Unos testimonios abrumadores sobre los abusos del microcrédito

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El microcrédito, además de que no permite salir de la pobreza, en muchísimos casos constituye un mecanismo de desposesión y de humillación para los y las que recurren a este sistema. Estando ya hundidos en la precariedad, las personas que entran en el sistema del microcrédito, se hunden un poco más. En el subcontinente indio, el 90 % de estas personas son mujeres. A escala mundial, las mujeres representan el 81 % de la clientela del microcrédito (112 millones de personas).

 

Primer articulo

A continuación de una serie de reuniones realizadas en Sri Lanka, con víctimas del microcrédito y con militantes que se comprometieron en su defensa, presentamos una serie de casos emblemáticos. Señalemos que no hemos podido encontrar a nadie que hiciera un balance positivo del microcrédito. Contrariamente a la afirmación de que el microcrédito permite una pequeña inversión que constituirá un trampolín hacia la salida de la pobreza y, por ende, el éxito de un emprendimiento, resulta que la mayor parte de las personas que recurren al microcrédito lo hacen para resolver problemas de supervivencia cotidiana. Necesitan el dinero para pagar alquileres o garantías para poder alquilar, gastos ligados a la escolaridad de los niños, a la salud… En Sri Lanka, en la mayoría de los casos los microcréditos se conceden a mujeres que no tienen ninguna fuente de ingresos.

 

Ejemplos

Manbasa tiene unos cincuenta años, su marido trabaja irregularmente y tiene un bajo salario. Su vivienda es de alquiler ya que no pueden acceder a tener una de propiedad. Tuvieron que cambiar de casa en septiembre de 2017. Con el fin de poder, a la vez, pagar el alquiler mensual y los seis meses anticipados que el propietario de la nueva vivienda les pedía como garantía, Manbasa pidió un préstamo de 142.000 rupias (o sea 737 euros) [1] ante el HNB Grameen, especialista en microcréditos. Le debe pagar a ese banco 197.000 rupias (1.023 euros) y por lo tanto, el tipo de interés anual exigido por el banco es del 69 %. Teniendo en cuenta que la tasa de inflación anual fue del 6 % en 2017, se trata de un tipo de interés usurero. [2] Si Manbasa se retarda en el pago, el tipo de interés aumentará mucho, ya que el HNB Grameen reclamará intereses de mora.

Manbasa nos explica que firmó el contrato sin leerlo. Dos meses después de haber contratado ese préstamo, se encontró en dificultades para pagarlo. Su marido solo podía esperar un salario de entre 10.000 y 15.000 rupias por mes. En consecuencia esta mujer, para poder pagar el primer préstamo, volvió a pedir dinero, 75.000 rupias (o sea 389 euros) a la LOLC, otra sociedad financiera especialista en microcréditos. Con esta se comprometió a devolver 95.085 rupias en quince mensualidades de 6.339 rupias. En quince meses, la LOLC habrá cobrado un interés del 37 %, sobre el monto prestado. En este caso, tampoco Manbasa pudo leer el contrato.

 

Risana contrató su primer préstamo en 2014. También lo hizo para poder pagar el alquiler de su vivienda así como la garantía de alquiler. No tiene ningún ingreso propio. Como no podía pagarlo, pidió a un usurero local 50.000 rupias en las mismas condiciones draconianas que Manbasa: tiene que pagar 5.000 rupias por mes hasta que pueda reembolsar en una sola vez el capital de 50.000 rupias. Ya hace 18 meses que las paga (o sea ha reembolsado 90.000 rupias) pero todavía no logró reembolsar las 50.000 en un solo pago. Y si no puede, tendrá que seguir pagando 5.000 rupias por mes. El usurero rechaza un reembolso parcial del capital y exige el pago completo. ¡Así que seguirá recibiendo 5.000 rupias por mes como «alquiler» del dinero!

Como Manbasa, Risana contrató otro préstamo ante la LOLC. Esta vez, de 80.000 rupias y se comprometió a devolver 101.430 rupias en 15 mensualidades de 6.762 rupias. La LOLC aplica un interés del 37 % en 15 meses. Risana está muy preocupada ya que no ve el final del túnel.

 

Tandama tiene un poco más de 50 años, su marido tiene 70 y continúa trabajando como jornalero. Su salario varía entre 500 y 600 rupias por día (2,5 a 3 euros por día) cuando tiene «suerte» de ser contratado por su patrón. La pareja tiene 3 niños a su cargo, de los que dos son pequeños que Tandama adoptó por generosidad. Hace 5 años, Tandama tenía un préstamo de un usurero de 200.000 rupias para pagar el alquiler de su vivienda. Fue necesario, nos dice, ya que su marido y su yerno habían tenido un accidente de trabajo y ya no entraba dinero en la casa. El prestamista le exigió un reembolso de 8.000 rupias por mes hasta el momento en que Tandama pudiera pagarle, en una sola vez, las 200.000 rupias que le había prestado. Para pagar esas 200.000 rupias iniciales, multiplicó los pedidos de préstamo ante otros usureros. Actualmente, a pesar de todo lo pagado, Tandama debe todavía cerca de 500.000 rupias. Ella y su familia están en la miseria.

Concilia debió pedir 20.000 rupias, hace tres años ya que su yerno, pescador, estaba herido, y el ingreso de su marido no alcanzaba para pagar el alquiler de la vivienda. Para este primer préstamo de 20.000 rupias, le pidieron una garantía. [3] Esta fue su único collar valioso, con un precio estimado de 40.000 rupias, depositado en el banco. Después, contrató un préstamo de 50.000 rupias ante el Rural Bank, que se presenta como un banco cooperativo. En ese caso, los pagos mensuales correspondían a un reembolso progresivo del capital más los intereses.

 

Lachica tiene tres niños a su cargo, sufre de artritis aguda. Uno de los niños tiene una enfermedad cardiovascular. Hace dos años, Lachinca tuvo que encontrar urgentemente 22.500 rupias para pagar los gastos médicos del niño, porque no correspondían a la seguridad social. Su marido es pescador y efectúa salidas al mar durante varios días. Cada salida le aporta entre 3.000 y 5.000 rupias, lo que se traduce en un salario mensual muy bajo, y en todo caso insuficiente para pagar la suma recibida en préstamo. Y, además, el alquiler de su vivienda se eleva a 15.000 rupias por mes.

Y continúan los préstamos. Lachinca pidió 125.000 rupias a la sociedad financiera privada Asia Asset que le impuso unas condiciones draconianas. Debe reembolsar 9.500 rupias mensuales durante un año y medio. Eso representa un interés del 42 % sobre el capital prestado. Frente a la incapacidad de reembolsar tales sumas. Asia Asset aceptó disminuir la mensualidad a 5.000 rupias, pero con la condición de reembolsar el préstamo completo en junio de 2017. Lachinca no fue capaz de hacer ese reembolso y dejó de pagar. Desde ese momento, el grupo financiero la acosa sin cesar.

Pero para prestarle las 125.000 rupias, Asia Asset le había pedido, como es frecuente en estos microcréditos, que 5 vecinos se constituyeran como aval. Eso le permitió a Asia Asset encausarlos cuando Lachinca dejó de pagar. Los vecinos están acosados por el banco, y, a su vez, acosan a Lachinca, quien se encuentra en una situación desesperada.

Al marido de Manoree le acaban de amputar una pierna debido a un accidente de trabajo. No recibió ninguna indemnización y no percibe ningún salario. Recientemente, uno de sus tres hijos también tuvo un accidente con heridas. Manoree vende en la calle «porridge Kenda» que prepara en su casa. Con eso saca unas 1.000 rupias por día. El propietario de su casa les ha pedido que se vayan con el pretexto de la necesidad de hacer reformas. La familia lo hizo, pero el propietario de la nueva vivienda les exige el pago de 10 meses de alquiler como garantía, o sea 100.000 rupias. Consiguieron después de una negociación que rebajara hasta 50.000 rupias, pero la familia logró pagar solo 30.000 rupias (además de las 10.000 mensuales de alquiler que pagan regularmente). El nuevo propietario los amenaza de expulsión en seis meses si no le pagan el saldo de 20.000 rupias que le deben. Están desesperados. Sobre todo, porque quisieran poder comprar una prótesis para el marido. Manoranee se pregunta si no debería pedir un préstamo para tratar de mejorar su situación, pero los problemas que tuvieron sus amigas y vecinas la hacen dudar mucho.

Jayanthi debe pagar un alquiler de 13.000 rupias mensuales por su vivienda. Además, tuvo que pagar una garantía de 10 meses de alquiler, o sea 130.000 rupias. Entonces, se dirigió a una sociedad de microcrédito, la Vision Fund (véase recuadro) filial financiera ligada a una «ONG» mundial llamada mondiale appelée World Vision. Jayanthi pidió a Visón Fund 80.000 rupias. Debe pagar 8.000 rupias mensuales durante 12 meses, lo que representa un tipo de interés anual del 35 %.

La actividad de microcrédito de esta «ONG» mundial es presentada de manera muy positiva pero también muy falsa. Leemos en Wikipedia (en inglés):

«Mediante nuestro trabajo en Sri Lanka, empoderamos a familias en dificultades económicas concediéndoles pequeños préstamos y otros servicios financieros para que puedan comenzar o desarrollar un negocio. Esto, a su vez, mejora sus vidas y las vidas de otros al generar empleos en la comunidad

(…) Para aquellos que no tienen bienes y que se les niega el acceso al crédito tradicional, nuestro trabajo es como la respuesta a una oración. (…)»

Como Jayanthi no llegaba a pagar esa suma, contrajo un segundo crédito por un monto de 50.000 rupias ante el Rural Bank mencionado anteriormente, que cobra un tipo de interés un poco menos elevado. No sabiendo como poder pagar los reembolsos, volvió por un tercer préstamo a Vision Fund que le prestó 15.000 rupias para pagar en once meses. Jayanthi no sale adelante y se pregunta si no tendrá que recurrir a los usureros para reembolsar los tres préstamos que siguen su curso…

Manuela, una joven cuyo marido tiene un trabajo informal en la construcción de barcos de pesca, tuvo que pedir prestadas 20.000 rupias a un usurero local en enero de 2018. Siempre es el mismo esquema: mensualidades de 1.700 rupias hasta que Manuela pueda reembolsar el capital pedido, o sea 20.000 rupias, en un solo pago. Su hijo de 5 años entró hace poco a la escuela. Se supone que en Sri Lanka el Estado tiene a su cargo la educación pública, y por lo tanto no hay gastos de inscripción. Pero, debido a la falta de inversión pública, los establecimientos escolares hacen pagar a los padres de los nuevos alumnos ¡los gastos de mantenimiento! Por ello, Manuela debió pagar 9.000 rupias para el mantenimiento de la escuela de su hijo, y eso la llevó a endeudarse con un usurero.

Observaciones generales

Estos ejemplos los hemos obtenido del intercambio que mantuvimos, en la ciudad de Negombo, con quince mujeres sobreendeudadas que respondieron a un llamamiento de una asociación local que trabaja por el derecho a la vivienda. Esa asociación, representada por un abogado, había participado algunos días antes en el séptimo taller anual del CADTM Asia del Sur. Allí habíamos discutido sobre las deudas públicas y las deudas privadas, sobre todo las ligadas al microcrédito. Esa asociación, como muchos militantes que encontramos durante nuestra estadía, se dio cuenta de la rápida extensión del microcrédito durante los últimos años y de la miseria y angustia que generaba en las clases populares del país, comenzando por los sectores más pobres, como las numerosas familias que tienen un ingreso inferior a 100 euros por mes. Señalemos que el salario mínimo legal, en Sri Lanka, presenta un tope de 10.000 rupias, o sea, 52 euros por mes. En los casos mencionados, el alquiler mensual que debía pagar una familia era, mínimo, de 10.000 rupias, o sea, un salario mínimo completo, que ni siquiera esta garantizado, ya que los ingresos de estas familias provienen sobre todo del sector informal. Generalmente, las familias que encontramos tienen un solo ingreso, con el que hay que alimentar, alojar, educar y cuidar de cuatro a seis personas. En todos los testimonios que conocemos, las mujeres recurren al microcrédito para poder satisfacer las necesidades elementales. En todos los casos, las mujeres deben recurrir a un segundo o tercer préstamo, a menudo de usureros locales, con el fin de poder continuar el reembolso del primer crédito, puesto que las condiciones de estos microcréditos son tan abusivas que es imposible pagarlos con normalidad.

Estos testimonios corroboran lo que habían declarado, durante el encuentro organizado por el CADTM en la capital del país, entre el 6 al 8 de abril, los delegados de los movimientos populares provenientes de todo el territorio de Sri Lanka.

La situación de miseria y de angustia de las familias conduce a muchas mujeres a aceptar empleos como servicio doméstico en las monarquías del Golfo, con el fin de subvenir a las necesidades de sus familias, de las que estarán alejadas durante muchos meses.

Recordemos que hubo una larga guerra civil en Sri Lanka, una de cuyas consecuencias fue una gran cantidad de madres solteras, especialmente en las zonas habitadas por los tamiles, en el norte y en el este del país. Los empleos domésticos no siempre les permiten pagar sus créditos —a algunas mujeres les pagan muy poco o nada a pesar de las promesas en el momento del contrato— y con frecuencia sufren otras formas de opresión. El diario británico The Guardian revelaba hace algunos días, que algunas agencias que reclutan mujeres para trabajar como domésticas en los países del Golfo, las obligan a tomar píldoras anticonceptivas durante varios meses, y eso acredita que esas mujeres migrantes son regularmente violadas. [4]

Dos conclusiones de este taller que saltan a la vista: 1. Es necesario promover un movimiento de no pago de las deudas de microcrédito con el fin de obligar a las autoridades a negociar con el movimiento una modificación radical del acceso al crédito. 2. Es también necesario integrar la resistencia a los abusos del microcrédito con un programa más amplio sobre la mejora de los salarios, la garantía de una remuneración más importante para los pescadores, los pequeños agricultores y otros oficios independientes, la mejora de los servicios públicos, la creación de empleos por las administraciones públicas. La puesta en marcha de medidas de apoyo a los pequeños productores…

Es fundamental, por otro lado, poner la problemática del microcrédito en su contexto internacional. Para ello, publicamos de nuevo un artículo de Éric Toussaint redactado en abril de 2017: «Salir del círculo vicioso de la deuda privada ilegítima al Sur del planeta.»

Traducido por Griselda Piñero

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Segundo articulo

Salir del círculo vicioso de la deuda privada ilegítima al Sur del planeta
Tanto en Asia, como en África y en América Latina y el Caribe, el «sistema deuda» se endurece como en los países más industrializados.

 

Varios cambios fundamentales se produjeron en el transcurso de los últimos cuarenta años, principalmente desde el estallido de la crisis de la deuda del Tercer Mundo al comienzo de los años 1980.

Las políticas de austeridad de ajuste estructural favorecen el recurso al endeudamiento privado

Esas políticas de ajuste estructural se generalizaron utilizando el pretexto de la crisis de la deuda pública. Y esa crisis había sido provocada por el efecto conjunto de la caída de los precios, a partir de 1981-1982, de los productos exportados por el Tercer Mundo en el mercado mundial y por el aumento de los tipos de interés impuesto por la Reserva Federal de Estados Unidos desde 1979-1980. [5] La aplicación de las políticas de austeridad y de ajuste estructural dominó el final del siglo XX en la mayoría de países, en particular en los países llamados «en desarrollo» y en los países del ex bloque del Este.

Las políticas de ajuste estructural fueron dictadas por las instituciones internacionales mientras que los gobiernos de derecha estaban satisfechos de poder apoyarse en esas circunstancias para aplicar una serie de contrarreformas que servían, todas, a los intereses de las grandes empresas privadas, de las grandes potencias y de las clases dominantes locales. [6] Esas políticas degradaron las condiciones de vida de una parte importante de la población, especialmente en las zonas rurales aunque también en el medio urbano. ¿Cuáles fueron las medidas que provocaron esa mayor necesidad de la población de recurrir a la deuda privada para intentar sobrevivir? Podemos enumerar las siguientes:

*el fin de las subvenciones a una serie de productos básicos (alimentos, combustibles para la calefacción…) y de servicios (electricidad, agua, transporte), lo que produjo un encarecimiento de la vida;

*la política de cobro, por parte de los usuarios, de los costes en los sectores de la educación y de la salud. Esto provocó que las clases populares se tuvieran que endeudar para pagar los gastos en escolaridad y salud;

*la supresión o privatización de los bancos públicos, especialmente aquellos que tenían a su cargo el crédito a los campesinos, a quienes condujo a caer en manos de los usureros y/o de los organismos de microcrédito,

*la supresión de las sociedades públicas que compraban a los agricultores los productos agrícolas de base a precios garantizados, fijados por adelantado; esa supresión tuvo efectos dramáticos cuando se produjo la caída de los precios de los productos agrícolas en el mercado local y mundial, y eso los empujó al endeudamiento;

*el fin del stock de cereales a cargo de las autoridades públicas que, antaño, garantizaba la seguridad alimentaria en caso de malas cosechas y de otros acontecimientos negativos. El fin del stock favoreció el aumento súbito y especulativo del precio de los alimentos, y llevó a las familias a endeudarse para poder comprar alimentos a cualquier precio;

*la apertura del mercado interno a la competencia de las importaciones y de las inversiones extranjeras, que condujo a la quiebra de múltiples empresas locales y a la miseria de los pequeños productores (agricultores, artesanos…)

*la intensificada promoción de la revolución verde y del recurso a los insumos químicos (fertilizantes, pesticidas…) o a las semillas genéticamente modificadas (OGM). Esto condujo a los campesinos a pedir préstamos para comprar en el mercado las semillas, los pesticidas, los fertilizantes, etc., con la esperanza de poder pagar una vez terminada la cosecha y su venta en el mercado;

*la privatización de tierras (podéis ver las contrarreformas en México en 1993, en Egipto en la misma época y en otros numerosos países);
*el acaparamiento de tierras por sociedades extranjeras;
*la reducción del empleo en la función pública;
*la congelación o reducción de los salarios;
*la generalización del IVA y de otros impuestos indirectos,
*la reducción de las pensiones allí donde existían.

La combinación de estas contrarreformas y medidas aumentó la necesidad de recurrir al endeudamiento en las clases populares, tanto para el consumo diario como para realizar mini inversiones en el sector informal urbano, y entre los pequeños y medianos agricultores.

 

El desarrollo del microcrédito a partir de los años 1980-1990

Las iniciativas sobre el microcrédito se desarrollaron a partir de los años 1980. Desde el comienzo, los gobiernos y las grandes instituciones internacionales como el Banco Mundial respaldaron la promoción del microcrédito. Ese es el caso de Colombia, como lo describe Daniel Munevar en su estudio inédito. [7] En ese país, con el apoyo de fundaciones privadas, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del gobierno de Estados Unidos, las microfinanzas se desarrollaron al comienzo de los años 1980. Un plan de desarrollo de microcréditos a las pequeñas empresas del sector informal fue adoptado por el gobierno colombiano ya en 1984. Otras experiencias similares se implantaron en Bolivia, Perú y México. La institución de microcrédito más conocida en el ámbito mundial es sin duda el Grameen Bank fundado a fines de los años 1970 por Muhammad Yunus en Bangladesh. Por otro lado, el Banco Mundial promovió las microfinanzas en forma sistemática. La Organización de las Naciones Unidas se unió a esa política y proclamó el año 2005 como el «año internacional del microcrédito». En 2006, se atribuyó el Premio Nobel de la Paz a Muhammad Yunus y al Grameen Bank. Ese año, los jefes de Estado y de gobierno, y en primera fila Jacques Chirac, José Luís Rodríguez Zapatero, George W. Bush, Luiz Inácio Lula Da Silva, sin olvidar a Bill Clinton y Bill Gates, cantaron loas al microcrédito.

El reto es muy grande

Con un importante apoyo institucional de los gobiernos [8] y de varios organismos internacionales, las instituciones de microcrédito fueron progresivamente multiplicándose en los países en desarrollo. A escala mundial, cerca de 2.000 millones de adultos no tienen cuenta bancaria. Eso abre una perspectiva de desarrollo extraordinario para las empresas de microcrédito. En 2014, eran 1.045 con 112 millones de clientes, de los cuales el 81 % eran mujeres, y una cartera de crédito de 87.000 millones de dólares. Además, el 57 % de los y las demandantes de crédito vivían en zonas rurales. Estos datos que corresponden a 2014 se sacaron de un informe titulado Baromètre 2016 de la microfinance. [9] El documento fue editado en francés por un “consortium” que reunía a los tres principales bancos franceses (BNP Paribas, Crédit Agricole, Société Générale), la Fundación Grameen – Crédit Agricole, Renault, Véolia (primera transnacional mundial para los servicios de agua, energía y residuos), Master Card, Engie (GDF SUEZ), Danone (agroalimentaria), KPMG (una de las cuatro firmas de auditoría a nivel mundial), Vinci (infraestructuras de transporte y gestión: autopistas, aeropuertos, energía, BTP), el Ayuntamiento de París, el gobierno monárquico del principado de Mónaco, el ministerio francés de Relaciones Exteriores y de Desarrollo Internacional… La gran mayoría de los créditos concedidos se sitúan entre los 100 y los 1000 dólares.

La mayoría de los bancos privados internacionales crearon una rama de microcréditos encargada de detectar las ocasiones propicias para introducirse en el sector, mediante, en general, la asociación con agencias de microcrédito ya existentes.

Ciertamente, los montos prestados son pequeños pero, como ya hemos mencionado, 2.000 millones de adultos no tienen ninguna cuenta bancaria y son potenciales clientes del microcrédito. Hay que tener en cuenta dos factores muy importantes: en primer lugar, los tipos de interés reales practicados en el sector de las microfinanzas (al añadir al tipo oficial, las diversas comisiones exigidas por los prestamistas) oscilan entre el 25 y el 50 %; en segundo lugar, según las agencias de microcrédito, el porcentaje de cobro es superior al 90 %, ya que los pobres tienen la tendencia a hacer lo imposible con tal de devolver un préstamo.

Un reto estratégico para el capitalismo

El sistema capitalista funciona porque busca permanentemente cómo penetrar y dominar esferas, espacios que no domina por completo. A fines del siglo XX, consiguió una enorme victoria con la restauración de las relaciones capitalistas en sociedades como la de la URSS, la de los otros países europeos de ese bloque, así como en las de China y Vietnam. El capitalismo aborda la crisis ambiental como una ocasión para desarrollar el mercado de los permisos de contaminación y el capitalismo verde. [10] Desde los años 1960, con el desarrollo de la revolución verde, logró encadenar a centenares de millones de campesinos al engranaje de las relaciones capitalistas haciéndolos dependientes de las semillas, pesticidas, herbicidas, fertilizantes, etc. que patenta y produce. A partir de los años 1990, se desarrolló una nueva ola de desposesión mediante una política de acaparamiento de tierras a gran escala en el ámbito internacional. [11]

Desde los años 1980, con el desarrollo del microcrédito, el capitalismo tiene como objetivo introducir, progresivamente, a los 2.000 millones de adultos que todavía no tienen ninguna cuenta bancaria en el circuito financiero que domina. Estas 2.000 millones de personas, en su mayoría mujeres, ya están introducidas en las relaciones monetarias de manera más o menos profunda, pero una parte del trabajo realizado y una parte de lo producido todavía permanece en la esfera doméstica o comunitaria no monetaria (producción alimentaria de autosubsistencia y trabajo en el hogar). Es un reto estratégico para los capitalistas conseguir introducirlas, de manera sistemática, en el sistema capitalista mediante el endeudamiento formalizado a través de relaciones contractuales de préstamo. Se trata, por ejemplo, de acabar con el sistema tradicional de mutualización del ahorro entre mujeres, allí donde todavía existe. Acabar, por ejemplo, con las «tontinas» del África subsahariana, un sistema en el que las mujeres ponen en común sus ahorros y se prestan por turnos las sumas necesarias para algunos gastos extraordinarios o para proyectos y/o inversiones. Introducir mediante el endeudamiento la parte de la humanidad que, hasta ahora, no estaba todavía plenamente insertada en las relaciones formales (contractuales) capitalistas, constituye realmente un reto estratégico.

Y por ello, se está desarrollando en ese terreno la actividad de los gobiernos, de los organismos internacionales como el Banco Mundial y todos los bancos multilaterales que operan en los países del Sur (Banco Africano de Desarrollo, Banco Asiático de Desarrollo, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Europeo de Inversiones, etc.), de las grandes empresas financieras comerciales (las grandes cadenas de distribución), de las sociedades de comunicación (principalmente las de la telefonía móvil).

Al lado del microcrédito propiamente dicho, sobre el que trata este artículo, hay que contar también el desarrollo del crédito al consumo otorgado por las cadenas de distribución comercial en un gran número de países emergentes. Y subrayar también el desarrollo de la utilización de los teléfonos móviles para efectuar pagos y transferencias de dinero, especialmente por personas que no tienen cuentas bancarias. [12]Este crecimiento de pagos mediante el teléfono móvil merece un estudio específico.

La fábula del microcrédito

La cuestión principal para Muhammad Yunus es: «¿Cómo autorizar que la mitad más frágil de la población del mundo pueda unirse a la corriente principal de la economía mundial y adquirir la capacidad de participar en el libre mercado?».4 Yunus parte del postulado de que la economía mundial funciona bien por medio del libre mercado: el único problema de los pobres es que todavía no traspasaron el umbral. Acceder a un primer préstamo les abrirá el paso. ¿Los bancos consideran que los pobres no son solventes? ¿Y no les otorgan préstamos? Yunus comprobará qué pasa cuando se conceden préstamos a los pobres. Con sus equipos, presionará sobre este tema: «Cuando alguien trata de esquivar un ofrecimiento de préstamo con el pretexto de que no tiene experiencia en los negocios y no quiere aceptar ese dinero, nosotros buscamos convencerlo que la cuestión es encontrar una idea de actividad económica para realizar» Endeudaos en primer lugar y luego veremos que llegaréis a hacer… Para Yunus, «el social-business es la pieza que falta en el sistema capitalista. Su introducción puede permitir salvar el sistema». La cuestión es saber si hay que salvar un sistema mortífero.

Numerosos estudios empíricos dedicados al microcrédito y muchos autores muestran que estos créditos realmente no permiten a los clientes a salir estructuralmente de la pobreza. [13] El microcrédito hunde a una gran parte de sus usuarios en el endeudamiento, incluso en el sobreendeudamiento. No permite el desarrollo de empresas en el sector formal. Las microempresas que se endeudan con las agencias de microcréditos no logran salir del sector informal. El microcrédito tampoco permite a las colectividades locales fortalecerse y reemplazar unos servicios públicos degradados o en desaparición debido a la retirada del Estado, en el marco de las políticas neoliberales. De hecho, el microcrédito reproduce los mecanismos que generan la pobreza. Una vez endeudados, las personas, en su mayoría mujeres, son desposeídas con mayor facilidad, sometidas y obligadas a tratar de incorporarse en el mercado del trabajo asalariado, para encontrar una fuente de subsistencia. De tal manera, estas mujeres contribuyen a aumentar la masa de desempleados y a provocar una disminución de los salarios. En numerosas situaciones, las clientas de las instituciones de microcrédito que tienen dificultades para cumplir con sus pagos terminan por recurrir a los usureros tradicionales que ponen menos condiciones, pero exigen tipos de interés aún más elevados.

Cuatro ejemplos concretos ligados a los microcréditos: Bangladesh, Colombia, República de Sudáfrica, Marruecos

Bangladesh: un país emblemático del microcrédito

En Bangladesh, el país donde los microcréditos están más desarrollados, sobre una población de 160 millones de habitantes, en 2015, se habían concedidos microcréditos, de un monto promedio de 200 euros (17.000 takas, la moneda de Bangladesh), a 29 millones de personas. [14] Más del 80 % de estos prestatarios son mujeres. Abul Kalam Azad, miembro del CADTM, trabaja para Action Aid en Daca, capital de Bangladesh, y nos explica: «El microcrédito en su funcionamiento “clásico”, consiste en conceder pequeños préstamos a varios deudores reunidos en un solo grupo. Este, que se beneficia de un préstamo, está compuesto de entre 25 y 30 personas que deben comprometerse a cumplir con 16 principios (cuyo objetivo es garantizar que los prestatarios actuarán de manera colectiva e inclusive como un grupo de deudores). Los miembros de un grupo comienzan por constituir un fondo de ahorro común, antes de dirigirse a una agencia de microcrédito para, sobre esa base, pedir el préstamo. Más recientemente, las agencias de microcrédito comenzaron a otorgar créditos individuales. En este caso, el deudor tiene que constituir una garantía ante la agencia que debe ser un 30 % del monto contratado». [15]

El tipo de interés real varía entre el 35 y el 50 % (si se tienen en cuenta las comisiones oficiales descontadas previamente). En consecuencia, vistas las dificultades para hacer frente a tales intereses, una cliente de las microfinanzas (usamos el femenino ya que casi todas son mujeres) se endeuda, por término medio, con tres organismos de microcréditos. Tomemos un ejemplo ficticio pero totalmente plausible. Una mujer comienza por pedir un préstamo al Grameen Bank (actualmente el tercer banco de microcréditos en términos de volumen en Bangladesh). Si no llega a pagar a tiempo, toma otro préstamo en BRAC (que es el principal organismo de microcréditos) para poder reembolsar a Grameen. Luego, al no poder reembolsar ni a Grameen ni a BRAC, va a ASA (el segundo banco de microcréditos). Si continúa sin poder pagar sus deudas, esta mujer decide desaparecer con su familia. Si la familia vive en una aldea, la abandonan sin dejar ninguna dirección y se van a la ciudad para fundirse en la masa, llevando encima un sentimiento de culpabilidad. Daca, la capital, tiene ya 14.5 millones de habitantes y crecen otras ciudades.

La dificultad para hacer frente al reembolso de los microcréditos constituye un factor importante de estrés y de humillación para las personas endeudadas. Según Abul Kalam Azad: «Las dificultades ligadas al reembolso del microcrédito indujeron un enorme estrés en el seno de las familias que contrataron los préstamos.» Como una gran parte de las personas que demandan microcréditos no tienen ninguna propiedad inmobiliaria, la desposesión no se hace sobre la tierra o el domicilio, sino sobre la garantía del 30 % que la prestataria tuvo que depositar en la agencia que le otorgó el microcrédito.

Para comprender cómo los organismos de microcrédito logran tener una tasa de reembolso de más del 98 %, hay que tener en cuenta ese importante factor. Una persona que desea pedir un préstamo debe depositar en garantía del 30 % del monto acordado. Si no consigue pagar ese préstamo, el organismo de microcrédito se queda con esa garantía. Es así como las agencias de microcrédito llegan a ese nivel de reembolso del 98 %. Y eso esconde en realidad un fenómeno de desposesión, la de un número importante de personas que no logran hacer frente a sus obligaciones de pago, pierden la garantía que habían depositado y abandonan la aldea para escapar del oprobio.

Una aclaración suplementaria: en Bangladesh, los tres principales bancos de microcrédito controlan el 61 % del mercado. Cuando os desplacéis por Daca, la capital, veréis que la mayoría de los cajeros automáticos pertenecen a esos tres principales bancos.

Colombia: el microcrédito respaldado sistemáticamente por el Estado

Como ya se ha indicado, el gobierno colombiano y el de Estados Unidos, así como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, intervinieron activamente en el lanzamiento, respaldo y extensión de las microfinanzas. En este país, las microempresas, que representan la mayoría de los empleos, constituyeron el principal objetivo de los microcréditos. Cinco instituciones dominan el sector y controlaban el 72 % de los créditos en 2014. El principal banco de microcrédito Bancamia, esta ligado al segundo gran banco privado español, el BBVA. El Estado los apoya de manera estructural. En 1996, Corposol/Finansol, que controlaba el 40 % del mercado de los nuevos créditos a las microempresas, tuvo que ser rescatado con la ayuda de las finanzas públicas ya que había dado prioridad a la búsqueda a cualquier precio de la máxima expansión. [16] Los altos ejecutivos de los bancos de microcrédito provienen de los grandes bancos privados, especialmente de Estados Unidos como el City Bank. Todas las evaluaciones realizadas por el gobierno colombiano loan los resultados positivos de lo que llaman la industria del microcrédito. La razón es simple: esas evaluaciones solamente toman en cuenta el crecimiento del sector de las microfinanzas sin preocuparse de sus efectos sobre la actividad económica, sin indagar sobre la capacidad de las microempresas para salir del sector informal y pasar al sector formal de la economía. En realidad, las microfinanzas de Colombia mantuvieron las microempresas en la informalidad y las empujaron al sobreendeudamiento lo que aumentó el porcentaje de impagos. Desde el año 2000, el gobierno convenció a los grandes bancos privados de invertir en las microfinanzas. Entre 2002 y 2006, se invirtieron 130 millones de dólares por año, con una amplia garantía publica en caso de impagos o quiebra. [17] La cantidad de créditos que se beneficiaban de la garantía del Estado se quintuplicó entre 2001 y 2005. Visto esto, el gobierno decidió aumentar aún más el número de microcréditos concedidos y se fijó como objetivo alcanzar la concesión de 5 millones de microcréditos entre 2006 y 2010. El objetivo fue superado, se otorgaron 6,1 millones de créditos. Para el período 2010-2014, el mismo éxito: mientras que el gobierno quería alcanzar los 7,7 millones de microcréditos, el total alcanzado fue de 10,2 millones de microcréditos. Pero el programa, en plena expansión, no había logrado mejorar la calidad del empleo. En 2006, bajo la presión de los bancos de microcrédito, el gobierno autorizó un aumento del tipo de interés. [18] Las tipos autorizados podían situarse entre el 22,6 % y el 33,9 %.

A partir de 2010, los tipos admitidos de nuevo fueron aumentados, y podían oscilar entre el 30 y el 50 %. Además, el gobierno autorizó la introducción de tipos variables con una indexación trimestral. En Colombia, la expansión del microcrédito es exponencial. Se pasó de un volumen total de 136 millones de dólares en 2002 a 3.800 millones de dólares en 2016, o sea, un crecimiento anual del 28,1 %. Si se consideran los montos individuales otorgados en estos créditos, en 2015, el 72 % oscilaba entre 1 y 25 veces el salario mínimo legal, mientras que el 28 % restante oscilaba entre 25 y 120 veces ese salario. En 2015, el rendimiento sobre fondos propios (ROE) era extraordinario: [19] Bancamia llegó al 11,7%, el Banco Mundial de las Mujeres (¡sic!) (WWB) 9,1 5 y el banco Mundo Mujer, 21 %. Goldman Sachs, uno de los bancos más rentables a escala mundial, obtiene resultados netamente inferiores.

Mientras que la salud aparente de los bancos colombianos especializados en el microcrédito es excelente, no pasa lo mismo con las personas y las microempresas demandantes de esos créditos. El 32 % de sus clientes están sobreendeudados y han pedido una reestructuración de sus deudas, que pasa esencialmente por una extensión del período de reembolso. Con una coyuntura económica que se ha degradado durante 2016-2017 en Colombia, la cantidad de impagos aumentó fuertemente. [20]

República de Sudáfrica

Allí es frecuente que los patrones, bajo una orden judicial, deduzcan directamente del salario de sus trabajadores el dinero que deben pagar al banco.

El 16 de agosto de 2012, en la región de Marikana, Sudáfrica, la policía abrió fuego contra los mineros en huelga y mató a treinta cuatro trabajadores. Este episodio trágico es, a menudo, considerado como el suceso que marcó un cambio en la historia de la democracia en ese país, que había sido llamado «nación arco iris». Lo que revela, no es solo el apoyo casi incondicional que la ANC (que llevó adelante la lucha anti apartheid) y la nueva clase dirigente negra le otorgan a las fuerzas del capital, sino también la importancia del grado de endeudamiento de los mineros. Lo esencial de su deuda corresponde a los «micro prestamistas»; de hecho, el crecimiento del microcrédito en Sudáfrica es totalmente excepcional. Los sudafricanos que ganan entre 3.500 y 10.000 rands por mes (un salario obrero) dedican hasta el 40 % de sus ingresos a pagar créditos. Es frecuente que los patrones, bajo orden judicial, deduzcan directamente el monto a pagar del salario de los trabajadores. Si los mineros estaban en huelga en 2012 para obtener un aumento de salario, es porque esas deducciones los dejan con tan poco dinero que apenas pueden sobrevivir. Además, se habían endeudado a tipos de interés usurarios, con prestamistas salvajes que se multiplicaron cerca de las minas o en localidades como Marikana. [21]

Marruecos: cuando las víctimas se organizan

Desde mediados de los años noventa, el Estado marroquí promovió los microcréditos a través de financiaciones públicas nacionales e internacionales (Fondos Hassan II para el desarrollo, PNUD, USAID…). Actualmente, son trece instituciones coordinadas en el marco de la Federación Nacional de Asociaciones de Microcrédito, de las que cuatro representan el 95 % de los préstamos (entre ellas dos filiales de bancos) que estructuran el sector. Este sufrió una crisis, de 2008 a 2011, debido a impagos de los préstamos, que se concretó, entre otras, en la quiebra de la fundación Zakoura que conllevó la intervención del Estado para reorganizar y consolidar esas estructuras.

Desde los años 1990 hasta fines de 2015, cerca de 50.000 millones de dirhams se distribuyeron en préstamos. Los préstamos eran de 500 dirhams hasta 50.000 dirhams (entre 50 y 5000 euros) como máximo y a un tipo de interés efectivo medio del 35 %, aunque puede ser mayor.

Aprovechándose de las situaciones de urgencia a las que se ven confrontados las y los demandantes de préstamos, de su nivel de estudios y de su desconocimiento de los procedimientos, los organismos de microcréditos esconden el tipo de interés efectivo anual real, informando solamente del interés mensual.

Las dificultades de reembolso de préstamos excesivos y la aplicación de tipos de interés usurarios explican el nacimiento de un movimiento de víctimas de microcréditos en la región de Ouarzazate (sudeste de Marruecos) en 2011. [22] Ese movimiento reunió a cerca de 4.500 víctimas, en su gran mayoría mujeres. ATTAC CADTM Marruecos apoyó esa lucha y la consideró como una lucha justa contra la codicia de las instituciones bancarias e inversores que las controlan, al mostrar el carácter ilegítimo e ilegal de esos préstamos.

Como lo declara ATTAC CADTM Marruecos: «Por medio de su lucha, este movimiento reveló la falsedad del objetivo declarado de estas instituciones de microfinanzas, incluso en la ley que las rige, y los medios ilegales a los que estas instituciones recurren en el caso de las deudas impagadas. Los prestatarios fueron amenazados en diversas formas y despojados de sus bienes. Las mujeres, en particular, tuvieron que hacer frente a enormes presiones: algunas abandonaron a sus familias, otras emigraron, pero hay quienes se vieron forzadas a recurrir a la prostitución.» [23]

Los organizadores del movimiento fueron encausados por la justicia y condenados a severas penas en un primer momento. Sin embargo, ante la fuerte movilización de las víctimas y la solidaridad internacional que recibieron, el tribunal finalmente pronunció su absolución. [24]

Como lo señala ATTAC CADTM Marruecos: «La cuestión de los microcréditos supera a la cuestión de avaricia y codicia de las instituciones financieras internacionales y locales ya que plantea el problema más general del tipo de políticas implantadas para luchar contra la pobreza y de manera más general incluso el modelo de desarrollo que subyace en estas políticas. Por un lado, se suprimen los medios de subsistencia de una parte de la población, por el acaparamiento de tierras, la extensión del agrobusiness, el cierre de servicios públicos o su privatización, y, por otro, se le presta dinero a la gente de manera que sea solvente para acceder a servicios de pago: escuelas privadas, clínicas, etc., y al mismo tiempo pedirle que cree sus propias actividades generatrices de ingresos en un mundo en crisis y retirándole, de paso, una parte importante de los beneficios de la operación.» [25]

Otros mecanismos de deudas privadas

Otros mecanismos de endeudamiento privado tienen una función fundamental en los llamados países en desarrollo, ya sean emergentes o no.

En China, más de un centenar de millones de personas son víctimas de una enorme burbuja inmobiliaria en desarrollo desde hace diez años. Las viviendas alcanzan precios astronómicos. Decenas de millones de campesinos son víctimas de la especulación inmobiliaria que conlleva un encarecimiento de las tierras agrícolas próximas a las aglomeraciones urbanas. Los bancos chinos se lanzaron a conceder créditos hipotecarios en forma cada vez más masiva y los abusos se multiplican por parte de los banqueros. El porcentaje de impagos aumenta. Cuando el precio de los inmuebles se desplome, las familias amenazadas de desahucio se contarán por decenas de millones.

En la India, se contabilizaron, durante los últimos 20 años, más de 300.000 suicidios de campesinos endeudados y el número de víctimas no disminuye. 13

En resumen, en este comienzo del siglo XXI, tanto en el Norte como en el Sur del planeta, las personas oprimidas se ven confrontadas a un recrudecimiento de la utilización de las deudas privadas como mecanismo de sometimiento, de expoliación y de desposesión. Es por ello que el CADTM decidió integrar entre sus actividades la lucha por la abolición de las deudas privadas ilegítimas.

Eric Toussaint, 27 abril 2018

Fuente

Agradecimientos: El autor agradece por la lectura y por sus sugestiones a: Damien Millet y Claude Quémar. También agradece a Daniel Munevar por su ayuda en las investigaciones.

El autor es el único responsable por los eventuales errores contenidos en este texto.

Traducido por Alberto Nadal y Griselda Pinero

1° parte: Romper el círculo vicioso de las deudas privadas ilegítimas
2º parte: Romper las cadenas de las deudas privadas ilegítimas
3° parte: Salir del círculo vicioso de la deuda privada ilegítima al Sur del planeta

Notas
[1] 1 euro= 192,5 rupias de Sri Lanka, cotización del 12 de abril de 2018.
[2] La tasa de inflación anual alcanzó el 6 % en 2017 y fue del 2,2 en 2015 y del 4 % en 2016. Una tasa del 5 al 6% está prevista para 2018. Véase: https://www.statista.com/statistics/728516/inflation-rate-in-sri-lanka/ (consultado el 11 de abril de 2018)
[3] Este tipo de crédito está todavía bastante extendido en numerosos países. En Francia, es concedido por organismos públicos como el Crédit Municipal de Paris http://www.creditmunicipal.fr/pret-sur-gage/obtenir-un-pret-sur-gage/pret-sur-gage.html . La web www.creditmunicipal.fr editada por el Crédit Municipal de Paris, establecimiento público comunal de crédito y de ayuda social con un capital de 47.000.000 de euros.
[4] Sophie Cousins, «Recruiters order Sri Lankan women to take birth control before working in Gulf», The Guardian, 6 de abril de 2018. Véase: https://www.theguardian.com/global-development/2018/apr/06/recruiters-order-sri-lankan-women-to-take-birth-control-before-working-in-gulf
[5] Véase Eric Toussaint, Daniel Munevar, Pierre Gottiniaux, Antonio Sanabria,

Las cifras de la deuda 2015, p. 5 – 9, http://www.cadtm.org/Las-Cifras-de-la-Deuda-2015
[6]  Véase Éric Toussaint, Salir del círculo vicioso de la deuda privada ilegítima al Sur del planeta, La OCDE proporciona un vademécum a los gobernantes, http://www.cadtm.org/Salir-del-circulo-vicioso-de-la
[7]  Daniel Munevar, «Colombia: A critical look», 2017, 21 páginas, aparecerá en una publicación de la UNCTAD, Conferencia de las Naciones Unidas sobre el comercio y el desarrollo.
[8]  Una vez más, lo que se presenta como una iniciativa que surgió de la sociedad civil y de la iniciativa privada debe su éxito un apoyo vital por parte del Estado y de las organizaciones internacionales como el Banco Mundial que prolonga la acción de los Estados.
[9] Estos datos que se refieren a 2014 están sacados de Baromètre 2016 de la microfinance, http://www.convergences.org/wp-content/uploads/2016/07/Barom%C3%A8tre-2016-de-la-microfinance.pdf. http://www.convergences.org/wp-content/uploads/2016/07/Barom%C3%A8tre-2016-de-la-microfinance.pdf.
[10] Daniel Tanuro, El imposible capitalismo verde. Del vuelco climático a la alteranativa ecosocialista, Los libros de VientoSur-La oveja roja, Madrid, 2012. En francés: artículo de Michel Husson sobre el libro de Daniel Tanuro http://www.lcr-lagauche.be/cm/index.php?option=com_content&view=article&Itemid=53&id=1754. Véase también Daniel Tanuro, « L’impossible capitalisme vert ? » Pourquoi ?, http://www.lcr-lagauche.org/limpossible-capitalisme-vert-pourquoi/ en castellano http://old.sinpermiso.info/articulos/ficheros/tanuro.pdf
[11] Nicolas Sersiron, «Terres préemptées, néo-colonialisme renforcé», http://www.cadtm.org/Terres-preemptees-neo-colonialisme.
[12] Ver «Le Kenya, leader mondial du paiement mobile», http://www.lemonde.fr/economie/article/2014/04/20/le-kenya-leader-mondial-du-paiement-mobile_4404486_3234.html. Véase también «ONU, Transferts d’argent :le téléphone portable au secours des banques», en Afrique Renouveau En Ligne, http://www.un.org/africarenewal/fr/magazine/december-2011/transferts-d%E2%80%99argent-le-t%C3%A9l%C3%A9phone-portable-au-secours-des-banques ; UNCTAD, «Les services monétaires par téléphonie mobile», en castellano La alentadora promesa del «dinero móvil» en el África oriental puede verse favorecida por la reglamentación colectiva, según un informe de la UNCTAD http://unctad.org/es/paginas/InformationNoteDetails.aspx?OriginalVersionID=25 y en castellano http://unctad.org/fr/PublicationsLibrary/dtlstict2012d2_fr.pdf
[13] Esther Duflo, Microcrédit, miracle ou désastre? http://www.lemonde.fr/idees/article/2010/01/11/microcredit-miracle-ou-desastre-par-esther-duflo_1290110_3232.html.
[14] Fuente: Monower Mustafa, communicación en el seminario internacional celebrado por el CADTM en Daca los días 3 y 4 de marzo de 2017. Véase el informe : “La lutte contre la dette et le microcrédit s’organise en Asie du Sud”, http://www.cadtm.org/La-lutte-contre-la-dette-et-le.
[15] «Microcrédit au Bangladesh: hold-up de la Grameen Bank et consorts sur les villages ruraux», http://www.cadtm.org/Microcredit-au-Bangladesh-hold-up.
[16] Véase “Grandeur et décadence de Corposol: enseignements sur la gestion de la croissance”, https://www.microfinancegateway.org/sites/default/files/mfg-fr-etudes-de-cas-corposol-colombie-08-1998.pdf . En inglés: Corposol/Finansol: Preliminary Analysis of an Institutional Crisis in Microfinance, https://www.gdrc.org/icm/corp-finansol.html
[17] Trigo, J., Patricia, L., Devaney, L., & Rhyne, E. (2004). Supervising & Regulating Microfinance in the Context of Financial Sector Liberalization: Lessons from Bolivia, Colombia and Mexico, https://centerforfinancialinclusionblog.files.wordpress.com/2011/10/supervising-regulating-microfinance-in-the-context-of-financial-sector-liberalization-english.pdf
[18] Gutiérrez, M. L. (2009). Microfinanzas dentro del contexto del sistema financiero colombiano. https://www.microfinancegateway.org/sites/default/files/mfg-es-documento-microfinanzas-dentro-del-contexto-del-sistema-financiero-colombiano-8-2009.pdf.
[19] ROE, Return on Equity, mide en porcentaje la relación entre el beneficio neto y los recursos propios aportados por los accionistas. El ROE que da expresado por la siguiente ecuación: ROE=Beneficios netos/capitales propios
[20] El Nuevo Siglo Bogotá, «Cae desembolso de microcrédito», http://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/02-2017-cae-desembolso-de-microcredito-en-el-pais
[21]  Fuente: Samantha Ashman, Financiarisation et luttes des mineurs en Afrique du Sud (Financialisation and Mine Workers’ Struggles in South Africa), comunicación para la jornada de estudios: «Finance et mouvements sociaux», París, 13 de abril de 2017. http://www.cadtm.org/Journee-d-etudes-Finance-et
[22] Lucile Daumas, «Microcrédito, macroestafa», http://www.cadtm.org/Microcredito-macro-estafa
[23]  ATTAC CADTM Maroc, Le microcrédit au Maroc: quand les pauvres financent les riches, se publicará en 2017. Véase también Omar Aziki, «Maroc: les couches populaires sous le double joug du microcrédit et du despotisme», http://www.cadtm.org/Maroc-les-couches-populaires-sous
Véase: Fátima Martín: Mujeres africanas unidas contra los microcréditos, la estafa a las más pobres http://www.cadtm.org/Mujeres-africanas-unidas-contra
[24] Souad Guennoun, «Acquittement pour les deux inculpé.e.s du procès microcrédit à Ouarzazate», http://www.cadtm.org/Acquittement-pour-les-deux-inculpe
[25] ATTAC CADTM Maroc, Le microcrédit au Maroc : quand les pauvres financent les riches, será publicado en 2017.
Autor

Eric Toussaint es maître de conférence en la Universidad de Lieja, es el portavoz de CADTM Internacional y es miembro del Consejo Científico de ATTAC Francia.
Es autor de diversos libros, entre ellos: Bancocracia Icaria Editorial, Barcelona 2015,, Procès d’un homme exemplaire, Ediciones Al Dante, Marsella, 2013; Una mirada al retrovisor: el neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria, 2010; La Deuda o la Vida (escrito junto con Damien Millet) Icaria, Barcelona, 2011; La crisis global, El Viejo Topo, Barcelona, 2010; La bolsa o la vida: las finanzas contra los pueblos, Gakoa, 2002. Es coautor junto con Damien Millet del libro AAA, Audit, Annulation, Autre politique, Le Seuil, París, 2012.
Coordinó los trabajos de la Comisión de la Verdad Sobre la Deuda, creada por la presidente del Parlamento griego. Esta comisión funcionó, con el auspicio del Parlamento, entre abril y octubre de 2015. El nuevo presidente del Parlamento griego anunció su disolución el 12 de noviembre de 2015. A pesar de ello, la comisión prosiguió sus trabajos y se constituyó legalmente como una asociación sin afán de lucro.

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