Ideología de género: ¿hemos tocado fondo? – por Xavier Bartlett

bandera_LGBTDespués de haber dedicado ya algunos artículos a la cuestión de la ideología/política de género, más un reciente vídeo a cargo de Félix Rodrigo Mora, me había propuesto dejar aparcado este tema y no volver a escribir sobre él porque pensaba que ya nada nuevo podía sorprenderme. Sin embargo, la actualidad me ha proporcionado un motivo más que justificado para abordar de nuevo la decadencia y paranoia de nuestra realidad cotidiana, hasta un punto que me hubiera resultado imposible de imaginar hace unos pocos años. Me voy a referir pues a una noticia que ya ha provocado una agria polémica y que es una muestra más de que los planes de ingeniería social se aceleran a toda velocidad y que van a sobrepasarnos antes de que nos demos cuenta.

Muchos ya sabrán que el Gobierno Foral de Navarra[1] se propone implementar un plan integral educativo de igualdad (término tan de moda) llamado Skolae que incorpora algunas medidas controvertidas, como una cierta educación sexual a niños entre 0 y 6 años, con juegos sexuales incluidos. Visto el revuelo producido, me he tomado la molestia de informarme para ver de qué iba todo y si estaba en la línea de lo que ya expuse en el artículo sobre políticas de género, en concreto en lo relativo a la educación. La verdad, creía que ya nada iba a asombrarme, pero lo que he leído ha superado todas mis expectativas, o sea, mis peores escenarios. No sé en verdad cómo calificar esto, pero me vienen a la mente los términos más duros.

Ya expuse en su momento que la escolarización ha sido un auténtico instrumento de formateado de mentes durante siglos, pero lo que se ha venido cocinando desde finales del pasado siglo e inicios de éste supera todo lo imaginable. Es prácticamente la toma o captura –por parte de los poderes globales– de los niños y jóvenes en todos los órdenes de la vida, desde lo intelectual a lo emocional, afectivo y sexual. En efecto, si se moldea adecuadamente a los niños, casi desde la cuna, la sociedad futura estará completamente controlada y sumisa y será mucho más fácil trasformarla en el ideal transhumanista que está a la vuelta de la esquina, pues ya ha sacado la cabeza a través de nuestra sumisión a la tecnología más avanzada. Y todo por nuestro bien, claro está…

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El estado moldea a la población

El estado totalitario del Gran Hermano de Orwell –y de los Protocolos de los Sabios de Sión– ha dejado de ser una fábula, una utopía o una profecía: ya es una realidad. Los hombres y mujeres de todas las clases, razas y edades ya están sometidos a los estados y poderes corporativos y el siguiente paso es que los niños dependan directamente del estado, que establecerá qué es lo mejor para ellos y se hará cargo de su tutela. La familia, la paternidad, la maternidad, el amor, la sexualidad humana… serán perseguidos y eliminados progresivamente a golpe de ley y en nombre de la democracia, la libertad, la igualdad, la civilización, el progreso y no sé cuántas más palabras vacías de todo sentido real. De verdad me gustaría pensar que todo esto es exagerado, pero lo que he leído me deja pocas dudas sobre las intenciones de esa gente, y no tienen ninguna intención de frenar sino de todo lo contrario.

Empecemos pues a analizar este documento y su contenido. El programa educativo Skolae, que se inscribe en el Plan de Coeducación 2017-2021, tiene como objetivo la siguiente orientación o competencial global:

“Nace con el objetivo de acompañar a cada comunidad escolar como facilitadora del proceso de aprendizaje de niñas y niños desde que nacen y durante todas las etapas de su educación en la adquisición de las competencias necesarias que les permitan elegir su proyecto vital propio, desde la libertad y la diversidad de opciones, sin condicionantes de género sea cual sea su raza, religión, nivel económico, cultural, origen, etc.”[2]

Esto es, el programa nos plantea que desde el poder público se va a facilitar (¡qué verbo más tramposo!) que las niñas y niños[3] de todas las edades definan su proyecto vital propio, sin condicionantes de género o de otro tipo. Esto es, que nadie les imponga nada (¿y los padres?), empezando por la realidad biológica. Habría que ver cómo y quién juzga la capacidad autónoma de los niños, sobre todo los más pequeños, pero también los adolescentes. Y visto lo visto, las nuevas generaciones son todavía más ingenuas, indefensas y manipulables que mi generación o que la generación de mis padres y abuelos, que se espabilaron bien pronto frente a las dificultades de la vida. Por cierto, alguien debería levantar la mano y mencionar que no hay géneros optativos, sino sólo dos sexos. En fin, el rigor científico y el sentido común tirados a la basura ya desde el primer párrafo. 

Seguidamente, voy a centrarme sólo en los aspectos de la ideología de género más siniestros que impregnan el documento, que son para poner los pelos de punta en cuanto se leen con un poco de calma y criterio.

En primer lugar, se insiste en que la sociedad moderna de la igualdad es un espejismo, y que la desigualdad de fondo subsiste a causa del sexismo latente. Así, se dice textualmente:

“La práctica coeducadora debe hacernos competentes tanto para el diagnóstico crítico de la realidad, desde un enfoque de género bien fundamentado, como para el diseño de nuestra implicación en construir nuevas identidades igualitarias, masculinas y femeninas.”[4]

Estamos aquí ante el típico lenguaje intelectualoide de corte psicoanalítico-político que no hay quien lo entienda y, por tanto, lo critique. El caso es que alguien debería explicarnos cómo se hace “un diagnóstico crítico de la realidad desde la perspectiva de género”. Y por supuesto, no se contempla que haya otras perspectivas válidas –o simplemente alternativas– para diagnosticar la realidad. Se añaden cosas realmente graves y que deberían haber llamado la atención de políticos, abogados y juristas, como que “la estructura social actual niega a las mujeres la ciudadanía plena” (sic). ¿Cómo se puede poner eso por escrito y quedarse tan ancho (perdón, ancha)? ¿Y las leyes? ¿Y la Constitución? ¿Y los tratados internacionales de derechos humanos, civiles, etc. suscritos por España? ¿Cómo que las mujeres no tienen ciudadanía plena? ¿Qué ha de pasar para que las mujeres adquieran tal estado? (Me vienen a la mente recientes hechos y airadas protestas que daban a entender que si la justicia no era feminista, entonces no era justicia.)

Pero el culpable de tal situación no puede ser más que el hombre, en general. Además, para mantener su predominio, recurre a la violencia de género. A este respecto, un poco más adelante se dice textualmente:

“En su expresión más extrema, algunos hombres utilizan las violencias de género para limitar a las mujeres el acceso a la igualdad, intentando así preservar una masculinidad basada en el control y en la superioridad frente a las mujeres y frenar la pérdida de sus privilegios.”[5]

Y la reflexión se completa con este párrafo, que no tiene desperdicio:

“Resulta necesario incorporar progresivamente unas claves de análisis que interroguen la influencia recibida de una sociedad sexista. La radical reclamación del pleno ejercicio de los derechos económicos, sociales y políticos por las mujeres y los hombres, permitirá la puesta en valor de la igualdad dentro del principio ético de la justicia. El derecho a una vida segura y plena, nos marca la necesidad de capacitar tempranamente en la detección de los síntomas de las violencias de género y en la oportunidad de articular tanto una impugnación de dichas acciones como una respuesta a las mismas.”

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Material educativo “de género” para niños

¿Una vida segura y plena ligada a detectar los síntomas de la violencia de género? Según esta perspectiva, que un niño le dé un beso a una niña en la escuela, ¿podría ser considerado “síntoma de violencia de género” o acoso sexual[6]? ¿Feminazismo oficial? Que cada cual ponga el adjetivo que estime oportuno.

Siguiendo con la filosofía base del programa, el texto nos deja muy claro que el pensamiento crítico que se quiere inculcar en el alumnado –a fin de superar un mundo desigual– se fundamenta en la teoría de género, un montaje pseudocientífico que no sé si calificar de freudiano (de Freud) o “fraudiano” (de fraude), que insiste hasta la saciedad en los mismos mantras, con las palabras mágicas de la moderna retórica sociológica:

“Uno de los principales objetivos de este aprendizaje es el fomento de un pensamiento crítico entre el alumnado acerca de las desigualdades existentes en diversos ámbitos (familiar, escolar, social, laboral…). Para ello es fundamental abordar conceptos clave de la teoría de género: sistema sexo-género, socialización de género, roles y estereotipos de género, mandatos de género, identidad de género, interseccionalidad, igualdad-diferencia-desigualdad-discriminación, división sexual del trabajo, conciliación, corresponsabilidad-sostenibilidad, sincretismo…”[7]

Dicho en román paladino, el mundo feliz, igual e igualitario, ha de venir marcado por la perspectiva de género que se enseña en la escuela y que ha guiar los comportamientos futuros de los niños y jóvenes. No voy a seguir citando pasajes de este estilo, pero son más de lo mismo, aunque con la adecuada carga de profundidad contra todo lo masculino y su contexto social (el llamado androcentrismo), que es presentado como nefasto para la humanidad, mientras que a la mujer se la pone como víctima absoluta y objeto eterno de invisibilidad, desvalorización, sumisión, explotación, etc. Esto para empezar y para que los chicos y chicas se vayan situando en lo que les espera.

Entrando ya en lo que sería el currículo propuesto, se aportan una serie de “claves de lectura” o valores transversales que serán trabajados a distinto nivel en todas las edades, incluso en la etapa infantil de los niños de 0 a 6 años. Para que se hagan una idea de la magnitud del adoctrinamiento de los chavales, incluyo algunos ejemplos de contenidos de los itinerarios curriculares de diferentes niveles:

Infantil (de 0 a 6 años):

Identificación de elementos sexistas en el lenguaje cotidiano. Desnaturalización de la violencia de los niños contra las niñas: vivencia sexista de la agresión.

Primaria (de 6 a 12 años):

Conciencia de la construcción social de los géneros: sistema sexo-género, patriarcado, socialización diferencial, estereotipos y mandatos de género. Conciencia de las actuales desigualdades existentes por razón de género: panorama cercano y perspectiva mundial. La(s) violencia(s) de género como estrategias para frenar el cambio hacia la igualdad. La coeducación y sus limitaciones: sexismo en materiales escolares y asimetría en el reparto de espacios. Sexismo en las influencias mediáticas (I): cuentos y publicidad. Los sesgos del lenguaje para invisibilizar a las mujeres.

ESO / FP básica (de 12 a 16 años):

Las violencias que se ejercen contra las mujeres: tipos, mitos y ciclo de la violencia de género. Sexismo en las influencias mediáticas (II) videojuegos, series, canciones y moda. Influencia de la construcción mediática del cuerpo como objeto de deseo. Las propuestas de lenguaje inclusivo y no sexista.

Bachiller / FP media-superior (16-18 años):

Cambio social. El movimiento feminista (III): reivindicaciones pendientes y nuevos objetivos a debate. La implicación de los hombres en las políticas de igualdad: denuncia de la violencia machista y principales cambios hacia roles masculinos igualitarios. Visibilizar el movimiento asociativo del entorno. La posibilidad de participación ciudadana en la reivindicación de una sociedad igualitaria.[8]

Creo que no hace falta extendernos en comentarios; los textos hablan por sí mismos y nos dan una idea clara de que el estado desea imponer una visión global del ser humano y de la sociedad desde una perspectiva sesgada y excluyente de cualquier otra forma de entender las relaciones humanas, dejando a un lado las creencias o valores que puedan tener las familias. Véase, además, que con gran habilidad se tocan todos los aspectos que configuran la realidad cotidiana de los jóvenes (medios, publicidad, videojuegos, series, moda, etc.) con lo cual nadie se puede escapar de la influencia del discurso oficial.

Lo cierto es que al leer esto me ha venido a la memoria la asignatura franquista F.E.N. (Formación del Espíritu Nacional), que todavía conocí en su último estertor durante mi etapa escolar, por la cual se esperaba que los chavales adquiriesen los valores morales y políticos del régimen dictatorial imperante. Eso sí, al menos en esa época no se ocultaba que la asignatura nacía de un contexto autoritario, mientras que ahora el trágala se vende mucho mejor bajo el paraguas de la libertad y la democracia.

Por lo demás, me pregunto cómo van a lavar el cerebro apenas conformado de los niños más pequeños con lindezas como la Desnaturalización de la violencia de los niños contra las niñas: vivencia sexista de la agresión. ¿Qué eso de violencia de los niños contra las niñas? ¿Acaso pretenden traumatizar a las criaturas antes incluso de que puedan tener una noción mínima del concepto de sexo? Nauseabundo y aberrante, no se me ocurren otros calificativos.

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La “ciencia” del género para niños

Llegados ya al Aprendizaje 4 (“Sexualidad, convivencia y prevención de la violencia”) tenemos otra sobredosis del discurso de género, pero ya con una intensidad y virulencia más acentuada. El leit-motiv de este aprendizaje se basa en presentar las nuevas nociones de sexualidad, género y afecto, a fin de crear un nuevo marco de relaciones entre personas (ya no digamos hombre-mujer, porque hay multiplicidad de opciones). Aquí podríamos esperar lo peor y así es, y ya no es abiertamente un ataque frontal contra el hombre sino también contra la mujer y sus conductas erróneas.

Así, se pone en alerta a todo el mundo contra la “tan extendida” LGTBIfobia, palabro que sólo usan los apóstoles de la nueva religión y se previene de las maldades de los actuales desequilibrios y cánones impuestos en las relaciones entre hombres y mujeres. Y en este punto, está muy bien criticar el valor de cierta belleza artificial y la copia obsesiva de tipos estéticos imposibles, pero justo a continuación se lanza una bomba atómica devastadora que no deberíamos pasar por alto. Ahora resulta que el amor romántico es una “construcción social”. Textualmente se dice:

“En su reconstrucción burguesa, el amor romántico ha sido definido desde la heterosexualidad y sobre la base de una división de roles dentro de la pareja. Alrededor de este amor romántico se configura un conjunto de creencias conocidas como los mitos del amor romántico (mito de la media naranja, de los celos, de la pasión eterna, del cambio por amor, de la entrega total, de compatibilizar amor con sufrimiento…)” Son imágenes idealizadas que sirven para perpetuar los desequilibrios de poder existentes, que favorecen la tolerancia de comportamientos abusivos y que se consideran como algo natural o normal en las relaciones, por lo que son resistentes al cambio. Resulta fundamental analizar con el alumnado sus posibles consecuencias y la relación de estos mitos con la violencia contra las mujeres.[9]

No se puede decir más directamente: el amor romántico es heterosexual (y por tanto, malo) y está lleno de mitos. “Son imágenes idealizadas que sirven para perpetuar desequilibrios” (sic). ¡Bravo! Se agradece esta sinceridad respecto al amor romántico y su obvia procedencia burguesa (esto retrata de pleno la ideología de los autores del libelo). Desde luego, el sexo le debe gustar mucho a esa gente, pero no así el amor, al que se quiere calificar, según unos materiales didácticos para adolescentes, como un conjunto de prejuicios, frases hechas y lugares comunes. 

Como ya hemos citado a Sigmund Freud, vale la pena comentar de dónde sale este discurso, en el cual se quiere confundir sexo con amor, o más bien destruir a éste en favor del primero. En su obra de 1930 El malestar en la cultura Freud ya dejó claro que el concepto de amar “se inscribe cada vez más en la esfera de la pura relación de placer del yo con el objeto y se fija, por último, a los objetos estrictamente sexuales y aquellos otros que satisfacen las necesidades de los instintos sexuales sublimados”.  Véase que Freud ni siquiera hablaba de personas, hombres o mujeres, sino de objetos. Sin comentarios.

Asimismo, los autores de esta iniciativa educativa han dejado claro que el amor provoca desigualdades, y ya sabemos que este programa va de buscar la igualdad entre todos/as. Por cierto, ¿qué hay de malo o perverso en la pasión eterna? ¿Y en la entrega total (de hombre a mujer y viceversa)? ¿Me lo podrían explicar?

Vuelvo a poner unas perlas de los contenidos sobre este aprendizaje:

Infantil (de 0 a 6 años):

Nuestro cuerpo: Visibilizar la diversidad de cuerpos, todos ellos sexuados y valorados. Reflexión sobre imágenes de diferentes personas sexuadas en masculino y/o en femenino, diferentes edades, culturas, diversidad funcional… Reconocimiento de la sexualidad infantil desde el nacimiento despenalizando el reconocimiento y la vivencia de dicha sexualidad en el ámbito de la escuela y la familia (curiosidad sexual, juegos eróticos infantiles…).

Primaria (de 6 a 12 años):

Relaciones afectivo sexuales, ética en las relaciones: La sexualidad como fuente de comunicación, placer, afecto y procreación. Conductas sexuales: besos, caricias, abrazos… Expresión de afectos. Atracción, enamoramiento, amor. Acoso y ciberacoso. Los espacios virtuales como espacios de relación. Orientación sexual: homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad. Deseo sexual. Lgtbifobias. Habilidades de comunicación y de negociación. Toma de decisiones informadas.

ESO / FP básica, media y superior – Bachiller (de 12 a 18 años)

Sentirse a gusto, contenta y contento con nuestro cuerpo. Cuidados del cuerpo. El cuerpo como fuente de sensaciones, comunicación y placer. Transmitir y sentir. El placer erótico: diversidad de gustos y de placeres. Potenciadores del placer: buena comunicación, sinceridad, respeto y confianza. Satisfacción y disfrute en relación o en solitario. 

Sexualidad y relaciones no gratas: Abusos sexuales y violencia sexista. Las causas de la violencia en adolescentes: machismo, masculinidad hegemónica y construcción de amor romántico. Violencia sexual fuera y dentro de la pareja. Violencia sexual por fuerza y por “falso consentimiento”. Agresión sexual. Coerción sexual. Relaciones tóxicas. Relaciones tóxicas versus relaciones en las que tiene lugar violencia de género. Lgtbifobias.[10]

Véase lo mucho que se espera de los chavales, hasta de los más pequeños, para que construyan desde la más tierna infancia un conjunto de valores y prácticas que rijan su vida afectiva y sexual hacia los demás y hacia uno mismo, pues también se fomentará el autoerotismo. Y para empezar, que los más pequeños reconozcan su sexualidad y que la vivan alegremente mediante juegos eróticos… me faltan las palabras. Pero me pregunto si todo esto no tendrá alguna relación con el intento no disimulado en muchos países de despenalizar la pederastia y convertirla en una especie de patología o en una costumbre sexual lícita propia de la libertad humana (y ya me explicarán qué libertad puede tener un niño de 6, 8 ó 10 años…). En todo caso, como estamos en la era del neo-lenguaje, esta tendencia queda bien maquillada bajo un nuevo neologismo de género que ya circula por la Red: el sexo intergeneracional.

Lo que se propone para los adolescentes es más o menos una hipersexualización o una educación sexual claramente hedonista (con “diversidad de gustos y placeres”) y orientada a superar la heterosexualidad, pero –eso sí– controlada dentro de los márgenes de la doctrina sobre la “toxicidad” de las relaciones en las que el varón tienen todas las de perder pues ya se aplica el prejuicio de malvado, depravado, acosador y violento sólo por ser varón, como se recoge en toda la legislación estatal o autonómica sobre violencia de género desde inicios de este siglo.

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Manifestación feminista: El sistema patriarcal, fuente de todos los males

Y por cierto, el documento Skolae acaba con una larga exposición de anexos en que se deja patente que todo el programa se sustenta en dicha legislación y que por lo tanto va a misa porque la ley es sagrada. Además, se prevé una formación de todo el profesorado para que imparta estas temáticas y competencias de acuerdo con la normativa impuesta y cabe pensar que la libertad de cátedra y la objeción de conciencia de los docentes quedarán aparcadas en algún remoto lugar. Y por supuesto todo ello pagado generosamente con fondos públicos, esto es, con los impuestos de todos los ciudadanos, incluidos los que disienten de estas medidas.

En fin, si todo esto no es una corrupción de menores encubierta, no sé como habría que calificarlo. El asunto, en términos legales, no es poco grave, pues el artículo 183 bis del Código Penal dice lo siguiente: “El que, con fines sexuales, determine a un menor de dieciséis años a participar en un comportamiento de naturaleza sexual, o le haga presenciar actos de carácter sexual, aunque el autor no participe en ellos, será castigado con una pena de prisión de seis meses a dos años”. No veo, sin embargo, que ningún juez –todos y cada uno de los que se han tragado la abierta injusticia e inconstitucionalidad de las leyes de violencia de género– se atreva a enfrentarse al poder político legislativo. ¿Separación de poderes? Claro que no. ¿O es que alguien cree aún en ese engendro de la Revolución Francesa llamado democracia?

Sumando todas las piezas, vemos que este programa del Gobierno de Navarra es un nuevo hito en el proceso de total manipulación y abducción de los niños y niñas para que –aprovechando la receptividad de sus mentes– se les grabe en el disco duro un patrón de pensamiento y conducta, por no decir un trauma. En efecto, esta es la dictadura de género basada en estos tres pilares:

  1. El sexo biológico es irrelevante. Nacer hombre o mujer, con todas sus características biológicas y anatómicas, es un mero accidente. En realidad, se debe hablar de género, una construcción social y cultural que se aprende y que coarta o reprime la libertad del individuo para definirse a sí mismo. Por tanto, la sexualidad biológica es una imposición, y la heterosexualidad sólo es una de las diversas opciones de género. Desde los poderes públicos se debe facilitar que los niños exploren las múltiples opciones disponibles a fin de decidir qué identidad de género desea tomar cada uno libremente.
  1. La familia tradicional (hombre-mujer-hijos) es un montaje o invento social de procedencia cultural y religiosa. Existen muchos tipos de familia igualmente válidos a partir de la combinación de todas las posibilidades de género. Asimismo, el matrimonio heterosexual –que conlleva la maternidad de las mujeres– ha sido tradicionalmente un mecanismo del heteropatriarcado para oprimir y someter a las mujeres y obligarlas a mantener un rol pasivo y de cuidado de los hijos. La libertad de la mujer pasa por no unirse al varón en familia, por acceder al aborto (“el control y poder sobre su cuerpo”) y llevar una vida independiente.
  1. Las relaciones hombre-mujer han sido históricamente una agresión contra la mujer. Las desigualdades sociales, profesionales, económicas, etc. que experimentan las mujeres se deben exclusivamente al patriarcado, al machismo y a los tradicionales roles de género. Además, el hombre quiere someter y vejar a la mujer por el simple hecho de ser mujer. El trato del hombre hacia la mujer se vehicula invariablemente a través de la violencia psíquica y física, que siempre es unidireccional. Así, el hombre –por naturaleza– es misógino, violento, agresor y criminal hacia la mujer y no merece la presunción de inocencia.

Todo esto no es exagerado o sacado de contexto. Está puesto por escrito de uno u otro modo en los documentos feministas (feminazis) y en las legislaciones sobre género de muchos países del mundo, con el refrendo incondicional de científicos, juristas y expertos que avalan dichos postulados. Y por si a alguien le quedaban dudas de quién está detrás de todo esto, digamos que la ideología de género goza del beneplácito y máxima promoción por parte de la ONU y sus esferas de influencia, que entre otras cosas recomiendan que los niños se masturben ya desde los cinco años… Entretanto, ya se ha aprobado oficialmente una Declaración de derechos sexuales de los menores.

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En la nueva educación “afectivo-sexual” no cabe el sexo entre hombre y mujer (véanse los símbolos en la parte superior)

Y qué curioso que no haya discrepancias en este tema. Véase que todos los partidos políticos del arco parlamentario español, de izquierda a derecha y con todas las sensibilidades particulares, apoyan sin rechistar todas estas iniciativas porque todo esto viene de muy arriba, es decir, del partido único que rige en todo el planeta. A todo esto habría que añadir la más que evidente campaña pública de represión y condena de la sexualidad heterosexual, que supera con mucho los límites del hiper-puritanismo del antiguo régimen nacional-católico franquista. Cabe pensar pues que estas leyes, directrices y maniobras han sido planchadas en lugares reservados y elitistas.

Aparte, hay que reconocer que la estrategia se ha montado –como siempre– con gran inteligencia y cobertura mediática, imponiendo un pensamiento único en la sociedad a través de un lenguaje tergiversado y retorcido que sustituye “sexo” por “género”, lo cual es una burla al derecho, a la ciencia y a la razón. Con todo, han conseguido mostrar la ideología de género como un gran avance en términos de libertad, democracia, representatividad, progreso, tolerancia y desarrollo. Y, como ya ha quedado de manifiesto, todos los que se oponen a la dictadura de género son etiquetados de fascistas, ultras, retrógrados o fanáticos religiosos. En este sentido, es muy hábil colocar en la oposición a los cristianos o católicos (o más propiamente a las conservadoras jerarquías eclesiásticas) o a grupos disidentes entre los cuales pueden figurar los reaccionarios o los conspiranoicos.

No obstante, no hay que caer en la fácil trampa. No estamos ante un problema religioso ni político. Es un problema de humanidad y conciencia. Los padres deben tener derecho a velar por la educación integral de sus hijos y ello implica que puedan decidir qué ética o moralidad –ya sea religiosa, humanista, agnóstica o atea– desean para ellos, incluyendo aspectos tan importantes como la sexualidad. Pero sin ningún disimulo ya se ha dicho que para determinadas cosas la familia no cuenta. Sin ir más lejos, una diputada navarra de izquierdas ha declarado literalmente: “Esto no es una cuestión de que los padres y las madres decidan. Pueden decir lo que les dé la gana como padres, están en su derecho. Lo que no está en su derecho es a decidir por sus hijos en estas cuestiones.” O sea, el estado ordena y manda. Váyanse haciendo a la idea de lo que significa realmente la palabra democracia.

Efectivamente, el estado, desde la imposición de la escolarización obligatoria a raíz de la Revolución Francesa, se ha convertido en la máquina de fabricar esclavos para el sistema, aportando a través de la escuela unos conocimientos y valores que impiden cuestionar el fondo de la realidad y fomentan la sumisión y el apego a unas formas de vida “deseables”. Las maniobras actuales están en la línea de aumentar progresivamente el control del estado sobre los niños hasta sustituir la patria potestad por la potestad estatal, entendida ésta como una legítima autoridad máxima que emana del pueblo (¡error de bulto!) y que en consecuencia no admite discusión ni reprobación.

Lamentablemente, creo que estamos lejos de tocar fondo en este asunto. Antes bien, me temo que esto sólo es el principio de una escalada en la agenda global totalitaria y transhumanista que ya fue propuesta por Aldous Huxley y George Orwell hace unos 80 años, y luego refrendada por el doctor Richard Day en su conferencia de 1969. Cito textualmente lo que ya escribí en una entrada previa sobre dicha conferencia:

“Según Day, la gente se vería obligada a aceptar los cambios, porque así estaba dispuesto, y de este modo se irían imponiendo una serie de medidas tendentes al sometimiento de la población a los designios de los dirigentes. Estas medidas se centrarían sobre todo en la restricción y estricto control de la reproducción, favoreciendo el sexo sin reproducción y la reproducción sin sexo, así como la generalización de los métodos anticonceptivos y del aborto (que no sólo dejaría de ser un crimen sino que sería sufragado por el estado). A su vez, la educación sexual se orientaría cada vez más a los niños más pequeños y se les inculcaría la cultura de la contracepción. Asimismo, se impulsarían políticas globales de estímulo a la homosexualidad y de disolución de las familias, mediante el divorcio y modos de vida que entorpeciesen la vida familiar. Y finalmente, la guinda del pastel: se implementaría una tecnología de reproducción humana sin sexo; esto es, los bebés serían productos de laboratorio.”

¿Qué más hace falta para que la gente acabe de ver la naturaleza real de lo que se está desplegando? ¿Hasta dónde nos llevará la sumisión a la corrección política y a los hechos consumados? No hay peor ciego que el que no quiere ver. O como decía Martin Luther King: “Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos.”

Xavier Bartlett, 6 noviembre 2018

Fuente

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REFERENCIAS


[1] Para los no españoles, les pongo en contexto: Navarra es una comunidad autónoma dentro de España que goza de grandes prerrogativas y poderes, al ser una comunidad histórica que se regía tradicionalmente por unos fueros propios (de ahí que se hable de comunidad foral) que el gobierno central ampara y reconoce en la Constitución del país. Actualmente está gobernado por una coalición de nacionalistas e izquierdistas.

[2] GOBIERNO DE NAVARRA. SKOLAE. Creciendo en igualdad. 2018. p. 8.

[3] El documento emplea el lenguaje políticamente correcto en que siempre se deben citar explícitamente los dos sexos, aunque el plural común se haya entendido tradicionalmente como aplicable a ambos sexos. Y, desde luego, siempre se pone por delante el femenino, para compensar las desigualdades tradicionales. Dejo aparte otros elementos subliminales, pero ya habituales, como el uso predominante en el diseño del documento del color morado, cuya simbología es inequívocamente LGTBI.

[4] Op. Cit. p. 20.

[5] Op. Cit. p. 21.

[6] Cabe recordar que hasta los clásicos piropos pueden ser objeto de denuncia por acoso sexual a la mujer.

[7] Op. Cit. p. 24.

[8] Op. Cit. pp. 29-32.

[9] Op. Cit. p. 63.

[10] Op. Cit. pp. 68-71.

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