El ZOG rojo (en defensa de los bolcheviques y del comunismo soviético) – por Israel Shamir

Israel_Shamir

El presente texto es una discusión de algunos temas presentados en un reciente artículo escrito por Ron Unz[1], sobre el papel de los judíos en la revolución soviética:

“En los últimos años de la guerra fría, el número de muertes de civiles inocentes como consecuencia de la revolución bolchevique y de las dos primeras décadas del régimen soviético se calculaba en varias decenas de millones… He escuchado que estos números se han reducido de forma substancial a quizás unos 20 millones. Qué importa: aunque los resueltos apologistas soviéticos disputen tales cifras tan exorbitantes, siempre han formado parte del discurso histórico estándar que se enseña en Occidente.

Mientras tanto, todos los historiadores saben perfectamente que la inmensa mayoría de los dirigentes bolcheviques eran judíos… hace unos años, Vladimir Putin declaró que los judíos constituyeron quizás entre un 80 y un 85% del gobierno soviético en sus primeros años[2], una estimación que encaja perfectamente con la de Winston Churchill[3], en su época, o con la del corresponsal del Times de Londres Robert Wilton[4], o con la de los oficiales de (…) Estos dos datos elementales han sido aceptados ampliamente en los Estados Unidos a lo largo de toda mi existencia”.

El Gulag

“Pude tener un acceso completo a todos los archivos y descubrí todo lo existente sobre las víctimas de Stalin, y preparé un informe completo. Sin embargo, decidí guardar todo eso para una futura ocasión. Si lo publicaba (muy probablemente perdería mi trabajo y no me otorgarían más becas), mis amigos se alejarían de mí, me quedaría solo y de todas formas nadie me creería”.

Esta franca confesión data del año 2012, y proviene de la más alta autoridad en el tema de las represiones durante la era comunista, el Dr. ArsenyRogisnky, fundador y presidente de la Asociación Memorial[5], una ONG rusa anticomunista (El Dr. Rogisnky murió en 2017 y sus simpatizantes estadounidenses estuvieron de luto por su muerte[6]). La asociación Memorial es un auténtico agente extranjero[7], ya que recibe la generosa ayuda del Departamento de Estado y de la Fundación George Soros, y su presidente, el Dr. Rogisnky, siempre fue un enemigo de los soviéticos, una persona incapaz de equivocarse en favor de los rojos.

¿De qué trataba entonces esta terrible verdad que el Dr. Rogisnky decidió ocultar?

“De acuerdo a mis cálculos, – escribió[8] – en toda la época soviética desde 1918 hasta 1987, según los documentos que han sobrevivido hasta hoy, un total de 7,100,000 personas fueron arrestadas por las agencias estatales de seguridad (el equivalente ruso del FBI) en todo el país. Y esta cifra incluye a los arrestados por vandalismo, contrabando, falsificación. Y muchos más delitos criminales”.

Antes de que diga, amigo lector, que siete millones es una cifra bastante elevada, considere que sólo el año pasado (2017), en tiempos de paz en los EUA, más de diez millones de personas fueron arrestadas, y no sólo por el FBI, cuyas estadísticas no pude encontrar. Las cifras rusas abarcan setenta años de rebeliones, guerras civiles, sin olvidar la segunda guerra mundial, la guerra fría, sobre un vasto territorio que incluye Ucrania, Asia Central, el Cáucaso, los Estados bálticos y Rusia como tal.

Entre los arrestados por los servicios de seguridad estatales hubo decenas de miles de combatientes de Stepán Bandera[9], nacionalistas ucranianos de la extrema derecha, quienes habían luchado de lado de la Alemania nazi en la segunda guerra mundial y que continuaron su lucha hasta bien entrada la década de los 50. Más de 100,000 fueron arrestados y más de 150,000 murieron en combate, como se detalla aquí, en ruso[10]. Los servicios de seguridad lucharon contra y arrestaron un gran número de insurgentes islamistas en Asia Central y en las montañas del Cáucaso, los predecesores de Al-Qaeda y del Estado Islámico. Los servicios secretos estadounidenses abastecieron y armaron a los rebeldes bálticos y ucranianos, mientras que los británicos abastecían a los islamistas.

A pesar de estas dificultades enormes, el FBI ruso había arrestado sólo a siete millones de personas en setenta años; la mayoría eran simples criminales o rebeldes, dijo el Dr. Rogisnky y siguió declarando:

“He aquí la cifra final de 7 millones para todo el periodo soviético. ¿Qué debía yo hacer con esta investigación? La opinión pública afirma que hubo 12 millones de arrestados tan sólo en el periodo de 1937-1939. Pertenezco a esta sociedad, vivo entre esta gente, soy parte de ellos. Yo sabía con toda seguridad, en primer lugar, que no me creerían. Y, en segundo lugar, significaría que todo lo que nos habían dicho sobre las cifras hasta ahora era falso. Así que puse mis cálculos a un lado. Por largo tiempo. Y todavía no ha llegado el momento de develar todo esto”.

El público ruso, como el occidental, estaba acostumbrado a cifras muy diferentes. 40 millones fueron asesinados por Stalin, dijo Roy Medvedev, un destacado disidente; 80 millones, según Antónov-Ovséyenko; 100 millones, de acuerdo al cardenal gris de la perestroika, A. Yakovlev, un socio cercano a Gorbachov, y cuya opinión fue especialmente importante, puesto que fue presentada como “la verdad, nada más que la verdad”, en los años críticos de 1987-1991. Este número incluía “los niños no nacidos, pero que pudieron haber nacido”, agregó en voz baja, inspirándose probablemente en los cálculos de los pro-vida sobre los millones de bebés asesinados en las clínicas abortistas. De todas formas, sus cálculos fueron superados por el líder asesinado de la oposición Boris Nemtsov, quien contó (en 2003) 150 millones de víctimas de Stalin, ¡demasiadas para un país de 200 millones!

Después de esto, la cifra de los 7 millones suena bastante ordinaria. Los números reales son todavía menores. Existen dos documentos, los mejores y más fidedignos, en torno al número de prisioneros y de asesinados durante los días de Stalin: (1) el reporte[11] del Fiscal General (y sus colaboradores) a Nikita Kruschev en 1954, que hablaba de 2.5 millones de personas encarceladas durante todo el periodo soviético y 600,000 sentenciadas a muerte; y (2) la minuciosa investigación del Dr. Víctor Zemskov[12], de reconocida exhaustividad. El Dr. Zemskovhabía estudiado las actividades de los diferentes órganos estatales de seguridad desde 1921 hasta 1954, y descubrió que en ese periodo, 650,000 personas habían sido sentenciadas a muerte (de hecho, no todas fueron finalmente ejecutadas) y 2.3 millones con penas de prisión. En 33 años difíciles del gobierno de Stalin. Eso es todo, amigos.

Zemskov proporcionó también cifras anuales. Durante el terrible año de 1937, hubo 1.2 millones de prisioneros en los gulags. Comparémoslo con los EUA: en 2013, 2.2 millones de adultos encarcelados en prisiones estatales y federales estadounidenses, además de las prisiones municipales. Esto equivale a aproximadamente el 1% de la población adulta residente en los EUA, el 0.8% para la Unión Soviética. Además, 4.75 millones de personas en los EUA se encontraban en libertad condicional o bajo palabra, según Wikipedia. Hubo menos prisioneros en el gulag que en el sistema penitenciario estadounidense. Para una comparación más minuciosa, remitirse a este link[13].

¡Ya está bien de alegatos sobre terribles masacres de la historia rusa y del régimen bolchevique! Durante la era soviética, la población de Rusia había aumentado a un ritmo regular del 0.60% anual, el doble que en el Reino Unido y Francia, y mucho más que en la Rusia post-soviética. El imperio ruso entraba a la primera guerra mundial con 160 millones de habitantes; la URSS contaba con 210 millones en 1959; cifras imposibles si damos crédito a los números multimillonarios de la represión estalinista.

Si esto es así, entonces ¿por qué “el discurso histórico estándar tal como se enseña en Occidente” usa esas cifras tan exorbitantes?La principal razón es el miedo al comunismo, un miedo muy razonable y justificable (para los ricos) de perder millones y miles de millones. Es totalmente lógico que gasten algo de su capital tratando de convencerle de que el comunismo es malo para usted, cuando en realidad sólo es detestable para ellos. Mintieron tanto y de forma tan eficaz que convencieron a todo el mundo. Hasta un norteamericano o un inglés pobre le tiene miedo al comunismo, pues piensa que los comunistas le quitarán todo lo que tiene, incluyendo su esposa y sus hijos, y lo mandarán directamente el gulag.

Hace unos días, el presidente Donald Trump dijo[14] en la ONU:“Prácticamente, donde sea, se ha intentado implantar el socialismo o el comunismo. Sólo ha producido sufrimiento, corrupción y decadencia. La sed de poder del socialismo sólo conduce a la expansión, la intervención y la opresión. Todas las naciones del mundo deberían resistir al socialismo y a la miseria que produce para todos”. Las naciones del mundo se rieron en sus narices. ¡El desagrado de Trump hacia el socialismo es una buena recomendación para el mismo! En el mismo discurso, alabó a dos países ejemplares: Israel y Arabia Saudita. Estos países son buenos para él pero malos para nosotros. “El socialismo o el comunismo” son terribles para multimillonarios como Trump. Y maravillosos para la gente común y corriente.

El problema radica en que Trump y otros ricachones no le permitirán a uno adoptar el socialismo. Es por eso que, después de su diatriba, Trump continuó diciendo: “Hoy, anunciamos sanciones adicionales contra el régimen represivo (de Venezuela), dirigidas al círculo más cercano de Maduro y a sus asesores”. Así que si usted quiere tener un sistema socialista en su país, le lloverán las sanciones por parte de los EUA, así como las intervenciones, el bloqueo comercial y la guerra. Harán todo lo posible por arrastrarle hacia la miseria, hasta que se arrepienta del momento en que eligió el socialismo.

El pueblo de Corea y Vietnam eligieron el socialismo, así que ambos países fueron invadidos por los EUA, destruyéndolos y matando a millones, de manera que aun después de haber ganado, terminaron heredando una tierra devastada y una economía en ruinas. Rusia fue el primer país en implantar el socialismo; lo logró, de milagro, y se sacrificó para que otras naciones pudieran implementarlo también. Hasta los Estados no-socialistas como los EUA se vieron obligados a otorgar prestaciones a sus trabajadores, los beneficios que los trabajadores de países socialistas ya habían adquirido.

Los trabajadores estadounidenses tenían vidas miserables antes de que Rusia emprendiera el camino hacia el socialismo en 1917; su situación mejoró cuando el paísse volvió socialista; pero regresaron a la miseria en 1991, cuando se desmanteló el socialismo en Rusia. Todas las conquistas del socialismo ruso, como la jornada laboral de 8 horas, las pensiones, la asistencia médica, la protección del precio del alquiler, las vacaciones pagadas, los días feriados, la seguridad laboral, fueron adoptadas en Europa, pero ahora se encuentran en proceso de desmantelamiento, porque fueron los ricos quienes terminaron ganando.

Desde luego que mienten respecto al socialismo porque no quieren que accedamos a él, o siquiera soñaemos con él. Es algo que hay que recordar y memorizar cada vez que escuchemos otra espantosa historia sobre los bolcheviques.

Los judíos y los bolcheviques

La historia de la revolución bolchevique llevada a cabo por judíos (mi estimado amigo Ron Unz tocó con detalle este tema en dos de sus artículos más recientes aquí[15] y aquí[16]) es otra aterradora historia sacada de este arsenal del miedo. Ron Unz, un investigador sincero y diligente, desenterró esta vieja y trillada historia al excavar en búsqueda de verdades olvidadas. Sorpresa: no sólo se está ocultando y olvidando la verdad; también el paso del tiempo está enterrando a las fakenews. Esta mentira en particular se había inventado en los años 20; se volvió popular en la década de los 30; y había sido olvidada a tal punto que hoy en díase asume que los comunistas son antisemitas[17], según los parámetros del discurso moderno. Aquí[18] podrá usted consultar un texto escrito por un judío molesto con otro judío por aminorar el antisemitismo de los bolcheviques. En 1994,el autor judío ArkadyVaksberg escribió un libro titulado Stalin contra los judíos. Su tesis fundamental es que Stalin era un fanático antisemita. El libro de Louis RapoportLa guerra de Stalin contra los judíos refleja el mismo tema. Pero esta fantasía judía de los rojos contra los judíos tiene un aliado simétrico en la fantasía de los judíos que controlan a los rojos. Ambas son falsas.

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¿Se unieron los judíos al partido bolchevique? Muchos sí que lo hicieron, aunque fueron más los judíos que apoyaron al gobierno provisional de Alexander Kerensky, el enemigo de los bolcheviques. El primer ministro Kerensky había batido el record en apoyo a las causas judías; fue su gobierno el que les concedió la igualdad plena. El gobierno provisional había designado a representantes judíos en posiciones muy importantes, desde gobernadores hasta alcaldes de las dos capitales rusas y a la cabeza de las oficinas de la administración pública.

El principal atractivo de los bolcheviques para las masas rusas era la promesa de ponerle fin a la guerra, mientras que la nacionalización de las fábricas y la reforma agraria tenían muy poco atractivo o importancia para los judíos. La victoria de los bolcheviques se veía dudosa en el mejor de los casos, o era casi improbable, así que los judíos en busca de una carrera no se precipitaron hacia los eslóganes de los rojos.

Y aun así, muchos sí lo hicieron, puesto que los judíos son gente activa, y muchos apoyaron la revolución por la mejor de las razones. El comunismo es un cristianismo sin Dios; un cristianismo secular, en lenguaje erudito. Los mejores judíos se sienten inmensamente atraídos por el cristianismo, atraídos y asustados a la vez, porque están condicionados a rechazar a Cristo. El comunismo era como un escape para ellos, una forma de unirse al pueblo evitando el temible (según ellos) nombre de Cristo. El capitalismo neoliberal es un judaísmo sin Dios, un judaísmo secular, así que la peor clase de judíos se siente atraída por el neoliberalismo. Carlos Marx dijo que el capitalismo [neoliberal] era la religión de un judío en día laborable, mientras que el judaísmo era la religión del shabat, su día de descanso. El capitalismo judaíza a los cristianos, mientras que el comunismo cristianiza a los judíos.

A largo plazo, el comunismo no funcionó muy bien, puesto que no se puede dejar de lado a Dios para siempre; Él sabe cómo hacer valer su posición. Pero esto no estaba claro en aquel entonces, así que muchos judíos rusos se unieron a la revolución por una muy buena razón.

Otros tenían razones muy poco nobles. Buscaban la aventura, el poder o simplemente un cambio. Resulta más útil reflexionar sobre porqué la revolución los acogió. Los judíos no tenían sentimiento alguno en relación al antiguo régimen, y mostraban muy poca compasión hacia los rusos comunes y corrientes. Junto a los letones, constituyeron el pilar de la seguridad del Estado: eran cultos, honestos y poco compasivos. Para que una revolución triunfe (o cualquier otra gran empresa), se necesita gente despiadada, inteligente y devota. Los judíos eran también muy buenos organizadores. Sin embargo, nunca fueron la fuerza rectora de la revolución. ¿Es cierto entonces (como lo afirmó Putin y tal como lo citó Ron Unz) que los judíos constituyeron quizás un 80-85% del gobierno soviético en sus primeros años? No, no es cierto.

Aquí podemos ver una fotografía del primer gobierno soviético. Hay 15 ministros, su origen étnico se indica claramente. Sólo hay un judío: León Trotsky.

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En 1918, se formó un gobierno de coalición entre los bolcheviques y la izquierda socialista revolucionaria. Presentamos aquí la lista completa, en ruso[19]. Hay sólo dos judíos, ambos pertenecientes al Partido Social revolucionario de Izquierda.

Si usted quiere hacerse experto, puede aprenderse los nombres de todos los ministros soviéticos desde octubre de 1917 hasta finales de los años 20, cada nombre está seguido de la fecha de servicio administrativo prestado y del origen étnico. Hay un total de 62 nombres, los bolcheviques más poderosos[20], y entre ellos había 7 judíos.

¿Entonces por qué Putin dijo lo que dijo? Pues para quitarse de encima a los judíos que le pidieron que una biblioteca judía con sede en Moscú fuera transferida a Brooklyn, New York. Putin quiso decir que los judíos durante el primer gobierno soviético tuvieron sus razones para nacionalizar la biblioteca, y que no pretende revertir su decisión y obsequiarla a los judíos estadounidenses. Una respuesta inteligente, errónea en los hechos, pero muy convincente y halagadora para los judíos, digna de Putin el abogado (por sus antecedentes).

Hasta aquí lo relativo a los “reportes sobre el liderazgo abrumadoramente judío de los bolcheviques rusos”, según los términos de Ron Unz[21]. Tal vez estos reportes no provenían de “la intolerancia y la paranoia”, pero sin lugar a dudas fueron descaradamente exagerados con la finalidad de socavar la legitimidad de los bolcheviques. Hay gente que ve a los judíos con sospecha; los manipuladores políticos son conscientes de ello y alegarán que la persona con la que pelean es judía. Una breve búsqueda en internet bastará para “probar” que Stalin y Hitler, Yeltsin y Putin, Clinton y Trump son judíos. Y esto es también aplicable a las fuerzas políticas. Decir que un partido se encuentra bajo control judío es una forma segura de limitar su atractivo hasta cierto punto.

Los anticomunistas inventaron el acrónimo ZOG (“Zionist Occupation Government”, el Gobierno de Ocupación Sionista)mucho antes de que este término se aplicara (de manera más justificada) a los EUA. Fueron los mencheviques, los opositores de los bolcheviques, quienes tenían en sus filas a un mayor número de judíos; el mal educado de Stalin en una ocasión sugirió, bromeando, recurrir a un pogromo para sacar a los mencheviques del partido. En los meses más decisivos de 1917, entre abril y noviembre, hubo muy pocos judíos a la cabeza del partido, y ninguno tenía acceso a los asuntos financieros del mismo.

“El gran apoyo financiero que recibieron los bolcheviques de parte de la banca judía internacional” es también un mito. Ron Unz descubrió la vieja falacia sobre Jacob Schiff, el banquero judío, como proveedor de fondos para la causa bolchevique.

Unz había leído y citado el libro de Kenneth D. Ackerman, publicado en 2016 y titulado Trotsky en Nueva York, 1917. En efecto, Ackerman menciona que un informe filtrado de los servicios de inteligencia militar estadounidenses de aquella época y que llevaba por nombre Judaísmo y Bolchevismo “hacía de forma directa esta asombrosa aseveración”, pero también desmantela esta afirmación.

El informe aludido fue escrito por Boris Brasol, el ex oficial ruso que había participado en el juicio a Mendel Beilis en 1913, un judío acusado de haber sacrificado en un ritual a un niño de 13 años en Kiev. En los EUA, Boris se convirtió en un ardiente promotor del libro Los Protocolos de los Sabios de Sión, un observador no muy imparcial que digamos. Vayamos al grano: su informe no se basaba en una investigación de inteligencia de ningún tipo. Este emigrado ruso no tenía acceso ni a los bolcheviques ni al banquero Schiff, y cuando afirmaba que este último pagó diez mil dólares (y no veinte millones, como mucho sostienen) a Trotsky nunca mostró ni la más mínima prueba.

Ackerman continúa diciendo en su libro: “Cuando Lenin y Trotsky tomaron el poderen noviembre de 1917, Schiff los rechazó inmediatamente, les cortó el acceso a todo préstamo futuro, comenzó a financiar grupos antibolcheviques y hasta pidió a los bolcheviques que le regresaran el dinero que había prestado a Kerensky”.

Mientras que Schiff no financió a Trotsky, el futuro Comisario del Pueblo para la Guerra (el equivalente a un Ministro de Defensa) recibió un importante respaldo occidental. No por parte de los judíos, sino de los británicos que usaron a Trotsky para sabotear los planes bolcheviques de lograr una paz separada con Alemania. Se creía que Lenin y su gente habían recibido la autorización del alto mando alemán para regresar a Rusia en abril de 1917, porque constituían una facción pro-alemana de los social demócratas rusos. Por otro lado, Trotsky y los suyos tuvieron la autorización de canadienses, británicos y estadounidenses para seguir su camino hacia Rusia, porque eran parte de una facción pro-angloestadounidense. De hecho, Lenin pidió un alto al fuego inmediato y un tratado de paz separada con Alemania, mientras que Trotsky proponía la fórmula “ni guerra ni paz” e intentó, con algo de éxito, estropear las negociaciones con Alemania.

La historia del financiamiento alemán ya circulaba con todo su peso, y fue discutida y argumentada tanto a favor como en contra por largo tiempo. La versión del apoyo financiero judío a los bolcheviques había sido marginal en los años que siguieron a la revolución rusa, en la época en que los contemporáneos tenían información de primera mano sobre los acontecimientos. Ahora, una vez desaparecida aquella generación, ha llegado el momento de que viejas historias falsas salgan a la luz.

Ron Unz no está solo en este terreno. En 2017, los medios rusos anticomunistas también jugaron con la carta del apoyo financiero judío a los rojos como la fuerza decisiva detrás de la revolución. No encontraron evidencia alguna sobre Schiff, y prefirieron personificar esta corrupta influencia judía en la figura de Alexander Parvus[22], también conocido como Israel Gelfand. Parvus es el principal protagonista del libro de Alexander SolzhenitsynLenin en Zurich, donde aparece como un Mefistófeles de Fausto-Lenin.

Parvus, un aventurero y revolucionario, en busca de una ganancia personal, intentó, de hecho, ponerse en contacto con Lenin a quien consideraba, con acierto, el estratega más sólido del movimiento revolucionario. Lenin no estaba dispuesto a colaborar con él y se negó a reunirse con Parvus cuando éste visitaba la Rusia revolucionaria.

‘El dinero judío dirige el mundo’ es una idea muy popular entre los judíos. Theodor Herzl, y antes que él, Benjamín Disraeli escribió sobre “el terrible poder del dinero judío”. Hoy en día, judíos adinerados como George Soros y SheldonAdelsonestán orgullosos de su influencia en la política de los EUA. Por supuesto ejercen cierta influencia, pero dudo que alguien considere esta influencia como absolutamente decisiva. Los planes de ambos fallaron: Soros fue expulsado de cada Estado de Europa del Este (incluyendo Rusia), Adelson prefirió a Marco Rubio, pero Trump terminó ganando. En resumidas cuentas, el dinero judío puede influir en los acontecimientos, puede mejorar la suerte de los políticos, de los escribas, de los dueños de los medios de comunicación, pero no puede definir nuestro futuro. De otro modo, ya estaríamos viviendo en una especie de Franja de Gaza de dimensiones mundiales. Los judíos son poderosos, pero no son omnipotentes.

La revolución rusa la hizo el pueblo ruso, incluyendo los judíos rusos, los letones rusos, los polacos rusos, los ucranianos rusos, los georgianos rusos y otros grupos étnicos. Fue un inmenso acontecimiento que todavía asusta a los ricachones, quienes aún tratan de explicar y de convencer, e incluso a sí mismos, de que Lenin no regresará.

Ron Unz está llevando a cabo un importante y benéfico trabajo para el público norteamericano, porque revela el fraude que yace en el centro del discurso dominante. Algunas mentiras se encuentran tan profundamente arraigadas como para destaparlas todas de un jalón. Los engaños en torno al socialismo son mucho más profundos que las historias sobre el Holocausto o el asesinato de John F. Kennedy. Lo cual no me impide esperar que este hombre sincero siga cavando hasta que la verdad salga a la luz.

Israel Shamir, 2 de octubre de 2018

Traducción al español : Daniel Osuna

Original en inglés: https://www.unz.com/ishamir/red-zog/

Fuente al español: Red Internacional

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NOTAS

[1] Artículo de Ron Unz titulado “American Pravda: HolocaustDenial”. Disponible en inglés: http://www.unz.com/runz/american-pravda-holocaust-denial/

[2] Disponible en inglés: http://www.timesofisrael.com/putin-first-soviet-government-was-mostly-jewish/

[3] Artículo escrito en inglés por Winston Churchill: http://www.fpp.co.uk/bookchapters/WSC/WSCwrote1920.html

[4] Apéndice D sobre el rol de los judíos en los primeros años del régimen soviético, escrito por Robert Wilton en su libro “Los últimos días de los Romanov”, disponible en inglés: https://archive.org/stream/WiltonRobertTheLastDaysOfTheRomanovs/Wilton%20Robert%20-%20The%20last%20days%20of%20the%20Romanovs#page/n100/mode/1up

[5]https://es.wikipedia.org/wiki/Memorial_(asociaci%C3%B3n)

[6] Disponible en inglés: https://nsarchive.gwu.edu/news/russia-programs/2017-12-20/memoriam-arseny-borisovich-roginsky-1946-2017

[7]https://es.rbth.com/noticias/2016/10/04/ong-rusa-de-derechos-humanos-memorial-declarada-agente-extranjero_635769

[8] Disponible en ruso: http://old.memo.ru/d/124360.html

[9]Stepán Bandera, líder de la Organización de Nacionalistas Ucranianos: https://es.wikipedia.org/wiki/Step%C3%A1n_Bandera

[10]https://topwar.ru/17965-nkvd-protiv-upa-voyna-posle-pobedy.html

[11] Disponible en ruso: http://school.rusarchives.ru/bolshoj-terror/dokladnaya-zapiska-generalnogo-prokurora-sssr-ra-rudenko-ministra-vnutrennikh-del-sssr-sn-kruglo

[12] Disponible en inglés: https://en.wikipedia.org/wiki/Viktor_Zemskov

[13] Disponible en inglés: http://www.northstarcompass.org/nsc0901/gulag.htm

[14]Transcripción del discurso original en inglés: https://www.theatlantic.com/international/archive/2018/09/trump-unga-transcript-2018/571264/

[15] Artículo “American Pravda: HolocaustDenial”, en inglés: http://www.unz.com/runz/american-pravda-holocaust-denial/

[16]Artículo “American Pravda: The Bolschevik Revolution and its Aftermath”, eninglés: http://www.unz.com/runz/american-pravda-the-bolshevik-revolution-and-its-aftermath/

[17]https://www.washingtontimes.com/news/2003/aug/16/20030816-105043-6895r/

[18] Disponible en inglés: https://www.algemeiner.com/2018/04/11/the-new-york-times-doubles-down-on-its-defense-of-stalin/

[19]http://www.unz.com/ishamir/red-zog/#appendix-a

[20] Disponible en ruso: http://www.unz.com/ishamir/red-zog/#appendix-b

[21] Disponible en inglés: http://www.unz.com/runz/american-pravda-holocaust-denial/

[22]https://es.wikipedia.org/wiki/Alexander_Parvus

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