Deben permanecer en la ‘Knesset’ los diputados no-judios?

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Es hora de que los representantes políticos árabes vuelvan a evaluar su participación en la Knéset, ya que no ha acercado más a los palestinos a la justicia.  

Cuando era joven mi padre solía llevarnos en viajes de fin de semana a pueblos palestinos que habían sido limpiados étnicamente.

Como no se nos permitió aprender sobre nuestra historia en las escuelas, donde el plan de estudios está controlado por el Ministerio de Educación israelí, estos viajes fueron la manera más profunda de conocer la historia de mi gente y comenzar a formar una identidad política.

Estos son los recuerdos que Israel teme y pretende ocultar. Al igual que los pinos plantados para ocultar los restos de las aldeas palestinas destruidas, la nueva ley del Estado-nación judío intenta ocultar el hecho de que Israel está sentado en tierra robada. Es la necesidad del ladrón afirmar, ante sí mismo sobre todo, que lo que roba es suyo.

Defiéndete

Cuando se trata de la nueva ley, la pregunta no es sobre las intenciones de Israel, que son claras. La pregunta es qué deberíamos hacer como palestinos que tienen la ciudadanía israelí, que participan en la “democracia” de Israel y que obedecen las leyes del Estado, incluso cuando estas leyes y el Estado están contra nosotros.

¿Cuál es nuestra estrategia? ¿Cómo luchamos? Tales cuestiones han sido durante mucho tiempo un tema de debate dentro de la comunidad palestina, pero este debate se ha vuelto más urgente a la luz de la nueva ley.

El pragmatismo y la sensatez no son necesariamente sinónimos. Es hora de un cambio político drástico, antes de que sea demasiado tarde.

Una de las preguntas más comunes hoy es: ¿Qué estamos haciendo todavía en la Knéset? Algunos palestinos han pedido a los miembros de la Lista Conjunta Árabe -una alianza política que representa a los palestinos en Israel- que renuncien al Parlamento.

Muchas figuras prominentes han criticado la falta de respuestas de los diputados palestinos, que rompieron copias en protesta de la aprobación de la ley de Estado-nación, y la falta de una estrategia clara sobre cómo lidiar con ella más allá de los discursos tradicionales y una protesta callejera.

Otros han pedido legítimamente una reevaluación de los procedimientos de las elecciones parlamentarias, pero fue en vano. Los miembros de la Lista Conjunta han estado respondiendo con clichés. Dicen que debemos ser “pragmáticos y sensatos”, pero no están listos para emprender una discusión seria y profunda.

Un cambio debe venir

Con este fin debemos reconocer algunos problemas, incluido el hecho de que un segmento dominante de palestinos dentro de Israel -junto con sus representantes políticos- no está conectado con la gran lucha palestina. Han aceptado el paradigma de Oslo, donde sus problemas son “asuntos internos de Israel” y su lucha se limita a la tierra ocupada en 1948.

 

La diputada árabe-israelí de la Knéset Haneen Zoabi participa en una manifestación en solidaridad con las protestas en Gaza cerca del cruce de Erez el 4 de mayo de 2018 (AFP)

La lucha palestina más amplia por la libertad y el fin de la ocupación se ha convertido en la lucha de “nuestros hermanos y hermanas” y en una cuestión de solidaridad. Esto ha llevado inevitablemente a la percepción de que la lucha es por los derechos civiles, en lugar de la liberación nacional. Esta es la razón por la cual los diputados árabes no se atreven a romper las reglas y abandonar el Parlamento.

Además los partidos políticos han priorizado la Knéset sobre la lucha popular. Las estructuras institucionalizadas de estos partidos se han centrado en los logros electorales y la ganancia de votantes. Incluso cuando organizan una protesta se trata de ganancias electorales, las cuestiones de eficiencia y la capacidad de lograr sus supuestas metas son una idea de último momento.

Estancamiento político

También hay problemas financieros. Para existir estos partidos necesitan financiación, que proviene del Estado. Permanecer en la Knéset es una cuestión de supervivencia.

Todo esto es parte de una imagen de estancamiento político. Estos partidos están dominados por la vieja política, sin espacio para el pensamiento revolucionario. Han estado siguiendo las reglas durante tanto tiempo que no hay otra forma de que sean operativos. Están paralizados.

Al igual que los Acuerdos de Oslo, la participación en la Knéset no ha acercado más a los palestinos a la justicia. Ha realizado cambios semánticos, mientras que lo esencial sigue siendo lo mismo, como lo demostró la ley del Estado-nación judío. Esto no se debe a que los diputados palestinos sean incompetentes, sino más bien porque la estructura los ha condenado a fracasar.

Es hora de que los representantes políticos palestinos vuelvan a evaluar la situación en la que se encuentran y entablen conversaciones serias y significativas con su electorado.

Pueden ver la ley de Estado como una oportunidad para dejar de participar en la farsa de la “democracia”. Pueden usar esta situación intolerable para dejar de legitimar a Israel. Israel nunca ha sido una democracia y la hoja de parra que proporcionamos debe desaparecer.

Los diputados tienen la oportunidad de establecer una nueva fase donde los palestinos dentro de Israel desafíen las fronteras y se reúnan con el resto de su pueblo en una lucha contra el apartheid y el colonialismo. Hoy es difícil negar que hay un Estado de apartheid, desde el río hasta el mar.

Abir Kopty, 8 agosto 2018

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