la clase mediática y política.

Monti es quizá un caballero europeo, pero es también un pope del proyecto de la Unión Europea y un actor clave de la pertenencia de Italia al euro. Cuanto antes se vaya, antes dejará Italia de deslizarse hacia la depresión crónica».

La política de austeridad que aplicó Monti estaba totalmente injustificada: una fiscalidad del 3,2 % del PNB en 2012 y del 4,9 % en 2013, lo que ha conducido a una contracción de la economía y a un aumento del tipo de interés de la deuda. ¿El resultado de esta política? Una tasa de desempleo que en 2015 ha alcanzado el 11,9 %.

Ambrose Evans-Pritchard predecía:

«Sería sorprendente que los electores italianos toleren esta debacle por mucho tiempo».

En fechas más recientes, el economista estadounidense (y antiguo economista jefe del Banco Mundial) Joseph Stigliz predecía al diario alemán Die Welt6, en una entrevista del 5 de octubre de 2016:

«A menos de dos meses del referendo constitucional, crucial tanto para Italia como para Matteo Renzi (presidente del Consejo de Ministros italiano de 2014 al 12 de diciembre de 2016), se multiplican las señales de alarma por un posible “Italexit” que podría ser el acontecimiento cataclísmico que pulverice la Unión Europea».

Y precisaba: «Hay que estar preparados para que, en los próximos años, Italia abandone la zona euro. Los principales factores económicos responsables de esa debacle son Alemania y su política de austeridad, así como la moneda única, el euro7».

Una etapa decisiva, probablemente conducente a esa esperada salida del euro, se franqueó en mayo de 2018 con la llegada al poder de la coalición de los dos partidos antisistema: el Movimiento 5 Estrellas y la Liga.

Aparte de las reacciones hostiles de la prensa europea occidental a ese gobierno de coalición, la agencia de calificación angloestadounidense Fitch Rating rebajó (al igual que sus congéneres Standard & Poor’s y Moody’s), el 31 de agosto de 2018, la nota BBB de la deuda soberana de largo plazo de Italia acompañándola de una perspectiva «negativa», frente a la «estable» que tenía antes8.

La calificadora dice esperar un relajamiento de la «disciplina presupuestaria» —concepto por el que hay que entender «austeridad económica conducente a un empobrecimiento de la población»—. Lo que se reprocha al nuevo Gobierno italiano es que quiera sacar adelante un programa de revitalización económica mediante una bajada de impuestos acompañada de aumentos de gastos sociales.

Las agencias de calificación no son otra cosa que un arma retorcida del sistema financiero internacional, que incrementa así los tipos de interés de los préstamos de los países a los que quieren castigar y poner de rodillas.

En la actualidad, en la zona euro sólo Grecia pide prestado a un tipo más caro que Italia, con préstamos a 10 años negociados al 4,29 % el 30 de agosto de 2018.

Un detalle interesante: el diario Corriere della Sera ha publicado que el presidente de EE. UU., Donald Trump, «parece haber ofrecido a Italia ayuda de los Estados Unidos para financiar la deuda del año que viene», oferta que se habría hecho durante la visita a Washington de principios de agosto del jefe del Gobierno italiano, Giuseppe Conte.

La visita a Pekín —de finales de agosto— del ministro italiano de Economía ha despertado por otra parte numerosas conjeturas sobre una posible petición a los chinos de ayuda financiera9. Si la información se confirma, esto apuntaría a una voluntad del Gobierno italiano de liberarse de la influencia geopolítica angloestadounidense.

Todo esto no puede sino conducir a Italia a una ineluctable salida del euro. En julio de 2018, otro economista, Charles Gave, afirmaba con seguridad:

«Italia va a salir del euro, y lo va a hacer porque (los dirigentes italianos) van a llegar rápidamente a la conclusión de que no pueden salir adelante si comparten tipos de interés fijos con Alemania. Así que, ¿qué va a pasar en Italia? Los dos partidos del poder van a pedir cosas que la Europa de Bruselas no puede aceptar. Vamos directos a un choque. En ese momento, el Gobierno italiano dimitirá y convocará nuevas elecciones y, entonces, es probable que haya un solo candidato por los dos partidos del poder… Y se harán con el 90 % del Parlamento»10.

Dese 2012, los analistas y observadores citados (entre otros) llegan a la misma conclusión: Italia saldrá del euro y la moneda única explotará.

Es por tanto inconcebible que las altas instancias del sistema oligárquico occidental no hayan previsto estos acontecimientos.

El plan b de la oligarquía euroatlantista

La cuestión que se plantea hoy día a propósito del porvenir de la Unión Europea con la salida italiana del euro se planteaba ya en el momento del Brexit, en junio de 2016.

Al día siguiente del Brexit se oyó a responsables políticos declarar, como Manuel Valls, que era «el momento de ser digno de los padres fundadores, de refundar una nueva Europa»11.

El mismo año, en noviembre de 2016, Hubert Védrine —ministro (francés) de Asuntos Exteriores de 1997 a 2002—, que goza de cierto crédito políto y de una imagen de soberanista demócrata, publicó un libro de título explícito, ¡Salvar Europa!, en el que propone una renovación de la Unión Europea para «preservar la soberanía de las naciones».

Salvar la Unión Europea y preservar la soberanía de las naciones: una contradicción política irresoluble.

«La nación renace, finjamos que lo hemos impulsado nosotros»; he aquí como podría resumirse la actitud de los defensores del sistema frente a la ineluctable descomposición de la Unión Europea y el renacimiento de la idea de nación.

La estrategia propuesta por Hubert Védrine a las élites, ya en 2016, a resultas del Brexit, es la siguiente: una reconciliación con los pueblos para salvar el proyecto europeo y protegerse frente a la cólera creciente.

En su libro ¡Salvar Europa!, publicado en noviembre de 2016 por la editorial Liana Lévi, Védrine proponía un plan, una estrategia consistente en reconciliarse con los pueblos para salvar el proyecto europeo y evitar inevitables represalias de la parte baja de la sociedad, por una cólera que se acumula y que se traduce por «insurrecciones electorales»12.

Hubert Védrine daba así la voz de alarma:

«El populismo es la reacción violenta de los pueblos que se sienten abandonados y despreciados (…). Hay que comprender las causas del populismo y tratar de desactivarlas, proporcionar una respuesta razonable para canalizar esas reivindicaciones, que de lo contrario adoptarán formas extremas. Pero si el sistema europeo mantiene su incapacidad de escuchar esas demandas y de reformarse consecuentemente, todo puede suceder.

El riesgo de divorcio viene de lejos. La toma de conciencia, para mí, fue la bajísima puntuación del sí en el resultado del plebiscito de Mastrique. Más adelante, hace ya quince años, en una reunión del Consejo Europeo en Laaken, ¡se reconocía ya que algunos ciudadanos europeos tenían la impresión de que su identidad se veía amenazada por la construcción europea!

Mi ensayo ¡Salvar Europa! es una llamada a reconciliar a los pueblos con Europa.

Para ello, hace falta una revolución mental de las élites que han querido hacer Europa desde arriba y a marchas forzadas. Reflexionemos sobre lo que ha dicho recientemente Wolfgang Schäuble: «Se está haciendo difícil no tener en cuenta nunca a los pueblos».

Los jefes de Estado deben por tanto lanzar una iniciativa espectacular. Hay que mostrar al pueblo que se le ha oído y, para eso, hacer una pausa; organizar una conferencia refundadora que empezaría sin las instituciones europeas (Comisión, Parlamento, Tribunal de Justicia), con una declaración solemne que afirmaría, en esencia, que vamos a dejar de ser una factoría burocrática y que nuestro objetivo principal va a ser garantizar la supervivencia del modo de vida europeo en el mundo. Se distinguiría mejor lo que debe tratarse a nivel europeo y lo que pertenece todavía —o pertenecerá de nuevo— a la soberanía de los Estados miembros. Estos preparativos permitirían organizar a continuación un nuevo referéndum, a la vez, en todos los países que aceptaran este proceso de relegitimación»13.

Jacques Attali, que se ve que ha recibido bien el mensaje de alerta enviado por Védrine, ha acabado corrigiendo su texto mundialista para adaptarlo al contexto actual.

Jacques Attali actualiza su estrategia

El 8 de julio de 2018, el Cercle des économistes organizó una conferencia titulada ¿Hacia un choque de nacionalismos?, a la que se invitó, entre otros, a Jacques Attali y a Mario Monti. La conferencia se organizó para responder a la inquietud de las élites, que ven «la construcción europea amenazada por el retorno del sentimiento de preferencia nacional»14.

Este pánico se reflejó en las declaraciones de Attali en la conferencia, que contrastaban con el ideal mundialista y de erradicación de las identidades que él preconiza desde hace décadas. Esto es lo que propuso:

«No hay que dejar la nación a los nacionalistas (…) La nación es el corazón de las cosas (…) Creo que la francofonía debería ser un espacio tan integrado y tan potente políticamente como la Unión Europea. Se puede pertenecer a dos conjuntos estructurados».

Terminó su razonamiento talmúdico (su pilpul) con una contradicción en los propios términos:

«La nación no es un obstáculo a la globalización».

Pero es que la globalización tiene como principio la destrucción de las naciones o, al menos, la transferencia de su soberanía (política, jurídica, monetaria y militar) a instituciones supranacionales.

La globalización consiste, en definitiva, en hacer de la nación una cáscara vaciada de su substancia.

Israel y la Unión Europea en ruptura

El 11 de diciembre de 2017, la jefa de la política exterior de la UE, Federica Mogherini, recibió al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en la sede del Consejo Europeo, si bien rechazó en nombre de los Estados miembros el reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado hebreo. En el mismo día, Netanyahu se reunió con los 28 ministros de Asuntos Extranjeros de la Unión Europea para una discusión en la que el premier israelí trató de ablandar la posición de la UE sobre el expansionismo de Israel en perjuicio de los palestinos. Pero se ve que a los europeos no los convenció el arrogante Bibi, que a causa de este revés anuló en el último momento una reunión programada con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker15.

Comentando este incidente, una fuente diplomática declaró al diario Times of Israel:

«Netanyahu tiene la sensación de que es una causa perdida. Estamos en una crisis muy profunda. Es una crisis real, de verdad, y si las cosas no cambian vamos a estrellarnos muy rápidamente contra la pared».

La crisis alcanzó ya un pico en 2015, cuando la UE decidió etiquetar los productos procedentes de las implantaciones coloniales israelíes. A todo ello se ha añadido, en 2018, el rechazo de Bruselas a alinearse sobre la decisión estadounidense de retirarse del acuerdo sobre el programa nuclear iraní.

Los ministros israelíes, furiosos, multiplican desde entonces los ataques a la UE, a la que acusan de financiar el boicot a Israel y a organizaciones vinculadas a grupos terroristas.

En relación con esto, el diplomático israelí citado anteriormente decía:

«La UE defiende aún con ahínco el acuerdo sobre el programa nuclear iraní, que nosotros consideramos una amenaza existencial. ¿Cómo se supone que debemos tratarla?»

La crisis que atraviesa la Unión Europea y las tensiones en las relaciones diplomáticas entre Tel Aviv y Bruselas llevan a los dirigentes israelíes a optar, obviamente, por preferir acuerdos bilaterales con Estados miembros de manera individual.

El reposicionamiento israelí ante el resurgimiento del nacionalismo europeo

En la fase histórica actual, que tiende hacia un regreso a las naciones, Israel se ha reposicionado para acompañar la ola populista en Estados Unidos y en Europa. Más aun, el Estado hebreo trata de lanzar una OPA sobre el soberanismo que renace en el Viejo Continente, que desafía a la Unión Europea.

La maniobra de apropiación comenzó ya en 2016, como veremos más adelante.

Este proceso de apropiación está hoy en un estadio avanzado, en particular con un libro escrito por el periodista israelí Anshel Pfeffer, corresponsal de The Economist y editorialista en el diario israelí Haaretz. El texto, titulado Bibi, es una biografía favorable a Netanyahu, a quien Pfeffer da en su retrato los rasgos de un hombre cultivado, visionario brillante, líder mundial y ejemplo al que seguirían dirigentes como Orbán, Trump y Putin16.

En una entrevista con el diario Libération —titulada «Para Trump, Putin, Orbán y demás, Netanyahu es como un patriarca»17—, el periodista israelí trata de hacernos creer que:

«Para Trump, Orbán, Salvini, Duterte, Abe e, incluso, Modi y Putin —toda una generación de líderes que ponen en entredicho el modelo progresista occidental basado en el respeto de los derechos humanos—, Netanyahu hace las veces de patriarca, de modelo. Ellos se dicen: «Este tipo está en el cargo desde hace muchísimo tiempo, ganando elecciones una tras otra y haciendo lo que siempre hemos querido hacer, decirle a la izquierda y a los medios de comunicación que se vayan a la mierda». La consecuencia es que, en el club de los grandes de este mundo, los dirigentes del tipo de Macron y Merkel quedan en minoría. Es más difícil que nunca ejercer influencia sobre Netanyahu…».

El objetivo de la maniobra es enganchar al vagón israelí a las naciones occidentales que tratan de emanciparse de las estructuras mundialistas (Unión Europea, OTAN…), en un momento en que Netanyahu y su país están cada vez más aislados diplomáticamente y en dificultades sobre el plano geopolítico, dada la derrota casi total de los grupos terroristas en Siria e Irak, y la presencia del Ejército iraní y de Hizbulah en la frontera israelí.

Pero esta apropiación de la ola populista europea no puede hacerla Israel solo. El estudio de la historia de las comunidades judías muestra que, desde la Antigüedad, sus élites han utilizado a terceros, a intermediarios, para realizar su proyecto escatológico, y que esta estrategia se usa también en el corto plazo para tomar el poder político y económico18.

Soros/Bannon : oposición controlada

En un artículo del 7 de agosto de 2018 titulado «Los milmillonarios estadounidenses se enfrentan por el control político de Europa»19, Eric Zuesse señala:

«Se está preparando una competición por el control político de Europa entre dos campos estadounidenses: uno dirigido por Soros, establecido hace mucho tiempo, y otro creado por Steve Bannon, antiguo director de campaña de Donald Trump. Soros ha dirigido durante tiempo el control de Europa por los milmillonarios progresistas estadounidenses, y ahora Bannon está organizando un equipo de milmillonarios conservadores estadounidenses para arrancar ese control a los milmillonarios progresistas».

El 20 de julio de 2018, el portal estadounidense The Daily Beast se hizo eco de esta competición entre Soros y Bannon por el control de Europa, informándonos de que Soros había «donado 32.000 millones de dólares a causas progresistas», mientras que Bannon se instalaba en Europa para crear The Movement, una «fundación populista, para rivalizar con Georges Soros y desencadenar una revuelta de derechas por todo el continente».

Entrevistado por el Daily Beast, Bannon declaraba que estaba creando una fundación en Europa llamada The Movement, de la que espera que lleve a cabo una revuelta populista de derechas por todo el continente a partir de las elecciones al Parlamento europeo de la primavera de 201920.

Bannon estaría así en misión en el continente europeo para dirigir a los partidos políticos populistas y antisistema de Europa en una lucha final contra el mundialismo.

Desde el primer trimestre de 2018, Bannon estuvo dando la vuelta a Europa para coordinar a los partidos populistas de cara a las próximas elecciones europeas. En su gran gira, pasó por Italia, Suiza y Alemania (para encontrar a la derecha alternativa).

En marzo de 2018, acudió al congreso del Frente Nacional, donde se reunió con Marine Le Pen, ocasión en la que declaró sobre [su sobrina], Marion-Maréchal: «No es solo una estrella en ascenso en Francia, es una de las personas más impresionantes del mundo21» —una manera de explicar a su tía Marine que la oligarquía a la que él representa en Europa le ordena de hacer el favor de apartarse en beneficio de Marion—.

A Bannon se lo presenta como una suerte de filántropo de derechas, nacionalista, opuesto al filántropo liberal e internacionalista Soros, pero quien ha estudiado la historia de la relación dialéctica entre capitalismo y comunismo verá sin dificultad en esta lucha entre las redes de Soros y las representadas por Bannon una oposición controlada.

¿Quién es Steve Bannon?

Bannon es un antiguo oficial de inteligencia de la Marina de EE. UU. que desarrolló una gran carrera en las finanzas, en particular en el banco judío estadounidense Goldman Sachs, para después acabar en el cine y en la televisión22.

Ha sido presidente ejecutivo (de 2012 a 2016 y, luego, del 18 de agosto de 2017 al 9 de enero de 2018) del medio estadounidense Breitbart News, que aspira, al parecer, «a reemplazar a Fox News23».

Medio de la alt-right (derecha alternativa), Breitbart se fundó en 2007 en Israel. Sobre este punto, el asesor estratégico André Archimbaud explica:

«Bannon relanzó Breitbart, concebido en Israel para los Estados Unidos con la bendición de Netanyahu, a fin de utilizar, en la derecha, los métodos disruptivos de la extrema izquierda».

Por otra parte, Breitbart lanzó el 17 de noviembre de 2015 la web Breitbart Jerusalén, que trata la actualidad israelí y de Oriente Próximo.

Bannon y el lobby proisraelí

Cuando, durante la campaña electoral de 2016, Steve Bannon (entonces director de campaña de Donald Trump) se vio acusado de antisemita, la Zionist Organization of America (ZOA) lo defendió.

En un comunicado publicado en su página en Internet, Morton A. Klein, presidente de la ZOA, declaró en respuesta a la Anti-Defamation League (ADL):

«Steve Bannon es un patriota estadounidense que defiende a Israel y que tiene una profunda empatía por el pueblo judío (…) El portal Breitbart News del Sr. Bannon lucha con valentía contra el odio al judío y a Israel (…).

¿Acaso los extraordinarios asesores proisraelíes de Trump, como Newt Gringrich, Rudy Giuliani, Mike Pence, Mike Huckabee, Sheldon Adelson y el yerno judío del Sr. Trump, Jared Kushner, o David Friedman y Jason Greenblatt permitirían a un antisemita y antiisraelí trabajar con ellos? ¿Acaso Ivanka Trump, convertida al judaísmo y cuyos hijos van a una escuela judía ortodoxa, permitiría a un antisemita trabajar con su padre?24».

La Anti-Defamation League, que acusó a Bannon de ser antisemita, es una organización judía americana fundada por la logia masónica judía B’nai B’rith (Hijos de la Alianza). Esta organización, equivalente estadounidense de la Liga Contra el Racismo y el Antisemitismo (LICRA) [francesa], tiene por misión «apoyar a los judíos frente a toda forma de antisemitismo y discriminación». En Francia se clasificaría a la ADL, que lucha contra la «extrema derecha», en la izquierda del espectro político.

En este juego de oposición controlada, los judíos liberales (de izquierda) demonizan a Bannon, mientras que los judíos conservadores (de derecha) lo apoyan y lo defienden. Es así como se marcan los bordes del camino y se mantiene bajo control a un peón que podría tener veleidades de independencia. Si a Steve Bannon se le ocurriese emanciparse, sus apoyos judíos de derecha lo echarían como pasto a la ADL y a los grandes medios de comunicación estadounidenses.

Bannon participó en noviembre de 2017 en la conferencia de la ZOA, en la que declaró:

«Yo no soy un moderado, soy un combatiente. Es por eso que estoy orgulloso de apoyar al Estado de Israel. Es por eso que estoy orgulloso de ser un sionista cristiano»25.

También aprovechó la ocasión para dar las gracias a Sheldon Adelson, quien «aconsejó y guió a Trump para superar el escándalo sexual» que lo afectó en plena campaña electoral. Adelson resulta ser también el principal financiador de la ZOA26.

Sheldon Adelson es un milmillonario judío de origen ucraniano. Es el rey de los casinos, uno de los hombres más ricos de Estados Unidos. Es muy amigo de Benjamín Netanyahu y uno de los principales donadores del Partido Republicano y de la campaña de Trump: en 2016 dio 80 millones de dólares al partido y 25 millones a la campaña de Trump27.

Es una de las razones por las que Bannon se muestra tan agradecido:

«La victoria de Trump en la elección no se habría producido sin Sheldon Adelson».

Igualmente, en la conferencia de la organización judía sionista, Bannon habló contra el establishment y la «global class» (la hiperclase mundial):

«Estamos dirigiendo un movimiento de insurrección contra el establishment republicano, contra la clase mundial permanente de Washington».

Bannon se opone de palabra a la hiperclase… en una organización de la hiperclase; un poco como si un comisario político soviético hiciera declaraciones anticomunistas delante del Politburó.

Lógicamente, como informó el Times of Israel, «esa frase no fue recibida con aplausos por la mayoría de la asamblea judía»28, que debía de sentir que se estaba hablando de ella.

Sheldon Adelson no estaba presente en aquella conferencia en la que Bannon le rindió ese vibrante homenaje. Su ausencia se explica sin duda por una voluntad de no aparecer como apoyo de Bannon en el combate que este libra contra cargos electos republicanos.

El portal estadounidense Politico informó el 13 de noviembre de 2017 de que Sheldon Adelson no apoyaría a Bannon contra los republicanos en las elecciones de mitad de mandato (elecciones a las dos cámaras del Congreso) de 2018, que se celebrarán el 6 de noviembre29.

Desde entonces, Steve Bannon anda concentrado en el proyecto de coordinación de los partidos populistas europeos.

Israel, detrás de The Movement de Steve Bannon

The Movement fue fundado en Bruselas el 9 de enero de 201730 —poco antes de ocupar Bannon el cargo de consejero de presidente de Estados Unidos a partir del 20 de enero de 2017—por Steve Bannon y Mischaël Modrikamen, que hace de director ejecutivo31.

Modrikamen es un abogado y político belga que en noviembre de 2009 creó un partido político, el Partido Popular, situado a la derecha del sistema político, más bien proseguridad y antiinmigración, pero ultraliberal en el plano socioeconómico.

El vicepresidente del Partido Popular es Joël Rubinfeld, antiguo secretario general de las Amistades Belgoisraelíes y antiguo presidente (de 2007 a 2010) del Comité de Coordinación de las Organizaciones Judías de Bélgica (CCOJB)32. Es también miembro fundador y presidente de la Liga Belga contra el Antisemitismo, vicepresidente del Congreso Judío Europeo (EJC) en 2009 y 2010, y copresidente del Parlamento Judío Europeo (EJP) de 2012 a 201433. Existe por otra parte una foto de Joël Rubinfeld, con una gran sonrisa, al lado de Avigdor Liberman (actual ministro israelí de Defensa)34.

Pero volvamos al socio de Steve Bannon, el auténtico fundador de The Movement: Mischaël Modrikamen. De 2000 a 2003, presidió la Comunidad Israelita Liberal de Bélgica. En ese periodo, fue el abogado de la comunidad judía en las negociaciones sobre los bienes expoliados durante la ocupación (alemana de 1940 a 1945)35. Finalizadas las negociaciones, los bancos, las aseguradoras y el Estado belga abonaron más de 100 millones de euros a los supervivientes judíos de las deportaciones nazis36.

Un dato que señalo de pasada: el Sr. Modrikamen fue inculpado el 25 de marzo por falsificación y blanqueo37, en relación con la quiebra de la sociedad Donaldson, cuyo consejo de administración presidía.

Mischaël Modrikamen es un agente de Israel en Europa y un transmisor de la propaganda sionista.

En diciembre de 2016, participó en el International Leaders Summit de Jerusalén, donde fue recibido como presidente del Partido Popular, con su delegación, por el jefe del Consejo de Shomron (Samaria) y en la Kneset (el Parlamento israelí)38.

En esa ocasión, Modrikamen pronunció un discurso que atestigua bien de la estrategia sionista de apropiación de la ola populista europea:

«Se me trata de populista. No me molesta. El populismo es expresar lo que la gente ordinaria desea (…). Las élites no se dan cuenta de lo que está tomando forma a nivel mundial. El Brexit y Trump han señalado el camino. ¡Lo que hay en marcha es una verdadera revolución!

Somos ciudadanos del mundo y no rechazamos a nadie, pero vemos que a menudo no se nos respeta en nuestros países ni en el mundo. Esto nos da algo en común con Israel, a menudo criticado por gente que jamás han puesto los pies aquí y que se deja intoxicar por los medios occidentales. No, no es un país en guerra perpetua. Mucha gente vive y trabaja aquí con normalidad, tanto israelíes como palestinos. No se resume todo a la situación de Gaza. Tenemos mucho que aprender de este país, en la lucha contra el terrorismo, pero también en materia económica».

En esa cumbre, coorganizada y dirigida por Yasmine Dehaen —que casualmente es la esposa de Mischaël Modrikamen—, hubo participantes estadounidenses, belgas, indios, israelíes e ingleses. También estuvieron presentes partidos euroescépticos como el UKIP de Nigel Farage.

Recuerdo en este punto que el principal financiador del partido UKIP de Nigel Farage es Richard Desmond, un millonario judío inglés, propietario entre otros del diario Daily Express, de OK Magazine y de cadenas de televisión pornográficas. Señalemos también que daba apoyo financiero al Partido Laborista y, después, al Partido Conservador, antes de volverse hacia el partido de Farage, a fin de tomar el control de esa corriente de oposición. Nótese que Richard Desmond se mantuvo ambiguo en 2015 declarando que era partidario del referéndum, pero que no sabía si votaría a favor o en contra39.

La cumbre de Jerusalén fue la ocasión, para los participantes, de expresar su suspicacia respecto a la Unión Europea —en conformidad con el reposicionamiento israelí que he descrito antes—, según informó Didier Swysen (enviado especial a Jerusalén), que añadía: «Llamaron a respetar el Estado de derecho, demasiado maltratado a juicio de los oradores, inquietándose por la lucha contra el terrorismo y los flujos migratorios incontrolados, caballos de batalla del Partido Popular y de sus aliados europeos».

La cumbre terminó con la firma de la Declaración de Jerusalén, documento que, en palabras del Sr. Modrikamen:

«Reafirma el Estado de derecho, la libre empresa, los impuestos controlados, la defensa de los valores de la sociedad occidental y la lucha contra el islam radical».

Es por tanto en Jerusalén donde se ha elaborado oficialmente la nueva estrategia atribuida a Bannon; y esto, el mes anterior a la creación de The Movement: una estrategia que no busca emancipar a los pueblos de Europa, sino meterlos en el bolsillo de Israel.

Esta es la trampa tendida a los pueblos de Europa.

Youssef Hindi, 19 diciembre 2018

 

Articulo original en frances

Traduccion original al espanol

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REFERENCIAS

4 Valeurs Actuelles, Brexit : Georges Soros prédit l’appauvrissement « de la plupart des électeurs », 21/06/2016.

5 Ambrose Evans-Pritchard, « Mario Monti’s exit is only way to save Italy », 10/12/2012, Daily Telegraph.

11 Europe 1, Brexit : « révélateur d’un malaise trop longtemps ignoré au sein de l’UE », por Manuel Valls.

12 Le Monde, « Hubert Védrine : ‘‘L’ère des insurrections électorales’’ », 11/11/2016.

13 Le Figaro, « Hubert Védrine : ‘‘Après le coup de gong, que faire ?’’ », 12/13 novembre 2016.

18 Cf. Youssef Hindi, Occident & Islam – Tome II : Le paradoxe théologique du judaïsme. Comment Yahvé usurpa la place de Dieu, 2018, Sigest, capítulo IV.

22 Cf. André Archimbaud, « Présent au congrès du Front national, Steve Bannon construit patiemment son International populiste », Boulevard Voltaire, 10/03/2018.

23 L’Observatoire du journalisme (OJIM), 15/09/2017.

39 Henry Mance, Ukip donor Richard Desmond unsure over EU exit, FT.com, 12/06/2016.

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