‘MARVEL’, sus orígenes políticos y su universo esotérico – por Youssef Hindi

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El mundo moderno, que vive en la fase final de la lenta desintegración de las religiones tradicionales, sobre todo en Occidente, tuvo que sustituir las grandes figuras (los profetas bíblicos, Cristo, los héroes antiguos, los pensadores y actores de la historia …) centrales del imaginario colectivo por unas nuevas: las «stars» de todo tipo, el self-made man y también como nuevas figuras mesiánicas, proféticas y míticas que son los superhéroes judeo-americanos, desde el Capitán América (Marvel) a Superman (DC Comics).

Las técnicas modernas de adoctrinamiento, de manipulación de masas y de orientación de la opinión pública fueron creadas durante la Primera Guerra Mundial en los Estados Unidos para convencer a la población estadounidense de la bien justificada intervención militar de Estados Unidos, mientras que aquella era refractaria a cualquier entrada de su país en el conflicto euroasiático. Para ello, la Casa Blanca crea el 13 de abril de 1917, la Commission on Public Information (CPI) también llamada Commission Creel . El principal cerebro de las técnicas modernas de propaganda, y que pertenecía a la comisión, es Edward Bernays [1] (1891-1995), que combina los trabajos de Gustave Le Bon sobre la psicología de las masas con los de su tío, que no es otro que Sigmund Freud.

Esta comisión, compuesta por periodistas, intelectuales y publicistas, era un laboratorio de la propaganda moderna, utilizando todos los medios de difusión: radio, prensa escrita, folletos, películas, posters, caricaturas, revistas ilustradas, numerosas octavillas, imágenes y documentos sonoros.

La comisión Creel inventa en particular el four minute men: decenas de miles de voluntarios, con frecuencia personalidades de notoriedad confirmada, tomaban la palabra públicamente en favor de la acción gubernamental y suscitando el odio al enemigo; métodos bien establecidos desde entonces y puestos como contribución para apoyar las innumerables guerras hegemónicas del Tío Sam.

Estas técnicas elaboradas durante la Primera Guerra Mundial abrieron el camino a los cómics estadounidenses creados desde el comienzo de la Segunda.

De hecho, es en octubre de 1939 (la guerra comenzó en septiembre), cuando será fundada Marvel Comics por Martin Goodman. En diciembre de 1940, los tres principales propietarios de Marvel, Joe Simon, Jack Kirby y Martin Goodman, los tres judíos, crean, en respuesta al nazismo, el personaje del Capitán América, un superhéroe patriota representando a la América Libre en la lucha contra la tiranía, y en este caso la Alemania nazi. Menos de un año después de la llegada del Capitán América a Marvel Comics, los EE.UU. comienzan a atacar buques (11 de septiembre de 1941) del Eje Roma-Berlín-Tokio, antes de que Japón responda con el ataque de Pearl Harbor (7 de diciembre, 1941), dando la excusa esperada y provocada por los Estados Unidos para entrar en la guerra.

Los Vengadores, o la heroización de terroristas israelíes

Después del éxito comercial – impulsado por la Segunda Guerra Mundial – de los números de Marvel enfrentando al Capitán América a los nazis, las ventas conocerán una caída vertiginosa. En la década de 1950, las historias del Capitán América que se enfrenta a los comunistas no cuajan.

En 1963, uno de los principales escritores de Marvel, Stan Lee (hijo de inmigrantes judíos rumanos), crea los Avengers (Vengadores en español) un grupo de superhéroes en el que se integra el Capitán América. Ahora bien, estos famosos Avengers están, evidentemente, inspirados por el comando Nakmim

En 1945, el primer presidente de Israel, Chaim Weizmann (1874-1952), químico y ex director de la Organización Sionista Mundial, proporciona en 1945 al comando de Nakmim (plural de Nakam que significa vengador), los «vengadores», llamados en inglés The Avengers, que pertenece al movimiento Berihah (dirigido por el judío sionista Abba Kovner), fórmulas químicas destinadas a envenenar los depósitos de agua de las ciudades de Munich, Nuremberg y Hamburgo.

Abba Kovner fue detenido a su regreso de Israel, donde recibió el veneno, y a continuación, su comando de asesinos de masas es impedido de ejecutar su plan; sin embargo, en 1946, lograron envenenar el pan para los presos a Langwasser.

Abba Kovner es al día de hoy celebrado como un héroe en Israel.

La cosmología y la mitología de Marvel

Desde el año 2008, con el lanzamiento de la película Iron Man, un promedio de una película por año de la compañía judeo-americana sale al cine; el gran público poco a poco se ha familiarizado ampliamente con el universo Marvel.

Los superhéroes como el Capitán América, Iron Man o Hulk, teniendo cada uno su película «en solitario» han sido reunidos poco a poco, sobre todo con las películas de Avengers, en un universo común que mezcla héroes terrícolas con otros que viven en planetas de la otra punta de la galaxia. Entre estos héroes integrados en el universo Marvel y los Avengers se encuentra el dios nórdico Thor – que ha sido objeto de dos películas (2011 y 2013) -, quien durante sus aventuras va y viene entre su reino celestial, Asgard, el hogar de su padre Odin y Loki, y la tierra de la que es el protector.

Es en la película de Marvel Guardianes de la Galaxia (2014), que se tiene derecho a un curso de cosmogonía (que está en relación con la creación del universo) dada por un personaje llamado El Coleccionista, quien explica que: «Antes de la creación misma, había seis singularidades. Luego el universo explotó en la existencia y los restos de estos sistemas se han forjado en lingotes concentrados: las Piedras infinitas. Estas piedras, al parecer, no pueden ser levantadas más que por seres con una fuerza extraordinaria. Los portadores pueden usar la piedra para segar civilizaciones enteras como el trigo en un campo».

Estas seis piedras, cada una correspondiente a una singularidad del universo y un poder particular derivado, se denominan: Piedra del Espacio, Piedra del Espíritu, Piedra del Alma, Piedra de la Realidad, Piedra del Tiempo y Piedra del Poder.

En la cosmogonía cabalística, que se basa casi en su totalidad en la de la Gnosis, la creación del universo se haría por la acción de las emanaciones divinas, las sefirot (plural de sefiráh, equivalente en la Cábala a los eones de la Gnosis) que componen lo que los cabalistas llaman, Árbol de la emanación, más conocido como el Árbol de la Vida.

Estas sefirot son diez y se dividen en dos grandes categorías: cuatro para la creación del universo (cosmogonía) y seis (el mismo número que las Piedras infinitas) para su funcionamiento (cosmología).

Cada una de las sefirot, emanaciones, llevan un nombre; nombres que son por lo demás bastante similares a las de las Piedras de Marvel, como Sefer Hokhmah (sabiduría), Sefer Binah (inteligencia), Sefer Gevurah (potencia) o Sefer Yesod Olam (fundamento del mundo) [2].

En el universo Marvel, estas piedras son codiciadas por un personaje, una divinidad maléfica llamada Thanos y que puede ser vista sentada en un trono en los confines del universo en lo que parece ser la roca de un planeta destruido. El creador de este personaje se ha inspirado en Thanatos, el dios de la muerte en la mitología griega; divinidad infernal y temida que en el universo mental de los griegos de la Antigüedad remitía a la destrucción.

Thanos, que es el ser más poderoso del universo es un destructor capaz de aniquilar planetas enteros. Es un Titán (referencia evidente a los titanes de la mitología griega) de la raza de los Eternos. Las acciones destructivas y genocidas de Thanos están motivadas por el amor y el culto que profesa a la encarnación femenina de la Muerte, Dama Muerte, a la que está tratando de impresionar.

Su objetivo es llegar a ser, con la adquisición de las piedras infinitas, un ser supremo, cuyo poder puede ser similar al dios maléfico de la Gnosis, el Demiurgo, encarnación del mal y creador del universo, el mundo material en su conjunto y en el que reina; «el príncipe de este mundo» de alguna manera…

Se encuentra el Demiurgo en el Talmud y la Cábala bajo el nombre de Metatrón, un arcángel, único capaz de estar delante de Dios y sentarse sobre Su Trono. Para los cabalistas, Metatrón [3] fue sin duda creado, pero llegó a ser al mismo tiempo que la emanación de las esferas celestes interiores (como el Demiurgo en el gnosticismo). Según los cabalistas, el verso del Génesis, «Sea la luz» se refiere a la «formación de la luz del intelecto bajo la forma de Metatrón»… [4].

Es este Demiurgo, Metatrón, divinidad inmanente, la que es probablemente identificada con el Gran Arquitecto en un cierto número de logias masónicas.

Thanos no es la única divinidad destructiva en el Universo Marvel. El 18 de mayo pasado fue lanzado en Francia X-MEN APOCALIPSIS. Apocalipsis (del griego revelación, en referencia al fin de los tiempos), es presentado como el primero de todos los mutantes y el más poderoso de ellos. Había reinado, en particular, en el antiguo Egipto como un dios viviente… enterrado en el sótano de una pirámide desde hace varios miles de años, se despierta en el mundo presente, horrorizado al ver a «los débiles reinar en la tierra» en su lugar, y además para sembrar el desorden.

Su objetivo es, pues, «limpiar la tierra, destruyendo todo lo que los seres humanos han construido y sobre las cenizas de su mundo, construir uno mejor».

En resumen, aboga por un ordo ab chaos, de acuerdo con la concepción cabalística y nihilista del sabbato-frankismo – cuyos herederos han tomado el control político e ideológico del mundo occidental [5] -; doctrina aplicada a la geopolítica por el neoconservador Michael Leeden con su «caos constructivo».

Aquí no he presentado más que una visión general del trasfondo ideológico, escatológico y místico, que empuja la máquina cinematográfica hollywoodiense que nos abreva durante más de una década de superproducciones cuyos temas centrales son el caos, el fin del mundo y las guerras apocalípticas.

Youssef Hindi, 26 octubre 2016

 

Fuente original

Fuente traduccion

NOTAS

[1] Véase su libro con el título evocador: Propaganda, Coómo manipular la opinión en democracia, publicado en 1928, reeditado en 2007 por ediciones Zones.

[2] Ver: Gershom Scholem, La kabbale, une introduction, origines, thèmes et biographies, Gallimard, 2003, p. 189.

[3] Metatrón aparece en el Talmud de Babilonia en tres lugares: Hag. 15a, Sanh. 38b y Av.-Zar. 3b. Según el Talmud, Metatrón había recibido permiso para sentarse en el Trono de Dios, porque él era el escriba celestial y quien registraba las buenas acciones de Israel. Sobre Metatrón, ver: Gershom Scholem, op. cit., pp. 567-572.

[4] Gershom Scholem, op. cit., p. 121.

[5] Ver: Youssef Hindi, Occident et Islam – Tome I: Sources et genèse messianiques du sionisme, Sigest, 2015.

(Traducción de Antonio Muñoz).

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