Futuras guerras raciales europeas: mediatizadas y fomentadas por los gobiernos? – por Joe Quinn

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Después de que Boris Johnson caracterizara a las mujeres musulmanas que usan la burka como “buzones y criminales”, y los llamamientos a censurar la incitación al odio que resultaron de ello, los filósofos sociales supuestamente sensatos han vuelto a insistir en que si censuramos ese tipo de “incitación al odio”, esas opiniones pasarán a la clandestinidad y fortalecerán a quienes las sostienen. La respuesta correcta, de hecho la solución al problema (se nos dice), no es reducir el discurso, sino aumentarlo; todas las opiniones deberían estar permitidas para que podamos “sacarlas a la luz” y debatirlas y llegar a un consenso sensato.

Esta línea de argumentación supone que si se permite que los racistas, y en particular los islamófobos, expresen su opinión, sus argumentos no sólo serán fácilmente expuestos como las diatribas ignorantes que constituyen, sino que también quedará claro rápidamente ante todos que esas personas son extremadamente minoritarias en el Occidente civilizado. De esa manera, dice la teoría, estas personas serán silenciadas efectivamente sin recurrir a restringir la libertad de expresión. Pero hay un problema.

El problema es que no es razonable sugerir que la mayoría de los “islamofóbicos” en Europa hoy en día sean unos retrógradas estancados irracionalmente en la era anterior a la Ilustración, que instintivamente sospechan de cualquier cosa con la que no estén familiarizados, y que por ello son islamofóbicos. El islamófobo promedio en Europa hoy en día es, más bien, una persona que ha estado prestando mucha atención a las palabras y acciones de los políticos y expertos de los medios de comunicación occidentales durante los últimos 17 años. Y lo que ha estado escuchando de esas fuentes fidedignas es que los musulmanes son terroristas con una aversión bastante fuerte hacia la gente occidental y su “estilo de vida”.

Es obvio que eso no es cierto, pero claramente ha sido la historia dominante que se le ha metido a la fuerza en la cabeza a la gente durante casi dos décadas.

Desde el 11 de septiembre y Osama bin Laden, pasando por las armas de destrucción masiva de Sadam Husein que según nos dijeron atacarían Londres en 45 minutos, los iraquíes comunes que se alzarían en armas y matarían a soldados estadounidenses y británicos, los atentados con bombas en un tren de Madrid, los atentados con bombas en el metro de Londres, Gaddafi que “mataba a su propio pueblo”, los múltiples ataques terroristas brutales de ISIS en suelo europeo y las decapitaciones gráficas (etc.). en el Medio Oriente, Assad que “atacaba con gas a su propio pueblo”, y la prensa occidental asegurándole al pueblo europeo que entre la afluencia de refugiados, en su mayoría musulmanes, probablemente haya terroristas de ISIS… a todos se nos ha proporcionado suficiente evidencia que podría conducir a que una persona razonable concluya que el islam tiende a producir (al menos en algunos de sus adherentes) un odio hacia todo lo que apreciamos en Occidente.

Así que si bien es evidente que no es una buena idea desencadenar alguna forma de guerra sectaria o racial en países europeos con una población inmigrante o musulmana significativa (Reino Unido, Francia, Alemania, cada vez más los países nórdicos y el sur de Europa), no resulta para nada obvio que el aumento del sentimiento nacionalista y anti-inmigrante/anti-musulmán en estos países pueda atribuirse a la intolerancia simple y desinformada, al racismo y a la “supremacía blanca”. Lo que sí está mucho más claro es que, consciente o inconscientemente, los gobiernos occidentales y los principales medios de comunicación han conspirado para crear las condiciones en las que grandes conflictos sociales/sectarios (entre europeos de “derecha” y europeos de “izquierda”, entre europeos de derecha e inmigrantes/musulmanes; o entre todos ellos combinados) podrían desencadenarse con tan solo un “incidente agravante”.

Pero todos podemos consolarnos al saber que, cuando las cosas se pongan muy feas, quienes han creado esta situación nos dirán, con toda su autoridad, a quién culpar!

Joe Quinn, 13 agosto 2018

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Joe Quinn es coautor del libro El 11-S: la verdad definitiva (con Laura Knight-Jadczyk, 2006) y Manufactured Terror: The Boston Marathon Bombings, Sandy Hook, Aurora Shooting and Other False Flag Terror Attacks (“Terror fabricado: los atentados de la Maratón de Boston, Sandy Hook, el tiroteo de Aurora y otros ataques terroristas de falsa bandera”, con Niall Bradley, 2014). También es el anfitrión de The Sott Report Videos y coanfitrión del programa de radio ‘Behind the Headlines’ en el Sott Talk Radio network.

Un reconocido Cyber-ensayista y autor de medios impresos, Joe ha estado escribiendo contundentes editoriales para Sott.net por diez años. Sus artículos han aparecido en muchos sitios alternativos y ha sido entrevistado en varios programas radiales de Internet. Sus artículos pueden ser encontrados también en su blog personal JoeQuinn.net

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