Por qué agradecer a los “veteranos” por sus “servicios”? – por El Saker

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Dependiendo del contexto, la pequeña palabra “por qué” puede ser totalmente inocua o puede ser la palabra más subversiva e incluso sacrílega que uno puede pronunciar. Probablemente esta sea la razón por la que amo tanto esta palabra: es la capacidad de desatar un poder tremendo contra todo tipo de vacas sagradas y creencias no cuestionadas. Entonces, hoy quiero preguntar a todos por qué tanta gente siente la necesidad de agradecer a los veteranos por su “servicio”.

Pero primero, vamos a refutar algunos mitos:

Primero, comencemos por eliminar el mito #1: la idea de que a los estadounidenses no les gustan las guerras. Eso es totalmente falso. Los americanos de Estados Unidos odian perder guerras, pero si las ganan, las aman absolutamente. En otras palabras, la reacción típica de Estados Unidos a una guerra depende del resultado percibido de esa guerra. Si es un éxito, les encanta (incluso si se trata de un tiro al pichón como “Tormenta del Desierto”). Si se trata de una derrota disimulable (por ejemplo, las operaciones aéreas de los Estados Unidos y la OTAN contra las fuerzas serbias en Kosovo o el fisco total en Granada), simplemente lo “olvidarán”. Y si es una derrota innegable (digamos Irak o Afganistán), entonces sí, en efecto, la mayoría de los estadounidenses se opondrán categóricamente.

El siguiente es el mito #2: la verdad es que ningún hombre o mujer militar de EEUU ha librado una guerra en defensa de los EEUU desde por lo menos la Segunda Guerra Mundial (e incluso ésta es muy discutible, considerando que EEUU forzó a Japón a librar la guerra y a partir del hecho de que el ataque a Pearl Harbor se preparó como un pretexto para luego atacar a Japón). Desde 1945 no ha habido una sola situación en la que los soldados de los Estados Unidos defendieran sus tierras, sus pueblos, sus familias o sus amigos, de un agresor. ¡Ni una! Todas las guerras peleadas por los Estados Unidos desde 1945 fueron guerras de agresión, guerras por elección y, para empezar, la mayoría de ellas fueron completamente ilegales (incluyendo numerosas operaciones secretas y subversivas). A lo sumo, se puede argumentar que los veteranos estadounidenses defendieron el así llamado “estilo de vida estadounidense”, pero solo si aceptan que dicho “estilo de vida estadounidense” requiere y encomienda guerras de agresión imperialistas y el abandono generalizado de los conceptos claves del derecho internacional.

¿Veteranos de guerras extranjeras? ¡Espera, no sabía que hubiera otros tipos de vets!

Finalmente, existe el pequeño secreto repugnante y sucio que todos conocen pero, por alguna razón, muy pocos se atreven a mencionar: la decisión de unirse al ejército estadounidense (todo voluntario) se basa principalmente en consideraciones monetarias y no en una especie de generosa “servicio” de la patria por puros, elevados ideales. Sí, sí, lo sé, hubo quienes se unieron al ejército de los EEUU después del 11 de septiembre y pensaron que los EEUU habían sido atacados y que tenían que ayudar a llevar la lucha hasta adonde estaban los que atacaron a los EEUU. Pero incluso con un grado de inteligencia muy modesto, debería haber llegado a ser bastante obvio que más allá de que fuera o no el 11-S en realidad el trabajo de Bin Laden y al-Qaeda (personalmente, estoy absolutamente seguro de que fue una demolición controlada)- el gobierno de los EEUU utilizó la atrocidad para justificar una larga lista de guerras que posiblemente no tuvieron nada que ver con el 11 de septiembre. Oye, después de todo, los Estados Unidos decidieron atacar a Irak (que evidentemente no tuvo nada que ver con el 11 de septiembre) y no al Reino de Arabia Saudita (aunque la mayoría de los secuestradores putativos eran sauditas y contaban con el respaldo oficial saudita). Además, incluso si algunas personas no fueran lo suficientemente inteligentes como para ver a través de las mentiras e incluso si ELLOS creyeran que se unieron al ejército de los EEUU para defender a los EEUU ¿Por qué el resto de nosotros, que para 2018 sabemos que el ataque a Irak fue basado pura y únicamente en mentiras, decimos “gracias” a los veteranos por librar estúpidamente la guerra por intereses que ni siquiera pueden identificar? ¿Desde cuándo agradecemos a las personas por tomar decisiones equivocadas y, francamente, inmorales?!

Cadenas de pizza corporativas para guerras

 

Ahora veamos otra cosa básica: ¿qué es el servicio militar? A mi modo de ver, el personal militar puede dividirse aproximadamente en dos categorías: los que en realidad matan a las personas y los que ayudan a los que las matan. ¿Cierto? Si eres un ametralladorista o un conductor de tanques, entonces personalmente puedes matar gente. Si tú eres un especialista en comunicaciones, un conductor de camiones o un electricista, tú no puede matar personas, pero tu trabajo es facilitar que quienes matan personas maten personas. Así que creo que sería justo decir que unirse a lo militar, cualquier cosa militar, es unirse a una organización cuyo principal propósito es matar personas. Por supuesto, ese asesinato puede ser moralmente justificable y, digamos, en defensa de su país y de sus conciudadanos. Pero ese solo puede ser el caso si te preparas para una guerra defensiva y, como todos sabemos, los EEUU no han librado una guerra de este tipo durante más de 70 años. Lo que significa que, con algunas excepciones cada vez más raras (veteranos de la Segunda Guerra Mundial), TODOS los veteranos a los que se les agradeció por su servicio, ¿qué hicieron exactamente? Si lo ponemos en un lenguaje sencillo, ¿qué decisión fundamental y crucial tomaron TODOS estos veteranos?

 

En simple y sencillo castellano, los veteranos son aquellos que se inscribieron, por dinero, para asesinar a personas fuera de los EEUU.

Lo siento, sé que esto suena ofensivo para muchos, pero esto es un hecho. El hecho de que esta decisión (unirse a una organización cuyo propósito principal sea asesinar a personas en sus propios países, a cientos y miles de millas de los EEUU) TAMBIÉN se haya podido tomar por razones “patrióticas” (es decir, por aquellos que creyeron en lo que es probablemente la máquina de propaganda más mentirosa de la historia) o para “ver el mundo” y “convertirse en un verdadero hombre”, no cambia el hecho de que si el ejército de los EEUU no hubiera ofrecido pago ni beneficios, NO becas, NO atención médica, etc., la gran mayoría de los que afirman que se unieron para “servir” nunca se habrían unido, en primer lugar. Todos lo sabemos, ¡entonces no pretendamos lo contrario! Solo mire los argumentos que los reclutadores utilizan para convencer a las personas a unirse: ¡se trata todo de dinero y beneficios! ¿Necesitas más pruebas? Solo observa el tipo de grupos sociales que compone la mayor parte de las fuerzas armadas de los EE.UU: sin educación, pobres, con mínimas perspectivas de ascenso. La simple verdad es que las personas económicamente exitosas rara vez se unen al ejército y, cuando lo hacen, por lo general, hacen una carrera fuera de él.

Como alguien que ha vivido en los EEUU por un total de 21 años hasta ahora, puedo dar fe de que las personas se unen al ejército precisamente por las mismas razones por las que ingresan a la fuerza policial o se convierten en oficiales penitenciarios: porque en todas esos esfuerzos hay dinero para ganar y beneficios para disfrutar. De acuerdo, debe haber, por definición, el 1% o menos que se unió a estas carreras (todas violentas) por ideales puros y nobles. Pero estos serían una pequeña, minúscula, minoría. La abrumadora mayoría de policías, oficiales penitenciarios y soldados se unieron principalmente por razones materiales y/o monetarias.

Por cierto, dado que ese es el caso, ¿no es también cierto que el soldado (al igual que el policía o los oficiales penitenciarios) YA recibieron su “gratitud” de la sociedad por su “servicio” en la forma de un cheque? ¿Por qué la gente todavía siente la necesidad de “agradecerles por su servicio”? Noosotros no agradecemos a los controladores de tránsito aéreo ni a los trabajadores de la madera (también carreras muy difíciles) por su servicio, ¿verdad? Y eso a pesar del hecho de que los controladores de tráfico aéreo y los trabajadores forestales no eligieron unirse a una organización cuyo objetivo principal es matar personas en sus propios hogares (ya sean hogares privados u hogares nacionales), que es por lo que pagan a los soldados.

 

Permíteme repetir esa perogrullada una vez más, de una manera aún más directa: los veteranos son asesinos contratados por dinero. Pausa. El resto es toda propaganda.

En un mundo cuerdo normal, uno podría pensar que esto es principalmente una cuestión moral y ética. Incluso uno podría decir espiritual. ¿Ciertamente las grandes religiones podrían tener algo relevante y esclarecedor que decir sobre esto? Bueno, en el pasado lo hicieron. De hecho, con algunas variaciones leves, los principios de lo que se llama una “guerra justa” se conocen en Occidente desde, al menos, Agustín de Hipona y Tomás de Aquino. Según esta fuente ellos son:

  • Una guerra justa sólo puede librarse como último recurso. Todas las opciones no violentas deben agotarse antes de que se justifique el uso de la fuerza.
  • Una guerra es justa sólo si es librada por una autoridad legítima. Incluso las causas justas no pueden ser servidas por acciones tomadas por individuos o grupos que no constituyen una autoridad sancionada por lo que la sociedad y los forasteros consideren legítimo.
  • Una guerra justa sólo puede ser librada para reparar un mal sufrido. Por ejemplo, la legítima defensa contra un ataque armado siempre se considera una causa justa (aunque la justicia de la causa no es suficiente; consulte el punto #4). Además, una guerra justa sólo se puede librar con intenciones “correctas”: el único objetivo permisible de una guerra justa es reparar la injuria.
  • Una guerra solo puede ser justa si se lucha con una probabilidad razonable de éxito. Las muertes y lesiones causadas por una causa desesperada no son moralmente justificables.
  • El objetivo final de una guerra justa es restablecer la paz. Más específicamente, la paz establecida después de la guerra debe ser preferible a la paz que habría prevalecido si la guerra no se hubiera librado.
  • La violencia utilizada en la guerra debe ser proporcional a la lesión sufrida. Los Estados tienen prohibido el uso de la fuerza que no es necesaria para alcanzar el limitado objetivo de abordar el daño sufrido.
  • Las armas utilizadas en la guerra deben discriminar entre combatientes y no combatientes. Los civiles nunca son objetivos permisibles de la guerra, y se deben hacer todos los esfuerzos posibles para evitar matar civiles. Las muertes de civiles se justifican solo si son víctimas inevitables de un ataque deliberado a un objetivo militar.

(Echa un vistazo a este artículo para una discusión más exhaustiva de este tema fascinante).

Modernas religiones para guerras

 

Ahora: Agustín de Hipona y Tomás de Aquino no son mis héroes, pero son considerados como altas autoridades en el pensamiento filosófico occidental. Sin embargo, cuando se comparan con esta lista de criterios, todas las guerras peleadas por los EEUU son con claridad, y lo dejan en evidencia por sí mismas, totalmente injustas: todas fallan en varios criterios, y la mayoría de ellas (incluyendo el ataque a Irak y Afganistán) ¡fallan en todos!

Pero no hay necesidad de remontarse a través de los siglos para encontrar pensadores occidentales autorizados que denuncien claramente las guerras injustas. ¿Tú sabías que el crimen fundamental, según el derecho internacional, no es el genocidio o los crímenes de lesa humanidad?

Nop, el crimen supremo según el derecho internacional es el crimen de agresión. En palabras del fiscal jefe de Nüremberg y Juez Asociado de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Robert H. Jackson, el crimen de agresión es el crimen supremo porque “contiene en sí mismo el mal acumulado” de todos los otros crímenes de guerra. Jackson escribió: “Iniciar una guerra de agresión, por lo tanto, no es sólo un crimen internacional; es el crimen internacional supremo que difiere sólo de otros crímenes de guerra en que contiene dentro de sí el mal acumulado del conjunto”.

Por lo tanto, desde el siglo IV hasta el siglo XX, la gente de Occidente siempre supo lo que era una guerra justa, y comprendió plenamente que iniciar una guerra de este tipo es el crimen supremo y maligno según el derecho internacional. Pero esto va más allá de las grandes guerras. Según el derecho internacional, el crimen de “agresión” no solo se refiere a un ataque militar a gran escala. La agresión se puede definir como la ejecución de cualquiera de los siguientes actos:

  • Declaración de guerra a otro Estado.
  • Invasión por parte de sus fuerzas armadas, con o sin declaración de guerra, del territorio de otro Estado.
  • Ataque de sus fuerzas terrestres, navales o aéreas, con o sin declaración de guerra, al territorio, embarcaciones o aeronaves de otro Estado.
  • Un bloqueo naval de las costas o puertos de otro Estado.
  • Provisión de apoyo a las bandas armadas formadas en su territorio que han invadido el territorio de otro Estado, o la negativa, a pesar de la solicitud del Estado invadido, de tomar, en su propio territorio, todas las medidas a su alcance para privar a esas bandas de toda asistencia o protección.

Finalmente, es importante señalar aquí que, según estas definiciones legales autorizadas, ¡todos los presidentes de los Estados Unidos son criminales de guerra según el derecho internacional! Esto, a su vez, plantea la pregunta de si todas las guerras peleadas por los soldados estadounidenses desde 1945 fueron efectivamente libradas por una autoridad legítima (como lo mencionaron Agustín de Hipona y Tomás de Aquino). ¿Cómo puede ser eso cuando el Comandante en Jefe es un criminal de guerra?

Resumámoslo hasta aquí: tenemos personas que aceptan convertirse en asesinos (o asistentes de asesinos), que lo hacen principalmente por razones monetarias, que luego participan sólo en guerras de agresión ilegales e inmorales y cuyo comandante en jefe es un criminal de guerra.

 

¿Y merecen nuestra gratitud? ¿por qué exactamente?!

¿Tal vez porque tantos veteranos han sido heridos, mutilados, traumatizados? ¿Tal vez porque una vez que dejan las fuerzas armadas no reciben el apoyo social y médico que necesitan? ¿Tal vez simplemente porque las guerras son horribles? ¿O tal vez porque a los veteranos les mintieron y fueron engañados? ¿O tal vez porque algunos (¿muchos?) de ellos intentaron ser humanos, personas honorables y decentes a pesar de los horrores de la guerra que los rodeaban? Cuando pensamos en las horrendas cifras de desempleo, falta de vivienda e incluso suicidio entre los veteranos, no podemos dejar de sentir que se trata de personas a las que se les ha mentido, engañado y desechado como una herramienta que ya no es útil. ¿Entonces, tal vez decir “gracias por tu servicio” es lo correcto?

¡Nop! Todas estas son excelentes razones para sentir compasión y simpatía por los veteranos, sí. Pero no gratitud. Hay una gran diferencia aquí. Todos, todos los humanos, y yo creo firmemente que cada criatura, merece compasión y simpatía. Pero una cosa es decir “siento compasión por ti” y otra muy distinta es decir “gracias por lo que hiciste”, porque eso implica que la acción fue una acción moral, buena y ética, y eso es completamente falso.

El general de división Smedley Butler lo expresó mejor cuando él escribió:

La guerra es un fraude. Siempre lo ha sido. Es posiblemente el más antiguo, fácilmente el más rentable, seguramente el más cruel. Es el único internacional en amplitud. Es el único en el que las ganancias se cuentan en dólares y las pérdidas en vidas. Un fraude es descripto mejor, creo, como algo que no es lo que parece a la mayoría de la gente. Solo un pequeño grupo “interno” sabe de qué se trata. Se lleva a cabo en beneficio de muy pocos, a expensas de muchísimos. Fuera de la guerra, unas pocas personas hacen grandes fortunas.

Si estamos de acuerdo en que la guerra es, de hecho, un “fraude”, y que se lleva a cabo “en beneficio de muy pocos”, entonces tendría sentido para estos “muy pocos” expresar su gratitud hacia aquellos a quienes contrataron para hacerlos ricos. Y, de hecho, lo hacen. Aquí está el mejor ejemplo de eso:

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Por supuesto, Google no es más dependiente de las guerras de agresión que cualquier otra corporación estadounidense. La naturaleza misma de la economía de los Estados Unidos se basa en la guerra y siempre se ha basado en la guerra. El así llamado “estilo de vida estadounidense”, pero sin guerras de agresión, nunca se ha intentado en el pasado, y no se intentará mientras los Estados Unidos sigan siendo la piedra angular del Imperio Anglosionista y la hegemonía mundial que busca imponer sobre el resto de la humanidad. Pero hasta que llegue ese día, el “estilo de vida estadounidense” siempre implicará guerras de agresión y el asesinato masivo de personas inocentes cuyo único “pecado” es atreverse a desear vivir libres y no ser esclavos del Imperio. Si crees que aquellos que se atreven a querer vivir libres en un país verdaderamente soberano merecen ser asesinados y mutilados, entonces sí, ¡gracias a todos los veteranos desde el fondo de tu corazón!

Pero si no crees esto, ofréceles tu compasión, pero no tu gratitud por sus crímenes.

El Saker, 15 noviembre 2018

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Fuente original

Fuente traducción de Leonardo Del Grosso, de Comunidad Saker Latinoamérica

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